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Cette Fois por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Sigo viva!

XD

 

Las desventajas de no tener más tu propia compu es que, a veces, la que usas no está disponible.

 

Espero que les guste.

 

Lunes, 21 de enero, 2019.

 

 

Cette Fois 

VIX

Regarder le soleil qui s'en va      

 

 

 

--Sin embargo, cada vez más me convenzo de lo contrario. --dijo con total seguridad.  

Definitivamente no me esperaba esto. Otra vez escalofríos recorrían mi espalda... jamás podría ver a mi enemigo de esa manera, no después de todo lo que viví en mi otra vida, sí, Lord Voldemort y Tom Gaunt NO son iguales pero aún así... sé de lo que Gaunt es capaz de hacer, sé lo cruel que podría ser, sé que sus prioridades van más allá de alguien normal... que si son excusas, tal vez.  

Pero cómo poder más allá de lo que un día fuimos; enemigos mortales. En mi otra vida. Él intentó matarme desde que era un bebé, y, al final, yo lo maté.   

Perdido en mis pensamientos no me di cuenta que hice una mueca de disgusto. Una opresión en el ambiente me hizo volver al aquí y el ahora, Gaunt no estaba feliz. Ups.  

--No sé qué tan enterado esté Señor Potter, pero cualquier Mago o Bruja se sentía honrado de al menos ser recordado por mi persona; soy el Ministro de Magia, tengo poder ancestral por parte de mi apellido, tengo una gran fortuna y si le soy honesto, aquél mago o bruja no tendría nada de lo cual 'quejarse' fuera de mis aposentos. --dijo con una calma falsa.  

--Es "Evans", Ministro, no "Potter". --dije y volví a comer de la segunda tarta de melaza que los elfos colocaron en la mesa.  

Todo apuntaba a que tenía un profundo deseo de morir. ¿No es así? Pero no, no puedo imaginarme en alguna situación romántica con Gaunt. Era más sencillo pensar en que debería enfrentarlo alguna vez en batalla y no... así. Era mejor evitar ese camino, dejándole claro, que no deseo sus... intenciones.  

--Valla insolencia, sin duda es usted un Potter. -- masculló --De verdad deseo que no espere el verme enviándole rosas o cartas con poesía, el tener mi interés debería ser suficiente. --advirtió.  

--Ministro, tengo catorce años, ¿para qué querría flores o cartas de alguien? Eso sería muy raro. --declaré.  

Gaunt se me quedo mirando fijamente, como si estuviera reevaluando lo que sabía de mí, supongo que en ningún momento pensó en mi edad por la madurez con la que hablo y me comporto (según las palabras de Octavio y otros varios adultos).   

--A veces suelo olvidar... que usted, no es más que un niño. --dijo con desdén, intentó molestarme sin duda.  

--Creo que debería tener más cuidado Ministro, puede haber malos entendidos cuando no se toma en cuenta la edad de la persona con la que habla; en caso de una persona mayor sería una falta de respeto y en el caso de niños... eso sería peor. --dije con fingida inocencia.  

Definitivamente tenía un deseo de morir... estaba burlándome del temible heredero de Slytherin.  

El ajetreo de los elfos llamaron mi atención, era la hora de la cena y ellos estaban preparando el banquete, me levanté dispuesto a ir en busca de Madam Maxime y hacerle saber que no me presentaría en el Gran Comedor. Gaunt seguía sentado, me despedí de él, agradecí a los elfos sus servicios y salí de las Cocinas.  

 

¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨     ¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨     ¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨  

Los días que siguieron, más que preocuparme por mi vida al haber ofendido a Gaunt, los pasé siendo seguido por Charly y su letanía de disculpas. Fue durante la primera prueba que se dio cuenta del peligro en el que ella me había metido, decía, aunque hubiera sido suerte el que me halla encontrado, le aseguraba Sirius, además que demostré una vez más pertenecer a la casa Potter, le recordaba James, y que era más parecido a Lily por saber usar la cabeza, una vez le dijo Remus.   

Charly me contaba de las pláticas que tuvo con cada uno de ellos, pues como prometieron me estaban dando tiempo de asimilar lo que me habían dicho en aquél salón abandonado acerca de mi pasado. Sigo sin decidir lo que debería hacer de acuerdo a esa plática.  

En cuanto a Ocatavio, cuando le conté acerca de lo sucedido con mi supuesta familia, tan solo me ha estado apoyando. No, no me pone a hablar sobre mis sentimientos, no, él sabe perfectamente que así no funciona para mí, al menos no con él. Me da ánimos de la manera más sencilla y común entre nosotros; me deja seguir con normalidad. Hablamos de cómo me va en la escuela (el cómo sentí el cambio de rutina acá en Hogwarts), me cuenta lo que sus amigos dicen de mi pausa como aprendiz de un maestro de pociones (no oficial), le recuerdo que debe tratar de comer más saludable ahora que no estoy para hacer la cena, él me dijo que enviará Branquialgas con un colega suyo para la segunda prueba del Torneo.  

