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Distress por Psychedelic Moonlight

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Notas del fanfic:

Notas: las cursivas indican los sueños.  

 

Notas del capitulo:

Este One-shot lo había subido en una comunidad de Amino (no es mi intención hacer spam, pero debería mencionarlo para evitar futuros problemas) bajo el alias de "Avenir de Aries" y anterior a este, como "Atheno" xD 

 

Los personajes aquí mencionados no me pertenecen, sino a su respectivo autor: Masami Kurumada.

I "Comienza."    

 

 

  Apagaste el ordenador luego de una exhaustiva búsqueda, debías profundizar el tema lo suficiente para entregar ese ensayo, tomaste un tiempo para estirarte un poco y después fuiste a la planta baja de tu hogar.  

 

  No estaba conformado únicamente por ti, sino que también vivías con algunos de tus medios hermanos, quienes habían salido esa misma tarde, siendo acompañados por el mayor de todos: Ikki; quien a regañadientes había aceptado llevarles a pedir dulces, desafortunadamente no tenías tiempo para ir con ellos así que declinaste amablemente y de inmediato pusiste manos a la obra.     Unas cuantas horas dedicadas a investigar y  plasmar el trabajo en un pequeño montón de hojas hizo que de forma casi inmediata te sintieras a gusto contigo mismo, el estrés rápidamente se había ido y tus músculos exigieron que tomaras una merecida siesta.  

 

  Una ducha con relajante agua caliente hizo que el sueño se propagara por tu cuerpo, y vistiendo cómoda y abrigadora ropa te acurrucaste sobre tu cama, sintiendo que tus párpados pesaban cada vez un poco más hasta el momento en que, habías cedido por fin ante el cansancio.      

 

 

II "No cierres los ojos por demasiado tiempo."    

 

Oscuridad.   

Tétrica y sofocante oscuridad era todo lo que te rodeaba, la ansiedad se apoderaba de tu cuerpo a cada minuto que pasaba, torpemente te incorporaste y temiendo haberte perdido comenzaste a correr, buscando rastros de luz o algún sitio iluminado, sin embargo tus pasos eran los únicos sonidos que escuchabas, la soledad pronto iba a devorarte hasta que en determinado momento lograste ver a la distancia a una persona, estaba de espaldas y emitía un brillo atrayente, de repente y por alguna razón comenzaste a sentirte más tranquilo mientras te acercabas, entonces alertaste a esa persona, sus largos cabellos rubios se mecieron hasta que ese ser por fin dio media vuelta, mostrándote que en sus sienes se hallaba un par de pequeñas alas, la serena mirada se posaba encima tuyo y con prontitud su rostro antes tranquilo se tornaba cada vez más ansioso.  

 

  A pesar de sus peculiares y bellos rasgos no te sentiste incómodo ni siquiera cuando se aproximó a ti y te sostuvo de los hombros, reflejando preocupación y un poco de miedo en los ojos. Le viste mover los labios y aunque tu cuerpo se hallaba enfrente suyo, tu mente estaba lejos de allí, perdida en tus esfuerzos por identificar al desconocido.

  –Hypnos.–  

  Pronunciaron tus labios, entonces la ansiedad de quien creías un dios, aumentó de tal forma que sus labios formularon una sola palabra.  

 

  III "¡Despierta!"   Su grito resonó en tu mente, abriste los ojos de golpe y con el pulso acelerado te incorporaste, sentías la boca seca así que decidiste ir a beber un poco de agua para reponerte de aquél extraño sueño.   ¿Por qué habrías soñado con un dios griego? "Influencia del ensayo" te repetiste varias veces convirtiendo ese encuentro en algo que jamás sucedió.

 

  Desde ese momento te sentiste extraño pues incluso al parpadear te preocupabas, ya que por alguna razón su grito se escuchaba como un suave pero constante eco, recorriendo tu mente e instalando un intermitente temor.   Porque muy en el fondo, dentro de lo más recóndito de tu ser, temías que fuese algo real.   Desviaste la mirada al único reloj de la cocina y con sorpresa descubriste algo que no habías notado antes, un hecho que te había desconcertado y asustado en cierta medida.  

 

 

  IV  "Sólo ha pasado media hora."  

