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Besos de vainilla por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola

Llego el sábado y un nuevo capítulo de esta historia. Hoy regresamos con las aventuras de Eder.

Paso lo más lejos puedo de la heladería. ¿Quién diría que bastaban unas cuantas palabras para terminar con mis acosos?  No puedo creer que le dijera eso. He estado algo paranoico desde que hice eso, aunque no hay motivos. No vivimos nada cerca, y el único punto en común que podríamos tener es la heladería, y es fácil pasar de largo por ahí. Ni siquiera me acerco.


— Eder ¿tienes algo que hacer pasado mañana a las siete?


— ¿umm? ¿Pasado mañana? No, creo que no. ¿Tienes otro evento? ¿Qué es?


— una exhibición de arte en una galería. Hare los postres y necesito tu cara entregándolos entre la gente.


— claro, como no— si Noah no fuera tan alto, le golpearía. Desde que le ayude una vez a repartir unas bebidas en un evento escolar, soy yo quien hace ese trabajo en las presentaciones de Noah. No me quejo, recibo algo de paga y además, con la comida que hace es pago suficiente.


— estas aquí.


— Vaya, no lo note— Noah me mira, son una sonrisa burlona.


— has estado fuera las últimas semanas ¿ya se cansaron de ti? ¿O te estás escondiendo de los que te golpearon?


— claro que no.    


— umm…


— Termine con lo que hacía— miro a la televisión. Nadie supo que estuve acosando a alguien, y no tengo ni la mínima intención de decirlo— y no creo que vuelva a ver a esos que me golpearon. Deje atrás mi vida de delincuencia y ahora soy una persona responsable.


— como digas. Baja los pies del sofá— No lo hago. Veo la luz de la cocina encendida y el ruido de los trastes. Los comerciales llegan y es cuando pongo atención. Parte de una tarea que debo entregar en una semana. Y llego en el momento justo, así me puedo  mantener en casa por algo y evitar encontrarme con Nate.  


— ¿Qué toca hoy?


— para ti cereal  y leche.


— ¡Hey!


—baja los pies— para la hora de la cena, el guiso de carne y verduras ya está listo, aunque tuve que ir a la cocina a ver qué estaba haciendo. Por comida como esta, no me quejo de ir a repartir comida en una charola entre un montón de gente.  Ah, es tan temprano… ahora mismo podría estar detrás de Nate mientras va a su casa. ¿Aun puedo hacerlo? Arg, no, ahora me conoce, si me ve….   No creo que me  golpe, o me mire mal, pero metí la pata.  


Es triste, tengo muchas ganas de verle. Para evitar ir caminando, he estado tomando el autobús. Aquí al menos  puedo distraerme un poco, viendo a la calle mientras avanzamos. A veces veo los anuncios y pienso en cómo mejorarlos, ¿Qué pondría? ¿Qué quitaría? O en la intención real de ponerlos en ese lugar, de hacerlo de ese modo y no de otro.


— Disculpe— el autobús va lleno, pero esa voz…miro entre un par de señoras con bolsas de mandado,  pero no veo eso que pensé… o a esa persona que me pareció oír. Pero… no puede ser ¿verdad? Sería ridículo que yo… ¡Maldición, si es! ¿Qué hago? No puedo bajarme aquí, faltan todavía muchas calles para la siguiente parada… oh, vamos, Nate nunca usa el autobús, ¿Por qué justamente hoy?


— mierda, mierda…— estoy sentado, es fácil verme… pero si me muevo y le ofrezco el lugar a alguien, llamare la atención, la de él, claro está.  Evito mirarlo, y para mi suerte, él no voltea a donde estoy. Vamos ¿Por qué no puede ir más rápido esta cosa?  Vamos, piensa mejor, él no me hablaría aunque me viera, le grite que saliera conmigo de una forma… algo perturbadora, hasta yo supe que me excedí con eso. Si estuviera en su lugar, fingiría no verlo y me iría lo más lejos que pueda. Aun así, me bajo en la siguiente parada.  Algo cae, un montón de latas y frutas se riegan entre los pies de la gente que va parada. Muchos se agachan para ayudar a recoger las cosas de una de las señoras. Él voltea justo cuando le estoy mirando. Oh, dios no. me levanto, empujando a quien me impida ir a la salida. Ay, ¿Por qué ahora que no le sigo tenía que verme?  La puerta se abre y salto a la calle.


— Oye… espera— ¡Noooo!  Intento correr, pero mis pies se detienen en la esquina. No sé dónde estoy, puedo guiarme con calma, pero estoy huyendo— ah, eres tú.


— sí, yo…


— ¿ya te ibas?


