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Cette Fois por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Felices fiestas... 

 

Jueves, 20 de diciembre, 2018.

   

 

Cette Fois 

VIII

Que si moi je suis barge, ce n'est que de tes yeux      

 

Caminé por un buen rato. Repasé el encuentro con 'mi familia' una y otra vez. Era extraño el saber que me buscaron estos años... pero era aún más extraño saber el motivo por el que lograron ver que su comportamiento estuvo mal. No sé en qué enfocarme; tengo una 'familia' que me quiere de vuelta, incluso usaron un artefacto antiguo para traerme de dondequiera que estuviera.  

Y hay tantas cosas malas en ese pequeño hecho de desesperación de parte de Charly. ¿Qué tal que yo, de no haber sido un Squib como pensaban, no hubiese estudiado en ninguna de las escuelas invitadas? ¿Ella sabrá lo peligroso que es este Torneo? Sí, logró traerme de vuelta pero, una de esas pruebas puede matarme. Lo haría si yo no fuera yo, con una vida respaldándome.  

Me 'encontraron', eso es suficiente por el momento para ellos. ¿Y luego? Ya vieron que estoy vivo, comprobaron que estudio en Beauxbatons, les conté de Octavio por lo que saben que tengo un lugar al que llamo 'hogar'... y está lejos de Gran Bretaña... ¿estarán dispuestos a dejarme seguir con mi actual vida? ¿Querrán intervenir; traerme de vuelta a su casa, cambiarme de escuela, saber mis metas para después de los años en la Academia?  

No gano nada con tan solo preocuparme, debo preguntarles, por doloroso que sea, hablando es como se obtienen respuestas.  

Lo otro que no cabe en mi mente, la razón por la que se acordaron de mi. Los programas que Gaunt implementó en esta sociedad de magos y brujas de mente cerrada, haciéndoles ver más allá de sus antiguas creencias, aceptando Squibs, familiares desheredados, o familiares lejanos.   

Es más difícil pensar en el que fue mi mayor enemigo, el que intentó varias veces matarme, el que dejó de lado su conquista del mundo mágico hasta que no estuviera sin vida y lejos de su camino hacia el poder. También recordé lo que dijo Ollivander de mi otra vida; que el dueño de la barita, hermana de la mía, había hecho grandes cosas.   

Y ahora estoy siendo testigo de esas grandes cosas que para una persona que no sabe de lo que Gaunt puede ser capaz, y que por el momento parecen pequeñas o tan simples que no resaltan, es efectivamente lo que está causando un gran cambio.    

 

¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨     ¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨     ¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨  

 

Estaba tan fría la tarde, quedé sentado en un prado a las orillas del Bosque Prohibido, recargado en la base de un árbol con mi vista a la lejanía donde se podían ver destellos del Lago Negro. Todos han de estar en la cena, sin intención de preocupar a alguien decidí levantarme y hacer acto de presencia en el Gran Comedor. En menos de cinco minutos llegué al castillo y fui interceptado por alguien... era Draco.  

--Si estás perdido, --dijo en francés --te puedo llevar al Gran Comedor. --ofreció.  

--Es muy amable... --iba a negarme.  

También iba a meter la pata, se supone que no lo conocía, por fortuna dejé de hablar antes de decir su nombre. Esa pausa también se podría dar a entender como que esto pidiendo su nombre, y por fortuna así lo entendió aquél que no debía conocer.  

--Malfoy, Draco Malfoy. --se presentó.  

Con sus palabras vi a un Draco de solo once años presentarse de la misma manera en un tren. No era un recuerdo como tal, casi parecía un reflejo a penas reconocible en mi memoria, así como otro Draco mayor que el que tenía frente a mi... el que al final de cuentas logró deshacerse de las ataduras de su infancia; prejuicios, desconfianza y amenazas de lo que le ocurriría si no hacía lo que su padre le decía... y luchó con los alumnos de Hogwarts, en la Batalla que también le arrebató la vida.  

