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Besos de vainilla por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

Hola, como siempre que llega el final de una historia me divido entre sentirme triste y emocionada. Espero que disfrutaran de esta historia, quisiera dedicar este capítulo a: Venus ,NickeKai Castle ,GloomurkYasmin_GarciaLady Stonyfabiola-sanAnross , Luna-san ,LB, Kurerublume y al anonimo. Muchas gracias por haber dejado su comentario. Muchas gracias tambien si leiste hasta acá. 

Mi mochila se cae cuando la arrojo al sofá, pero apenas la miro mientras corro a la computadora. Enciende con tanta lentitud que me dan ganas de golpearla. Finalmente enciende bien y abro el chat.  Liir ya está conectado, no me sorprende. 


— ¿tu vejestorio otra vez?— sonrió.


— deja en paz a mi computadora, al menos no nos corta la conversación— del otro lado de la pantalla, Liir sonríe también.


— cierto, esperaba que cada que habláramos tuviera que ver tu rostro congelado cada pocos segundos, pero vaya sorpresa. ¿Y cómo te fue hoy? Mi mamá me dijo que hicieron examen sorpresa.


una pesadilla.  Estaba muy difícil, aun me duele la cabeza de tanto pensar, pero creo que aprobé, es decir… me ayudaste mucho en redacción— él se ríe, y siento un cosquilleo en el estomago al escucharle.


— lamento no estar allá para haberte avisado.


— sería  muy raro que de pronto me vuelva bueno en la clase de tu mamá— hablar con Liir de esta forma se volvió una rutina, siempre a la misma hora, a veces un poco más de tiempo, como hoy, que no tengo nada de tareas, y como Liir parece relajado también, creo que hoy será una de esas veces.


— Sí— le veo voltear a un lado. Luego se inclina a la pantalla— creo que mis compañeros están haciéndolo otra vez—  habla bajito, casi sonriendo. Los compañeros de Liir son una chica y un chico, les he visto un par de veces que hablo con Liir, pero nunca he hablado con ellos— ¿Cómo se les olvida que estoy aquí?


— no sé. Tal vez, tu sabes, les interese más la emoción de verse descubiertos— Liir pone los ojos en blanco.


— con lo incomodo que es que interrumpan— resopla.


Así es como hemos pasado el tiempo desde que se fue. Durante algunos días, pensé que esto no podría funcionar de ninguna manera, creo que hasta me deprimí un poco, mucho más al ver que no había nadie esperándome en el patio de los descansos, aun a pesar de lo mucho que le repetí que solo eran unos meses.  Puedo hablar con Liir cuando quiera, pero no es lo mismo.   Le extraño demasiado aunque lo vea a diario, pero no puedo decírselo. 


—  oh, cierto, la cafetería de tu tío es excelente. Probamos unas crepas que estoy seguro te gustarían. Y Sumiye también  pidió un pastel de chocolate que se veía sabroso— le comento. Me rio al ver su puchero.


— yo quiero. Tráeme algo de allí.


— iremos allí cuando regreses.


— Pero tú vas a pagar— nos quedamos un rato más discutiendo tonterías, como si alguna vez discutiéramos algo serio. Pasan de las doce de la noche cuando nos despedimos. Siempre tengo el horrible deseo de besarlo justo en esos momentos.


No puedo decirle a Liir cuando lo extraño porque sé que él también me extraña, no solo a mí, le está costando estar allá con todo lo que hablamos, si le digo que le extraño…  le creo capaz de regresarse en ese mismo momento. No me lo ha dicho así, pero se escuchar entre líneas. Si Liir no puede mantenerse firme, entonces lo seré yo, aunque no pueda decirle que le extraño. Tampoco es la gran cosa.  


 


 


— ¿Otra vez Liir?— Sumiye tiene una sonrisita cuando me ve sacando el teléfono.


— ¿Quién más?— es el décimo mensaje que recibo y todavía no son ni las diez de la mañana. El teléfono de ella suena también, al tiempo que entra otro mensaje— parece que se la está pasando bien por ahora— comento al ver una serie de fotos de un restaurant.


— debe molestarse por lo de la cafetería.


—Sí, creo que eso es. Pero se le olvida que a mí no me gusta la misma comida— sonrió con maldad mientras escribo una respuesta a sus fotos. Sumiye lee mi respuesta en su propio teléfono y se pone a reír. Ni dos segundos después él me está llamando. Le muestro el teléfono a Sumiye y ella se tiene que sentar del ataque de risa de tiene— ¿Si?


