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¿Los errores de los padres son también los de los hijos? por AOI SALUJA

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Notas del capitulo: Gracias
*mayu-san
*megu-chan
*duraznito-chan
*dark kirito
*a ti :)
# Capítulo 22: Papá. #


En cuanto terminó la llamada, Adam se fué lo más rápido que pudo al hopital, deseando se tratara sólo de una broma de pésimo gusto. Porque... sino era así... ¿qué iba a ser de Jonathan?
-¡Mierda! ¡Mierda!- Estaba conciente de que no había forma fácil para decirle las cosas. El sabía que perder a un padre era muy doloroso, por eso deseaba que ellos no tuvieran que pasar por ello. Por desgracia las cosas no siempre pasan como uno quisiera y los accidentes le ocurren a cualquiera.
-¡Aquí bajo!- Adam toca el timbre y desciende por las escaleras del transporte. Camina unas cuantas cuadras y llega al lugar-. Si hay un hospital-. Su respiración comenzó a agitarse, se sentía abrumado. Tantos sentimientos a la vez y no tenía idea de como lidiar con ellos.
-Disculpa- tocan gentilmente su hombro. Voltea y ve a su padre algo agitado.
-Es el papá de Daniel ¿verdad?
-Sí- sonríe levemente- ¿tanto se me nota que estoy nervioso?
-Algo- en parte eso era verdad, pero lo cierto es que ya lo conocía físicamente.
-Gracias por hacer esto hijo.
-El es casi como un hermano para mí. Haría lo que fuera por él- soltó con angustia-. Perdón, ¿vamos adentro? Yo le término de contar allá.
-De acuerdo.


                                        ☆


Samantha había regresado a casa. Y como aún no habían confirmado que fuera verdad lo que les dijo aquél chico, decidió no comentar nada al respecto. Ella al igual que Adam y Enrique tenía la ilusión de que fuera mentira.
-Menos mal que tú hermano nos dijo que la tía iba a llegar temprano- susurra Jonathan a su amigo. Aunque Samantha estaba en la sala y ellos en su habitación, no quería arriesgarse a que subiera y los escuchara. Ya había hecho bastante Adam en llamarles por teléfono para prevenirlos como para que ellos en un descuido se delataran.
-Es verdad, si mamá los hubiera visto seguro se asustaría. Y nos preguntaría cómo es que los conocimos- sonríe.
-Y...
-¿Y?
-¿Te hizo feliz verlo?- sonríe tímidamente.
-Mucho, aunque...- se cubre el rostro con ambas manos- que vergüenza que me haya visto así.
-Pero te veías bien- sonríe dulcemente.
-Lo dices solo porque somos amigos, así que no cuenta- se sonroja y desvía la vista.
-Si quieres le preguntamos a Adam.
-¡¿Qué?!- voltea a mirarlo- ¡No!- toma uno de los cojínes y de la cama y se la lanza a Jonathan, éste lo esquiva y se sueltan a reír a carcajadas.


                                        ☆


Adam esperó a que Enrique saliera. Cada vez se sentía más nervioso, si había tardado, es porque... porque...
-¿Te molesta si me siento aquí?-. Era el padre de ellos quien pálido tomó asiento a un lado de él. Miró el piso y comenzó a llorar, quería disimular para que el chico no lo viera, pero no lo logró. Adam acarició con un poco de reservas la espalda de su padre, pero como vió que no hubo rechazo siguió. Lo veía tan indefenso que lo hizo por impulso.
-¿Quiere un bolillito?- aquella inocente pregunta hizo que Enrique soltara una carcajada.
-Disculpa hijo, es que- se apoya bien del asiento y mira al jóven-, me recordaste mucho a mi abuela- sonríe dulcemente. Si había un familiar que Enrique amaba con todo su corazón, esa era su abuela materna. Quien fue más padre y madre para él de lo que fueron en sí los suyos. Era la única que lograba hacerlo sentir feliz de haber nacido. De hecho aquella risa curiosa la heredó de ella y era algo que siempre iba a amar.
-Seguro era una gran persona- menciona al verlo tan contento. Por fin estaba más relajado, aunque fuera sólo un poco.
-Si, era increíble. Murió poco antes que mi hijo- menciona en un susurro más bien para él. Pero Adam logró escucharlo. "¡¿Que su hijo había muerto?!" Entonces... ¿eso fué lo que pensaron todo este tiempo?
《-¡Hablamos de eso después! Lo más importante ahora es Jonathan》
-Bueno, ya me siento mejor. Si quieres puedes irte a casa. Yo aún tengo que quedarme un rato más. Y... gracias por todo.
-No.
-¿Eh?
-Que no me voy. No quiero dejarlo así.
-Pero estoy bien. No te preocupes por mí, deben de estar esperando a que regreses a casa.
-Ya avise que llegaría tarde. Y si me voy ahora nunca me lo voy a perdonar.
-Habrán cosas que tal vez sea mejor que no sepas, ¿aún así quieres quedarte?
-Si. Me preocupan Jonathan y usted señor.
-Jonathan...- suspira pesadamente- no se ni como decirle.