--Hadrian Evans. --me presenté como he venido haciendo.  

--Creí que eras Potter. --inquirió el Slytherin --todos lo escuchamos ayer.   

Estábamos ya en junto a los arcos de lo que podría llamarse terraza del castillo, detuve mi andar y lo miré fijamente.  

--Puedes escuchar muchas cosas, todo el mundo tiene algo que decir, y de todo lo que se murmura tan solo te quedaría elegir qué creer. --le dije.  

Me pregunto si, su vida en este mundo es diferente a la que vivió el Draco de mi otra vida. Y si lo fuera, me pregunto si tendría el valor de ayudarlo.   

--Y según tú, oh gran sabio, ¿cómo elegiría "lo correcto"? --preguntó más por burla que por genuina curiosidad.  

--Preguntando. --dije con obviedad. Recordé el tono de voz utilizadas por Luna (la de mi otra vida) y sonreí pensando en que la estaba imitando, el rostro de Draco me indicó que lo había logrado.  

--Claro. --dijo con incredulidad en su voz.  

Sonreí aún más, este chico, sin importar el tipo de vida que lleve, le queda mucho por aprender.  

--¿Qué haces afuera del castillo o tu carrosa y sin compañía alguna? --preguntó directo, se cansó de ser 'amable' y ya actúa como lo poco que logro recordar.  

--Estaba caminando, --dije mientras reiniciaba mi caminata hacia el castillo --quería ver las estrellas por un momento. --di un vistazo al cielo, ya estaba obscureciendo.  

--¿A caso... puedes leerlas? --preguntó al tiempo que alzaba su vista e intentaba reconocer las que ya se habían asomado.  

--No, las estrellas están demasiado lejos como para decir algo seguro. --detuve mis pasos y contesté --En cambio, las personas, aunque cambian constantemente, a ellas sí puedo leerlas.  

Draco dejó de mirar el firmamento y esta vez me miró a mí, con ese aire de arrogancia de todo Pura Sangre... buscaba el linaje antiguo en mis facciones, estaba catalogando mi presencia según sus estándares, buscaba en su memoria si mi 'amistad' le sería beneficiosa. Fallé su escrutinio.   

--¿Estás jugando conmigo? --preguntó indignado.  

--No me atrevería, --dije para seguir caminando --no con alguien que tiene un gran futuro si tan solo aprendiera a escuchar su corazón y no lo que dicen los demás.   

--Tú... --escuché sus pasos acercándose, sin duda traería su barita en mano.  

--Buenas tardes, señor Evans, señor Malfoy. --dijo alguien más en inglés, el dueño de la firme voz venía directo de las puertas de Hogwarts, iba acercándose a nosotros.  

--Buenas tardes, Ministro. --Draco y yo contestamos en unísono.  

Mayor mentalmente, o no, por el momento seguía siendo un alumno más. Y como dije una vez, en mi comportamiento (y de toso alumno invitado) se verá reflejado todo el prestigio de nuestra escuela.    

--Espero que no haya problemas, señor Malfoy, con los invitados de otras escuelas. --seguía hablando el Ministro al momento que se acercaba a nosotros --Tengo entendido que el Director Nott pidió a todos los alumnos de Hogwarts ser amables y hospitalarios con cada uno de los invitados. --dijo Gaunt con un ligero toque de advertencia en su voz.  

Técnicamente fue por mi causa que Draco decidió dejar los pulcros modales de lado y actuar como el niño que es, además que no concebía la idea que Gaunt esté tratando de ver por mi bien estar. Sentí escalofríos.  

--Draco me estaba acompañando, --miré al rubio, preguntando sin palabras si podía llamarlo tan solo por su nombre, él asintió y seguí --su francés es muy bueno, y admito que extrañaba escuchar el sonido del idioma.  

--¿En verdad? --se escuchó curioso.  

--Ofreció llevarme al Gran Comedor, aunque como veo, la cena terminó. --concluí.  