—  ¡No te atrevas a mostrarle eso a mis madres!


  yo estoy muy bien, gracias por preocuparte. Y por cierto, buenos días. Sumiye envía saludos.


— ¡Blair!— me siento y me pongo a reír, mientras le escucho refunfuñar— ¿Por qué estas riendo? ¿No tienes clase?


— no vino el profesor.


— oh, ¿tienes computadora? Podemos hablar ahora, termine antes lo que tenía que hacer.


espera…— me giro a Sumiye— ¿Me prestas tu computadora? Liir quiere hablar— ella me la extiende— ¿no vas a quedarte?


— No,  tú necesitas hablar más con él— le doy un gracias mientras enciendo la computadora.  Apenas llevamos tres meses de esta forma, y se están haciendo cortos. Ya estamos a la mitad del plazo, y si Liir decide quedarse o le dan otra beca por allá, yo pienso ir también, aunque no se lo he dicho.


Cuando pasan las dos horas que tenía libres, me cuesta un poco más despedirme de él. Me levanto, estirándome. Ah, esto es cansado ¿Cómo puede soportarlo él?  Escucho unos pasos, y me giro.


— ¿ese era mi reemplazo?


— Deja de llamarlo así— Myles se sienta en la silla de enfrente, mirándome fijamente, divertido. Hace un tiempo esto se ha vuelto común, y un poco divertido. No, no es que sienta algo por él, pero…— tu solo te lo buscaste, que yo recuerde, no fui yo el que fingía salir con alguien que no me gustaba— al fin puedo decirle todo lo que quiero.


— Nunca dije que no me gustabas— se encoje de hombros. Los últimos días, nos hemos encontrado más veces, quizá porque ya no estoy evitando encontrarme con él, como ahora. No lo considero mi amigo, y Sumiye aún se molesta cuando nos ve— ¿y bien? ¿Si era?


— sí, era Liir, pero eso no te importa.


— escuche que no estaba aquí. ¿Todavía sales con él?— no le respondo. No quiero discutir con Myles sobre Liir. Me levanto para  dejarle en el salón, aunque tengo clase aquí, todavía faltan unos minutos, y no hay nadie más aún— espera…


— no tengo nada que hablar contigo.


— ¿Alguna vez llegaste a odiarme?— ladea la cabeza como hacía antes, cuando aún pensaba que era lindo. Me pego a la puerta.


— No— Myles sigue siendo atractivo, pero solo si no conoces como es en realidad. Ahora que lo pienso, me siento mal por el chico con el que sale. No merece tampoco a alguien como Myles. Nadie merece a alguien como Myles. Él solo me mira. Hay algo… creo conocerle al menos para saber que ahora está siendo serio— no pensé mucho en eso, solo quería dejarlo atrás lo más pronto que pudiera. Luego conocí a Liir.


— ah, sí. Tu novio salvaje.


— Así que no, no te odie— no vales la pena, quiero decirle, pero aún no me siento tan cruel. No me rebajo a herirle de esa manera, o al menos a intentar herirle, porque a él ni le importa creo yo.


— umm.


— ¿Por qué lo hiciste?


— ¿importa?


—no, ya no. solo es curiosidad. 


— ¿Y porque no hacerlo?— se encoje de hombros. Parece el mismo de siempre—  si quieres saber si me arrepiento, no. bueno… realmente no pensé mucho en eso cuando lo hice. Solo parecía divertido. Termine con Sam— ni sabía cómo se llamaba el otro chico.  No sé qué espera que diga con eso. Él me ve, y parece saber lo que pienso, me sonríe— ¿no quieres aprovecharlo?


— No estoy para bromas— él se suelta a reír.


— ¿sabes? salir contigo no fue nada malo. Y estaba seguro que si las cosas salían mal después, tú volverías conmigo cuando quisiera— casi se me escapa un Ja, pero pensándolo bien… ¿lo hubiera hecho? Creo que sí— ahora es claro que no.


—  no creo que volviera contigo ni antes.


— créeme, lo hubieras hecho si no te hubieras encontrado con ese chico. En serio estás loco por él ¿no? para salir con el hijo de esa mujer… no pongas esa cara, todo el mundo sabe que es su hijo, desde que me golpeo.


