Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Los errores de los padres son también los de los hijos? por AOI SALUJA

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: hola!!! gracias a por estar aqui y más con lo mucho que me tardo T.T ah... mejor no te aburro con la historia de mi vida haha gracias por la paciencia!!!
# Capítulo 26: Aquello que no deseamos exteriorizar. #


Al terminar la llamada y suponiendo que su amigo llegaría con compañía, Alejandra habló con los chicos para que se fueran a casa, pero ninguno de los dos quería dejarla sola. Así que insistieron en quedarse y dada la situación tuvo que pedirles que en cuanto llegara Adam le llamaran Santiago. Por fortuna ambos accedieron sin hacer preguntas.
-Voy a ver si ya llegaron.
-Te acompaño -sugiere Leonardo pero Alejandra le dijo que estaba bien. Y le hizo señas hacia Gustavo quien se veía inquieto.
-Los dejo solos por si quieren hablar, pero si no es el caso tampoco te presiones.
-Si, gracias.
-Bien, me voy.
Alejandra se fue a paso lento para evitar un regaño. Mientras tanto Gustavo veía de reojo a su amigo. No sabía si acercarse a hablar o simplemente quedarse ahí haciendo... ¿haciendo qué? Solo daba vueltas y vueltas, debía de admitir que esta situación era muy incómoda y aunque había deseado desde hace mucho hacer las paces con él, en ese momento no se sentía preparado para actuar. Pero después de un largo suspiro se tuvo que dar ánimos, él había iniciado el problema, así que él también debía dar el primer paso para la reconciliación.
-Oye... ¿ahora estas de novio de Alejandra? -¡rayos! ¡demonios! ¡mierda! ¡Eso no era lo que quería decir! Pero era torpe y no sabía escoger las palabras correctas. Y se odió aún más al ver la gesto de fastidio que le regaló Leonardo.
-Yo jamás haría eso, sé que desde que la conocimos haz estado enamorado de ella -suelta encarandolo-.
-¡No! Yo... -suspira y con la voz temblorosa continúa-, no fue eso lo que quise decir. No... no sé como hablarte.
-Hazlo como lo harías con cualquiera.
-Tú no eres cualquiera. Eres... mi mejor amigo. Y sé que soy un pendejo, un desastre y mil pinches defectotes más, pero... no me gusta que estemos peleados. Te extraño y aunque suene re-puñetas, me haces mucha falta Leo.
-¿Eso es una disculpa?
-Si lo quieres de rodillas lo puedo hacer. Todo lo que se necesite para que me perdones.
-No quiero eso, esta bien así. Ya se me bajó el coraje. Es sólo que me dejaste en una situación incómoda con... Adam.
-¡¿Adam?! ¡¿Y por qué te in...? -justo cuando estaba por preguntar llegaron sus compañeros de trabajo junto a un hombre algunos años mayor que ellos.
-Gracias por todo chicos -Adam, quien se veía tan vulnerable como un niño, se acercó a los amigos para abrazarlos. Gustavo se quedó en blanco, jamás creyó sentir tanta empatía por el chico frente a él y para Leonardo fue tanta la sorpresa que simplemente se paralizó.
-Es, fue todo un placer... -respondió lleno de nervios Leonardo y para que no se viera tan evidente Gustavo continuó-.
-Aún no tenemos noticias.
-Ya veo... -Adam de inicio creyó que era Vicente con otro problema de borrachera, pero al llegar al lugar Alejandra le contó lo ocurrido. Y de pronto esa molestia hacia es señor se esfumó y ahora sólo había una gran preocupación. Si, Vicente podría ser un borracho, un adicto, un vulgar. Pero también era cierto que muy a su manera, cuidó de él. Y ahora no sabía si lo iba a perder.
-Será mejor que me vaya -menciona Alejandra- no creo que nos permitan estar tantos aquí.
-Gracias Alejandra -finalmente Adam la abraza fuertemente y es que sin querer hacerlo había comenzado a llorar-. Gracias... muchas gracias. Alejandra.
-Espero que todo salga bien -ella lo abrazó igual de fuerte. Deseaba locamente quedarse con él, pero era cierto que no podían estar tantos allí. Y si alguien merecía estar en ese lugar junto a Adam era José, quien también conoció a Vicente desde que era un niño y por supuesto también iba a necesitar el apoyo de su padre-.
-Entonces nosotros también nos vamos -agrega Leonardo-. Quédate tranquilo Santiago, nosotros cuidaremos bien de Alejandra y cualquier cosa que se ofrezca cuenta con nosotros.
-Si, gracias -responde cabizbajo y es que aunque ya había dejado de llorar aún sentía ganas  de hacerlo.
-Y mañana no te preocupes por presentarte a trabajar -intenta tranquilizarlo Gustavo-. Yo le digo al señor Julian que se te presentó algo y me encargo de que no se note la ausencia.
-No, descuida. Si puedo.
-Por favor intenta no forzarte, entre Gustavo y yo te cubriremos -sonríe Alejandra, besa su frente y se despide de él al igual que de Enrique. Los otros muchachos hicieron lo mismo al despedirse del señor y por lo mismo de la situación, no hubo tiempo ni era el momento para presentaciones.
Al salir del lugar Alejandra estaba tan  distraída que no notó a José a la distancia. Y aunque él si la vió, prefirió no acercarse, lo que menos deseaba era abordarla y quitarle valioso tiempo que podría utilizar para regresar más rápido a casa. Así que sin más siguió su camino a paso lento hasta llegar al hospital. 