--Efectivamente, sin embargo no debería preocuparse señor Evans, en Hogwarts la comida jamás escasea. --dijo muy seguro de sí mismo.  

--Con tantos alumnos, espero que no. --esa sonrisa suya, sigue causándome escalofríos --Si me permiten, iré a reportarme con Madam Maxime. --dije para luego retirarme.  

Seguí avanzando hacia el Gran Comedor, Madam Maxime dejó claro que no abandonaría el lugar hasta que viera a todos los alumnos, si alguien decidiera no comer, al terminar el horario establecido por el colegio, ese alguien tendría que ir de todas maneras a hacerle saber que no había problema alguno. Fueron apenas un intercambio de palabras, no demoré tanto por lo que salí pronto y decidí ir hacia las Cocinas.  

No vi ni a Charly ni a James; creo que Charly me estaba dando espacio y ni James Sirius o Remus podrían pasar mucho tiempo en Hagwarts sin descuidar sus trabajos o la de los Profesores aquí. De todas maneras no me sentía preparado para hablar con ellos de nuevo. No sin tener claro lo que quiero preguntar o el cómo actuar.  

Esa misma tarde recibí mis cosas, libros de la Academia, materiales necesarios para el currículum escolar lejos de la sede; las cosas enviadas por Octavio fue lo que me reconfortó; uniformes, ropa de cambio, algunos libros y diarios de experimentos personales, mi cepillo para el cabello y algunos ornamentos que me gusta usar en peinados, también venía el diario en el que tengo mis memorias ya casi irreconocibles...  entre el baúl en el que Octavio mandó mis cosas, venían dos abrigos, uno verde obscuro y uno blanco que no me pertenecían; una nota decía que era para que no me congelara.  

Sonreí. A pesar de la distancia, Octavio seguía dándome razones para no hundirme en la desesperación.  

 

¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨     ¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨     ¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨  

 

El tiempo pasó de prisa. Ya era hora de la primera prueba, revisaron nuestras varitas ayer y hoy estaba muy nervioso como para concentrarme en cualquier otra cosa. Sujeté mi largo cabello en una elaborada trenza; mis nervios mejoran cuando tengo mis manos ocupadas; Madam Maxime accedió a dejar que me ausentara de clases, los minutos pasaban y yo seguía en qué estrategia utilizar. Porque sí, las prueba parecían ser las mismas; en unas horas debía enfrentar a un dragón.  

Salí de mi cuarto en la carrosa, sentía que tanto silencio y la expectativa de lo que vendría me sofocaban. Fui en dirección al lago, quizá un largo paseo podría tranquilizarme.   

De un momento a otro a estaba en la Tienda de los Campeones, James y el otro enviado del Ministerio nos estaban dando instrucciones, cuando me tocó sacar el dragón del pequeño saco puedo jurar que la sangre de mi rostro se esfumó. Era una cosa, el tener recuerdos más o menos de lo que sucedería, y era muy diferente el comprobarlo; tenía en mi mano otra vez al Colacuerno. Otra vez, sería el último en entrar a la arena.  

--Harry, por favor, dime que tu Directora te dijo acerca de los dragones antes de la prueba. --susurraba Charly, se le notaba nerviosa, se escuchaba culpable.  

--Hay una gran diferencia entre escuchar, y entender algo, sobre todo si se trata de algo peligroso, con muchos dietes y garras en este caso. --contesté.  

Mi mal intento de broma no funcionó. Charly parecía a punto de un ataque de pánico, pero no por ella o su seguridad, me miraba con arrepentimiento... parece que ya se dio cuenta del peligro que este Torneo representaba.  

Me pregunto si alguna vez fui así, actúa primero piensa después sin importar el peligro. Pero qué digo, la partida de Sirius en mi quinto año lo decía todo. Ya. No debo pensar en arrepentimientos de mi vida pasada, debo vivir en el aquí y el ahora, y asegurarme de tener un futuro.   

