La campanilla de la puerta sonó, tras ella los pasos de un chico resonaron adentrándose en la pequeña tienda. La iluminación era escasa por lo que sus ojos tardaron en acostumbrarse a esta, observando el lugar compuesto por una decoración orgánica.
En las esquinas se podían observar muebles antiguos con grabados en las patas; algunos de estos grabados con formas de animales, mientras en otros se apreciaban motivos de hojas y flores; todo se coloreaba de tonos neutros, dándole al lugar una tonalidad un poco lúgubre pero sin dejar de ser elegante. Adosado a una de las paredes se encontraba un sillón de estilo victoriano con la cubierta verde pistache, donde un bello muñeco de cabellos negros y tez blanca se encontraba acostado.
Se adentro más en el lugar, observando las vitrinas, que oscilaban entre todos los tamaños existentes; se acercó a una que le llegaba a la altura de la cintura y miró las llaves en su interior; de distintos tamaños todas ellas; algunas mostraban complejos ornamentos en sus superficies mientras otras tenían un toque de sencillez.
Reanudo su caminar hasta que en una de las esquinas vio cómo se elevaba una gran vitrina enmarcada por esculturas de mármol; dos esculturas con formas de ángeles, asexuales, de una belleza intangible que te obligaban a admirarlas. Se acercó más a esta y se dedicó a observar los objetos que contenía, eran modelos de personas y pudo reconocer al que le había llamado la atención de entre todos ellos.
—Buenos días— dijo alguien a su derecha — Perdone que no haya salido a recibirlo antes — El chico miró que a su lado se encontraba un hombre joven de tez blanca, quien estaba acomodando en la vitrina al muñeco que anteriormente había visto acostado en el sillón — estaba ocupado. Me llamo Jun — le dijo este desde detrás de la vitrina.
El otro chico lo miró por unos segundos — Jeonghan — dijo con una sonrisa, el contrario le sonrió para salir de la vitrina y extender su mano frente a Jeonghan.
— Un gusto ¿Buscas a alguno de ellos?— preguntó de vuelta Jun -que ahora que lo observaba bien, se dio cuenta de lo bien que le sentaba ese cabello negro- a lo que el contrario solo asintió en respuesta. — ¿Cuál te gusta? — volvió a preguntar el chico, después de unos segundos de silencio que se habían creado.
—Ese— dijo Jeonghan, señalando hacia enfrente; al tercer muñeco de izquierda a derecha. Un muñeco de rasgos finos, cabello café sedoso y esbelto; quien portaba una playera negra debajo de una sudadera blanca que le llegaba hasta la cintura y le seguía un pantalón de mezclilla, para terminar en unos tenis del mismo color de la sudadera.
—Gran elección— dijo el otro chico en el lugar — Es difícil que lo escojan — reflexionó, hablando más para sí mismo.
—¿Por qué?— Jeonghan preguntó.
—Bueno— pensó por unos segundos su respuesta — es algo que él mismo te tiene que decir en su momento — y le sonrió —si es que realmente lo quieres—.
El otro chico miró alternadamente entre el muñeco y el vendedor. Había visto al muñeco anteriormente y desde el primer momento que lo vio le había llamado la atención, claro que lo quería, pero también le estaba surgiendo la duda del por que su dueño anterior lo dejó; siendo este un muñeco tan hermoso, por lo que no pudo evitar preguntar, lo que provocó una sonrisa agria en el chico de cabellos negros—¿Crees que sería bueno decirte el por qué lo dejaron? Eso haría que tal vez no quieras llevártelo, así que; a mi no me conviene que lo sepas. Si decides llevártelo es por que lo que ves te gusta, pero también debes saber que puedes regresarlo—.