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Lovers at Midnight [Remake] por carina_mew12

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Notas del fanfic:

Hooola a todos!!!

Hace años -literalmente- que no me paso por este fandom. Pasaron muchas cosas desde la última vez, incluido el que perdiera la USB con todos mis fanfics (aun shoro por eso ;-;), pero gracias a una amiga -que por cierto, se ha ganado un rinconcito en el cielo y en mi corazón- pude recuperar esta historia yy he decidido compartirla una vez más con ustedes... así que no, no estoy pirateándome nada, este es mi fic, sólo que decidí editarlo y subirlo para disfrute de todos... ojalá les guste owo

Yu-Gi-Oh! y todos sus personajes pertenecen a Kazuki Takahashi

Esta es una historia de Fan para Fans

Notas del capitulo:

hola a todos owo

estoy muy contenta de poder compartirles esta historia otra vez aunque con algunos cambios en cuanto a narración... estuve revisando esta historia y la verdad me avergüenza xD está tan llena de clichés, partes sin sentido, alteraciones del concepto original de la historia y la escritura!! para empezar el título estaba mal escrito jajajaja.... no sé cómo tuve el valor de subirlo antes, pero aun así amo esta historia y espero que ustedes también leguen a amarla <3

espero que disfruten de este primer capítulo owo/

LOVERS AT MIDNIGHT

 

Cap I. Memories, Part 1

Era su último duelo, el duelo que decidiría su destino… si lo ganaba, su alma por fin podría regresar a donde pertenecía,... pero si llegaba a perder, su alma estaba condenada a permanecer en este tiempo hasta que encontrara un nuevo destino... (N/A sé que en la historia original es al contrario, pero para efectos del fic tendré que cambiarlo)

Aquel duelo era prácticamente fácil para él, después de todo era "el rey de los juegos"; con una estrategia insuperable, el faraón logró ser el vencedor indiscutible de esa contienda.

Todos los presentes le miraron, esperando a que sucediese algo increíble…Y así fue.

La enorme lápida de piedra cuyo emblema era el símbolo de Wdjat, se abrió cual puerta apenas el faraón pronunció su verdadero nombre frente a la misma, dándole acceso al faraón al reino de los muertos. Tomó los artículos milenarios y avanzó hacia el portal; su aspecto cambiaba conforme se acercaba a la entrada de su próxima morada; su piel cambió a un color moreno tostado, y sus ojos se tornaron a un rojizo oscuro. Al igual que su aspecto, su vestimenta también cambió a una túnica y faldellín color arena, y una larga capa azul, en sus muñecas y tobillos aparecieron unos brazaletes de oro puro, al igual que unos aretes del mismo material colgando de cada una de sus orejas; su frente era adornada por un tocado de aquel precioso metal amarillento como la corona digna de cualquier rey.

Y mientras se alejaba, se repetía a sí mismo que no debía mirar atrás porque si la hacía sabía que no podría marcharse, no con él presente,... a pesar de haberlo lastimado tanto, sus sentimientos por ese sujeto nunca se desvanecieron; ni el tiempo había podido borrar el amor que le tenía. Apretó los artículos con sus manos, sobre todo la sortija, y cerró los ojos, tenía que continuar.

- ¡¡¡faraón!!!- le llamó el pequeño Yugi al borde de las lágrimas, no quería que Atem se fuera.

El nombrado se viró a ver a su luz, pero al hacerlo también lo vio a él, o mejor dicho, a la luz de éste. Ryou se hallaba de pie junto al pequeño tricolor, y al mirar al albino no pudo evitar pensar en el otro, se parecían demasiado. En un momento en el que su cuerpo se negó a obedecerlo, dio un paso hacia atrás, y al hacerlo, la puerta se cerró y volvió a tomar el aspecto que ya todos conocían; piel clara, su ropa muy similar a la de Yugi y sus penetrantes ojos carmesí perdieron un poco de color. El faraón se desplomó en el suelo, soltando los artículos; los demás corrieron a socorrerlo, le llamaron para mantenerlo despierto, pero todo fue en vano, hace mucho que él había perdido la conciencia.

