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Melancolía por Kuro Kaori

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Tenía una imagen difusa de su madre, un solo recuerdo. Cabello largo oscuro, piel muy blanca.

No sabía como era su rostro, ella estaba de espaldas la ultima vez que la vio, aquella mañana del 31 de octubre, día de su cumpleaños.

Recordaba el calor de los dedos de su abuelo, apretándole la mano para darle valor, pero no había nadie con él ante las puertas de la Wammy’s House. Su abuelo, en realidad, había muerto hacía un mes. Quizás, era por eso que ella había decidido dejarlo allí. Criar a un niño sola era complicado y más aún, si ese niño tenia capacidades cognitivas tan elevadas.

El primer rostro amable que vio aquella vez, fue el de Wattari, quien al enterarse que era su cumpleaños, le regaló un pastel. Era la primera vez, después de mucho tiempo, que comía uno en esas fechas. Su abuelo, antes de enfermarse, solía prepararle algunos y Wattari le recordaba a él y al hecho de que siempre había adjudicado su sonrisa, con el sabor de aquellos dulces. Era probable que esa fuese la razón por la cual, después de su muerte, los pasteles le sabían tan amargos.

El detective de homicidios Elle Lawliet, abrió los ojos y se descubrió en su oficina. No era capaz de aseverar en qué momento había caído dormido, sin embargo, el descanso no le había resultado reparador. Había soñado con Wattari otra vez.

Poniéndose de pie se desperezo un poco y dirigió su atención a los expedientes que se acumulaban sobre su escritorio. Casos sin resolver y, entre ellos, el más importante, por haberle tocado de manera personal, aquel, que ponía una fotografía de Wattari como víctima.

El homicida, un hombre joven con la suficiente fuerza y habilidad para enfrentarse a un anciano entrenado, con conocimientos para eliminar evidencias y que tenía que ver con el caso del asesino de criminales, de manera directa.

Un hombre, que también iba a matarle cuando se acercase demasiado.

Un hombre, como el que estaba llamando a su puerta.

—Adelante-

—Buenos días… ¿Cuánto tiempo llevas aquí? - preguntó Light, apenas hubo entrado, con un café y una bolsa de papel en la mano —No me digas que no has ido a dormir a tu casa anoche.

—Buenos días para ti, también, Yagami.

El castaño se acercó con paso elegante hacia él y le dio ambas cosas.

—Para ti… porque sé que tampoco has comido-

Elle tomó el café y la bolsa de papel, dejando el primero sobre el escritorio, para curiosear el segundo.

—Pastel de calabaza.

—Por ser hoy Halloween, hacen ese tipo de cosas… Super originales- dijo y revoleó los ojos.

—Gracias, Yagami… Eres muy amable.

—¿Vendrás esta noche a casa? - preguntó y comenzó a mirar con gesto distraído, los expedientes que había en el escritorio.

Elle miró a Light y sonrió con amargura. ¿Estaría, Wattari, disgustado con él por atreverse a mantener una relación amorosa con el que, sospechaba, era su asesino?

—Es lo más probable.

—No te quedes aquí… Hoy es noche de brujas- soltó bromista.

—Creo que el mundo de los vivos, es más de temer… ahí tienes las evidencias.

—Por cierto… ¿Cómo vas con el caso de…?

—Aun nada-

—Si necesitas ayuda…

—Estaré bien, gracias-

—Está bien- respondió y dejó los expedientes de lado —Tengo mucho por hacer, así que me retiro…No te quedes demasiado. Te estaré esperando- soltó y se acercó a él, para dejarle un beso en los labios y apartarse rápidamente, sonriendo —Nos vemos-

**

La celebración de Halloween en la Wammy, era especial. A pesar de que todos sabían el origen religioso de dicha tradición, ninguno se reprimía a la hora de disfrazarse y salir a pedir dulces e incluso, aquellos que estaban más dotados en las actividades artísticas, adornaban todo el lugar. Pero la parte de aquel día que más le gustaba a Elle, era cuando Wattari hacía que apagaran las luces, y ponía en enorme pastel en la mesa, para que le cantaran feliz cumpleaños y soplase las velas.

Luego de ello, Wattari le abrazaría y escondería caramelos en su bolsillo y a continuación, por supuesto, cortarían el pastel. El dolor de estomago de algunos al otro día, era un sacrificio justo.

Wattari había sido su única familia.

La afinidad que había nacido entre ellos, había sido un lazo tan fuerte, que más que un amigo, Elle consideraba a Wattari como un padre y el anciano lo veía a él como el hijo que nunca había logrado tener.

¿Se sentiría traicionado en esos momentos?

**

Elle se paró en frente del edificio donde Light vivía y miró hacía arriba, al decimo piso, que era donde se encontraba el departamento del castaño.

