Capitulo 1: Xiumin
» Me encontraba en mi antigua habitación podía escuchar los sollozos de mi madre y como la botella golpea la masa. Un fuerte ruido de vidrio quebrándose inundo mis oídos.
-No sirves para nada maldita zorra! Eres tan inútil como la porquería de hijo que trajiste al mundo!
Tenia la espalda pegada a la puerta sintiendo el frío de la madera recorrer mi columna. Sentía pánico de que el entrara y hiciera lo mismo que ha mi madre.
Ahora mi madre no sollozaba, mi madre suplicaba que se detuviera. Cada golpe en mi madre era una punzada de en mi pecho. Me sentía la peor persona del mundo no podía ayudarla solo me encerraba en mi habitación hasta que el sonido de los golpes sesera.
Las marcas en mi cuerpo no habían desaparecido por completo pequeños círculos amarillos con ciertas tonalidades en verde seguían teniendo lugar en mi costillas y parte de mis brazos.
Los gritos de mi madre se habían detenido. pasos iban acercándose reconocía el sonido de aquellas botas que habían golpeado mi rostro muchas veces, mi respiración se entrecortaba con cada golpe de su calzado en el suelo de madera. Comenzó a golpear la puerta de una forma tan brusca que la madera temblaba tras cada contacto, haciendo que mi cuerpo se tensara aun mas.
-Abre maldito bastardo!!
Trague saliva preso del pánico. Sentía como mi corazón se detenía al escuchar el sonido de las llaves entrar en el cerrojo. El pomo de la chapa se giro lentamente y luego la puerta se fue abriendo y esas frías manos aparecían por la abertura.«
Me desperté con el cuerpo empapado en sudor.
-Solo ha sido un sueño-
Decía intentando controlar mi respiración. Al parecer las terapias Psicológicas nunca iban a funcionar. Él seguía atormentándome aun después de cinco años.
Me levante un poco mareado. Sentía nauseas como de costumbre, acomode mi patoso uniforme. Odiaba tener que cambiar de instituto y ser el chico nuevo al que todos miraban como si fuera una criatura extraña.
Mi madre y yo no mudamos de casa cuando la policía vino por mi padre hace cinco años justo después de que los vecinos encontraran a mi madre casi muerta en los pasillos.
Nos mudamos a una ciudad a las afuera de corea en donde todos eran amables y vivían chapados a la antigua se puede decir.
Acomode un poco mi uniforme y tome un suéter manga larga para ocultar los recuerdos de mi vida pasada.
Baje y encontré a mi madre desayunado con su nuevo esposo. Ella decía que era afortunada por encontrar a un hombre que le valorara y cuidara. Yo solo creía que era un lobo vestido de cordero y que algún día mostraría su verdadero rostro.
Tome un par de tostadas y las engullí en un segundo antes de despedirme y salir de casa.
Para mi suerte el instituto quedaba cerca. Así que podía llegar caminando. Tome un atajo por la vieja estación de Tren pero la aglomeración de personas era inmensa, la mayoría eran personas que hacían viajes a Seúl o a otra gran ciudad para compra lo que necesitaban para sus familias y otros solo se dirigían a su trabajo. Así que un lunes por la mañana solo podía encontrarme apartando a las personas con los codos y pidiendo disculpa por cualquier pisotón que daba.
El habiente estaba cargado de ansiedad y un olor a sudor humano que comenzaba a causarme nauseas. El sonido de alerta de mensaje hizo que revisara mi teléfono. Las personas que pasaban a mi alrededor me daban pequeños golpes y escuchaba susurros de disculpa hasta que alguien me empujo y termine de rodillas con todas mis cosas regadas. Me las ingenie para empujar todo fuera del bullicio de personas y luego comencé a recoger mis cosas. Unos finos dedos pálido tomaron mi móvil que estaba a cierta distancia con la luz verde de la notificación de mensaje.
-¿Estas bien?- levante mi vista y me encontré con un chico de cabello castaño frente a mi, me tomo un par de segundos reconocer el rostro que sonriente frente a mi.
Sus canciones habían sido la banda sonora que me acompañaba en mis largas noches de lectura sobre mundos fantásticos que me llevaban lejos de mi triste realidad.
-Tu... Tu eres mar de NCT..
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