Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Besos de vainilla por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 48]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Hola

Otra semana más, y como ya habia mencionado antes que esta historia estaba por terminar, ahora si llegan los últimos capítulos y hoy toca despedir a esta parejita. Espero les guste y nos leemos la próxima semana.

Muy a pesar de que Harvey quiera  solucionar las cosas con la ex loca que tiene, la verdad es pura palabrería. ¿Cuánto ha pasado? Casi dos meses desde que lo dijo, y aunque ella nos sigue todavía a donde vayamos, Harvey no tiene el valor para acercarse a la chica.


— vamos, cenicienta, no es un ogro.


— ya quisiera que tu le hablaras.


— Lo intento, pero ella no quiere hablar conmigo, y no soy estúpido— él me ve,  el ceño levemente fruncido— la vida es tan injusta que si yo me acerco a ella, posiblemente termine en la estación de policía.


— no serias capaz de golpear a una chica— en su cara veo la pregunta, le sonrió unos momentos, dejándole con la duda.


— En cualquier caso, ella puede gritar y decir que le estaba haciendo algo, y entonces, nadie se detendría a preguntar si es cierto o no. Creo que conoces ese sentimiento de injusticia— él asiente. Estamos caminando por la calle, los dos sabemos que ella  nos sigue todavía, aunque en las últimas semanas su presencia se ha convertido en algo más que nada.


— ¿crees que lo haría?


— no voy a arriesgarme.


— No pienso ir a sacarte de la prisión, nunca— se está burlando de mí. Eso me gusta, Harvey ya no se amedrenta tanto conmigo, y en ocasiones como esta, incluso se atreve a burlarse de mí, usando el mismo tono sarcástico que yo uso— ¿y cómo vas con lo de cafetería?


— bien, abrirá en unos días, aunque no me he puesto de acuerdo con Eder para la hora. Todavía no sé si voy a quedarme o no.


— pero si le dijiste a tu amigo que ibas a ayudarlo.


— sí, eso dije, pero no dije cuantos días— Harvey me da un codazo— ya ¿Cuándo vas a hablar con ella? no es que me queje, me gusta  ver su cara molesta cada que nos besamos, pero odio que no me pongas atención.


— Que egocéntrico. No se… me da… algo pensar que no funcionara— eso sí, debo darle el crédito a la chica por aguantar tanto, yo jamás tendría la paciencia para hacer lo que hace, además de que ha durado bastante a pesar de que Harvey no ha hablado con ella— el otro día quiso hablar conmigo.


— no me lo dijiste


— lo olvide, me llamaste para que te ayudara con ese evento, y apenas podía caminar si resbalar— ah, sí, llovió por la tarde y el evento era al aire libre, el piso estaba mojado— como sea, cuando vi que se acercó, no supe que hacer.


— claro.


— me quiso decir algo de ti. ¿Has hecho algo que amerite que ella me diga?— me detengo. Él me mira, sin soltarme la mano— sabes, estuve pensando, que después de todo, que ella te espié no es tan malo.   Así sé que eres serio con esto.


—en serio estas pidiendo a gritos que te castigue.


— pero ya, en serio, no sé cómo volver a hablarle ¿Y si empeoro las cosas? a lo mejor su familia ni está aquí, y…


— si no lo haces tú, lo hare yo, y no será agradable— él suspira. Me da lo mismo como lo haga. Claro que tampoco le he dicho que cuando ella se vaya, él tendrá que soportarme más de la cuenta.


— lo hare mañana. Pero… ¿Podrías estar cerca? solo por si se complican las cosas.


— ¿Y hacer una escena de novio celoso? Claro, ¿Por qué no?— Harvey me entrecierra los ojos, y yo, como si nada pasara, me inclino y le beso.


 


Al otro día, me quedo a unas calles del edificio de Harvey. Es bastante aburrido, pero supongo que por una vez, una maldita sola vez, podemos hacer las cosas a su manera y no a la  mía. Tengo el tiempo contado, porque tengo que ir a la dichosa cafetería de Eder y su amigo para la comida. Espero que la chica este tan distraída que no note que ahora yo soy el que los va a seguir.