 

  Murmuraste hecho un manojo de nervios, inconscientemente llevando ambas manos hacia tu cuello, era difícil de explicar la relación de aquellos eventos, pues había sido tan real y el tiempo que allí había transcurrido parecía incluso mayor al que habías tomado para que tu mente fabricara aquel sueño.     Quisiste restarle importancia al forzarte a pensar lo mismo mientras muy lentamente la noche se aproximaba y teñía de un oscuro azul el firmamento, salpicándolo con pequeñas y grandes estrellas que con su presencia calmaban tu ansiedad.  

 

  Regresaste a tu habitación, amplia y con una cama; ahora revuelta a causa del sueño y el brusco despertar que ocurrió.   Lentamente tu cuerpo comenzaba a sentirse más pesado de lo usual, así que ya más despreocupado cediste de nueva cuenta ante la somnolencia, nublándose tu vista y acompasando tu respiración, ignorando al mismo tiempo que aquel sueño pronto volvería a repetirse.       V "La calidez de sus brazos."    

 

Fue lo que en esta ocasión te hacía "despertar" y al abrir los párpados lo primero que viste fueron sus ojos, carentes de brillo pero de un color que en tu vida habías visto, estaba demasiado cerca, aun así sentías confianza, inconscientemente sonriendo al verle, ignorando la oscuridad del sitio, el brillo que este divino ser irradiaba y la preocupación que nuevamente surcaba su rostro.  

 

  —¿Por qué has vuelto?—  

Inquirió con cierta molestia y angustia en la voz, sin soltarte e impidiéndote realizar cualquier intento de levantarte, sin embargo estabas tan cómodo que lo único que hiciste fue acurrucarte sobre su regazo, buscando más contacto y por su puesto, su calor.  

 

  —Eres un sueño.— Respondiste con simpleza y cerrando los ojos completamente despreocupado, ignorando de esa manera la creciente angustia del dios.  

 

—Debes irte, si te encuentra no habrá marcha atrás.—   Replicó intentando transmitirte miedo o ansiedad, algo que llegaste a percibir únicamente cuando sentiste que su cuerpo se movió un poco brusco, producto de la tensión en sus músculos.  

 

—No pasará nada, déjame disfrutar un poco más de tu compañía y esa extraña luz que irradias.—   Tu voz había salido en un susurro, justo como el secreto que un amante le confiesa al otro después de haberse entregado.  

 

  —¡¿Acaso no entiendes?! ¡Esto no es un sueño! Despierta y evita dormir a toda costa durante lo que resta de este día, pues si él te encuentra, será tu fin.—   Advirtió alarmado y soltándote de forma repentina, obligándote a abrir deshacer tu postura relajada, haciendo que te incorporaras hasta quedar sentado.  

 

—¿No es un sueño? ¿Mi fin? ¿De quién hablas? Eres demasiado misterioso y yo tan sólo soy un humano, además, ¿cómo sé que en verdad eres un dios?—    

 

Preguntaste con rapidez y ocasionaste que la impaciencia hiciera mella en el contrario quien, viéndote estupefacto accedió a responder tus preguntas si con eso lograba evitar lo que posiblemente podría suceder.    

 

—No es un sueño, esta es la realidad, una en la que tu alma se ha visto arrastrada hasta el sitio en que habito, mi nombre anteriormente lo has pronunciado, y si tanto deseas una prueba de mi existencia la tendrás cuando regreses al mundo al que perteneces...—    

 

Su explicación se vio interrumpida al escucharse los pasos de una tercera entidad, fue entonces que el dios del sueño aceleró su explicación y la resumió tanto como le fue posible.     —Debes regresar y evitar dormir de nuevo, este día es peligroso para ti y si no logras mantenerte despierto cuando menos hasta la medianoche, todo habrá terminado.—  

 

  Asentiste varias veces, entonces quedando la última pregunta que tus labios dejaron salir.     —¿Quién me busca?—  

 

Frunció el ceño y sin dar tiempo a más, le nombró. La sorpresa acudió a tu rostro y tiempo antes de que pudieras preguntar el por qué, todo se volvió oscuridad de nuevo.    

