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... With Kamijo por Mad_PunkyHeart

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Notas del fanfic:

Historia basada en la canción de LM.C llamada "...with vampire" siendo la pareja principal AijixMaya en un mundo alternativo en el que ambos son cazadores de vampiros. 

Si les gustó la historia y le interesaría un especial +18 o de algún otro tipo dejenlo en los comentarios. 

Los personajes son Maya(LM.C), Aiji (LM.C), Kamijo, Teru (versailles) y Kanon Wakeshima

También se hace referencia a Miyavi, Kirito, Ryutarou(Plastic tree), Yoshiki (X Japan)

—Maldición —se quejó el pelirrubio al oír tras de sí el aleteo de la capa del vampiro que venía siguiéndolo hace un rato. Pensó que lo había perdido al entrar en la librería de aquel pueblo, pero al parecer estaba equivocado, la risa molesta de ese tipo le estremeció sintiendo como el cabello de su nuca se erizaba cuando aquellos dedos sobrenaturales lo rozaban.

—Saaal —alargó el vampiro aquella palabra para sonar agradable, aunque su voz fría se oponía a la invitación.— Quiero jugar contigo — añadió haciendo resonar sus pasos tras de sí para llamar la atención del rubio. Estaba jugando con él como algunos de aquellos seres disfrutaban hacer antes de dar muerte a sus víctimas, caminando por el pasillo fuera de la habitación donde se había ocultado su presa. A veces aquellas criaturas disfrutaban con el miedo que podían provocar en los humanos y eso parecía ser un alimento aún más poderoso que la sangre.

El chico aguantó por un momento la respiración, se había ocultado bajo un antiguo escritorio, sabía que al menor movimiento o sonido aquella criatura lo atraparía. Sintió el ajetreo de la capa dirigiéndose a la puerta para salir, seguido de un suave portazo lejano. Suspiró aliviado tras unos segundos levantándose, para encontrarse con el pelinegro frente a sí. El vampiro lo había engañado para, con velocidad sobrehumana y sin delatar su presencia, ubicarse justo encima del escritorio. Quedó paralizado, sudando frío, tenía miedo y ahora estaba perdido. Instintivamente se cubrió el cuello con ambas manos cuando Miyavi acortó la distancia entre ambos peligrosamente y ahogó un grito de terror cuando fue acorralado por el mismo, sintiendo que sus piernas no respondían ya.

— Suéltalo —exclamó una voz desconocida para el rubio desde la puerta, seguido del chasquido de una pistola que era cargada y apuntada. Con los labios fruncidos y sin bajar a su presa, el ser nocturno se giró a mirar al cazador que acababa de irrumpir en el lugar. Sin darle tiempo de reaccionar más que eso, el arma fue disparada y no tardó en desintegrar al vampiro, quien dejando caer al chico al suelo junto con un par de pétalos de una flor que el rubio no había visto en su vida, pero que si tuviera que describir, probablemente lo haría como una rosa de inigualable belleza.

— Deberías andar con más cuidado... —dijo el castaño que se había acercado para comprobar que el menor no tenía ninguna herida. Su actitud era un poco fría y no parecía interesado en averiguar que hacía el chico allí como cualquier otro lo habría hecho.

— ¡Lo hago! —Se quejó poniéndose de pie y sacudiéndose aún algo confuso, todo había sucedido muy rápido— ¡Pero esas cosas siempre aparecen y me atacan! —Frunció los labios en un gesto infantil mientras se arreglaba el cabello ,sintiéndose ligeramente ofendido por la forma en la que el mayor lo había regañado.

— ¿Nunca te han mordido? —El cazador pareció sorprendido a la vez que guardaba una botellita con lo que el vampiro había dejado al desaparecer además de su arma dentro de su chaqueta cruzándose de brazos.

— Noup —negó el rubio. — Siempre logro escapar antes de que me hagan algo, excepto por esta vez, ese vampiro era realmente molesto —Resopló el rubio encogiéndose de hombros.

— Mgh... ¿Tienes algo que podría funcionar como un amuleto para los vampiros? —Preguntó el castaño tras inspeccionarlo con la mirada y aparentemente no encontrar nada extraño en el chico. No parecía la clase de humano que era atrajera a esos ataques.

— ¿Amuleto? No llevo nada encima, digo apenas un poco de dinero, ropa y un par de cosas en mi mochila, además de un recuerdo familiar —dijo pensativo rascándose la barbilla mientras hacía una lista mental sobre sus cosas.

— ¡Muéstramelo! —exigió el castaño tendiendo su mano hacia el pelirrubio. Sus manos permanecían semi cubiertas por unos guantes que protegían la palma de su mano, probablemente aquello le facilitaba el uso de algún arma.