— oh…— ya me había olvidado de que eso no fue algo privado.  No sé qué más decir, y como Myles ya no dice nada, me salgo de ahí. Es raro escucharle hablar tanto después de que apenas y cruce algunas frases en meses.  En cierto modo, me siento orgulloso de poder hablar con él de este modo, lástima que no puedo jactarme con nadie.


 


— ¡Blair!— Sumiye me sujeta con mucha fuerza. Apenas y entre al salón y ella casi se me tira encima.


— ¿Qué pasa?


— ¿no sabes? ¿No haber escuchado?— está nerviosa… y  molesta, creo. Anoche también me dormí tarde hablando con Liir, así que no entiendo que está pasando. Me aguanto un bostezo.


— Myles ya no está con otro chico— oh, eso.  Ahora si bostezo.


— ¿y? no me importa.


— ¿seguro? ¿No te ha hablado?— ¿en serio ella piensa que soy capaz de dejar a Liir y volver con Myles? Me siento un poco ofendido.


— no.


— ¿tampoco sabes lo que dicen? ¿Qué nadie  tomarlo muy en serio desde entonces?— ah, entonces eso es lo que vi en Myles ayer. Bueno, no me gusta decir que  se lo merece, pero la verdad es que si  se lo merece.


— él se lo busco. Si se pone a actuar como alguien que no se toma nada en serio, nadie va a tomarlo en serio— ella asiente con la cabeza— vamos, ¿de verdad piensas que voy a caer con él después de todo?


— No— sonríe— yo no dejarte. Ni tampoco Liir— Liir dijo que si volvía con él me daría un golpe. El recuerdo me hace reír.


— extraño mucho a Liir. Quiero verlo, y besarlo…— quizá deba considerar saltarme un fin de semana e ir con él. Dije que lo haría, pero tengo el mismo problema, si voy, temo que no querré regresarme.


— no falta tanto para regresar— si, supongo que no falta tanto, si ya aguante este tiempo, unos meses mas no son gran cosa.


— ah, es Liir. Iré a hablar con él a un salón vacio—  le digo, después de ver el mensaje de Liir.


— Nos vemos en clase— casi salgo corriendo a buscar un salón vacio.   Esto es más fácil de hacer con mi computadora portátil, pero en casa no tengo donde conectarla cerca de un lugar cómodo— hey, ¿Qué tal?


— ¿Estas en la universidad?


  sí, tengo libre. Por cierto, pase el examen de tu mamá. Y paso algo un poco extraño…— él me mira, preguntando con la mirada— me dijo que si podía acompañarlas a comer.


¿A comer? ¿A las dos?


— estoy igual de sorprendido que tu. ¿Has hablado con ellas?


— diario les hablo, no me dijeron nada de eso.  Qué raro. ¿Quieres que les pregunte? A lo mejor así te sientes más cómodo, y les puedo decir que no te citen— antes de que pueda responderle, la puerta se abre.


— No, está bien, iré con ellas y…— alzo la mirada, distraído al ver que quien acaba de entrar se acerca a mí. Por unos momentos, pienso que es Sumiye, hasta que noto que no tiene el cabello largo, y que de hecho es un hombre. Y no cualquiera. Myles.


— ¿Pasa algo?


eh…


— ¿Con quién estás hablando?— pregunta, inclinándose mucho hacia mí. Por reflejo retrocedo lo que me permite la silla— ah,  eres tu— no me gusta, esto no me gusta. Liir no dice nada, pero puedo ver que no entiende lo que está pasando. Ah, ni yo entiendo que está pasando. Intento apartar a Myles, aunque al final no puedo hacer mucho.


— hey, basta.  Esta es una conversación privada.


— ah, si es así…— su mano me acaricia una mejilla y me besa la otra— hasta luego— no me lo dice a mí, su mano baja la tapa de la computadora, cortando con el chat. Me levanto, tirándole al suelo en el proceso.


— ¡¿Qué hiciste?!— Vuelvo a abrir la computadora, ignorando que ahora Myles está literalmente revolcándose de risa en el piso— vamos, vamos…— Liir ya no está conectado— no, no, no ¡No!— marco desesperado su número en el teléfono, suena hasta que me conecta con la contestadora. Cuando vuelvo a intentar, la llamada entra directo a la contestadora. Liir apago su teléfono.


