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LLORA POR EL, QUE YO ESTARÉ AQUÍ (MILO X CAMUS) por angeloDivoglio

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Notas del capitulo:

Bueno antes de comenzar, quiero  aclarar  unas cosas y es que  tal vez este fic, les resulte raro, o tal vez como un gran cliché, pero hay una razón por la que lo he escrito y pues quise compartirlos, pero como siempre se aceptan criticas y opiniones,  y espero les guste.

Tal vez lo único que si me encantaría pedirles, y mas como un favor  que por nada, es que me digan que opinan de este camus, que piensan de el, como repito hay un por que detrás de esta historia.

 

 

Y la canción ala que hace referencia milo  es esta

https://www.youtube.com/watch?v=xV27jJPLkGQ

Es una muy buena canción, me ayudo bastante a escribir el fic y a otras cosas, si gustan escuchar adelante, esta muy buena.

 

Bueno sin mas espero les guste…

Han pasado tres meces ya desde que te fuiste con él, desde que le preferiste a él, desde que no supe más de ti.

 

-          Perdóname, pero es con él con quien quiero estar, surt me complementa y tu no.

 

Fueron tus ultima palabras antes de marcharte, las cuales dijiste con esa frialdad que te caracteriza, ni siquiera en tu mirada pude ver un pisca de dolor, de arrepentimiento al ver mis lágrimas caer y aun así marcharte  a su lado.

 

Han pasado tres meces ya,  tu olor en mi almohada ha desaparecido del todo,  ni siquiera tengo eso ya, solo una foto, una triste foto, la cual tomo e intento romper día tras días, pero no tengo el valor.

No lo tengo.

 

Siento que sin ella, te olvidare por completo... y no quiero hacerlo, no importa el daño que me causaste, no quiero hacerlo…

En verdad te amo.

Tengo que admitir que nunca entendí el cómo era que él te complementaba y yo no, pero no importa, ya no tiene que importar, aunque el dolor, aún sigue ahí.

Camus, mi Camus…

 No, ya no eres mío… y nuca volverás a hacerlo.

 

Me acerco a la ventana de mi habitación, el sol se ha ido, solo la luna está ahí, pero está sola, ninguna estrella  se ve cerca de ella, respiro el aire frio de la noche, intentando tranquilizarme, rezando que así al menos por un instante, tu recuerdo se desvanezca de mi mente.

Pero es imposible, tú estás ahí, lo has estado desde antes que te conociera.

 

Mi  corazón duele como no tienes idea, es como si me suplicara a gritos, que pare, que no puede más, me suplica por ti, por tu olvido, por continuar algo que yo no quiero.

 

Y ese algo es la vida sin ti.

 

Suspiro fuertemente, sintiendo el nudo en mi garganta, mas no llorare, ya no lo hare, ya no puedo hacerlo, siento que todas mis lágrimas se han secado por ti.

 

Ya no puedo más, tengo que admitirlo,  así que sin más comienzo a caminar, en último intento inútil por detraerme, no sé adónde voy,  solo veo mis pies moverse, subiendo escalón tras escalón  sin descanso, como también siento la mirada de nuestros compañeros,  ellos no me dicen nada, al parecer entiende mi dolor,  así que solo bajan la cabeza al verme pasar.

 

-          Donde estoy

 

Me digo al notar, que he llegado a tu casa, esta todo oscuro, es claro que tu no estas, no has estado en mucho tiempo, miro la puerta algunos segundos,  recordando las veces que te bese al despedirme de ti, antes que fueras dormir.

 

 

  • Camus.

 

repito tu nombre una y otra vez, al entrar, sin saber el porqué, viendo que todo sigue en su lugar, cada libro, cada planta, cada estúpida figura que tanto amabas y a mí me parecía ridícula sigue ahí,  perfectamente acomodado, como a ti te gustaba.

 

Suspiro con fuerza, acercándome a tu habitación, tal vez aun tu cama, guarde tu olor y me permita dormir en paz  esta noche.

 

Entro despacio, casi como si tuviera miedo a despertarte, entro, esperando encontrarlo vacío, más grande es mi sorpresa al ver que no es así.

 

a lo lejos y  casi escondido entre la oscuridad de tu habitación, puedo ver una figura sentada en el piso  alado del buro de la cama, levantándose al verme llegar, prendiendo aquella lámpara de lectura que descansaba en el buro.

 

- ¿milo?

 

-¡Camus!