Pero primero, debo sobrevivir a un Dragón.  

--Debí, debí decírtelo... --se lamentaba -- Oh Merlin, debí decírtelo... --caminaba de un lado para otro.  

--Creo que ya terminó el turno de Diggory, deberías prepararte. --le dije.  

Si no podía calmarla un poco al menos debía hacer que su objetivo sea otro. Susurrándole buena suerte, esperé otro par de horas antes de mi enfrentamiento; entre nervios y desesperación salí a la arena.  

Y no, no voy a decir lo que sucedió paso a paso. Tengo mucho con haber pasado esto por segunda vez como para recordarlo ahora. Eso sí, hubo muchos gruñidos de parte del Cola cuerno, estuve a punto de quedar envuelto en llamas cinco veces seguidas y una pequeña 'sorpresa' me esperaba en el nido del dragón... como la mamá no estaba presente, había pequeños guardianes; serpientes.   

Y como podrán imaginarlo... hablé Parsel. No se me ocurrió otra cosa, la mamá dragón estaba por volver y rostizarme; y no me di cuenta de mi desliz; ni siquiera sabía que aún podía hablar Parsel. Sinceramente nunca lo pensé, creí que en mi otra vida se habían quedado esas otras habilidades que me había brindado mi conexión con Volvemort.  

Como Gaunt no había sembrado terror (que pudiera probarse) la legendaria habilidad de Salazar Slytherin de hablar con las serpientes no era vista como un signo de maldad. Tampoco se hizo un gran alboroto. Creo.  

Con el segundo lugar me fui a la carrosa, deseaba tomar una larga ducha, cambiarme con ropa cómoda y luego ir a las Cocinas del castillo, ya empezaba a sentir hambre pues no había comido nada desde el día anterior.  

Dos horas después de la primera prueba, antes de la hora de la cena en el Gran Comedor, y tras avisar a Madam Maxime de a dónde iría, iba en camino al refugio de los elfos. 

 

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Perdido en mis pensamientos, casi no me doy cuenta que alguien iba caminando a mi lado. Era Gaunt quien seguía mi paso como si fuera la cosa más natural.  

Pensé en ignorarlo, me ganaría una reprimenda por grosero o provocaría que se fuera, no me costó mucho seguir mi camino sin tomarlo en cuenta. Llegué a la entrada de las Cocinas, varios elfos domésticos ya me miraba expectantes y pensando en que quizá en esta vida no conozca a Dobby, pedí una porción de lo que sería la cena. A penas terminé de hablar y ya estaba sentado en una mesa con varios platillos, postres y bebidas. Además de un invitado no deseado.  

--¿Puedo ayudarle en algo, Ministro? --pregunté al mirarle.  

--No sabía, que un alumno extranjero tuviera el conocimiento de la entrada de este particular lugar de Hogwarts. --decía mientras miraba con elegancia cada rincón.   

Se notaba que nunca había entrado a este lugar, ni en sus años como pupilo ni mucho menos ahora con un gran cargo como el suyo. Sonreí al tratar de imaginar a un Voldemort curioso por haber descubierto lo que era un mito para los alumnos de inmensas generaciones.  

--Charly Potter me lo mostró, --contesté a su pregunta indirecta --dijo que no habría problema en que hiciera algunas visitas de vez en cuando.  

--Ah, la señorita Potter. --escuché admiración en su voz, yo seguí degustando de un estofado  

--Una bruja excepcional, más brillante que el joven Diggory, más poderosa que la súper estrella Krum... y mayor que usted.  

Se le veía muy concentrado en sus palabras, daba la sensación que les había dedicado bastante tiempo antes de decirlas en voz alta, antes de reconocerlas como verdad.  

--No sabría decirle de los demás, pero Viktor Krum no le fue regalado nada de lo que ahora tiene y Diggory no hubiese sido elegido por el Cáliz de Fuego si no le hubiera reconocido como un buen oponente. --opinaba mientras probaba uno de los platillos de lo que sería para alumnos de Durmstrang.   