                                   ☆

Luego de que Jonathan les contara de la llamada a Samantha y a Daniel, la madre los mandó a dormir.
-Dani, creo que algo malo le pasó a alguien importante para Adam.
-¿Y eso?
-Ale se escuchaba preocupada y al fondo se podía oír como... si estuvieran en un hospital o algo así.
-¿De quién crees que se trate?
-No sé. No conozco casi a sus amigos -meditó un poco y en sus pensamientos llegó un nombre- ¡¿Y si fue José?!
-¿José...? -apretó los ojos haciendo memoria- ¡¿El hermano mayor mayor?!
-¡Si! ¡¿Tú crees que...?!
-No... bueno, yo digo que no -acaricia su espalda para tranquilizarlo- él se ve como alguien mega fuerte, ya sabes, como un superheroe, ¿no?
-Si... -se anima ante las palabras de su amigo- ¡Es verdad! Al hermanote mayor no le puede pasar nada -sonríe con más confianza-.
-¡Así es! ¡El indestructible!
-¡Indestructible! ¡Indestructible! -gritan ambos niños.
-¿Amores? -pregunta Samantha al tiempo que abría la puerta de la habitación-. ¿Qué sucede? ¿Quién es indestructible?
-Ikki -responde Jonathan con una gran sonrisa.
-Después de todo -hace una pose Daniel-, es el ¡ave fénix!
-Vaya, ni como negarlo -sonríe y se acerca a besar sus frentes y darles las buenas noches-. Descansen.
-Gracias. Igualmente
Por fortuna la preocupación de Jonathan se esfumó con las palabras de Daniel. Y aunque aún sentía depresión por lo de sus padres, le alegraba la idea de que sus hermanos estén bien.