*******************

Yugi le entregó una taza de té a su yami, éste la tomó, pero se le resbaló de las manos, aún no estaba muy acostumbrado

- lo siento- se disculpó el faraón con cierto aire de timidez

- no preocupes, no es nada- respondió el más joven con una sonrisa. Se dirigió a la cocina y fue por los utensilios para limpiar, justo cuando terminaba, se oyó que llamaron a la puerta. Fue a abrirla e invitó a pasar a su invitado recién llegado

- ¿cómo se encuentra mi faraón?- inquirió Ishizu tomando asiento en el sofá que estaba frente a Atem

- un poco cansado, pero estaré bien- respondió apático el recién nombrado con la confusión todavía a flor de piel

- me alegra que hayas podido venir Ishizu, hay muchas cosas que aún no nos quedan claras- profirió el menor de los tricolores, acomodándose al lado de su yami- ¿el faraón va a estar bien? ¿Qué fue lo que lo obligo a quedarse? ¿cómo es que Yami adquirió su propio cuerpo? ¿y por qué, si ya había tomado su apariencia normal, regresó a la que tenía en esta época?

- despacio Yugi, una cosa a la vez- la mujer se abrumó ante tanta pregunta pero no podía culpar al chico, era inocente y curioso por naturaleza- para poder responderte es necesario que el faraón me cuente lo que sucedió

- lo que pasó fue que...- el faraón dudó un momento antes de continuar hablando; no deseaba exponerse, al menos no de momento- cuando estuve frente a la puerta que me llevaría al descanso eterno... retrocedí un poco, y la puerta se cerró... mi verdadera apariencia se desvaneció y después creo que me desmayé

- ¡ah! He ahí el problema...- exclamó Ishizu- el retroceder fue una acción ocasionada por la duda. Mi faraón, usted retrocedió porque había algo que aun quería de ésta época, y al hacerlo, su alma pasó a pertenecer a este mundo, es por eso que su apariencia cambió también. Supongo que mi faraón aún recuerda su pasado- Atem asintió- como su alma ya estaba completa, era necesario que se alojara en un cuerpo propio, así que sus poderes le dieron un nuevo cuerpo, es como si su alma se hubiera "materializado"... todavía no se adapta muy bien a él, pero descuide, pronto se acostumbrará

- ¿y cómo hago para regresar al mundo de los muertos?- preguntó impaciente el faraón

- temo que no puede volver ahora

- ¿de qué hablas Ishizu? ¿Por qué no puedo volver?

- al quedarse renunció a su destino se salió de la tangente, renunció al destino que ya estaba destinado para usted; sólo podrá regresar cuando cumpla el nuevo destino que usted mismo ha elegido- el faraón enmudeció, por culpa de un titubeo no podría irse, y en ese momento era lo que más deseaba

- Ishizu, una pregunta más- esta vez interfirió el más pequeño de los tres- ¿por qué se materializó el yami de Ryou justo cuando el faraón quedó inconsciente?- Atem se sorprendió mucho ante lo recién dicho, Bakura también se había quedado en este mundo; ahora quería irse más que nunca... quería alejarse lo más posible de él...

- eso pasó porque Bakura de cierta forma comparte el mismo destino que el faraón, y al quedarse éste, él se vio forzado a quedarse también... es por eso que el espíritu de Marik no se liberó; él surgió del odio de mi hermano hacia el faraón, no es un espíritu antiguo como mi faraón o Bakura

- entiendo...- Yugi no terminaba de comprender lo que sucedía, pero al parecer tendría tiempo de sobra para averiguarlo todo

Ishizu estuvo un buen rato en la casa de los Motou, intentando en vano ver el futuro del faraón, ya que ni su collar del milenio sabía qué iba a suceder con él. Al dejar la casa de Yugi, la morena decidió llevarse los artículos consigo, a excepción de la sortija y el rompecabezas del milenio, quienes ya estaban en manos de sus respectivos dueños.

**************

Ya por la noche, Yugi y su ahora nuevo inquilino se dispusieron a dormir; ese día fue por demás estresante y confuso, el mínimo regalo que podían hacerse era descansar un poco

- aquí tienes Yami- el más bajito le entregó al mayor algo de ropa, ésta consistía en una polera blanca y unos shorts color azul marino, de ese tipo de ropa que solía usar- espero que te sirvan, a mí me quedan un poco grandes, así que a ti te deben quedar bien.