— Estoy ocupado— miento. No te no nada que hacer. ¿Porque que está aquí? Él no debería estar aquí. ¿Está molesto? No, no parece que lo este, y si me hablara para reclamarme lo que paso ese día, lo estaría haciendo ya ¿no?


— oh… bueno… quisiera saber algunas cosas, ¿podrías ir mañana a la heladería?


— ¿ma-mañana?


— sí.


— Supongo que podría intentar dar una vuelta por ahí— ¿entonces va a reclamarme en un lugar donde no haya tantas personas? Aquí no hay tanta gente…


— bien, entonces, te espero ahí.


— Claro— no sonríe, pero tampoco está molesto. Es como si solo tuviera curiosidad por mí, o lo que dije ese día. No se va, y yo tampoco me muevo. Me aclaro la garganta, y luego me doy la vuelta. Lo sabía, él no me reconoce de la vez que me ayudo, si no solo de cuando le dije eso.


No puede ser… no iré, jamás iré.


 


¿Qué estoy haciendo aquí? No debí venir. La heladería está llena de niños, haciendo fila mientras los dos empleados entregan los helados como si no tuvieran mañana.  Podría  irme, sé que no me han visto, así que puedo huir y ya.  Es temprano, y Nate aún no llega, por eso estoy aquí.  Puedo decir que vine y que no estaba. Arg, no tengo que decirle nada a nadie. Nadie me está obligando. Solo iré por un helado.


— ah, tu.


— ¿Cómo?— el chico me mira, sonriendo. Me reconoce. Y… me estaba esperando.


— Nate me pidió que te diera lo que quisieras y que lo esperaras sentado. Debe llegar en…— media hora— como cuarenta minutos.


— no sé si…


— vamos. ¿Qué te doy?— Nate le dijo eso… o sea… que no debí venir. No debí venir. Quiero salir corriendo, pero… ya hice eso muchas veces. Salir corriendo luego me trae cosas peores. Ah, vamos, cualquier cosa que me diga está bien.


— Lo que sea— ¿y si se dio cuenta que le acosaba? ¡No sé cómo explicarle eso!  Para lo demás puedo decirle que era una apuesta o un juego. Quizá un experimento social. Sí, eso suena bien. Puedo decirle que me acobarde y que el experimento no salió bien. Si, un estudio de reacciones para una campaña publicitaria suena lógico.


— Bien, entonces…— toma un vaso grande y lo llena— aprovecha, es gratis.


— Gracias— me voy a sentar. Enfrentare esto como debí hacerlo desde el inicio. Ahora debería estar preparándome para el evento de Noah, y aquí estoy. Debí quedarme con él, ganaría algo de dinero y tendría comida gratis. Estoy nervioso, casi no puedo comerme el helado, pero no me muevo de la silla. 


— Llegue, Liir, Lindsay, ¿Cómo ha ido todo?


— bien.


— Normal— no me giro. Algo más, piensa en otra cosa. Los árboles son muy grandes, ¿Quién limpia las hojas cuando se caen?


— Ah, Nate, te están esperando— una risa. El parque es pequeño, ¿de dónde salen tantos niños? ah, sí, creo que hay algunas escuelas cerca de aquí.


— gracias, Liir. Pueden irse, no creo que venga más gente— les oigo despedirse— siento que tuvieras que esperar— la silla a mi lado se arrastra, y cuando volteo, Nate ya está sentado. Es tan atractivo como siempre.


— Llegue temprano,  no dijiste a qué hora— no me veré como una niñita nerviosa— así que ¿Qué querías hablar conmigo?— él me mira, y se ríe. ¿Se está riendo de mí? No dije nada para que lo hiciera. Si, síguete burlando, me siento menos nervioso así.


— lo siento, es que… olvídalo. ¿Cómo te llamas?


— Eder.  


— bien, Eder. ¿Me conoces? Te he visto seguido en la heladería, siempre pides el mismo sabor de helado, te sientas en la misma banca…— me noto… no, control, debo estar serio. Tranquilo.


— se que trabajas aquí. Es todo. Y tu nombre, también lo conozco— él  asiente, no me dice nada. Espero, y espero… y sigo esperando— ¿Es todo lo que vas  a decir?


— ¿Por qué dijiste eso? ese dia.


— ah, eso, en realidad solo fue un… experimento. No fue real, lamento si te incomode, y si es todo, no tienes que preocuparte más por eso— incluso me rio. Todo está bien si es así. Podría volver aquí, incluso podría comenzar a hablarle un poco, reírnos de este incidente.   Se fingir bien, no me gusta mentir, pero vamos, miento más de lo que puedo contar en un día.


— sí, eso pensé yo.


— ¿si?