No me gustó. Con una servilleta escondí el hecho que lo saqué directo de mi boca. Esperaba que eso lograra ahuyentar a mi acompañante.  

--Y ¿qué hay de usted? --preguntó mientras miraba hacia otra dirección, parece que mi 'plan' casi funcionaba.  

--No hay mucho que decir acerca de mí. --contesté.   

Tras un vaso de agua seguí con un postre. Había extrañado la tarta de melaza que servían en Hogwarts.  

--Me gustaría contradecirlo. --siguió, intentaba continuar con una plática --También me gustaría que dejáramos los formalismos y pudiéramos usar nuestros nombres en lugar de apellidos o títulos. --pidió.  

--Sería inapropiado. --contradije enseguida.  

--No obstante, el señor Malfoy y usted se tratan con tanta familiaridad con apenas un par de palabras intercambiadas. --desafiaba.  

Dejé lo que tenía en mis manos sobre la mesa, le miré fijamente, y le contesté con un tono monótono;  

--Draco, es un estudiante como yo, usted el una figura pública.  

Él tomó una copa en la que un elfo vertió vino, le dio un sorbo y me miró de igual manera.  

--Pero en privado, --dijo con un extraño brillo en sus ojos --sería más conveniente dejarse de títulos, ¿no lo crees, Harry?  

Reprimí un escalofrío.  

--No creo que fuéramos a pasar mucho tiempo en privado, Ministro. --recalqué su título y lo formal de mi hablar --Estoy seguro que usted tiene muchas responsabilidades.  

Gaunt volvió a degustar su vino, y se acomodó en su asiento. Estaba atento a mis movimientos, o a la falta de ellos, al igual que mi estoica expresión.  

--Me parece que no le han comentado, Señor Evans, --me concedió volver a los formalismos --pero uno de los objetivos de eta competencia es conocer a los magos más poderosos y de entre ellos, si no el ganador, podría ser candidato para ser mi consorte.  

Se me heló la sangre. Esto, jamás lo habría imaginado. No tenía sentido. ¿Qué tan retorcido estaba este universo?  

>>En este mundo lleno de magia, --continuó, creyó saber el pensamiento que me había dejado sin palabras --no es necesario que haya descendientes tan solo de un hombre y una mujer sino de parejas del mismo sexo. --sonrió de manera engreída --Y si no me equivoco, la señorita Potter lo trajo con la intención que si era su apellido por el que yo me sintiera atraído, no tuviera que elegirla a ella; así que se aseguró de buscarlo a usted, después de todo, era ella quien más se adaptaba a los estándares que busco en una pareja.  

Esto último era algo de que tendría que investigar luego. Casi... puedo creer que es verdad. Pero no le daría la satisfacción que me vea traicionado por mi hermana, herido por las supuestas acciones de la heredera Potter. Gaunt no obtendría nada de mi parte.  

--Ciertamente, ellos tres serían afortunados de ganar sus afectos, Ministro. --dije para tomar otro postre... que probablemente no me sabría a nada.  

--Admito, --empezó a decir después de unos minutos que no obtuvo reacción alguna --que cada vez que nos encontramos, es usted quien va ganando mi atención.  

--Improbable. --declaré.  

--¿Por qué? Llevo dos años observando a la señorita Potter, en ese transcurso de tiempo fue que ella llamó mi atención. Pero usted, en las primeras 24 horas que le vi y las pocas ocasiones que le he visto, contando la primera prueba del Torneo, ya ha dejado mayor impacto en mi persona que lo que los demás lo han hecho por mucho más tiempo. --explicaba.  

--Debe estar confundido, --dije con un tono de total incredulidad --no hay nada en mí que merezca su consideración.  

Gaunt tan solo terminó su copa de vino, y contestó;  

--Sin embargo, cada vez más me convenzo de lo contrario. --dijo con total seguridad.        

 

 

 

>>Continuará...

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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