— ah, esto…


— ¿Qué mierda hiciste?—  sujeto a Myles del cuello de su camisa, sacudiéndolo bruscamente. Quiero golpearlo como nunca antes. Él deja de reír, pero sigue sonriendo. No se inmuta para nada.


— ah, él todavía me debía una por dejarme el ojo morado. Además ¿no decías que lo extrañas? Quizá puedas verlo en persona ahora… o no. considéralo un favor, si en realidad se quieren tanto como dice, entonces…— se encoje de hombros. Le doy un empujón. No tiene caso perder el tiempo con él ahora. Vuelvo a marcar, pero nada.  Arg, esto no puede estar pasando ahora. Comienzo a escribirle mensajes como demente. Debí haberle hecho caso a Sumiye y alejarme de Myles, pero vamos, esto no es suficiente como para hacer que terminemos ¿no? no es grave y yo nunca acepte tal cosa, ni siquiera sabía que Myles estaba escuchando.


— ¡Sumiye!


— ¿Qué?— ella se alarma cuando llego, corriendo y resbalándome en el pasillo. Algunas personas voltean a verme.


— Préstame tu teléfono— se lo quito cuando lo saca y marco el número de Liir. Me manda directo a la contestadora. Suspiro, un poco mejor, al menos Liir no me bloqueo solo a mí. Sumiye me está mirando— tuve un problema con Liir, y no puedo hablar con él.


— oh. ¿Qué paso?— me paso la mano por el cabello. Esto es un asco y no sé cómo comenzar a arreglar todo.


— oh, Blair, aquí estas, creía que…— me giro y le doy un puñetazo en la cara a Myles.  Escucho algunos grititos, pero no me quedo para ver qué pasa. Debo hablar con Liir rápido,  no tiene por qué estar molesto… arg, bueno, sí, tiene por qué molestarse, pero debe dejar que me explique ¿no? ¡Yo ni siquiera estoy con Myles!


Intento e intento comunicarme con Liir, pero no me responde, ni las llamadas ni los mensajes.  En casa, espero encontrarle en alguna de las redes sociales que tiene, pero Liir esta increíblemente ausente de todo. Maldición ¿tan difícil es hablar conmigo? Liir no es de las personas que huyen, debería estar escuchándome o… tal vez viajando hasta acá. Ah, no, no puede venir, pero tengo que verle…


¡Ah! la comida con  sus mamás. No estoy lejos del lugar donde me citaron, así que de nuevo salgo corriendo mientras sigo marcando el número de Liir.  Ya pasan casi quince minutos de la hora acordada, las veo y entro directo hasta la mesa donde están. Las dos me miran sorprendidas.


— Liir…— jadeo— ¿han hablado con Liir?— pregunto, apoyando las manos en la mesa.


— no.


— sí, hable con él hace media hora— media hora, ya me estaba evitando— me hablo desde el teléfono de la universidad donde está. ¿Paso algo? estás algo alterado.


— eh… Liir no me responde el teléfono, hubo un malentendido, y no sé si está evitándome. Quiero arreglar eso, ¿podría darme el número de la residencia? O de alguno de sus compañeros… no me va a responder hoy a  mí— las dos se miran. No tengo tiempo para esto.


— ¿Por qué no te sientas un momento?— suspiro, resignado. No puedo hacer nada más en cualquier caso. La maestra Stella resopla.


— No tengo tiempo para esto…— murmuro. A saber lo que estará pensando Liir en estos momentos. Ha pasado mucho tiempo.


— Sea lo que sea que paso, de seguro es tu culpa— ¿Mi culpa? Ni siquiera entiendo lo que paso, no tengo como defenderme de esto.


— Stella…— la mamá de Liir sonríe, algo de todo esto a ella le parece divertido, yo no sé como sonreír ahora mismo. Miro como extiende la mano y toma la de la profesora. Eso logra sacarme un poco de mi miseria. Nunca había visto que hicieran alguna muestra de afecto. Se miran con tanta… devoción, que me siento incomodo de estar ahí con ellas. Lo que decía Liir de ellas es verdad, en serio se quieren mucho— Blair, a  veces mi hijo es un poco terco y no piensa antes de actuar— eso describe bien a Liir— y es adorable que estés tan preocupado por arreglar lo que sea que paso entre ustedes. Me gustaría poder ayudarte un poco, porque Liir también parece un poco triste cuando habla con nosotras. 