Sí, la segunda prueba también será en el Lago Negro.        

Lo que no sé con seguridad, es quién piensan que será aquella persona a la que extrañaré a tal grado que seré capaz de ir al fondo del Lago para rescatarla... la única persona a la que me he mostrado apegado es Madam Maxime. Aunque aquí también he adoptado el rol de 'prefecto' con los alumnos de primer y segundo año, les doy consejos cuando tienen problemas en sus tareas (no salgo de la biblioteca cuando tengo tiempo libre) y no hago distinciones entre Casas (lo que primero me reprocharon y cuando vieron que no cedería a sus reclamos aprendieron a lidiar con mis excentridades), yo no soy particularmente cercano a algunos en específico.  

Además, viene otra prueba aún más difícil, una que nunca pensé enfrentaría de nuevo... una que me dejó más que traumatizado.  

El Baile de Navidad.  

Cuando le expresé mi crisis (por Floo, cortesía de Madam Maxime) al viejo Octavio, tan solo se rió. Se excusó al decir que jamás me había visto actuar como un adolescente normal... fue la llamada Floo más extraña de mi vida (ésta y la otra) que he tenido. Al final dijo que no me preocupara, que si mi desesperación era tanta él buscaría a alguien que asistiera conmigo al baile y con quien actualmente la pasaría bien. Fue tan extraña su propuesta que la acepté de inmediato.   

Conforme se acercaban las vacaciones de Navidad en cada pasillo que doblaba cuando iba a la biblioteca de Hogwarts había chicas en grupos mirándome y sonriendo entre ellas, retándose algunas para acercarse a mí y preguntarme sobre el baile, esperaban que les pidiera fueran mi acompañante. Gracias a Octavio no me vi engullido en todo el alboroto de las parejas, cada que alguien reunía el valor de acercarse (cerrarme el paso/atraparme fuera del baño/saliendo de la nada en los lugares menos esperados) podía decir que ya tenía alguien que asistiría conmigo.  

Olvidaba lo intensas que son las personas en Hogwarts, las chicas más que nada con tal de ir a un baile, incluso dos chicos (uno de Slytherin y uno de Ravenclaw) me preguntaron; eran mayores, de último año, bien parecidos pero tampoco hubiera sido una de las mejores ideas el haber aceptado a uno de ellos. Eran mayores que la mayoría en el castillo pero seguían siendo menores que yo; con diferentes preocupaciones y perspectivas de lo que les rodea.  

Y no, no son excusas. La ambición del chico de Slytherin era muy lejos de lo que me sentiría cómodo (su familia intenta emparentarse con los Potter desde hace varias generaciones) y el chico de Ravenclaw no podía hablar más que con citas de libros leídos (incluso poesías en esperanto) que deseaba discutir durante toda la velada.  

En cuestión de un suspiro, se llegó el día del baile.  

Y cómo deseé que se abriera el suelo y me tragara la tierra.  

Sip, muy dramático.  

No creo reaccionar de alguna otra manera al ver a uno de mis grandes enemigos esperar en la entrada del castillo, verme y caminar hacia a mí pare decirme que sería mi acompañante... y no, no era Gaunt.   

Era nada más y nada menos que el hombre que (en mi vida pasada) tomó Poción Multijugos para infiltrarse en Hogwarts como profesor de Defensa Contra las Artes Obscuras; Barty Crouch Junior. Fue él quien se aseguró que mi nombre saliera en el Torneo, se aseguró que pasara las primeras dos pruebas para que en la última yo llegara al cementerio donde con mi sangre en un ritual antiguo Voldemort resucitó. Y lo que más me molestaba era que, lo en verdad más me dolió (en mi otra vida) fue el saber que Moody, el Moody que me no me trataba como a un niño al que se debía tener al margen de la guerra, con el que pensé había una especie de camadería... me estuvo mintiendo a cada momento. Me utilizó para que su preciado Lord volviera a la vida. Estuvo a punto de matarme él mismo... valla prioridades las mías.  

Y aquí estaba él, dirigiéndose hacia mí, como alguien libre y saludable, sin rastros de la locura producida por su fanatismo, los años en Azcabán y su prolongado tiempo bajo el Imperius.   

Casi parecía una persona normal.   