 

Mi corazón comienza a latir con fuerza al verte de nuevo frente de mí, siento vergüenza por que me has encontrado merodeando en tu casa, pero siento más alegría al verte de nuevo, al escuchar el sonido de tu voz.

 

- ¿qué haces aquí?

 

 Me preguntas, intentando ocultar tu mirada de la mía, más aun así puedo ver tus ojos rojos, y como disimuladamente limpias una lagrima que corría por tu mejilla.

 

- ¿por qué lloras? ¿Alguien te ha hecho algo?

 

Te pregunto lleno de preocupación, intentando acercarme a ti para abrazarte, más me rechazas echándote para atrás, dejando más que en claro que me has olvidado.

 

- no tengo nada, asique por favor, marcharte, no tienes nada que hacer aquí.

 

Tu tono frio vuelve a hacer eco en mi cabeza, recordándome que nunca te importo el cómo me preocupaba por ti.

 

Mi orgullo dice que me marche, que te aleje, que de la vuelta y no vuelva nunca más.

 

Pero no puedo hacerlo, hay algo que me pide a gritos que me quede a tu lado, que no te deje solo, que tengo que cuidarte,

 

¿De qué?

 

No lo sé, pero tengo que hacerlo, no puedo dejarte así nada más… no puedo.

 

 

 

 

 

-          ¿puedo quedarme a tu lado  en silencio? Solo déjame estar aquí, por favor.

 

Te  lo digo más como una súplica que como un favor, y tú solo con un poco de molestia asientas con la cabeza, regresando al lugar donde te encontré al llegar, dejándome sentar  a tu lado en el pis.

 Me acerco  con prudencia a ti, sintiendo tu tristeza, viendo mejor el rastro de llanto que corre por tus mejillas, nos quedamos en silencio algunos minutos, tú miras hacia el techo y yo no puedo apartar la mirada de ti.

 

-          Yo no sé lo que es el amor, ni siquiera a tu lado, pude saberlo, milo.

 

Mi corazón duele aún más tras escucharte decir esas palabras.

 

- ¿tan mal te ha ido con  el?

 

Te pregunto intentando esconder  mi dolor, tu no respondes solo suspiras con fuerza colocando tu cabeza en mi hombro.

 

- pase los mejores das de mi vida con, mis más preciados recuerdos, aquellos que guardare en mi corazón…

 

Sin siquiera pedírtelo, comenzaste a relatarme cada una de las cosas que hacías con él, y el cómo te tocaba, como te hacia reír, como en tan poco tiempo hiciste todas aquellas locuras que te negabas a hacer conmigo, por ser estúpidas e infantiles, con el las hiciste y fuiste feliz.

 

El dolor que siento es superior a muchos otros, me duele escucharte, me duele quedarme aquí, pero mis piernas más bien todo mi cuerpo se niega a irse.

 

 

- entonces ¿qué paso?

 

Hay un nudo en mi garganta,  el cual aún intento ocultarlo, pero creo que ya lo has notado, pero aun no te importa así que solo continuas, sin prestarme un poco de importancia.

 

- somos tan iguales milo, que algo salió mal, él tampoco sabía amar,  los dos solo sabemos divertirnos.

 

te levantas del piso tras decir esas palabras, mirándome desde arriba, ofreciéndome tu mano para levantarme, la cual acepto sin más, me miras fijamente, tus ojos han dejado de llorar desde hace tiempo ya, tomando de nuevo su color natural.

 

- ¿te acostarías conmigo milo?

 

Aquella pregunta  me deja en shock automáticamente, en especial al ver que no esperas después y sin darme cuenta me tiras a la cama, colocándote sobre mi sexo.

 

- tócame.

 

Me ordenas y yo obedezco esos ojos turquesas como es mi costumbre, dejándome llevar, tocando tu cuerpo, saboreándolo una vez más.

 

no tardo en excitarme, no tardo en quitarte toda la ropa, en besar cada parte de tu cuerpo desnudo, degustándome de su sabor,  una vez más como en el pasado, sintiendo que aunque solo sea en ese segundo eres mío y solamente mío.

 

Continuamos toda la noche en aquel acto, llenos de sudor, con nuestros gemidos retumbando en todo el lugar.

 

El sol ya había salido, y aun que me faltaba el aliento, logre brindarte placer en una última envestida, sintiendo tu cuerpo temblar, debajo mío, manchando mi piel con tu propia semilla.

 

Lucias relajado, parecías un Ángel, llegado a la tierra, y la luz del sol entrando por tu ventana, solamente favorecía más a tu belleza.