                                        ☆


Los niños habían estado jugando, en la habitación hasta que vieron la hora y decidieron bajar a la sala para ver la tele. Ya casi empezaba Guerreras Mágicas y por nada del mundo se la perdían. Más que nada por Marina, el amor platónico de ambos niños.
-¡Tía! ¡¿Podemos ver la tele?! 
-Claro. Ahorita vengo- se levanta del sillón y camina al sanitario.
-¡Ven Dani!
-¡Sí!
Jonathan prende la televisión y había quedado en un canal donde estaban pasando las noticias. Por alguna razón se quedó viéndolas al igual que Daniel. Y aquella que salió en ese momento fue la del accidente donde se vieron involucrados sus padres. Un hombre claramente alcoholizado había estampado directamente al coche de ellos. Al ser enfocado por las cámaras el sujeto cínicamente hizo la señal de amor y paz, lanzó besos y mandó saludos a sus conocidos, como si se tratara de una celebridad. El no había resultado herido de gravedad, suerte con la que no contaron los del otro coche, quienes fueron enfocados por las cámaras sin ninguna censura, mientras eran vistos por varios curiosos, de esos que siempre estorban pero nunca ayudan.
-Mis...- Jonathan no pudo continuar. Movía sus labios pero no emitía ningún sonido y sus ojos se abrieron horrorizados con la escena.
-¡No veas Jonathan!- Daniel había visto lo mismo, así que le cubrió la vista o al menos lo intentaba, porque parecía no surtir efecto- Jonathan...- finalmente lo tomó de las mejillas con ambas manos para dirigir su vista a él-. Mírame a mí...  sólo a mí.
-¿Da...ni?- lentamente pareció reaccionar, mirando fijamente a los ojos de su amigo.
-Aquí estoy Jonathan- ambos niños caen de rodillas al piso. Daniel en ningún momento soltó a su amigo- Aquí estoy...- repitió ahora intentando sonar más relajado.
Samantha corrió tan rápido como pudo, apagó el televisor y abrazo a ambos niños. Ella no habría querido que se enterara así. Por fortuna el abrazo de Daniel había logrado tranquilizarlo de momento.