Por segunda vez despertaste, esta vez dentro de tu recámara y sobre tu cama, sintiendo algo extraño en una de tus manos, la llevaste inmediatamente a la altura de tu rostro y comprendiste que era verdad. Con la vista fija en la pequeña amapola* que yacía en tu mano izquierda...  

 

  VI "Thanatos."      

Pronunciaste con cierto pesar, ahora mejor informado sobre quién te buscaba y la explicación a la tercera presencia en aquel sitio.    

 

De repente recordaste que la oscuridad de aquel sitio se debía a que allí habitaba Hypnos acompañado de su hermano gemelo: Thanatos.    

Sería una mentira decir que no querías conocer los motivos de éste último, sin embargo no ibas a arriesgarte, pues por muy poco creíble que pareciera, tenías la evidencia entre tus manos y para terminar, te asustaba que fuese a ser real.    

Esta vez, decidido a no caer dormido, tomaste cierta medidas pues estabas fuera tu habitación y en constante reflexión sobre lo recién ocurrido, le habías dado tantas vueltas que un dolor de cabeza se hizo presente en tu cuerpo.    

 

Y a diferencia de las últimas veces, el sonido que produjo la puerta de entrada al ser abierta te trajo un poco de alivio que aumentó al ver a los pequeños Shun y Hyoga entrar emocionados, cargando una calabaza de plástico cada quien, ambas a punto de desbordarse de tantos dulces que habían recibido.    

Después de ellos apareció Shiryu tomando la mano de Ikki, quien para entonces estaba cerrando la puerta, viste que en una de las manos el pelinegro sostenía una calaverita de plástico también repleta de dulces, sonreíste olvidando tu preocupación y al ver que los cuatro se dirigían a la cocina les seguiste.

 

    Fue entonces que un fascinado Hyoga comenzó a relatarte que a sus cortos 7 años nunca antes había visto tantos dulces bajo su poder, lo había dicho con tanta seriedad que fue casi imposible no reír puesto que su disfraz de oso polar enternecía tanto como daba risa.  

 

  Una vez que terminó de contarte su emocionante historia siguió Shun, explicando con casi el mismo entusiasmo que Hyoga, cómo era que la gente le regalaba incluso más dulces que a sus propios hermanos, y siendo honesto no te extrañaba demasiado, ya que el infante de apenas 5 años se veía distinto a los vampiros de las películas, dándoles un aspecto más inocente con sus enormes y expresivos ojos además de la dulce y suave voz que lo caracterizaba. 

 

 

  Y luego de mencionar que algunas veces lo confundían con una pequeña niña, Shiryu con su conocida serenidad te hizo saber con diversión sobre las veces que Hyoga había sido asustado a manos de sus vecinos Saga y Kanon, quienes habían salido acompañados por su primo mayor Deuteros ya que Aspros aquella ocasión estaba resfriado. Reíste con fuerza al ver que Hyoga le reclamaba a Shiryu diciendo que a él también lo había asustado Tenma, el niño que recién se había mudado al vecindario junto a su padre, Koga, pero para desgracia del rubio, Shun intervino comentando que en realidad habían asustado al ojiazul pero de forma accidental.     En ese momento Hyoga hizo un adorable puchero y se quedó callado mientras cruzaba los brazos, mostrando enojo en todo su esplendor.     

 

Minutos más tarde, Ikki interrumpió la conversación al pedirte que ayudaras al pelinegro a quitarse el disfraz de diablo que contrastaba demasiado con su personalidad.  

  Accediste y le ayudaste incluso con los otros dos menores puesto que Shun se sentía incómodo con la dentadura falsa y los enormes colmillos que sobresalían de sus labios, por otra parte el todavía enfadado Hyoga quería un poco de ayuda con el disfraz ya que le daba comezón en la zona de la espalda.  

 

  Poco más tarde se reunieron para cenar, y mientras que Ikki y tu bebían café, a los tres infantes les sirvieron un poco de chocolate caliente, quienes se apresuraron a terminar de cenar para inmediatamente después correr hacia sus dulceros, tomando cuantos les cupiesen entre las manos, antes de que a Ikki se le ocurriera comenzar a ocultarles los dulceros y retirarles los caramelos bajo la advertencia de que los llevaría con el dentista a que les quitaran los dientes por las caries que les provocaría el comer tanta azúcar.  