 

Es cuando tímidamente, intento abrazarte, para descansar aunque fuera un rato juntos, pero tu cambiando tu apariencia, luces molesto, apartándome con delicadeza,

Con esa maldita delicadeza, que tanto odio yo…

 

-       no lo hagas, solo vete por favor, esto que ha pasado me ha hecho ver que es lo que quiero en verdad.

 

Yo solo te miro, una parte de mi esperaba esa reacción lo admito.

 

-       Lo quieres a él, aunque su relación sea mierda, aunque solo sirvan para pasar un buen rato que no  te llevara a nada.

 

En tu mirada encuentro el hastío y aburrimiento, mientras finges una estúpida sonrisa.

 

-       Al menos con el puedo pasar el buen rato, contigo solo disfrutaba el sexo.

 

Suspiro con fuerza, negando ligeramente con la cabeza, riendo ante la situación.

 

-       Se feliz Camus.

 

Sentencio alejándome de ti, comenzando a vestirme, mientras tú me miras hacerlo.

 

-       Esto siempre se podrá repetir milo, siempre podremos tener sexo, solo es que entiendas las reglas y son que no hay que involucrar sentimientos, porque por ti, no siento nada.

 

Nuevamente rio, quedando en silencio saliendo del lugar, sintiendo mi corazón morir.

 

No regreso a mi casa, no hablo en el camino, como ignoro a cualquiera que me hable, no quiero que me vean así.

Y por eso que mi única salida es irme de ahí, caminar  hasta que mis pies se cansen  y nadie me conozca, al menos por lo que restra de aquel día.

 

Y así lo hice llegue a un parque no muy lejos de ahí, pero era un lugar que no solía frecuentar, la gente que me mira solo es  porque al parecer me veo patético, intentando controlar mi llanto, con una botella en la mano, y mis audífonos resonando canciones tristes a todo volumen.

 

He estado sentando en aquella banca por horas, el sol comienza a esconderse por nubes grises, las cuales anuncian que lloverá.

 

 

 

 

 

 

 

Me siento mareado, creo que he tomado más de lo que puedo soportar, siento unas ganas enormes de vomitar, lo  cual patéticamente lo hago en un basurero cercano, comenzando a irme del lugar sintiendo las primeras gotas mojar  mi cuerpo.

 

 

Me cuesta trabajo mantenerme de pie, por lo que prácticamente me recargo en todo lo que encuentro, tambaleándome a cada paso,

En cuestión de minutos mi cuerpo esta totalmente mojado, la gente corre de un lado a otro, yo también lo haría, pero ya me niego ha hacerlo,  no por mi condición, si no por que al menos ellos tienen un lugar a donde regresar, tal vez alguien que los espera, no como yo…

 

Aun así sigo caminando, llegando al final de aquel parque, viéndote una vez más al cruzar la calle, y no es el alcohol estoy seguro, no lo es.

 

Eres tu.

 

Yo no me muevo de ahí, observándote fijamente, este empapado y ya te has dado cuenta de mi presencia, pero no haces nada, porque a tu lado, aquel estúpido pelirrojo se encuentra, tomándote de la mano,  sintiendo a tu lado las gotas de lluvia, disfrutándolas.

 

Tu solo desvías la mirada de mí, sonriendo estúpidamente, acercándote para besarlo.

Y lo haces,  lo besas a pesar de saber el dolor que me causas.

 

-       Que saltes al vacío y que no vuelvas nunca

Y que toda tu vida te mate la culpa de haberme robado una

Parte del alma

Y es lo que a vos te hace falta

 

Te grito, repitiendo una  parte de la letra de la canción que hasta el momento había sonado a todo volumen por mis oídos.

Sintiéndola perfecta para ti, la gente me mira como un loco, pero no importa, como tampoco me importa el como ese estúpido pelirrojo, se burla de mi, llevándote a otro lado, sin soltar tu mano.

 

Tu nunca volteaste a verme, solo te marchaste, una vez mas te marchaste y me dejaste nuevamente me dejaste.

Solo en aquella  calle.

 

Pero no te preocupes, soy tan estúpido, que cuando vuelvas a llorar por el, yo estaré aquí, dejándome que me destruyas con tu hermosa frialdad.

Notas finales:

 

Como nota final, solo quiero aclarar que si, milo le grita la canción en español, pero  pues en mi imaginación es lógico que los dos sepan ese entre otros idiomas.

Solo quería aclarar


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