                                   ☆

Hubo una breve presentación entre José y Enrique, sólo por formalidad. Pero fuera de eso ninguno habló. Adam se veía inquieto pero intentó no hacerlo evidente, era como si solo viera la pared.
-Disculpen -se acerca nerviosa una de las enfermeras- ¿quién de ustedes es Adam?
-Soy yo -se coloca frente a la chica-.
-El señor quiere hablar con usted. Es por aquí.
-Gracias, ahorita regreso -se dirige a sus acompañantes.
Al entrar a la habitación vio al señor Vicente bastante hinchado y lleno de moretones.
-Aquí estoy -dijo Adam con una voz dulce, algo que salió natural-.
-¿Qué pasó chamaco? ¿Me vas a decir que te me vas a poner chillón? No estoy tan mal pendejo.
-Yo...
-Ah que caray. ¿En dónde haz estado que andas tan cambiado? Antes me habrías dicho algo como "vete a la verga" o "púdrete maldito viejo." -sonríe a medias porque inmediatamente se retorció de dolor-. ¿Por... por qué tan agüitado?
-No me gusta... -afligido toma asiento a un lado de la cama- verte así.
-Creí que me odiabas cabroncito.
-No... bueno -suspira-, creo que ahora te comprendo un poco.
-¿De qué hablas?
-El porqué te comportabas así conmigo. Yo... conozco a dos personitas que rara vez dicen lo que realmente sienten. Parece que creen que si hablan esta mal o van a afectar a los demás. Entonces recordé cuando perdimos a mamá. Yo lloré mucho, tanto que no recuerdo cuanto. Pero tú nunca lloraste a pesar de lo mucho que querías a mamá. Y ahora sé que me mantenías más ocupado con pequeñas cosas para que...  no tuviera tiempo de deprimirme. Y... pues... -sonríe débilmente dadas las circunstancias- Gracias por cuidar de mí todo este tiempo. Muy a tu manera -sonríe travieso mientras Vicente le da un coscorrón-.
-Son esos dos niños, ¿verdad? -Adam no respondió pero ese silencio sirvió de respuesta para Vicente-. Pero cuando te volví a ver esa vez, algo me quedó claro chamaco. Que aún con ellos no pudiste superarlo.
-¿Qué? ¿De qué...?
-¡Adam! -toma con rudeza sus manos-. Siempre quise decírtelo, pero ahora es mi última oportunidad.
-¡¿Q-qué?!
-¡Olvídate de eso, no fue tu culpa y jamás lo fue chamaco! Tú no puedes cambiar lo torcido en la gente. ¡Deja de culparte... no debes de tener ese peso sobre tus hombros! ¡Eras un niño en ese entonces y aún siendo adulto uno no podría saber como reaccionar ante una situación como esa! ¡Eres un buen chico y nadie podrá ensuciarte!
-Tra-tranquilo -Adam se asustó por la reacción de Vicente y es que temía que alterarse así pudiese traer terribles consecuencias-.
-¿Quieres llorar chamaco? -Adam sólo asiente con la cebeza sin mirar a los ojos a Vicente-. Entonces hazlo. Y mijo... se muy feliz con todos aquellos que te aman. Sobretodo, sé sincero sobre tus sentimientos frente a ellos. No hablar parece una buena solución, pero es mejor hacerlo a tiempo. Vive sin arrepentimientos.
-Si... entonces cuando salgas de aquí hay... -su hablar comenzaba a dificultarse por el llanto- hay que ir por un... por una pancita, ¿no? Atascado de cebolla como te gusta.
-A huevo. Ahora vete que quiero dormir.
-Si.
-Ey tú.
-¿Si?
-Te quiero mijo -Adam se sorprendió de escuchar aquello, pero era verdad-.
-Yo también.
Después de hablar con Vicente, sale de la habitación, y justo cuando dio el primer paso fuera comenzó a escuchar un sonido. Y con ello, vio entrar a personal médico. Todos se veían alterados haciéndo todo lo posible por salvarlo.
-Hora de la muerte...
-¿Vicente? -Enrique y José se acercaron a él para sujetarlo. Había sido todo tan rápido que Adam se tambaleó sin saber cómo procesar aquello. No podía siquiera escuchar las voces de alrededor, solo lograba oír un pitido. Todo le daba vueltas hasta que recordó a Jonathan e inmediatamente se obligó a guardar la compostura-. Disculpen, estoy bien. Gracias -sentía que debía de ser fuerte, ahora más que nunca.

                                           ☆

-Ya llegamos -sonríe Alejandra-, gracias por traerme a casa chicos. ¿Gustan tomar algo?
-Descuida, será mejor que descanses, hoy fue un día difícil -menciona Leonardo para no incómodar-.
-Buenas noches Ale- se despiden sus compañeros-.
-Buenas noches chicos -abre la puerta de su casa y los amigos se alejan del lugar.
-Ya se te enfrió tu comida -dice Gustavo mientras señala las bolsas que lleva cargando su amigo-.
-¿Podrás creer que lo había olvidado? Por suerte no lo solté.
-Si te creo. A veces como que uno hace las cosas mecánicamente ¿no? Ya haz de estar cansado.
-Un poco.
-Bien, entonces ya que ando más fresco yo te acompaño a casa Leo.
-No, mejor ve directamente a la tuya.
-No~ yo quiero...
Mientras los chicos caminaban se encontraron con un hombre amable que les cedió el paso. Era bastante sonriente y muy atractivo, el cual llevaba entre sus brazos a un pequeño gato que estaba a medio cubrir con un abrigo.
-Vaya sujeto más agradable -dice Gustavo con una sonrisa en el rostro-.

                                   ...