— Pues lo tengo por aquí — balbuceó a la vez que comenzó a buscar entre sus ropas hasta dar con un antiguo reloj de bolsillo, el que le entregó al contrario sin dudarlo. Lo había guardado en su ropa para evitar que se lo robaran y es que aunque desconocía la utilidad del artefacto sabía que podría obtener algún provecho económico de él, que era en realidad lo que necesitaba en ese momento. Aún no tenía claro que iba a hacer ni por donde comenzar.

Tras examinarlo en silencio minuciosamente con cara de asombro el más bajo miró perplejo a su interlocutor sin lograr comprender como aquel chico tan descuidado cargaba con algo como eso sin comprender de que se trataba.

—Podrías sacarle gran provecho a ésto, un arma así solo había tenido oportunidad de verlas en libros antiguos — confesó sin dejar de examinar el objeto detalladamente para comprender su complejo mecanismo.

—¿Provecho? Claro, iba a venderlo —exclamó animado riendo, despreocupado sin entender del todo a que se refería el desconocido.

—Estás loco —afirmó el contrario— ¿O no sabes que este artefacto, usado correctamente, puede servir para acabar con los vampiros? Siendo un recuerdo de tu familia, debes ser hijo de cazadores ¿no?

—¿Q-qué? —tartamudeó desconcertado a esa respuesta y más aún a lo que se refería a sus padres— N-no, digo no sé qué hacían mis padres. Sí, eran raros y odiosos, pero nunca los escuché demasiado. Tras pelearme con ellos, me fui de casa por unos días y cuando volví me enteré que estaban todos muertos o algo, lo único que encontré fue el reloj que parecía intacto... —como nunca había sido apegado a sus padres y las ansias de libertad lo habían atacado desde joven era capaz de hablar con una frialdad del tema que podía sorprender a cualquiera. El castaño le devolvió el reloj negando entre desconfiando de su actitud como de sus palabras. Los clanes de cazadores solían ser mucho más consolidados y los herederos eran entrenados desde pequeños. Pero no era el momento ni el lugar para cuestionar a quienes no conocía realmente.

—Si eres hijo de cazadores, deberías cuidarte, es probable que los vampiros te odien, los cazadores "apestamos" para ellos, además cargando esa cosa llamarás más su atención, es probable que puedan sentirla —Le aconsejó tomando sus cosas para retirarse pensando que aquel chico era un claro problema con el que no quería tener que lidiar, después de todo no iba a convertirse en la niñera de un niño rico mal criado como ese.

—¡En-entonces enséñame! —la idea había aparecido de golpe en su cabeza, el chico parecía ser un buen maestro, o eso creyó el pelirrubio. Parecía comprender más de aquel mundo que él y su actitud lo hacía parecer confiable. Además si no era capaz de apartarse de aquellos seres debía ser capaz de enfrentarlos como el otro.

—No, no me haré cargo de ti —respondió con frialdad retirándose sin darle oportunidad de seguirlo ni alegar por su respuesta. Y aunque intentó seguirlo, el rubio lo perdió rápidamente de vista en la oscuridad de la calle.

Había pasado unos días buscando al cazador castaño, pero su búsqueda parecía inútil hasta el momento. El rubio, aunque sentía que sería imposible, no estaba dispuesto a renunciar tan fácil a encontrarse de nuevo con aquel hombre. Aún deseaba poder aprender de él y trabajar a su lado haciendo, aunque no fuese ese su plan original, aquello que sus padres habrían deseado para él. Se estaba quedando en una habitación de la posada del pueblo en el que se había encontrado con el que había decidido sería su maestro y tras un rato suplicándole al dueño había conseguido en el mismo sitio, un trabajo de mesero, ya que el dinero que había conseguido al huir de casa se le estaba acabando más rápido de lo calculado y no iba a morirse de hambre puesto que esta vez no tenía una casa a la que volver. Un día en el bar se percató la presencia de un extraño cliente, se veía igual al tipo que lo había atacado, sin embargo, en aquel pueblo, los extraños abundaban y la probabilidad de que hiciera algo para atraer la atención del cazador que él deseaba era extremadamente baja.

Mientras ordenaba una mesa, vio que por la ventana alguien espiaba en silencio, no pudo creer que lo que había deseado se hiciera realidad. El castaño estaba allí, obviamente tras ese extraño cliente que ahora estaba jugando con una copa de vino entre sus dedos y una chica que parecía hipnotizada por él a la que obligaba a beber, incluso si ya se notaba que se había excedido con la bebida. De pronto ambos se levantaron y salieron, el rubio estaba atento, notando como el cazador se iba también. Sabía que no podía dejar escapar su oportunidad, por lo que sin pararse a pensar en las consecuencias o en el peligro, se quitó el delantal y tras gritar un "lo siento" salió tras ellos, no iba a quedarse de brazos cruzados cuando el milagro se había producido justo frente a él.