Ingresando al lugar, pasó por el enorme lobby y a pesar de que saludó al portero, quien limpiaba el piso, no recibió respuesta. Probablemente, la música en los auriculares que llevaba puestos, estaba en un volumen demasiado elevado para considerarse saludable.

Avanzó hacia el ascensor y apretó contra su cuerpo, el paquete en donde llevaba el pastel de manzana que tanto le gustaba a su novio. Se sentía nervioso y no sabía por qué… quizás, se sentía demasiado melancólico. Era la primera vez que pasaba un cumpleaños sin Wattari.

Al salir del ascensor, se encontró con la señora Lesly, del décimo B. Una anciana, por demás coqueta, que siempre lucía maquillaje y bronceado en exceso. La mujer le sonrió, sin embargo, no contestó a su saludo.

Tocó timbre en el décimo A y a los pocos minutos, la puerta fue abierta.

—Llegaste temprano- soltó Light, dejándole pasar.

—No tenía nada para hacer-

El castaño rio y tomó la tarta que traía entre las manos, en el mismo instante en que cerraba la puerta y le besaba.

Elle le observó unos instantes disfrutando como aquella camisa negra que llevaba puesta, resaltaba los contornos de su cuerpo y el color tostado de su piel y el mandil rojo ajustado en su cintura, ayudaba más con ello.

Debía admitir que Light era hermoso. Había que estar ciego para no caer en cuenta de ello.

Sintió una punzada de preocupación en su pecho al preguntarse las razones por las cuales el castaño se hubiese fijado en él. No le gustaban las respuestas que su mente era capaz de cavilar.

Buscando distraerse, paseó su vista por el lugar. El departamento de Light no era muy grande, sin embargo, se había esmerado en la repartición de espacios y en las decoraciones, logrando aprovechar todo al máximo.

Le gustaban los sillones beiges de cuero y los colores cálidos de las paredes que se balanceaban entre los amarillos y los naranjas. La pequeña chimenea encendida, ayudaba a apalear el frio que había fuera, en las calles. Por eso ni siquiera se negó cuando Light tomó su abrigo, sin embargo, era incapaz de escuchar sus palabras.

Su mirada se detuvo en las flores frescas sobre la pequeña mesita ratona. Las reconocía, eran Pensamiento negro: tristeza por el amor sin esperanza.

Su corazón, volvió a doler.

Regresó su atención a Light, quien terminaba de acomodar su abrigo en el perchero.

—Toma asiento, te traeré algo para tomar-

Se sentó en uno de los sillones de cuero, a observar el extraño cuadro que había en la pared. Era una adquisición nueva, bastante feo, a decir verdad.

En él, aparecía un monstruo delgado, de rostro grotesco y mueca burlona, que extendía sus alas negras y tomaba con una de sus garras afiladas, una manzana roja.

—Curioso- le dijo a Light cuando el castaño le tendió un vaso con jugo.

—Sayu lo pintó y creyó que era buena idea regalármelo… Se ofenderá si no lo cuelgo en un lugar visible- explicó.

—Es…- buscó las palabras para definirlo, pero no se le ocurrió nada.

—Horrible, lo sé.

—Espantoso.

—Acorde con el Halloween- bromeó y Elle sonrió en respuesta.

Light se acercó a él y besó dulcemente sus labios, a lo que Elle respondió deseoso, como cada vez que recibía algún tipo de contacto de su parte.

—Ya estará lista la comida- dijo separándose lentamente de él y, sonriendo, se dirigió hacia la cocina.

Elle comprendió la indirecta… debía lavarse las manos.

La cena había estado deliciosa y la conversación había sido amena. Además de ser extremadamente inteligente, Light era un perfecto anfitrión, pero más que eso, un vanidoso al que le encantaba hacer gala de sus buenos modales, para deslumbrar a los demás. Por suerte, y Elle agradecía eso, probablemente, porque era la razón por la cual lo amaba, Light se permitía dejar de lado, por momentos, su infinita cortesía y hacía alarde de un humor ácido y sarcástico, rozando los límites de convertirse en negro.

—Tengo una sorpresa para ti- habló el castaño de repente y Elle lo observó ponerse de pie y dirigirse a la alacena para sacar de allí un pastel de chocolate y fresas bastante grande, el cual, colocó justo en frente de él

—Sé que no será como el pastel que te preparaba Wattari, pero puse mi mejor esfuerzo en él… Feliz cumpleaños, Elle- le dijo y besó su mejilla para alejarse y buscar unas velas, que de inmediato encendió.

—Debí imaginarme, que Yagami averiguaría la fecha exacta de…

—No me digas Yagami aquí, no estamos en el espacio laboral.