— gracias…— no me hace sentir mucho mejor.


— Quita esa cara, Howland, lo que quiere decir...— su teléfono suena y ya no sigue hablando. Se levanta de la mesa. Ah,  podría intentar llamar a Liir de nuevo. No ha respondido mis mensajes— era él. Dijo que iba a venir— pego un brinco, casi me levanto. 


— ¿Va a venir?— Yo ni puedo hablar.


— le dije que estábamos fumigando la casa y estábamos en un hotel, y que no pensábamos pagarle una habitación.  Le dije que le enviaría dinero para el pasaje, mañana. ¿Sabes lo que pasara si Liir viene?— es una pregunta para mí.


— sí.


— Entonces entenderás porque no podemos dejar que venga— claro que lo entiendo, pero no hace las cosas más fáciles. La mano de la mamá de Liir sujeta la mía.


— le pedí a Stella que te invitara a comer porque quería darte esto. Las dos pensamos que era la mejor opción— me extiende un sobre. Lo giro y leo el nombre de una compañía de autobuses.  


— ah… yo…— yo no tengo el dinero para poder ir y regresar del viaje. Tener los boletos…— ¿pero qué hay de ustedes?


—  yo no puedo dejar la galería, y Stella prefiere usar sus permisos para otras ocasiones.


— No es fin de semana…


— Hare que te den un permiso en la universidad si es lo que te preocupa. ¿O acaso vas a quedarte, Blair?— que me llame por mi nombre me hace reaccionar. Me levanto, sin pensar mucho en lo que hago y le abrazo. Luego a la otra mujer.


— Gracias, en serio, muchas gracias. 


— anda, sé que quieres irte.


— y si regresas sin haber arreglado eso, te las veras conmigo en clases— sonrió antes de darme la vuelta y salir de allí. Creo que entiendo porque Liir quiere demasiado a las dos.


Llegar a mi casa mientras llamo por teléfono a la estación de autobuses mientras pienso en que debo llevarme no me toma ni media hora. Al final tengo que esperar hasta la noche, que es cuando sale el  primer autobús a donde esta Liir.   Y él no me responde en todo el tiempo que le intento llamar. El viaje dura toda la noche, apenas y puedo dormir por lo incomodo que es y la preocupación de no saber de Liir.  


Tengo el domicilio de la residencia de Liir, y también de su universidad. Me toma un minuto irme a la universidad, ya es un poco tarde para ir a la casa.  Todavía no sé qué voy a decirle ni quiero pensar en que va a hacer. Como no me contesta, cuando llego tengo que ir poniendo atención a las personas que se cruzan en mi camino, asomándome a todas las aulas a las que puedo. Muchos se me quedan viendo raro, pero no me importa mucho. No veo a Liir por ningún lado, creo que venir aquí es fue una mala idea,  ¡Pero yo quiero hablar con él!


— ¡Tu! – Conocería esa voz en cualquier lado.  Me giro rápido al mismo tiempo que me da un puñetazo en la cara.  Aún estoy viendo lucecitas cuando termino en el suelo, con el peso de Liir sobre mí. Mi primer impulso es cubrirme la cara mientras me resigno a  que me golpee.


— ¿Liir?— no puedo verle el rostro, le veo negar con la cabeza. Le miro como idiota hasta que noto que está temblando.  Soy un poco torpe cuando le abrazo— eh, Liir, ¿Qué pasa?


— eres un idiota. Te dije que iba a golpearte… ¿Qué haces aquí?


— ¿no es obvio? Pero… en serio e gusta llamar la atención ¿no? ¿Podemos hablar en otro lado?— nos levantamos. Aun cargando mis cosas, sigo a Liir hasta la calle y luego hasta la que creo es la residencia, a unas calles de donde estábamos.


— ¿Cómo viniste? No tenías planes de venir…— no me pasa por alto que ahora Liir me trata con indiferencia. Tengo ganas de reír porque no le queda, y de besarlo, porque hace meses que no le veía en persona. Supongo que ese arrebato en la universidad pasó por lo mismo.


— vine a dos cosas.


— umm


—oye, lamento  lo que paso, no es lo que parece, Myles solo quería molestar, en serio, no tenemos nada que ver ya.


— lo sé. Pero…— se queda callado.


