Era invierno y los días fríos conseguían que todo se viera más gris de lo normal, no muchas personas se detenían por la calle, sin embargo de uno de los callejones se lograba escuchar el ligero sonido de murmullos, y sonidos por los cuales o tenías que ser demasiado inteligente para ver lo evidente, estaban golpeando a alguien.
“¿Qué te pasa? ¿Seguirás llorando como una niñita? Eres un cobarde” preguntaban un par de chicos al momento de golpear a otro, más delgado, tal vez más pequeño; sin embargo de pronto una piedra golpeo a uno de los dos chicos, enseguida el otro. Ambos voltearon enfadados, un chico que aparentaba al menos ser dos años mayor que ellos los miraba molesto
-en verdad?, son dos tipos golpeando a un chico, ¿Quiénes son los cobardes?- dijo ahora burlo- retírense ahora- dijo cuándo los vio acercarse-ya he llamado a la policía- contestó y enseguida se escuchó el sonido de la sirena de una patrulla, los chicos parecieron bufar y después salieron corriendo- idiotas- dijo haciendo referencia a que en verdad él no había llamado a nadie, se acercó al otro chico y le tenido la mano -¿Estas bien?- preguntó amable y al fin vio al otro chico, delgado, de cabello claro y ojos en un color parecido al azul, con algunos raspones en la cara pero sin verse herido de forma grave
-si- dijo algo molesto de haber tenido que ser “rescatado” pero realmente agradecido, cuando se levantó, de igual forma al fin pudo ver a aquel que le ayudó, apenas unos centímetro más alto que é, tal vez tres o cuatro, de cabello negro y ojos oscuros, con piel blanca- gracias
-no te preocupes, los abusivos son unos miedosos… oye ¿Vas a la universidad?
-si
-yo igual, vamos juntos te parece- el otro simplemente asintió sin decir más, y continuaron el camino sin intercambiar palabras entre ellos
Llegaron a la escuela sin saber más del otro y sin que ninguno de los dos buscara la oportunidad de conocerse un poco más. Casi a la entrada, se encontraron con una bella chica rubia quien enseguida saludo con un efusivo abrazo al chico de cabello negro, logrando hacer sentir algo incómodo al otro
-Hola, Alex, creí que hoy no vendrías… oh, vienen juntos?- preguntó la chica al notar que el chico parecía dispuesto a irse
-oh, si, él es…- pero se detuvo al notar que ni siquiera se habían presentado
-Alejandro-contesto el aludid, la chica al mirarlo más detenidamente se mostró preocupada
-ammm estas bien?-preguntó ella y el rubio solo asintió
-por cierto, Fernanda-Comentó Alex- puedes acompañarlo a la enfermería, tropezó de camino aquí, solo que yo estoy un poco atrasado para la clase
-No es necesario, no necesito ir en realidad, pero gracias
-Entonces tu acompáñame a mi, por favor- comentó risueña la chica- no me dejaras ir sola verdad?- y el solo negó. Alex los miro irse juntos mientras su amiga sonreía.
Axel salió del salón de su última clase y como lo esperaba Fernanda se encontraba ahí
-¿regresamos juntos?- preguntó feliz la chica y otro solo asintió
-como siempre ¿no?-contesto con un desgane que no le interesó realmente a la otra, caminaron juntos sin decir nada, sin embargo Fernanda pareció al fin animarse a hablar
-sabes? Investigue un poco a tu amigo de la mañana
-no me sorprende- contestó algo molesto
-Es un año menor que nosotros, va en el grupo 6, tengo una amiga ahí, por eso lo sé
-que conveniente- contesto ahora con sarcasmo
-como sea, lo que te iba a decir es que al parecer es gay
-y?
-parece que por eso no tiene amigos y todos lo molestan, es decir, le gustan los hombres-complementó como con desagrado
-sigo esperando que me digas algo que me interese escuchar… pero bueno, aparentemente hoy tus comentarios son más huecos que lo usual, dijo esta vez realmente molesto, algo no muy usual.
Tres semanas después Alejandro salía de su última clase, al cruzar la puerta lo notó enseguida, fuera del salón se encontraba Axel, como esperando, quiso saludarle, desde aquella vez que le había ayudado no lo había visto, aunque claro que había oído hablar de él siendo tan popular en la universidad, sin embargo, descartó por completo, lo que fuese que Alex enserara seguro no tenía nada que ver con él, tal vez ya ni siquiera lo recordaba; suspiró con algo de pesadez y buscó seguir caminando como si nada.
-Alejandro- llamó Alex y el corazón del otro casi se detiene, le miró como si aún no lo creyera –oye, te estaba esperando- dijo ya acercándose a él y dedicándole una amable sonrisa- ¿podemos hablar un rato?
-Esta cafetería es bonita, nunca había venido- comentó Alejandro tomando un poco de su frappe y al mismo tiempo buscando tener fuerzas para preguntar- ammm y… te puedo ayudar en algo?- soltó de golpe
-si, la verdad es que tú me gustas, quieres salir conmigo?- dijo sin rodeos y con una seguridad profunda, en su voz, en sus ojos, algo tan sincero que justo desde ese momento Alejandro ya lo creía… por eso nunca parecía tonto que en lugar de aceptar se hubiera parado del lugar para después salir corriendo del lugar dejando a Axel realmente sin entender
-claro- se dijo a si mismo Axel- él puede ser gay pero eso no significa que le vas a gustar tú, idiota…
Al día siguiente Axel espero en la entrada de la universidad, pero Alejandro no llego, y así el resto de la semana, por eso, el próximo lunes, Alejandro no pensó que Alex lo siguiera esperando. Se miraron de frente
-yo… lo siento, no debí irme así, ya sabes, corriendo…- dijo el menor con algo de pena
-no, al contrario, yo soy quien lo lamenta, en verdad, fue soberbio de mi parte creer que podrías estar interesado de esa forma en mi como si nada- dijo mientras reía de forma algo forzada – aun así espero podamos ser amigos, aun nos podríamos conocer y llevarnos bien, no?
-no- contesto Alejandro y esta vez Alex en verdad pensó que lo que intentaba ni siquiera tenía caso-no!, espera!- dijo como suponiéndolo- yo… es decir, tu si me gustas…ya sabes… así- confesó al fin sintiendo una calor en sus mejillas que en ese momento juro nunca podría sentir de nuevo; eso hasta que sintió el cálido beso en sus labios.