— pero alguien me dijo que no era así— ¿alguien? Miro a la heladería, ya no hay nadie, pero el día que dije eso solo había una persona más— quisiera… pensar que solo es lo que dijiste, y que no tiene relación con el hecho de que dejaste de venir después de eso. Porque no tendría sentido…  de otro modo no tendría sentido.


— ¿Por qué?— demonios, ahora me arrepiento de que me note. Es una jodida desventaja.  Nate parece estar hablando para él, yo creo que comer el helado fue una mala idea, quiero vomitar.


—  no nos conocemos, que digas eso sin conocer ni siquiera tu nombre me parece un poco preocupante— no era la palabra que esperaba,  pudo ser peor, al menos no dijo asqueroso, repulsivo o desagradable. Frunzo el ceño cuando termina de hablar.


— ¿no crees en el amor a primera vista?


— no mucho. Nunca me he enamorado a primera vista— comenta, un tono risueño. Luego me mira, cuando creo que comprende lo que digo— ¿¡Entonces estas…!?


— no, solo era un comentario.


— oye, no estoy… interesado en nadie ahora mismo, así que espero no haber herido tus sentimientos ese día o ahora— suelto una risa falsa. No estoy muy contento— no sé cómo lidiar con esto.


— no soy una chica, ¿y que si no estás interesado? No voy a ponerme a llorar ni nada. Gracias por el helado.


— Espera…— me detengo. Arg, ya me harte de mentir. Todo hubiera sido más fácil si le hubiera dicho que sí y no tuviera que escuchar esas tonterías que estaba diciendo— así que es verdad.


— ¿todavía ocupas que te lo diga? Arg, esto es humillante. No quería gritarlo así, pero ya paso. Y también tengo claro que no saldrás conmigo, así que gracias por todo.


— ¿Por qué?


— no hay un porque, es amor.


— me refiero… no nos conocemos, apenas y hemos hablado. ¿No estas confundiendo las cosas? quizá solo sientes… otra cosa y tú estás pensando que estás enamorado de mí— suena preocupado. Si no le conociera, desconfiaría de su amabilidad y le tacharía de hipócrita. En cambio, parece como un hermano mayor preocupado porque su hermana menor está enamorada de un chico que él no conoce.    


— sé muy bien cuando estoy enamorado.


— pero…


—  Nos conocimos antes— eso le hace mirarme con curiosidad. Suspiro, sentándome— no mucho tiempo, pero… me ayudaste cuando me estaban golpeando, me trajiste aquí para curarme y me pagaste un taxi hasta mi casa. Quise agradecerte a los días por todo, incluso tenía el dinero del taxi para regresártelo, pero no pude. Cuando me pare aquí, no me reconociste.


— oh, cielos. Lo lamento ¿eras tú?—cruzo los brazos y asiento con la cabeza— tengo mala memoria para los rostros. Y… estabas algo golpeado ese día.


— sí. Intente decírtelo mucho tiempo, así que venía y me sentaba aquí, pero nunca me atreví… yo pensé que no era nada, y en el tiempo que pase aquí viéndote…


— entiendo. Ahora todo está más claro— es cruel. Debajo de esa apariencia amable, es cruel. Ha escuchado todo, y no tiene ninguna reacción. No hay muecas de asco, no hay vergüenza. No hay nada. Le soy totalmente indiferente. Soportaría que me dijera, con una expresión de pena, que no le atraen los chicos. Vamos, incluso alguna broma sobre sus preferencias o algo— Eder, ¿Por qué me dices esto?


— tú querías saber.  Quise mentir, pero de cualquier modo,  no creo que pueda volver por aquí, así que…


— ¿no volver?


— no estás interesado en lo que digo. No creo que salgas con chicos— casi se me sale decirle que no sale con nadie, pero eso me delataría y acosar a alguien es ilegal. No quiero tener más problemas.


— no… salgo con nadie que no conozca.


— entiendo.


— Eder, en serio… no sabía que eras el mismo chico— ¿eso cambiaria algo? si lo supiera ¿Qué? ¿Me diría que si por lastima?  O quizá podríamos haber hablado antes. Le miro, ahora sí parece un poco apenado. En serio es demasiado amable para su bien. Tan amable que puede ser cruel.


— no importa. Igual estoy agradecido contigo por ayudarme— y dejare se sentir lo que siento por él por esta conversación. Al menos ahora me conoce.


—  no salgo con desconocidos— repite.


— sí, ya lo…— no sale con desconocidos… con desconocidos. Me enderezo en la silla. ¿Lo hizo a propósito? No cree en el amor a primera vista, y no sale con desconocidos. Entonces…— ¿puedo venir otra vez mañana?