Perdernos es algo sencillo cuando tienes algo de práctica y conoces el lugar, yo casi siempre logro deshacerme de la chica, cosa que Harvey a duras penas ha podido. Ahora, mientras me acerco, intento hacer lo mismo,  ocultarme. Ella mira fijamente a la entrada, y de vez en cuando voltea al lugar por donde yo debería estar. Esto es aburrido, y es como andar por el maldito camino largo. Después de un rato, por fin le veo salir. Esto se pondrá mucho más aburrido. No veo cuando él llega con ella, cuando vuelvo a mirar, están frente a frente, ella parece bastante sorprendida. Ah, como me gustaría llegar justo ahora, besarlo y decirle a ella que se pierda, porque ya no tiene nada que hacer con Harvey.


Maldición, están caminando.


Harvey parece demasiado tenso y nervioso para ser una plática casual, y debería tener el tacto suficiente para poder obtener al menos la dirección de los padres de ella.  Se supone que Harvey tiene que convencerla  para que le crea, cosa que no creo difícil, ella creerá todo lo que Harvey le diga siempre y cuando le convenga. Me parece gracioso el hecho de que Harvey se mantenga alejado de ella, ni siquiera la toca por error.  Les sigo un rato, hasta que me siento bastante tonto. Le marco por teléfono.


— oye, cenicienta, ya me canse de esto ¿puedo largarme?


— eh…


ya casi tengo que irme, y me siento estúpido haciendo esto. Lo tienes bajo control ¿no?


— pues… ahora voy a la casa de alguien. Creo que… todo está bien— suena relajado.


— si me necesitas, llámame.  Como siempre, iré a salvarte— comienza a discutir, pero le cuelgo. No me importa mucho en cualquier caso.  Me aleje mucho de donde se supone iré a verme con Eder, así que regreso y luego tomo un autobús.  Eder ya me está esperando, me ha marcado tres veces en menos de cinco minutos, y ninguna le he contestado.  El autobús me deja a la vuelta del edificio y cuando giro por la calle, él está afuera del edificio que supongo es donde quiere que trabaje.


— Al fin apareces— me dice, casi siento que podría correr hasta mí y arrastrarme— ¿Por qué no respondías?


— ¿Por qué me interrogas como si fueras mi esposa? Ni siquiera cenicienta me habla de ese modo.


— Mejor no pregunto, vamos— el edificio es de ladrillo… no, está pintando simulando ladrillos rojos.  Está bien, supongo.


— ¿tu decoraste?


— Hice algunos diseños—  creo que es obvio, solo Eder podría hacer algo así de elaborado. Los ladrillos suben por la puerta, simulando un arco, y las partes que no tienen ladrillos, están decorados para darle un aire un poco retro. Adentro luce  mucho más moderno, le veo el potencial.


— ¿y bien? ¿Qué se supone que quieres que haga aquí?


— ¿Eder? Oh, aquí están— un momento, yo lo conozco. ¿De dónde conozco a este tipo?


— Nate, él es mi amigo Noah.  Nate es el dueño de este lugar— Eder le mira, le hace un movimiento en mi dirección. Les observo sin decir nada. Este lugar tiene mucho de heladería, si se supone que será una cafetería…


— Ah, ya sé quién eres. Trabajas en la heladería del parque.


— soy el dueño de… era el dueño. Quiero expandir el negocio un poco— tiene una sonrisa amable, como la mayoría de los que organizan los eventos a los que voy— Eder me comento que eres bueno haciendo postres. Es lo único que  necesito antes de abrir— claro, vender helados en esta temporada  no es un negocio rentable— ¿te interesa el trabajo?


— ¿Trabajo?— le dirijo una mirada lenta a Eder. Esta me la paga, nunca me dijo que esto es una entrevista de trabajo.


— Claro ¿quieres que prepare algo de muestra?— sonrió.  No tengo nada preparado, pero debe haber de todo en este lugar. No me interesa mucho trabajar aquí, pero estoy acostumbrado a tratar bien a las personas que pueden ayudarme después. Me dirijo a la cocina. Es pequeña, creo que cabrán dos personas aquí sin causar un accidente. Hare algunas cosas sencillas.


— oye, Noah…


— vas a pasarla mal, Eder.


— en mi defensa, esto no es una entrevista de trabajo, Nate no está buscando todavía a nadie, te sugerí a ti porque eres el mejor que conozco.


— No, alabarme ahora no te va a funcionar— Eder hace un ruido con la lengua— ¿Cómo es que eres amigo del vendedor de helados?