—Muchas gracias- respondió y miró las velas con el número 37 en ellas. Estaba grande, a decir verdad… ¿Cuándo había sido que su vida había pasado tan rápido?

—No te quedes mirando… sóplalas. No esperaras que te cante la estúpida canción o ¿Sí?

Elle río ante aquello.

—Podría ser… por mi cumpleaños, podrías cantar.

—¡Olvídalo!

Sonriendo aun, Elle sopló las velas y a continuación, Light cortó una enorme porción y se la sirvió en un plato.

—¿Tu no comes? - preguntó curioso.

—Sabes que no me gusta el dulce… Solo la tarta de manzana que has traído- sonrió con dulzura y tomando asiento, apoyó su rostro en una mano para observarlo comer. —Además…- continuó —Lo hice especialmente para ti.

Elle le miró dubitativo por unos instantes. La ultima frase que Light había dicho, provocó que dentro de él saltasen alarmas de desconfianza.

¿Lo mataría con el pastel?

Su mente comenzó a trabajar a toda velocidad, rememorando cada uno de los movimientos que había realizado hasta llegar a esa situación…

“Nadie me ha visto entrar. El portero estaba distraído, las cámaras de seguridad no funcionan hace más de un mes, la vecina del décimo B está prácticamente ciega, pero no usa lentes por pura coquetería… No tengo amigos, ni familiares a los que pudiese haber avisado que me encuentro aquí, en este momento… Estoy completamente solo y atrapado”

—No está envenenada- dijo Light riendo y Elle se sintió más intranquilo aún, sin embargo, dio un bocado.

Estaba deliciosa.

**

Se despertó en medio de la noche y notó el cálido cuerpo de Light, junto a él. El castaño dormitaba tranquilo.

Despacio y sin intenciones de despertarle, corrió los cabellos que descuidadamente caían sobre su rostro y lo observó en silencio. Era tan hermoso, el semblante relajado lo hacía parecer un ángel al que no podía adjudicarse semejante frialdad. Nadie se atrevería a afirmar que aquel muchacho era un asesino, frio, calculador y cruel, dolorosamente, cruel.

¿Cómo podía haberse enamorado de alguien así?

Su corazón se estrujo de manera angustiosa y necesitó ponerse de pie, repelido por toda aquella situación.

¿Cómo podía permitirse estar en la misma cama, con el asesino de Wattari?

Acercándose a la ventana que había en aquella habitación, corrió un poco las cortinas y permitió que la luz azulina de la luna, iluminara la estancia.

Pronto, el peso de su soledad, de una vida llena de desprecios y sufrimiento, cayó sobre él como si se tratase de un baldazo de agua fría.

Wattari, había sido su cable a tierra… y ahora ya no estaba.

Se abrazó a si mismo, sintiendo un repentino frio que pareció calarle en lo más profundo del alma.

—Elle… ¿Qué estás haciendo? –

La cálida voz de Light, provocó que algo dentro de él se resquebrajara y no se atrevió a voltearse.

Era un cobarde que no quería encontrarse de cara con la verdad… de cara con aquel que lo había hundido en ese mar de desesperación.

—Soy un hombre muy triste, Light- dijo en un susurró haciendo referencia a una vida de desconsuelo y aludiendo, también, a su incapacidad de entregarse de lleno a esa relación a pesar de amarlo tanto.

Light se pegó a su espalda y le abrazó, colocando ambas manos sobre su pecho, justo en donde estaba su corazón, que latía en respuesta ante su contacto, pero más que eso, que latía por él.

—No me importa… Podré soportarlo. Todo tu dolor... - soltó absolutamente convencido y deposito un beso en uno de los costados de su cuello, provocándole un estremecimiento.

—Tu mataste a Wattari- Aquello no fue una pregunta.

Light suspiró, dejando entrever su propia angustia.

—No cambiaré de opinión, Elle- respondió al cabo de unos segundos en silencio.

El aludido se dio la vuelta y lentamente, se liberó de su agarre.

—Lo sé.

Light sonrió con amargura y bajó el rostro.

Elle se encaminó hacia la salida.

—Cuando dije que te amaba…

El moreno se detuvo sin voltearse, sintiendo su corazón latir con fuerza ante esas palabras.

—Era verdad… Aún lo es.

—Agradezco tu sinceridad… Es un buen regalo de cumpleaños.

—Yo te daré motivos para vivir, Elle… Haré lo que sea necesario.

El corazón del detective se estrujó de dolor. Era gracioso, que aquel que deseaba matarlo, quisiese darle razones para continuar viviendo.

—Será interesante- respondió y sin mirar atrás, salió de aquel lugar, dejando que el amor que sentía golpease con fuerza devastadora sobre todo su ser.

La batalla acababa de dar inicio.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado ♥
Muchas gracias por leer :D


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