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Felicity por Aeriel

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Notas del fanfic:

Un nuevo oneshot a la lista ^^ 

Espero que guste. Como curiosidad...os diré que la escribí en sms en el móvil, jejeje.

Disclaimer: Los personajes que aparecen en este escrito son propiedad de su autora, J.K.Rowling, y distribuidores. Yo sólo me dedico a juntarlos entre sí ^^ 

Notas del capitulo:

No muy largo...pero intenso, a mi parecer.

Me encantó escribirlo y me encantará compartirlo con vosotr@s ^^

Besitos* 

Felicity

 - Oneshot -

 

 

Felicity

 

 

Se pasea con el cansancio velando sus ojos, pero con ése brillo travieso tan característico suyo. Sonríe sin sonreír, pero, aún así, sabe que lo hace.

Está exultante, eufórico, y cree que todo a su alrededor es maravilloso.

No lo sabe aún, pero lo intuye. Le observan, con adoración, con admiración, con una mezcla de ambos, y se sumerge en la sensación que supone.

Conoce ésa sensación. La ha experimentado muchas veces antes, pero ninguna tan intensa.

Siente unas ganas inmensas de gritar al mundo, que es feliz, que nada puede empañar ésa felicidad. Es feliz, lo es. Por vez primera en mucho tiempo, y

no le importa lo raro que lo miren o las burlas a su paso. …sa felicidad lo exime de todo lo demás, haciéndole ignorar lo evidente. Que quizás, tal vez,

es probable y posible que esté haciendo el ridículo. Pero no puede evitarlo y, es más, no quiere evitarlo.

Ignora las burlas de la Casa rival con sus chapas cambiantes con la inscripción “Potter apesta” y “Abajo con Potter”, y los vítores de los compañeros

de Casa.

Pasa por delante de su ‘odiado’ Profesor de Pociones y se le pasa por alto, puede que sin darse cuenta ó puede que a propósito, para no desvelar su

felicidad, la nota de desagrado que utiliza al dirigirse a él, al sisearle las palabras “Que no se le suba a la cabeza, señor Potter”.

Pasa de largo y juraría haber oído una maldición a sus espaldas, pero no se detiene. Por el contrario, sigue su camino, rebosante de felicidad, delirando

de ésta.

En su sonambulismo despierto se cruza con alguien. Y, de repente, el tiempo se para. Las imágenes se dejan entrever en su mente, retazos de pintura

al óleo de su realidad. Una realidad llena de belleza pálida, rayos de sol, toques plata y elegancia en cada pincelada. Se siente la tensión alrededor de

ambos. Una tensión que fácilmente puede ser cortada con un cuchillo por su espesura.

En cuestión de segundos se replantea el motivo de su felicidad, se pregunta qué es lo que le impide abrazarla para que no se le escape, y encuentra

la respuesta. Está frente a el, devolviéndole la mirada, fríamente. Y siente que se esfuma ésa felicidad. Era débil, pero la creía irrompible. Y, en cuestión

de segundos, se ha deshecho en mil pedazos, abandonándole tal y como le abrigaba segundos antes. Y es su perdición. Siente que ya no puede más,

que las fuerzas se le van, que si sigue mirándole así va a echarse a llorar. Pero sabe aguantar. ‘Quizás es por mi bien’, se dice. O quizás no. ‘Quizás

será humillante’, se dice. O quizás no. Y por ésas razones, que no son razones, no lo hace.

Su Némesis sigue ahí, plantándole cara, sin apartar aún la mirada. Siente el hielo de ésta quebrar su corazón, resquebrajar su corazón en diminutos

trozos. Es consciente con el pasar de los minutos de que están solos, de que alrededor sólo existen piedras y más piedras, de que la gente les ignora

ya como rutina cuando los ven juntos. Y de pronto ésa mirada se vuelve más intensa, reniega de la frialdad y el odio, y siente que le desnuda con ésta.

Se siente cohibido e incomprensiblemente se responde en silencio. Sus ojos, el reflejo de su alma, orbes grises del color de la Luna, belleza etérea.

Siente los sentimientos que los recorren. Temor, angustia a ser descubierto. Desazón al ser consciente de su propio sentir. Paz al comprender que

simplemente con estar así, con un intercambio de miradas y palabras silenciosas, es feliz.

Y se decide a dar el primer paso, seguido de otro y de otro más, hasta casi tocar con la punta de su nariz el suave e inmaculado cutis de su piel, libre

de impurezas, inseguridades ó disgusto.

Alza una mano y no hay movimiento del otro lado que le impulse a alejarla, a dejarla caer a su costado. Sigue la trayectoria de un arco perfecto trazada

en su mente y deja descansar su mano en su levemente sonrosada mejilla. Aún ruborizado le sostiene la mirada, fijamente. Ni siquiera pestañea,

dándole a entender que puede continuar, sin miedo a un rotundo rechazo.

Y la acaricia, se deleita con la sedosidad de ésa piel contra su mano, y con lo que ése leve contacto supone. Desliza su pulgar y alcanza con éste dos

líneas curvas paralelas con el relieve del deseo esculpida en ellas. Sus labios carnosos, rojos, húmedos, piden más de ésas caricias, exigen más de

sus atenciones. Y, con urgencia, accede. Sus alientos se rozan, saben que siguen vivos por ello, ya que sus corazones se han detenido con el tiempo.

Suave, uno del olor de la mañana y el otro de la menta recién cortada. No pueden ser más diferentes, pero se complementan.

Cada vez más cerca, cierran sus ojos casi al mismo tiempo y disfrutan de sus alientos haciendo eco en sus oídos, de sus corazones, vivos de nuevo,

latiendo sonoramente a dúo.

Finalmente, se unen en uno solo. Un roce tímido, un beso demasiado suave. Y, con la urgencia de probarse, se abrazan, como si el mundo se fuera

a acabar de un momento a otro, como si sólo quedaran ellos dos en ése mundo. Unen sus bocas ansiosas, se saborean, profesándose un amor eterno

que sus dueños no son capaces de expresar de otra manera. Se aman con la mirada, pero, incapaces de confesárselo, lo lloran.

Demasiado pronto, la necesidad de O2, del Oxígeno, de ése elemento incoloro, inodoro e insípido tan vital para el Ser Humano, separan sus labios,

pero no sus cuerpos.

Sus ojos se encuentran, se dan un último beso que dura un suspiro y, reticentes de dejar de sentir el calor del otro contra su pecho, se separan.

‘¡Hasta el próximo encuentro!’, se gritan sin ser oídos, mientras se preguntan si realmente habrá próxima vez.

Y se despiden con la mirada, alejándose el uno del otro, yendo por caminos distintos.

Una nueva victoria para Gryffindor, que claman los vencedores. Algunos gritan, otros lloran y se abrazan emocionados. Slytherin, el equipo perdedor,

les abuchea. …l sólo siente felicidad. El otro la reconoce y la consiente.

Es una victoria justa, de eso no hay duda...

 

 

                                                                                                                          * FIN*             

 

 

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Notas finales: ¿Reviews? ^^ ¡Gracias por leer!

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