— solo paso. ¿Vas  quedarte?


— es agradable, puedo intentarlo unos meses. El próximo verano quiero tomar algunos cursos y son algo costosos, tener algo de ingresos aparte de los eventos, ni siquiera pagan tanto. Aquí al menos sería algo más seguro. Y no me queda tan lejos.


—  umm. ¿Qué haces?


— lo básico en una cafetería, galletas, pastelillos. Haría un pastel, pero toma mucho tiempo. Una tarta también. Si quieres mañana puedes traerle tú lo que prepare en casa— pronto la cocina huele a pan horneado. Son casi las siete cuando salgo del local, no me extraño que Nate también se pusiera a hablar sobre lo bueno que es lo que  preparo. Ya estoy acostumbrado. Umm, Harvey no ha llamado… y tampoco contesta.  ¿Ya termino en el sótano de esa mujer loca? Ah, creo que debió mandarme la dirección de ella antes de meterse en su casa.


Mientras voy a casa, pienso en cómo debería llamar a la policía para no escucharme tan ridículo.  ¿Cómo dijo que se llamaba la chica?


— ¿Noah?


— ah, cenicienta ¿Cómo escapaste?


— ¿Qué?


— olvídalo, ¿Qué paso? ¿Te libraste de ella?


— algo así.  ¿Podemos entrar? Aun no me la creo…— entro primero al patio y luego a la casa. Eder no está aquí,  se quedo en la cafetería esa. Enciendo las luces y luego me quedo mirándolo, esperando. Él suspira— le dije que había tenido problemas contigo, y que  quería hablar con ella.


— eso no me lo habías dicho.


— no podía decirle que quería volver con ella, creo que la hubiera herido más. El caso es que si fuimos a su casa, y le pedí que me diera algo de tiempo para pensar las cosas, que tenerla cerca siempre me pone nervioso— al menos eso es verdad— ella me creyó y se quedó en su casa. Parecía muy feliz de que estuviera allí otra vez, me da algo de pena ahora, pero alejarnos es lo mejor.


— como digas. Pero eso no es a lo que ibas ¿tienes o no el numero o la dirección de sus padres? No me digas que crees que puedes arreglarlo todo hablando con ella— me burlo. Él me frunce el ceño.


— no, no creo que sirva tratar de razonar con Susan,  y claro que tengo el número de sus padres, lo tome de la agenda cuando fue  por bebidas… agua en una botella cerrada, no me digas nada— sonrió porque justo le iba a decir que era un idiota por tomar algo en la casa de su acosadora.


— ahora entiendo porque no terminaste en su sótano.


— Susan ni siquiera tiene un sótano.


— ah, bueno, como sea, al menos estas aquí. ¿Y sabes? quizá ella sea tan estúpida como para dejarte ir, no puedo decir lo mismo de mí— él parpadea, de forma estúpida, luego sonríe. Yo ya me he acercado y le sujeto de las muñecas, reclinándolo en el sofá.


— tú eres muchísimo peor que ella.


— y aquí estas— me besa.  Casi le arrastro hasta mi habitación, por más cómodo que este, que Eder llegue y me encuentre así con Harvey es algo que no puedo permitir.  Me basta con cerrar la puerta, y empujar a Harvey contra ella.  Nos costó mucho entender cómo iba todo este rollo de hacerlo con otro chico, Harvey dejo de hablarme como por tres días después de que lo hicimos la primera vez.  


— y… Eder…


— Que se joda— respondo, aprovechando que no nos estamos besando para quitarle la ropa que le queda. Nos vamos a empujones hasta la cama. Él intenta moverse, empujarme, pero no es lo que había dicho— ¿Qué pretendes?


— Noah…


— dije que te iba a secuestrar ¿no? te quedaras aquí hasta mañana— le digo, sonriendo antes de morderle la oreja. Él se tapa la boca para evitar el gemido, pero no tiene mucho éxito, no cuando hago que rocemos nuestras intimidades— ¿querías decir algo?— otro intento de gemido.  Le quito las manos de la boca y le beso. Sus manos me jalonean los pantalones. Me sigue sorprendiendo lo atrevido que llega a ser.