Después de varios días de estar fuera, Damián por fin volvía a casa con el señor bigotes. Había extrañado muchísimo a su hija y claro, a Jose y a Adam también. Quería darles la buena noticia acerca de la salud del felino y es que aunque se había puesto muy mal, gracias a los cuidados del veterinario y la fuerza del señor bigotes logró superarlo. Habían sido días muy desgastantes entre cubrir el evento y el estrés de ver tan mal al gatito. ¡Pero eso había quedado atrás!  Ahora podrían disfrutar el tiempo juntos en familia.
-¿Papá...?
-Hija -sonríe dulcemente- estamos en casa.
-¡Bienvenidos!
Ambos se comienzan a consentir al señor bigotes mientras se ponen al día.

                                   ☆

Luego de que Gustavo acompañara hasta su casa a Leonardo, este dejo la comida en la mesa y se fue a duchar. Había sido un día terriblemente agotador y se sentía sucio por tanto sudar. Así que espero que aquél baño lograra relajarlo un poco. Al empezar a tallar su cuerpo con la esponja recordó aquél abrazo que Adam les había dado en el hospital. Aún podía recordar el tacto de sus dedos. El chico estaba tan estresado que los abrazo con mucha fuerza agregando que se aferraba como niño pequeño a ellos. Algo que para muchos habría sido doloroso, pero para Gustavo no fue así, era más el shock de un contacto físico con él. Y en el caso de Leonardo era mayor la culpa, una parte de él se reprochaba por gozar de ello en esas circunstancias. Los dedos de Adam se sentían tan agradables sobre su camisa y su voz al susurrarle el agradecimiento no lograba calmarlo. Era terrible lo que Adam podía provocar en él.
-¿Qué voy a hacer? Si no logro tranquilizarme se va a dar cuenta -aprieta los ojos con fuerza mientras se deja mojar por las gotas de agua tibia de la regadera-. 

                                   ☆

Después de hacer todos los preparativos con ayuda de Enrique y Samantha. Finalmente les dieron sepultura al señor Vicente y a los padres de Jonathan. Asistieron Damián, Alejandra, Daniel, José, Leonardo, Lidia, Gustavo y por supuesto Enrique, Samantha, Jonathan y Adam quien en todo momento mantuvo en uno de sus brazos al señor bigotes y con la otra tomó la mano de Jonathan, quien así a su vez tomaba la de su amigo Daniel con la otra. Todo ocurrió sin que se derramara una sola lágrima. Ambos se veían notoriamente afectados, pero jamás se permitieron llorar y era algo que inquietaba a sus padres. Temían que se estuvieran reprimiendo y el hacerlo llegara a tener graves consecuencias en su salud.
-¿Qué haremos amor? -pregunta Samantha con gran angustia-.
-No lo sé -responde con la misma angustia de su esposa-.
Al finalizar Adam se hincó frente a la tumba de Vicente y le dijo: "Descansa en paz junto a mamá, papá." "Y...-sonríe- pinche mentiroso, me prometiste la pancita. Bueno igual y cuando nos volvamos a ver nos la comemos viejito cabrón. Así que esperame, ¿si?"
Jonathan hizo lo mismo con sus padres "gracias por todo. Prometo ser un hombre de bien y esforzarme mucho para lograr lo que quiero... los amo."
José al igual que Alejandra y Damián, prometieron a lo lejos, que cuidarían de ellos.
Mientras tanto Leonardo observó detenidamente a los dos. El pequeño de allí era incluso más jóven que su hermana y haber perdido a sus padres era muy doloroso, pero suponía que lo era más a tan temprana edad. Le dolía lo que había sucedido con Adam, pero la situación de Jonathan tampoco le pasaba desapercibida. Fue entonces que vio como Adam posaba una mano sobre el hombro del niño mientras decía unas palabras que él no quiso escuchar.
Después de un rato todos comenzaron a despedirse. Los primeros en marcharse fueron Gustavo, Lidia y Leonardo.
-Hija -menciona Damián-, si quieres ve con Adam. Estaré bien en casa junto a José.
-No papi. Si lo amo, pero te amo más a tí. Así que quiero quedarme a tu lado, además Adam -se acerca a susurrarle al oído- va a estar bien con su familia. Así como yo con la mía.
-Yo también te amo princesita. Entonces vayamos a casa. ¿Listo Pepe?
-Si, vamos.
Adam pensaba irse con ellos pero tampoco quería dejar a su hermanito, así que finalmente volvió a quedarse en la casa de Jonathan.
Notas finales: muchas gracias en verdad
*mayu-san
*megu-chan
*duraznito-chan
*a ti n.n
ten una hermosa semana :)

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).