 

 

  Al haberles dejado en su respectiva habitación para que durmieran, al final quedaron ustedes, los hermanos mayores de entre los cinco que habitaban allí, Ikki contaba con 18 años mientras que tú tenías cumplidos los 16.    

 

Ambos comenzaron a hablar sobre el día que tuvieron y fue así que te enteraste que el profesor de biología Alessandro (mejor conocido como Death Mask) había logrado asustar a la mayoría de los compañeros del peliazul al primer intento, con ayuda de los profesores Afrodita (cuyo verdadero nombre nunca había sido revelado) y Shura, quienes impartían las clases de ecología y danza respectivamente.    

 

De repente te sentiste mal al no haber podido presenciar siquiera la broma que algunas de tus compañeras, (siendo Marin la autora intelectual) le habían gastado al director de tu instituto, el maestro que respondía al nombre de Manigoldo quien lo tomó a bien e incluso les dio consejos para "perfeccionar" su estrategia.    

 

 Y entre tantas otras cosas, el tiempo pasó, rápidamente dejaron de ser las 8:30pm para ser las 10 de la noche, y después de una explicación sobre tu ensayo, además de la insistencia de tu hermano mayor para que lo dejaras comprobar que efectivamente habías estado haciendo tus deberes, se retiró para encargarte la tarea de lavar los trastos.    

 

Para sorpresa suya de igual forma aceptaste sin protestar, sin embargo al verlo retirarse comenzaste a sentirte ansioso a causa del sueño que habías tenido, morías de curiosidad, querías saber qué pasaría si dormías, pero tu sentido común rápidamente te obligaba a desistir de siquiera intentarlo.  

 

VII "Aioria"    

 

Habías estado esperando su llamada ya que tenían aproximadamente dos años de estar en una relación, había sido gracioso que lo hiciera para decirte que esperaba con mucha emoción que al día siguiente fueras a visitar su salón ya que lo habían decorado de tal forma que un pequeño mecanismo hacía descender una araña de juguete sobre el escritorio del profesor, después la conversación giró en torno a pequeños detalles de la cita que tendrían al escapar durante el receso, posteriormente hablaron sobre tu ensayo y la mala costumbre que tenías por hacer la tarea de un día para otro, además de avisarte que el profesor Krest había dicho que esperaba que al fin le entregaras el trabajo, aunque recibirías una nota más baja debido a la falta de puntualidad.  

 

  Una hora después la llamada finalizó y te quedaste reflexivo, viendo sobre tu cama la pequeña amapola que yacía en esta. La tomaste entre tus manos y la examinaste detenidamente, sabías que era la misma flor porque durante las clases de ecología llegaron a hablar de botánica.      No habían dudas al respecto, y esperando recibir ayuda del café que habías ingerido creías que lograrías resistir toda la noche sin dormir. Lastimosamente no fue así.  

 

  Tus ojos se cerraban y abrían de forma constante, tratando de alejar el adormecimiento de tu cuerpo. Pensando que quizás era por el calor de tu recámara optaste por abrir una ventana y quitarte la playera, tristemente no funcionó.  

 

  No tenías demasiadas opciones hasta que de repente tus piernas flaquearon y te hicieron caer pesadamente sobre tu cama.    

 

Estando boca abajo y sintiendo la suavidad del colchón entrecerraste los ojos, no ibas a rendirte, soportarías un poco más, miraste tu reloj despertador y viste con preocupación que faltaban todavía 20 minutos.

 

  A partir de allí todo se volvió oscuridad.  

 

 

    VIII "Te encontré."    

 

Una voz completamente distinta a la de tus conocidos e incluso del mismísimo Hypnos pronunció aquella frase, intentaste moverte pero en cada uno de tus intentos fallabas, algo te lo impedía.     —Es inútil.—  Comentó al sentir que tus piernas intentaban apoyarse en el suelo para pudieras incorporarte.

 

  —No puedes detener lo inevitable, ríndete de una vez y acepta tu destino.—     Negaste efusivamente con la cabeza, abriendo rápidamente los párpados, sorprendido con lo que veías, un hombre parecido físicamente a Hypnos pero cuyo brillo era de un frío color blanco, fue entonces que notaste la frialdad que su cuerpo poseía. A diferencia del dios del sueño aquel ser era de colores grisáceos y su voz era imponente, además de que sin necesidad de utilizar sus manos, podía retenerte a su antojo.  