— ¿eh? Claro.


—  podríamos, no se… ¿hablar?


— ¿eso quieres?


— si—claro que lo quiero. Si no sale con desconocidos, en lugar de alejarme, solo tengo que hacerme más cercano a él— ¿sabes? iba a solicitar el trabajo aquí, cuando buscabas empleado, pero estaba aún avergonzado, y cuando me decidí, ya tenías a ese chico trabajando.


— ¿Liir? Ah. Hubiera sido agradable que trabajaras aquí. Aunque no creo que trabaje mucho tiempo aquí, es mi sobrino, y si está trabajando aquí es por un castigo— ¿un castigo? Se la pasa hablando con la otra empleada, y con dos chicos más que comenzaron a venir hace poco, un chico y una chica. No es un castigo muy adecuado. Pero lo importante aquí es que es su sobrino. Me puse celoso por que iba a llevar a su sobrino.  


— vaya. Quizá lo tome cuando se vaya.


— ¿Seguro? ¿No será… complicado para ti?


— ¿complicado? No tiene porque serlo. Es solo un trabajo, y no parece difícil— servir helado no es difícil. Y si lo dice porque tendré que estar con él, no tengo ningún problema con eso. De hecho, esa es la idea— ¿Y para ti? ¿Sería difícil trabajar con un chico que te ha dicho que le gustas?


— eh…


— ¿Acaso te molesta o te da asco que un chico este enamorado de ti?


— Ese no es el problema— sonríe como si hubiera dicho algo gracioso.


— ¿Cuál sería el problema, entonces? ¿Qué no nos conocemos? ¿Es eso lo que te molesta? Si es así, entonces tengo una buena solución.


— ¿eh?


— Podemos conocernos mejor. Hablar, como amigos y todo eso. Después… si quieres, podríamos salir. Tienes razón, estaba equivocado  al decirte eso tan pronto, pero… si quisieras podríamos hacer eso. Conocernos.  


— umm no quiero ser malo, pero…la verdad no me siento atraído hacia los chicos. Pienso que tenerte por aquí es malo para ti.


— Yo decido eso. Así que… Eder Ross, tercer año de marketing, tengo veintiún años y vivo en una casa de renta con otra persona. Un gusto conocerte—extiendo la mano como si fuera la primera vez que nos vemos. Es una variación de la presentación que solemos hacer cuando hacemos algún trabajo o tenemos un nuevo profesor. Nate me mira, luego mi mano extendida.  Yo no tengo nada que perder, de cualquier modo.


— Nate, y bueno… soy el dueño de esta heladería.


— muy buenos helados. Me alegro de haber venido.


— pues… gracias.


— Espero que nos llevemos bien. Entonces… ¿tienes más familia además de tu sobrino?— él me sigue mirando. Sé que mi intento por ser amigos es una farsa total, y él también lo sabe, mi pésimo intento por entablar una conversación me haría reír de ser otras personas.


— sí, tengo más familia. ¿Y tú?


— hace tiempo que no les veo, yo… no tenía una vida de la que me enorgullezco.


— ¿tus amigos de esa vez?


— eran mis amigos, antes de ver que esa vida no me llevaría a ningún buen lugar. Solo me fui, me aleje de todo e inicie de nuevo. Estoy iniciando bien.


— eso suena bien. Es decir, todos deberían tener una segunda oportunidad de arreglar sus vidas.


— sí— aunque Nate sigue incomodo,  o yo lo imagino incómodo. Conversamos mucho rato más, sobre las pandillas, los jóvenes que se unen a ellas, sus motivos. Le ayudo a cerrar la tienda, a meter las mesas y le veo poner los candados. Mientras camino en dirección contraria, me tengo que sentar en una de las jardineras.  En serio estuve hablando con él… de verdad paso. Estoy tan contento, que no tengo deseos de seguirlo. Antes de irme, repetí muchas veces que volvería mañana. Aun no pido su número de teléfono, hubiera sido aprovecharme demasiado de la suerte que tengo.


 


— ¿Y tú qué?


— ¿Umm?— miro a Noah, saliendo del baño con una toalla en el cuello. Hace como diez minutos que llegue, dejándome caer en el sofá.


— ¿te sientes bien?


— sí. Oye, lamento haber cancelado…


— no importa. Encontré algo divertido en tu lugar— me sonríe— estoy cansado— es su despedida.  Yo también  me siento cansado, camine de regreso hasta aquí. Todo fue mejor de lo que hubiera esperado. Conocernos está bien, hablar más está bien.  ¿Yo, intentando enamorar a un chico?  Insisto, no tengo nada que perder.

Notas finales:

Nos leemos la próxima semana con Liir. 


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