- gracias- respondió casi en susurro y comenzó a vestirse sin advertir lo rojo que se puso su compañero al verlo semidesnudo

- si quieres puedes quedarte en mi habitación- le habló pese a no estarlo mirando, no cuando le mostraba su nuevo tan desvergonzadamente-  Mi abuelo no se encuentra en la ciudad por ahora, usaré su habitación para que estás más cómodo. Mañana iremos a comprarte algo de ropa y también puedo arreglar la habitación de huéspedes para que te quedes ahí

- no Yugi, puedo dormir en el sofá. Y no es necesario que te tomes tantas molestias

- no es una molestia- cuando levantó la mirada el mayor ya se había vestido, permitiéndole regalarle una sonrisa sincera- iré a dormir, si necesitas algo me llamas, estoy al lado... que tengas buenas noches- el menor de los tricolores se despidió como si fuese a cruzar toda la ciudad, salió de la habitación y cerró la puerta para dejarle a solas.

Atem miró a su alrededor con curiosidad antes de recostarse sobre la cama, se cubrió con las sábanas y se acurrucó sobre la misma. Unas cuantas lágrimas rodaron por sus mejillas, a pesar de haber ocurrido hace tanto tiempo, el dolor no desaparecía... no lograba sacarse de la mente a Bakura ni el amor que sentía por él, ese cariño hacia él que terminó por condenarlo...

-- Atemu flash back--

Egipto, 5000 años atrás...

En la enorme biblioteca del palacio del faraón se encontraba Atem, el príncipe de Egipto, tomando sus clases particulares con Mahado. El heredero al trono tenía unos 16 años de edad, piel tostada, cabello negro y rojizo con algunos mechones rubios, y unos hermosos y raros ojos carmesí. Pero el joven a lo que menos le prestaba atención era a lo que decía su mentor, puesto que encontraba más entretenido girar la pulsera de oro que tenía en su muñeca derecha

- príncipe Atem, deje de hacer eso- le reprendió Mahado a severa voz pese a dirigirse al futuro gobernante de Egipto

- es que esto es demasiado aburrido- se quejó el tricolor tras soltar un bostezo y estirarse cual felino- ¿además, de qué me sirve todo eso que me estás diciendo?

- algún día usted será faraón, y para gobernar adecuadamente necesita saber qué es y cómo es que sucede todo a su alrededor. La sabiduría es el único camino hacia la verdadera justicia

- cuando yo sea faraón, la gente podrá hacer lo que quiera- respondió el joven- si las personas hacen lo que quieren, podrán ser felices

- se equivoca alteza, para que un país viva en armonía debe haber orden- justo en ese momento, la puerta fue abierta violentamente por un par de soldados del palaciomientras uno de ellos le decía algo a Mahado al oído. Éste parecía alarmado cuando el otro terminó de hablarle y pronto se encaminó con ellos a la salida

- espera Mahado, ¿qué sucede?- no era propio de su mentor marcharse sin decir nada en medio de una de sus aburridas lecciones, algo malo debía suceder

- no es nada mi señor, vaya a su habitación

- ¡¡hace meses que sucede algo en este palacio y nadie me dice nada!!- estalló finalmente el joven aspirante a faraón; su padre le había asegurado que todo en el palacio estaba bien a pesar de que nadie parecía tranquilo- ¡¡dijiste que para ser un buen faraón debo saber lo que sucede a mi alrededor! ¡¿cómo seré un buen gobernante si mis propios súbditos me ocultan cosas?!

- …tiene razón mi señor- el mayor hizo una señal a los guardias para que esperaran mientras él regresaba sus pasos hacia Atem- si insiste, se lo diré. Desde hace ya algunos meses un ladrón llamado Bakura ha estado atacando el palacio por las noches. Es demasiado astuto, no hemos podido acercarnos a él ni siquiera un poco; por ahora sólo ha tomado cosas pequeñas pero tememos que un día tome algo de vital importancia, por eso es importante detenerle. Debe ir a su habitación lo antes posible su alteza, nosotros nos haremos cargo de ese sujeto... ¡tú!- señaló a uno de los saldados detrás de ellos- escolta al príncipe Atem a sus aposentos y vigila que esté a salvo- el soldado acató la orden sin siquiera responder, y al dejar al príncipe en su alcoba, aseguró la puerta para que nadie pudiera entrar o salir.