 

—Thanatos...—   Dijiste su nombre en un susurro y este asentía con lentitud, admitiéndolo y después mirándote con escrutinio, entonces hizo un gesto con el labio superior y recuperaste parcialmente la movilidad en tu cuerpo.     Te encontrabas un poco débil pero con la suficiente fuerza como para sentarte, entonces el dios hizo lo mismo para que al fin pudieses verle directamente.

 

  —¿Qué es lo que quieres?—    Preguntaste ansiando la respuesta, aun a sabiendas de que no te gustaría. Algo que por supuesto fue así. Le viste arrugar un poco el entrecejo, notando que su mirada se suavizaba a medida que los segundos pasaban.    

 

—Tu muerte.—     Respondió con facilidad, ocasionando que tus ojos se abrieran con sorpresa, sintiendo un escalofrío recorrer tu columna mientras una pequeña sonrisa se formaba en los labios ajenos, siendo incapaz de saber si se burlaba de ti, o si había algo detrás.    

 

—¿Por qué? No es justo q...—   Una de las manos del dios se posó encima de tu boca para impedirte hablar, su mirada se tornó pesada y un minuto después dejó tus labios, exigiendo silencio y tu completa atención.  

 

  —De generación en generación, ustedes a través de la muerte reciben la obligación de reencarnar en otro ser humano, sin embargo un mínimo de casos son como el tuyo, pues son exactamente iguales a su anterior reencarnación sin recibir mayor afección que la pérdida de recuerdos sobre su vida pasada.—    

 

Pausó su explicación y aprovechando tu debilidad hizo que te recostaras con delicadeza, sobre el frío suelo en que estaban.    

 

—Sin embargo, hace siglos no eras un simple humano, sino que poseías una fuerza y reputación dignas del miedo y rencor incluso de los propios dioses pues al igual que tus hermanos y algunos conocidos, en anteriores vidas sirvieron a una divinidad. Por desgracia y hace al menos 200 años se tomó una decisión, todos ustedes sin excepción deberían ser destruidos desde el alma para evitar que volviesen a mostrar tan inquietante potencial. Entonces, la deidad a quien servían intervino para rogar e incluso humillarse para que recibieran una nueva oportunidad bajo la condición de ser humanos comunes, creando así el actual mundo en que conviven, siendo este un universo nuevo y paralelo al que alguna vez existió.—    

 

A esas alturas no sabías cómo reaccionar, así que te mantuviste inmóvil y con la vista perdida, no pensabas creerle puesto que era una historia bastante extraña y sacada de una película de ciencia ficción que a veces solías ver. Incluso como aquel manga donde trataban universos alternos* y cosas por el estilo.    

 

—Afortunadamente sigues siendo la misma persona...—  Murmuró aliviado mientras se acercaba a ti y acunaba tu rostro entre sus manos, tu cuerpo se tensó, así que interpusiste ambas manos con incomodidad por la cercanía, aun así no representó dificultad alguna para el dios, quien con un par de movimientos separó tus extremidades y con gentileza reclamó tu cuello con algunos besos, haciendo que tu piel se erizara por lo helados que eran sus labios y el tacto de su piel con la tuya.     —La misma piel, los cabellos y expresiones exactamente iguales a los de la última vez en que te vi, la mirada igual a la primera que me dedicaste. Todo, absolutamente todo en ti es idéntico a tus vidas pasadas, el rostro, el carácter...—     Comentó mientras abandonaba tu cuello y acariciaba con suavidad tu rostro, recorriendo con los dígitos las facciones de tu cara, haciendo que reaccionaras únicamente cuando sentiste su peso apoyarse lentamente sobre tu cuerpo.  

 

 

  —¡Apártate!—     Hiciste uso de la poca fuerza que poseías y golpeaste directamente su mejilla izquierda, dejándolo sorprendido y molesto, retrocedió entonces y te intimidó con una sola mirada, dejándote hundir en el pánico.    

 

—No perteneces a ese mundo, Pegaso.— Fue lo último que dijo antes de que vieras a Hypnos enfrente de ustedes, se le notaba confundido, preocupado y decepcionado.  