                                        ☆


Enrique término de realizar los trámites que se necesitaban. Ahora tenía que ver el asunto de Jonathan. Por fortuna había quedado por escrito que en caso de que algo pasara con ellos, su esposa y él se harían cargo de Jonathan. Así como si algo le sucedía a ellos, sus amigos se harían cargo de Daniel.
-Te llevo a casa- le propuso Enrique-, ya es algo tarde.
-No, gracias estoy bien. Es más, yo lo acompaño a la suya. Se ve cansado y no quiero que se me caiga en el camino.
-Descuida, iré en transporte público- "no estoy en condiciones para conducir" pensó.
-Yo igual, además esta de camino.
-No te voy a convencer- sonríe-, ¿cierto?
-No- le regresa el gesto pero de forma traviesa.
-Bien, entonces vamos.
Ambos abordaron el transporte, el cual por fortuna estaba casi vacío. Así que tomaron asiento juntos.
-Duerma, yo lo despierto cuando lleguemos- le dice Adam ofreciendo su hombro para recargarse.
-Tú debes estar cansado también. Anda, duerme un poco.
-Pero yo...
-Niño terco- menciona con un tono dulce mientras lo toma delicadamente de la cabeza para recargarlo de su hombro-. Duerme. Yo te despierto.
-Bueno...- Adam dejó de poner resistencia, la verdad es que estaba muy cómodo. Su padre era muy cálido y lo hacía sentir como si fuera un niño otra vez... así como Daniel y Jonathan... ¡Jonathan! Se alejó de golpe de Enrique y éste le miró sorprendido.
-¿Qué pasa? ¿Estas incómodo?
-No... es que... no tengo sueño, gracias-. Se odió a sí mismo por sentirse tan feliz con su padre, cuando Jonathan no volvería a estar así con los suyos.
-Bien... disculpa.
《-¡¿Eh~?! ¡¿Por qué pone esa cara de tristeza?!》
-No tiene la culpa, yo...
-Si, es...- suspira pesadamente y toma con ambas manos su cabello-. Soy un egoísta... y...- voltea a ver a Adam-. Por un momento me sentí feliz. Tenerte a mi lado...- sonríe tímidamente- me hizo recordar a mi osezno.
-¿Osezno?- pregunta con una carita llena de ilusión.
-Así le decíamos a nuestro bebé. Samantha y yo tuvimos un hijo antes de nuestro pequeño Dani. Y- suelta a reír- es que nos decimos entre sí osos. Ahora de cariño, pero todo empezó en secundaria, cuando me rompí el brazo. Estabamos en clase de educación física,  el profesor me dijo que intentara hacer los ejercicios así como salieran. Entonces al querer dar una maroma caí al colchón y rodé como panda, bueno, eso fué lo que me dijo mi esposa. Apartir de ahí me empezó a decir oso... se nos hizo costumbre. Y cuando nació nuestro hijo, él era nuestro osezno. Pero...- su sonrisa se fué y cambió a un semblante depresivo- cuando murió... Samantha y yo no dejamos de llorar en días, aún ahora nos duele. Y si con todos estos años que han pasado no hemos logrado superarlo...- vuelve a suspirar-. No se que hacer para ayudar a Jonathan. ¿Sabes? Nosotros lo queremos también como a un hijo y...- suelta a llorar- ¿Qué voy a hacer? Tengo miedo de lastimarlo, de no saber cómo aliviar su dolor... de...- Adam volvió a  acariciar suavemente su espalda. Verlo llorar de esa forma lo hacía sentir impotente. Deseaba tanto ayudarlo, a él y a Jonathan. Pero tampoco sabía que hacer-. Tengo miedo de que se despierte en las noches llorando o peor, que amanezca y sea tan fuerte el dolor de no tenerlos a su lado que, piense que es mejor morir.
《Esperemos que no》
Adam recordaba el dolor de haber perdido a su madre en aquél "accidente" que mató a varias personas que vivían en la calle. Todo fue tan perturbador que muchas veces deseo estar con ella. Así que entendía perfectamente que eso podría llegar a pasar también con Jonathan. 


                                        ☆


-Niñ...- Samantha entra al cuarto y ve a los niños abrazados y dormidos en la cama- que descansen- dice en un susurro para volver a cerrar la puerta.
-Gracias tía, igualmente- responde de la misma forma Jonathan. Y es que él a diferencia de su amigo, estaba despierto. Habían sido muchas emociones por ese día, así que sólo quería permanecer un poco más con Daniel de esa forma. Le dolía horrores la cabeza y eso que no había llorado. Quizá aún estaba en negación pese a las explícitas imágenes que vió. Todo parecía tan irreal, después de todo sus padres le dijeron que iban a llegar hasta la noche y cuando pasó lo del accidente fué en la tarde.
-¿Jonathan?- abre con pereza los ojos y se sobresalta al darse cuenta que se había quedado dormido-. ¡Perdón yo...!
-No, esta bien Dani- sonríe cálidamente- no me gusta verte preocupado por mi culpa. Además... es mejor así. Y si me sonríes...- toca el rostro de su amigo con delicadeza- siento que puedo superar cualquier cosa.
-No, yo...- sonríe nervioso mientras desvía la vista.
-Ahora duerme- acaricia su hombro- me iré a hacerle compañía a la tía.
-Entonces vamos.
-¿Eh? Pero Dani deberías...
-¡Aprovechar lo que queda de día!- toma su mano mientras le sonríe tímidamente-. Vamos.
-Bien.
Ambos niños bajan las escaleras al tiempo en que Adam y Enrique llegan a casa.
Notas finales: en un rato no voy a estar por aquí :)
gracias por la paciencia

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