El vampiro se metió en una casa antigua que se veía abandonada y tapiada, el cazador lo seguía de cerca sin darse cuenta que el rubio iba tras ellos. Había estado investigando sobre el reloj y los cazadores, y ya entendía más o menos como funcionaba todo en teoría. Quizás, si todo salía bien, podía impresionar a quien le había salvado la vida con alguna maniobra contra ese detestable vampiro. Un hombre pelirrojo con varios tatuajes llamativos similares a los que había visto en el hombre que lo había atacado a él, sin embargo, este no se molestaba en ocultar su pálida piel y no parecía molestarle llamar la atención, al contrario parecía que lo disfrutaba bastante.

Los siguió hasta el estudio. La criatura parecía haberse sentado en el sofá destartalado a la mitad de la habitación a beber de la sangre de su victima en el sofá. El cazador, se acercó sigiloso para apuntar al asiento, donde para su sorpresa solamente estaba la mujer que había sido victima de ese ataque, desangrándose por la profunda herida de los colmillos en su cuello. Más rápido de lo que la vista del rubio podía seguir, aquel ser nocturno surgió de las sombras, acorralando al castaño, a quien le arrebató el arma, acercándose peligrosamente a su cuello, relamiéndose.

—Veo que caíste en mi trampa, Mizui-kun —la criatura arrastró cada palabra de forma perezosa. El cazador apenas logró balbucear un "Kirito" mientras intentaba librarse con una mirada desafiante y llena de odio. Al parecer no era la primera vez que se enfrentaban, algo que hizo sentir una pequeña punzada de terror a quien observaba oculto desde la puerta.

El rubio no podía quedarse de brazos cruzados cuando quien lo había salvado estaba a punto de ser mordido, tomó el reloj entre sus manos, que según había leído, podía transformarse en un arma en manos del heredero de la familia y cruzó la puerta a paso firme aunque aún no sabía muy bien que era lo que estaba haciendo. Rogaba que lo que fuese que se suponía que hacía aquel objeto, funcionara contra ese vampiro.

—¡Suéltalo! —le espetó a la criatura intentando sonar seguro y confiado, sintiendo como su corazón latía a mil en su pecho y sus manos temblaban contra el metal.

—¿Y tú quién eres? —El vampiro se giró mirándolo confundido presionando con más fuerza al castaño contra la pared como si temiera que su valiosa presa le fuera a ser arrebatada por el intruso— ¿Desde cuando trabajas con alguien?— Le preguntó con un cierto aire cargado de celos al castaño que seguía retorciéndose contra la pared intentando huir del agarre ahora con terror en los ojos.

—V-vete —exclamó asustado el cazador al reconocer a quien intentaba salvarlo, intentando inútilmente alcanzar su pistola que ahora estaba a algunos metros de él en el suelo estirando su pierna. Si no hacía algo rápido estaba seguro que aquel chico acabaría siendo dañado.

—No, ¡no le harás daño! — gritó el rubio y cerró los ojos para poder concentrarse en enfocar su energía en el objeto que tenía entre sus manos, el que comenzó a brillar suavemente disparando un rayo que hizo pegar un chillido al vampiro y soltar al cazador con parte de su cuerpo quemado. La criatura por unos segundos intentó extinguir las llamas que parecían causarle un gran daño en su piel para luego intentar abalanzarse sobre quien lo había atacado.

El castaño cayó al suelo cubriéndose la cabeza de inmediato cuando el pelirrubio disparó nuevamente, esta vez a la cabeza del vampiro, haciéndolo desaparecer por completo en un destello de luz blanca. Solamente quedó tras él, como solía ocurrir con los vampiros, parte de aquella flor que demostraba su naturaleza sobrehumana.

—¿Lo mataste? —preguntó anonadado el cazador incorporándose, era incapaz de creer que el chico había descubierto como utilizar una maldición tan poderosa en un par de días luego de haber demostrado una absoluta ignorancia al respecto.

—N-no iba a dejar que te hiciera daño ... —respondió jadeante el rubio cayendo desmayado, el objeto se había llevado toda su energía haciéndolo caer en un estado de sopor desconocido para él hasta ese momento.