Era la primera vez que Atem no se sentía seguro en su propia habitación, o tal vez era que se encontraba solo en ese enorme lugar lo que hacía lucir tan aterrador. Pronto se escuchó un fuerte escándalo desde afuera, por lo que se acercó al balcón y se asomó hacia abajo para ver qué sucedía. Vio a los soldados correr de un lado a otro con antorchas y espadas en manos, parecían en verdad alarmados por la presencia de ese tal Bakura; no parecía del que “sólo robaba cosas pequeñas”, no cuando toda la guardia real lo estaba buscando.

Sorpresivamente, algo cayó de pie en su balcón, una silueta más alta que no tardó en eclipsar la luz de la luna. Apenas separó sus labios para gritar, la extraña figura le cubrió la boca con su mano y lo acorraló entre la pared y su propio cuerpo. El tricolor miró detenidamente al intruso; era un hombre alto unos 3 años mayor que él de piel ligeramente más oscura que la suya; su cabello blanco hasta los hombros parecía resplandecer como rayos de luna, enmarcando su rostro cuyos rasgos más significativos era la cicatriz en su mejilla derecha y esos penetrantes ojos violetas. Al bajar un poco la mirada pudo ver que vestía con una larga túnica rojiza con toques dorados en los bordes que dejaba al descubierto su pecho y un faldellín color arena sujeto con un modesto cinturón de tela, y ¡¿acaso estaba descalzo?! Bueno, eso era lo de menos, lo que le hizo tragar duro fue esa enorme espada que colgaba de su cintura; seguramente podía atravesar a alguien con eso como si fuera mantequilla

- mi señor, ¿se encuentra bien?- inquirió de pronto alguien desde el otro lado de la puerta. El desconocido puso su mano libre en la empuñadura de su espada y descubrió la boca de Atem, haciendo un ligero movimiento con su cabeza para incitarle a responder

- [[este tipo debe ser Bakura]]- pensó el príncipe con su mirada aun clavada en él- estoy bien, ¿sucede algo malo?- respondió lo más convincente que pudo.

- no, no es nada amo Atem... ¡¡falsa alarma, debió huir por otro lugar!!- Cuando se oyó que los soldados se alejaban, el ladrón quitó su mano de la espada

-… buen chico- le elogió el ladrón dando pequeñas palmaditas en el rostro del tricolor. Se separó de él y se dirigió al barandal del balcón para poder escapar

- tú eres Bakura ¿cierto?- su pregunta fue suficiente para detener la huida de ese ladrón y ganarse la atención de esos brillantes ojos amatistas- no pareces tan hábil como rumoran- dijo con sorna- mira que depender de un truco tan sucio para poder escapar

- no me subestime "su alteza"- el peliblanco retrocedió unos cuantos pasos para encararle con una expresión de total desprecio adornando su rostro- yo soy capaz de cosas imposibles para los mortales e incluso para su padre; tiene como prueba el que no me hayan podido capturar aún... además, alguien como yo puede depender de cualquier recurso para llevar a cabo su objetivo, ¿no piensa igual? Soy un ladrón después de todo- el tricolor no respondió, es más, tuvo el descaro de sostenerle la mirada a ese tipo no como su igual, sino como su superior- ¿acaso piensas que mirándome de esa forma me vas a intimidar niño estúpido?- antes que Atem pudiera hacer algo, aquel sujeto lo tomó de la barbilla y unió sus labios con los propios, haciendo que éste cambiara su mirada amenazante a otra de total sorpresa por lo que el peliblanco acababa de hacer. Tras unos segundos, Bakura se separó de él, corriendo hacia el balcón- ¡¡hasta luego su alteza!!- gritó mientras se arrojaba hacia abajo, huyendo con ayuda de algunas piedras salidas de la construcción y saltando por tejado y paredes, llevándose consigo el primer beso del joven príncipe

 

Continued...

 

 

 

Notas finales:

espero que les haya gustado el primer capitulo. Estaz historia ya está concluida y dde hecho tiene una segunda parte, que también logré rescatar, y si ustedes gustan, puedo traérselas completa.... pero debo darle una editada primero xD porque, dios, escribía con caritas jajajaja, les juro que se me acalora la cara mientras lo subo

en fin,, gracias por leer!!

nos vemos pronto <3

 


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