Cuando termino desnudo, me vuelvo a reclinar sobre él, besándole. Las marcas que le hice hace unos días aún son visibles.  Sonrió, mordiendo el mismo lugar donde le marque en otra ocasión.  Harvey se queja, me da unos golpecitos.  Ahora luce desesperado cuando me mira, puedo sentir su problema rozándome en la pierna. Le beso otra vez, más salvaje que antes. Él me responde el beso con la misma intensidad, mis manos bajan a sus piernas,  él me entiende, su pierna se mueve, en un par de movimientos termino presionando mi pene con su trasero. Justamente a acciones como esta me refiero cuando digo que tengo nuevas formas de molestarlo.  Comienzo a entrar en él tan lento,  que hasta para mí está resultando incómodo. Un gemido de frustración.


— Hazlo… maldición, deja de ser un imbécil— me gruñe y me rio tanto como me deja la situación.  Él se mueve, buscando más contacto entre nosotros. Aun me está mirando con esa frustración, cuando termino de entrar en él, rápido y sin mayor problema. El placer me hace temblar cuando veo el cambio en su mirada, un reflejo exacto de mi propio placer.   


La habitación, antes en silencio, se llena de jadeos, gruñidos, frases entrecortadas y sonidos bastante obscenos. Sus manos me jalan el cabello con fuerza cuando doy con ese lugar que le hace arquearse de placer. Me muevo dentro de él, entrando y saliendo, a veces rápido otro lento… uso una de mis manos para frotar su pene, cuando me acuerdo de que no soy solo yo. Nos besamos una última vez, besos cada vez más cortos por la falta de aire.  


La puerta de la entrada se cierra, pero estamos demasiado calientes para parar. Alcanzo a cubrirle  la boca, pero seguimos con lo nuestro. Harvey acaba primero, su cuerpo se queda tenso, arqueado, sus respiración se detiene y un gemido, largo y bajo, escapa entre mis dedos al tiempo que todo se aprieta. A mí me cuesta trabajo no gemir ahora.  Me muevo, despacio, empujando cada vez más profundo, hasta que termino. Le destapo la boca cuando sé que ya no vamos a gemir.


— ¿Qué?— le pregunto cuando le encuentro mirándome con molestia.


— dijiste que no iba a venir.


— dije que se quedó, no que no iba a venir. Vamos, cenicienta, no es  para tanto, él no viene nunca a mi habitación— le abrazo, pegándolo a mí.  


— Deja de llamarme así— su voz es una mezcla de un suspiro y un gruñido. Nos quedamos en la cama, hablando a ratos, hasta que me quedo dormido. Me despierto a la mañana siguiente solo porque Harvey se mueve, ya está despierto, pero solo me quita la sabana y se vuelve a dormir.


No es la primera vez que se queda a dormir aquí, aunque por culpa de esa chica, yo no conozco su casa. Me levanto, aun me siento cansado, pero ya no puedo estar en la cama sin tener un dolor de cabeza el resto del día.  Aun es muy temprano, después de darme un baño largo, me pongo a hacer el desayuno, como cada mañana. Y como cada mañana, apenas voy a terminar, Eder aparece en la cocina.


— ¿Qué es esta mañana?


— Para ti, sobras— pero él ni siquiera parece oírme.  Está viendo las cosas que tengo sobre la estufa, y asintiendo como si todo fuera hecho para él. Ah, es imposible.


— ¿Falta mucho?


— tú no tienes vergüenza.


— ¿Por qué te sigues quejando? Siempre hago lo mismo, ya deberías estar acostumbrado, la mesa esta lista, así que no tienes nada que reclamar…me… eh… ¿Hola?— me giro bruscamente por el cambio de su tono. Harvey está en la entrada de la cocina.


— ¿Te quedas a desayunar?


— yo te conozco, eres el amigo de Noah. ¿Qué hace aquí?...— Veo cuando nota el cabello revuelto, la ropa que claramente es mía— oh, vaya.


— Claro…— sirvo los platos. En la mesa, Eder no le quita los ojos de encima a Harvey. 


— ¿Por qué estás aquí?


— eh...— Harvey me mira.


— bueno, tampoco es que tengan que decir algo, es muy obvio lo que hay entre ustedes, por cierto, esa camisa no cubre…— se señala el cuello. Harvey se lleva la mano a la zona, sus orejas se ponen rojas. Resoplo.


— sí, sí, pero deja de molestarlo, eso solo puedo hacerlo yo.