--Eres tal y como el Maestro Renoir te describió. -- decía al tiempo que detenía su caminar frente a mí, hizo una reverencia de cortesía, a la que respondí más por reflejo que por ganas -- En verdad espero que no me hagas perder el tiempo. --murmuró para luego suspirar y colocar en su rostro una sonrisa artificial  --Buenas noches, --continuó en francés --mi nombre es Bartemius Crouch y a pedido del Mestro Renoir, seré su acompañante durante esta noche. -- me ofreció su brazo --Espero que ambos hagamos de esta ocasión un recuerdo memorable.
 

Con mi expresión inescrutable, tomé su brazo y dije;  

--Hadrian Evans, un gusto conocerle. --también en francés.   

Creo que después de todo, sí me divertiría un poco... y quizá podría llamarse pequeña venganza por lo que (en mi otra vida) me hizo pasar.  

En los pocos metros que distaba la entrada del castillo con la entrada del Gran Comedor, Barty seguía mascullando cosas desagradables con una máscara que no dejaba ver su molestia al verse "engañado por el viejo senil que le tocó como último maestro", se lamentaba el no haber seguido su maestría de pociones al recién salir de Hogwarts en lugar de estar en el Ministerio, también difamaba a Octavio y sus antepasados con las 'pruebas de ser digno aprendiz' que le coloca a cada momento con  una sonrisa falsa esperando engañarme, sobretodo cuando en seguida de sus improperios me dedicaba algún cumplido en un francés muy pretencioso.   

A las puertas del Gran Comedor los otros competidores ya estaban formados con sus respectivas parejas, Charly se veía muy linda y su acompañante me sorprendió, era Cédric; parece que ambos Campeones de Hogwarts decidieron ir juntos. Les dediqué una sonrisa y mis pulgares arriba cuando mi compañero no me vio; Krum iba acompañado de Hermione quien lucía radiante, les dediqué un saludo en forma de asentimiento de cabeza y caminé con Barty hacia el frente de la fila: la presentación sería por el mismo orden en que nuestros nombres salieron del cáliz.  

Qué... felicidad.       

Las puertas se abrieron casi enseguida y los Campeones entramos a lo que sería un show de presentación, una tonta reunión con la que esperaban olvidásemos el peligro que esta Competencia sigue representando. Barty insistía en tratar de traducirme al francés lo que creí era importante de lo que se decía a nuestro alrededor, si no fuera por el sarcasmo y otras despectivas frases susurradas le habría dado puntos a su esfuerzo.   

Charly me miraba como si estuviera tratando de entenderme, ella y varios que notaron lo que Crouch hacía y decía y tenían muy claro que yo podía entender lo todos decían y aún más lo que él susurraba... mis compañeros de mesa seguían sin decidir si reír por mi 'broma' o pidiendo que no jugara con alguien de suma importancia como el que fue Asistente Interino del Ministro.

Me encogí de hombros ante sus plegarias, definitivamente no era culpa mía lo que Crouch estaba haciendo y el que asumiera que no podía entender más que francés.  

Casi al término de la cena, el Ministro Gaunt y una bellísima acompañante llegaron a sentarse en la mesa principal. Cierto, en esa mesa también estaban James, Sirius y Remus... quienes no dejaban de tratar de incinerar con la mirada a mi acompañante.   

Llegó el momento que marcaría el resto de mi vida: El baile de los Campeones. Definitivamente, moriría.  

Moriré de la vergüenza, el vals estuvo bien, afortunadamente Barty sabe bailar con una gracia exquisita y esta vez no hice el ridículo. Empecé a dejarme llevar por el sonido de la música, era hasta divertido el ritmo que Barty marcaba (con vueltas bien controladas y pasos largos que me hacían sentir más en el aire que pisando el suelo) pero fuimos interrumpidos.  

Oh sí, Gaunt.   

Insistió a Barty en cambiar de parejas.   

Y por supuesto que el buen Barty cedió (ante su amo).  

No fue lo mismo. Era incómodo, le pisé los pies más de una vez (juro que no fue a propósito), chocamos con los otros competidores más de una vez, al contar la cuarta Charly aprovechó la oportunidad de cambiar a Cédric por mí.   

Gaunt estaba bailando con Cédric y al parecer hablando de algo muy entretenido (gracias Hufflepuff por tu noble corazón), Krum era aconsejado por su director en tratar de bailar un poco con el Ministro de igual manera que los otros Campeones (según sus palabras mal susurradas) y Charly me interrogaba por la presencia de Barty como mi pareja (aunque me felicitó por la broma de no decirle que podía entender perfectamente sin necesidad de traducir todo a 'mi idioma nativo').   