Cuando abrió nuevamente los ojos se dio cuenta que estaba en una de las habitaciones de la posada, pero no era la suya. Su cuerpo dolía horrores debido al esfuerzo descomunal que había hecho y, es que aunque fuera bastante hábil, tenía un largo camino por delante. Cerca de la cama, en un sillón, dormía el cazador que acababa de salvar, de brazos cruzados notoriamente incómodo y con el ceño fruncido. Se levantó con dificultad por el dolor y lo tapó con una de las mantas antes de ir por algo de comer y un regaño de su jefe por haber dejado su trabajo el día anterior. Al volver a la habitación, el cazador ya había despertado y parecía estar ordenando sus cosas para marcharse.

—Estás bien, al parecer —le dijo a modo de saludo aunque se notaba un cierto alivio en su mirada la que no tardó en ocultar de la vista ajena doblando la manta que momentos antes le había cubierto dejando la cama un poco hecha para poder meter sus pertenencias en la pequeña maleta que traía consigo.

—¡S-sí! —dijo el menor rascándose la nuca sin saber muy bien que debía decir estaba ¿nervioso? Pues claro, después de todo no habían tenido la oportunidad de conversar con el otro luego de la primera vez que se habían reunido. No quería dar la impresión equivocada nuevamente.

—No debiste arriesgarte por mí —refunfuñó el castaño, intentando ocultar entre sus palabras una especie de agradecimiento. Al parecer estaba acostumbrado a luchar por su propia cuenta tanto que se avergonzaba de tener que agradecerle.

—Pero tú lo hiciste por mí —habló el rubio sintiéndose torpe, no había hecho más que agradecerle y después de todo lo había seguido por sus ideas egoístas. Era cierto que lo había salvado pero se sentía ligeramente culpable y es que había visto el miedo en los ojos de aquel joven mientras luchaba contra el vampiro, había visto el miedo de que él resultara herido...

—Es mi deber, nada más —lo interrumpió girándose mientras guardaba en su bolso aquello que le pertenecía examinando que todo estuviera en orden antes de guardarlo. Era bastante ordenado y meticuloso para sus cosas, muy diferente al pelirrubio.

—Bien, bien, tienes razón, entonces me debes algo —exclamó con una sonrisa burlona el rubio con notoria maldad en el rostro. Iba a aprovechar el dicho contrario para su beneficio— quiero decir, arriesgué mi vida por salvarte sin saber muy bien como funcionaba todo cuando ni siquiera era mi trabajo, así que, deberías pagarme de algún modo.

—El dinero no es problema —el cazador lo miró desinteresado cruzándose de brazos mientras esperaba el monto que podría pedirle al más joven, era por eso que no trabajaba con nadie, menos con cazadores que provinieran de clanes y es que esas personas solían parecerle demasiado interesadas...

—¿Dinero? No, quiero que me entrenes para ser un cazador como tú y que eventualmente podamos trabajar juntos.—dijo el rubio sonriendo ampliamente, se sentía triunfante por haber llegado a aquel punto y es que momentos antes había estado seguro que el mayor solamente iba a marcharse como en su primer encuentro sin darle tiempo a responder.

—¿Q-qué? —el cazador lo miró sorprendido al no esperarse aquello en lo absoluto, quedándose en silencio un momento antes de responder tajantemente reafirmando su postura— No, eres un crío torpe que no sabe cuidarse de sí mismo, no me haré cargo de ti por un capricho tuyo.

—Soy un crío torpe que te salvó —argumentó triunfante cruzándose de brazos con una sonrisa de satisfacción en el rostro, lo había acorralado y lo sabía.

—Eres más detestable que el vampiro de ayer —se quejó el cazador al quedarse sin opciones para rebatirle— Bien, bien, pero nos vamos de aquí ya, podríamos llamar la atención de más vampiros sobretodo si aún no controlas bien el reloj que tienes... —señaló la mesita de noche donde el rubio había dejado descuidadamente el objeto, sin duda el castaño tenía mucho que enseñarle

—¡No te arrepentirás! Por cierto... ¿cómo te llamo?—cayó en cuenta que ni sabía como debía decirle al chico que tenía en frente. Apenas si sabía que se llamaba Mizui o algo así por lo dicho antes por el vampiro, pero no habían tenido oportunidad de presentarse como correspondía.

—Supongo que si trabajaremos juntos no hay opción... soy Mizui Shinji, pero trabajo bajo el nombre de Aiji —contestó Aiji tendiendo su mano al rubio esperando que respondiera con su propia presentación.

—¡Genial, Aiji, mi nombre es Yamazaki Masahito, pero puedes llamarme Maya! ¡Ese será mi nombre  de cazador a partir de ahora! —respondió agarrando su mano y agitándola más de la cuenta hasta que el castaño le dirigió una mirada de pocos amigos, Maya aún debía ganar su confianza para volverse algo más que su aprendiz; su compañero.

 


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