— ¿pero?


— ¡Lo hizo! Quería molestar, y lo hizo. Estoy molesto por eso— se enfurruña. Ahora sí, se me escapa una risa, Liir me mira mal.


— no le hagas caso. Lamento que pasara eso, no quería molestarte— ahora parece más calmado— esa es la primer cosa a la que venía.


— ¿y la segunda?


— Tus mamás. Me enviaron a impedir que regresaras— él me ve, sin entender— creen que si vas, no vas a querer regresar. De hecho, ellas me pagaron el viaje— admito, siento las mejillas algo calientes. Liir se ríe, y tal como en la universidad,  se arroja contra mí, nuestras frentes chocan antes de que me bese.  Caemos sobre el sofá.


— Te extrañe— susurra, sin separarnos— maldición, Blair, como te quiero.


— yo también— le beso yo, con más cuidado. Me comienzo a reír— casi me vuelvo loco esperándote, no sé cómo vamos a soportar otros tres meses así.  ¿Por qué no me respondes el teléfono?


— Estoy molesto— repite. No parece nada molesto ya. Le acaricio el cabello, él se recuesta como mí, como un gato. Alza su cabeza y busca mis labios otra vez. No puedo evitar abrazarle, meter mis manos bajo su camisa y acariciarle.  Liir suspira en mi cuello, siento que sus dientes se clavan en mi piel. Sus caderas se mueven contra las mías.  


Al demonio la hora. Le beso desesperado, es como si Liir fuera aire y yo me estuviera ahogando. Le saco la camisa a jalones, todo movimientos rápidos y muy torpes, también noto la urgencia de él al desabrocharme los pantalones. Comienzo a ponerme duro, Liir lo nota, su mano acaricia mi entrepierna sobre mi bóxer. Gimo al sentir sus caricias.  Bajo mis manos a su trasero, y ahora yo le hago gemir.  Un gemido ronco se me escapa cuando entro en él, después de un rato de juguetear, de buscar una posición cómoda en ese sofá. Liir gime en mi oreja otra vez,  me eriza la piel.  


Pasamos toda la mañana en la casa, aunque después del sofá, la habitación con una puerta fue una mejor opción.


No sé a qué hora me dormí, después de pasar una noche mala viajando, y de hacerlo con Liir horas antes, me siento bastante relajado. Liir no está a mi lado. Me levanto a buscarle y le encuentro en la cocina, con cara de sueño y despeinado.


— Hey— le digo. El camina como zombi hasta mí.


— me salte todas las clases.  Eres un mal novio— me rio, pegándolo a mí.  Nos dirijo al sofá otra vez.


— hoy es una excepción. Nadie te dirá nada— me abraza, pasando una mano y una pierna sobre mí. Le alzo el rostro para besarle. Su mano se mete en mi camisa, nuestras respiraciones se agitan otra vez.


— oye, Liir ¿Por qué no fuiste a…? ¡Oh por dios!


— ¿Qué está pasando?— pegamos un salto. En la entrada hay dos personas. Un chico castaño, que nos mira con cara de horror, y detrás de él una chica de cabello oscuro y bajito que intenta ver hacia nosotros. Liir ha despertado con esto.


— ah, si… chicos, él es Blair, mi novio. Blair, ellos son James y Beth, mis compañeros de piso.


— Hola— a pesar de que nos interrumpieron, no suelto a Liir. No pienso soltarle en el tiempo que este aquí a menos que sea para las clases.


— No mencionaste que iba a venir— la chica es la primera que entra.


— Y por favor, eviten escenas de esas en la sala— Liir me dirige una mirada traviesa. Y le beso.


 Le beso, una y otra vez mientras estamos en ese sofá.  Ha pasado mucho desde que Liir era el chico de los helados, el que me regalaba helados porque estaba triste, el que puso la vida de cabeza. Quiero mucho a este chico medio atolondrado y fanático de los videojuegos. Han cambiado cosas, claro, Liir ya no es solo el chico de los helados, ya no estamos en la misma universidad o en la misma ciudad, claro, pero podrán cambiar muchas cosas, pero  no sus besos de vainilla.

Notas finales:

 

Muchas gracias por leer, hoy no hay un "Hasta la próxima semana" si no "Hasta la próxima historia" que por cierto llevara por titulo Pesadillas, y espero publicar pronto. 

 


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