El baile parecía un juego de corre que te alcanzo una vez que James, Sirius y Remus se unieron; su objetivo principal era que ni Charly ni yo estuviéramos cerca de Gaunt, y en mi caso de Barty. Adultos sobre protectores. Sus juegos pronto terminarían por colmar la paciencia de Gaunt.  

Esto era tan divertido.  

Peligroso, pero divertido.   

No recuerdo haber bailado tanto (en mi otra vida) ni haber reído al esquivar a ciertas personas que seguían cambiando de pareja entre pieza y pieza. Las sonoras carcajadas de Sirus eran tan profundas y genuinas, una vuelta y otra y ya estaba bailando con Remus a un paso más lento pero no más aburrido, su sonrisa era tan amplia y contagiosa, una vuelta y otra y ya estaba en los brazos de mi padre, lucía contento, y aunque en sus ojos aún había culpa cuando me veía, le agradaba este caos que juntos estábamos causando... una vuelta y otra y ya estaba de nuevo con Charly quien me decía que Barty ya sabía que le había estado tomando el pelo toda la noche.  

Fui feliz. El estúpido baile de Navidad que distraía del peligro del Torneo terminó dándome los mejores momentos con una familia que creí perdida. No es perfecta. Pero ninguna familia lo es. Eso sí, habrá mucho trabajo por hacer para que esta familia siga uniéndose, para que siga riendo y bailando y girando tan rápido que en cualquier momento pareciera alzar vuelo... tenía una familia que intentaba conocerme, intentaba quererme, intentaba alcanzarme en la distancia que hay entre nosotros.   

Quizá una lágrima o dos se confundieron con el sudor de mi frente, el baile era un tremendo esfuerzo físico al que nadie estaba acostumbrado. Cuatro horas de baile continuo sin descanso suele cobrar factura. Pero no estábamos dispuestos a parar... ni Charly, ni James, Sirius, Remus o yo queríamos parar, este maravilloso sueño de risas y alegría podría terminar.  

 

¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨     ¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨     ¨*´¨*´¨*´¨*´¨*´¨  

Dejaron de tocar valz y empezó el turno de un grupo popular para adolescentes. Ni idea de quiénes eran. El sueño terminó y no quedó más que escuchar a Barty sobre el cómo lo engañé y me burlé de él y sus buenas intenciones, lo escuché tal como lo he estado escuchado desde que nos vimos, con mi rostro inescrutable y pensando en la mejor manera de deshacerme de él. No tuve que hacerlo, indignado ante mi respuesta que él nunca preguntó si entendía otra cosa que no fuera francés, se fue.  

Fui en busca de un asiento y apenas me puse cómodo alguien se sentó a mi lado. Era Charly, ella y Cédric estaban riendo sobre 'mi broma' hacia un joven con un gran futuro por delante. Ambos me aseguraron que iban como amigos y que podría unirme a ellos para disfrutar el resto del baile. Me negué. La diversión había pasado y no quería seguir entre tanto ruido, se ofrecieron a acompañarme a la Carrosa y esta vez acepté, no estaba de ánimo para que alguien indeseado se me acercara cuando estuviera solo.  

A la mañana siguiente una lechuza me despertaba muy temprano, era una carta de Octavio, me daba instrucciones que si deseaba obtener lo necesario para la segunda prueba ya debería estar en camino a Hogsmade. Suspiré por el sentido de humor tan retorcido que se cargaba el viejo... lo bueno es que no dormí muy tarde.  

O tal vez seguía dormido.  

Tras un breve tiempo (y el permiso de Madam Maxime) me vi pidiendo un servicio de té en la Tienda de Madame Tudipié y luego empecé a cuestionar mi sanidad mental.    

Frente a mí estaba el hombre que en mi vida pasada siempre pensé era el más cruel, el hombre sin otro objetivo en la vida que hacerme miserable... alguien que me odiaba por ser el hijo de James Potter, alguien que me protegía porque también era el hijo de Lily Potter... con porte elegante, observándome con sus ojos obscuros se encontraba Severus Snape.  

Merde.  

Esto ni siquiera era gracioso. ¿Cómo pudo Octavio haber conocido a Snape sin que me hubiera dado cuenta? ¿Snape seguía siendo un Mortífago, un maestro de pociones? ¿Snape odiaba a James, Charly, Sirius y Remus?... ¿Me odiaría también?   

Había un millón de preguntas en mi mente, seguramente no podría expresar ninguna, además se supone que no lo conozco... ¿él sabrá que también soy un Potter? o tal vez Octavio no se lo dijo.   

Snape solía compararme con James (en mi otra vida, en ésta) ¿me comparará con Lily?                   

 

 

 

>>Continuará...

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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