 

—¡¿Qué has hecho?! ¡Te advertí que no volvieras!—    

Su gemelo sabía que se dirigía a ti, dejando escapar una suave risa mientras observaba a su hermano con un deje de superioridad.    

 

—Ya es tarde, no regresará nunca más.—   Comentó confianzudo mientras que Hypnos bajaba la mirada y posteriormente la cabeza, dejándose ver abatido, suspirando con pesadez y admitiendo la derrota.    

 

—¿Qué?— Te aventuraste a preguntar en un hilo de voz, temeroso de recibir una respuesta nada agradable.    

 

—Seiya... Te había dicho que no volvieras, ¿recuerdas por qué?—     Asentiste con seguridad, recordando sus palabras, sintiendo arrepentimiento y angustia a la vez.     —Pues cuando dije que sería tarde, me refería a que nunca más podrías volver al mundo al que perteneces, nunca más...—     Abriste los ojos como platos y antes de siquiera pedir más especificaciones, Thanatos les interrumpió.    

 

 

—Hoy precisamente a la medianoche, Seiya... Anteriormente conocido como "Pegaso", oficialmente ha muerto de forma pacífica mientras dormía.—  

 

  La sonrisa tan extraña que se dibujaba en sus labios te hizo sentir temor, querías despertar y descubrir que era un sueño pero tus esfuerzos eran en vano, fueras a donde fueras la oscuridad te rodeaba, tampoco dabas indicios de poder despertar, siendo testigo de que en algún momento ya ni siquiera respirabas...      

 

 

 

IX "Epílogo" 

 

Estabas en casa, sentado sobre el pequeño jardín de amapolas, curiosamente estas crecían por todas partes a su alrededor sin necesitar de la presencia del sol. A causa de esto, tu piel ahora era más pálida, entonces tomaste la más pequeña de entre todas las flores y la giraste entre tus dedos.    

Pequeños sollozos escapaban de tus labios mientras gruesas lágrimas caían por tus mejillas, ignorando cuanto tiempo había transcurrido desde la última vez que habías visto a tus conocidos, olvidando su existencia un poco más con el pasar del tiempo.  

 

  Entonces un par de brazos te rodeó por la espalda mientras alguien aparecía enfrente tuyo, eran ambos dioses, uno recargándose en tu hombro, el otro sosteniendo tu rostro entre sus manos, y quedando entre ambos, únicamente a través de los ojos de Thanatos pudiste ver tu mirada carente de brillo.  

 

  —¿En dónde estás?—     Preguntaron ambos con la voz serena. Entonces tu voz saldría trémula, dando la respuesta que ambos querían.    

 

—Donde pertenezco, junto a ustedes. Estoy en mi hogar.—

 

Notas finales:

Este es mi primer fic pero estoy dispuesto a recibir críticas constructivas y sugerencias or cualquier error que pudiera haber presentado.

 

Notas: 

 

Si se preguntan cómo es posible que Aioria y Seiya comparten profesor (Krest) se debe a que en algunos colegios un profesor imparte la misma materia en distintos grupos.

 

Investigué sobre Hypnos y Thanatos en tres páginas de Internet distintas, incluyendo la Wikipedia.

 

Al principio Hypnos iba a ser una especie de criatura mitológica que iba a conocer a Seiya en una clásica fiesta de Halloween, que por azares del destino temina enamorándose del pegaso.

 

Afrodita iba a ser profesor de artes, Shura de literatura y Death iba a ser el vigilante de la escuela, pero al final decidí que siempre no porque me iba a parecer muy cliché Bv

 

No sé por qué al final incluí a Thanatos :'v

 

¿Les gustaría leer sobre qué pasó con Aioria, Ikki, Shiryu, Hyoga y Shun al enterarse sobre Seiya? Después de todo pensé en que, para complementar la historia podría contarse lo que pasó después de la muerte del pegaso y lo que significó en el universo en que vivían.

 

Aquí hagan de cuenta que Athena logró sacrificarse sin que alguno de sus saints pudiera interferir, por lo tanto digamos que ella no existe, ni siquiera como Saori o Sasha ni ninguna otra reencarnación suya.


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