— ¿Cómo lo soportas?— me señala con la cuchara mientras mira a Harvey. Aún sigue con las orejas rojas.


— no lo hago. Noah, quiero hablar con los padres de Susan hoy, ¿vas a…?


— Iré  si lo quieres— le corto— ¿quieres dejar de comer como cerdo?— le digo a Eder. Él me ignora, como la mayoría de las veces.


— Tengo cosas que hacer— se empina el vaso de jugo de naranja—  no te olvides de que tienes que hacer esos postres, para mostrárselos a  Nate.  Adiós, suerte con él— se va. Suspiro, negando.  Nos quedamos en la casa hasta la tarde, es agradable saber que ella no anda por aquí, y que podemos salir como queramos.  Harvey no está nervioso, aun a pesar de los comentarios que le he estado haciendo todo el día.


— ¿Y que si ellos son como ella?— los padres de la chica accedieron a verse por la tarde, en la casa de ellos— ¿y que si deciden que eres un buen yerno y quieren casarlos?


— oh, dios, cállate ya. No estás ayudando— me rio, y le beso— es aquí. ¿Puedes esperar aquí? no sé si sea buena idea que vengas… si estoy en problemas voy a llamarte.


— ah, bien— que aburrido. Me reclino en la cerca del jardín bien cuidado, un buen ejemplo de cómo debe ser un jardín.   Estoy mirándome las uñas, pensando en que cosas mostrarle a ese tal Nate, cuando un grito de dentro me hacer mirar. No es un grito masculino, y tampoco parece que este en problemas. La puerta se abre, y ella sale de la casa como un tornado directo hacia mí.


— ¡Esto es tu culpa!— ah, debió estar viéndome por la ventana. Su mano se alza, dispuesta a golpearme. La detengo, sujetándole la mano con fuerza. La gente que pasa nos mira, y me cuesta no ponerme a reír.  Ya nadie puede decir que yo le hice algo— suéltame— ella levanta la otra mano, y también la detengo, se pone a forcejear, completamente fuera de sí.


— ¡Susan!


— es tu culpa, tu… tu hiciste que Harvey creyera cosas, que él…


— Él no te quiere— eso la hace callar— quizá te quiso antes, pero ya no. ahora me quiere a mí, acéptalo. No hay nada que puedas hacer para evitarlo sin que él te odie. Si sigues con esto, harás que Harvey te odie.


— No…— deja de moverse.  Harvey y los padres de ella vienen corriendo. Me mira, disfruto esa mirada de miedo, de molestia, de derrota, de todo.


— ¿Quieres que te diga lo que hacemos en la cama?— le alcanzo a susurrar antes de que se la lleven. Harvey se queda conmigo hasta que la madre vuelve a salir y no para de disculparse y agradecernos hasta que me harto y jalo a Harvey. Caminamos tomados de la mano.


— eso fue… extraño. Pero me alegro que se solucionara, debí hacer esto antes.


— ¿te creyeron?


— sí, no sabían nada,  llamaron a algunas personas, y luego la confrontaron. Cuando dijeron que le iban a buscar ayuda… ya has visto cómo se puso. Por cierto ¿Qué le dijiste? Se calmó de pronto.


—Nada importante— le sonrió. No se cómo lo hago, pero él se sonroja.


— definitivamente, eres como un lobo.


— ¿Por qué tienes esos dientes tan grandes?— él termina de ponerse rojo, aunque solo dije eso, y me hace reír a carcajadas. Regresamos a mi casa— ah, voy a extrañarla.


— ¿Cómo?


— a tu ex, de daba un buen toque a lo nuestro— él sonríe un poco, me da un codazo.


— Serás idiota— me voy a la cocina, esta mañana alcance a preparar algo. Lo escondo en mi espalda cuando regreso.


— Cierra los ojos— me obedece— abre la boca— aunque dije eso, soy yo quien se lleva a la boca el postre, y le beso. Harvey me responde el beso, probando todo.


— Esta… delicioso— casi deliro al darle una doble interpretación— me encanta el chocolate.


— Por supuesto— porque nuestra relación ha sido algo así,  a veces amarga, a veces dulce. A veces falsa, pero siempre deliciosa.  Después de todo, nuestros besos siempre tienen sabor a chocolate.

Notas finales:

 

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).