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¿Los errores de los padres son también los de los hijos? por AOI SALUJA

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Notas del capitulo: feliz navidad!
muchas gracias a
*megu-chan
*momo-chan
*mayu-san
*dark kirito
*y a ti por leer
# Capítulo 3 Cumpliendo nuestras promesas. #
Los recuerdos de ese breve encuentro seguían repitiéndose una y otra vez en su mente. Aquél niño había dejado una buena impresión en él y eso era algo que lo confundía. Desde que tuvo consciencia de su pasado, siempre deseó vengarse de sus padres pero al conocer a Daniel, sus planes cambiaron. Era más que evidente que el niño los amaba, por lo tanto si algo malo les llegara a pasar el sufriría más que nadie.
-¡Demonios! ¿Tenía que conocerlo? Seré imbécil. ¿Por qué ahora me siento tan nostálgico?-suspira-. Yo... siempre deseé tener una familia. Un padre que me cargara y llenara de elogios, una madre que me abrazara y me besara, y... un hermanito al que le enseñara de buena música y viéramos películas juntos cada semana. Aún si fueran románticas, ni pedo, me las vería por él. Pero ellos ya no son mis padres y él... no sé, tal vez ni falta le hago-. Seguía con sus ánimos por el piso hasta que recordó las palabras de Daniel: 《Por favor vengan otro día para que juguemos ¿si?》
-Adam. ¿Por qué tan arreglado? Fiu Fiu hasta parece que vas a una cita.
-No como tal pero, me llevo al señor bigotes conmigo.
-¿Eh? Pues ahora si me dejaste con más curiosidad de saber quien es tu cita, ya que por nada del mundo y en serio NADA, dejas que alguien se acerque al señor bigotes. Es como tu hijo.
-No es "como" es MI HIJO.
-Ok, perdón amargado. Tu hijo.
-Así esta mejor.
-Me divierte lo irónico del asunto.
-¿Qué cosa?
-El que le digas "señor" a tu hijo.
-Pero suena bien. Además, también le gusta.
-Pues si, es verdad, sin mencionar que con tu sensual voz embelesas a cualquiera.
-¿De qué hablas?
-Bien hora de irse, mucha suerte con la cita.
-No es cita, pero gracias.

                                *

Adam entra a la tienda de mascotas que suele frecuentar, para comprar los artículos que su bebé necesita. Escoge y al ir a caja ve a Daniel pagando.
-Chaparro ¿qué haces aquí? Creí que no te dejaban tener animales en casa.
-Es que... quería comprar comida... para el señor bigotes. ¡Espero que no te moleste!
-¿Por qué me molestaría?
-No sé-. Baja la mirada.
-Gracias.
-¿Eh?-voltea nuevamente la vista hacia Adam y vió así, la sonrisa más bonita que haya visto en su joven vida
-Adam.
-¿Si?
-¿Tienen planes?
-Pus si.
-Ya veo...
-De hecho ya íbamos a tu casa, sólo que tenía que comprar algunas cosas antes de que cerraran.
-¡¿De veras?!
-Claro que si chaparro-acaricia su cabeza con un poco de tosquedad.
-¡Que bien! ¡Hay que ver un maratón de películas!
Adam se sorprendió tanto de esas palabras que por un momento pareció haberse ido a un lugar muy lejano.
-¿No te gustan? Si es asi...
-¡No es eso!-interrumpe-. De hecho me encantan.
-¿Cuáles?
-Las que escojas estarán bien para mi.
-¡Bien, entonces vayamos! Me muero de ganas por verlas.

                              ...

-¡Siéntanse como en casa!
-Tus padres.
-¡No te preocupes cumplí mi promesa! ¡En serio que sí! No les hablé de ustedes.
-Esta bien, te creo. ¿Están?
-No, llegan hasta la noche.
-¿Siempre llegan tarde?
-Si. Están muy ocupados con su trabajo.
-Así mejor.
-¿No te llevas bien con tus padres?
-Con los míos si, con los de otros no. ¿Y tú, quieres a tus padres?
-¡Los amo! Y siempre los amaré.
El cariño que profesaba Daniel era tan sincero que por momentos lograba que Adam no los odiara, e incluso agradeciera el hecho de que siguieran juntos, porque así fue que se hizo realidad uno de sus sueños, el tener a un maravilloso hermanito.
-¡Adam!
-¿Qué pasó?
-Mira-. Le acerca una camita bastante cómoda para animales pequeños-. Es para el señor bigotes.
Daniel deja la camita sobre el sofá de la sala y espera a que el felino lo examine para ver si le gustó. Y más temprano que tarde, el pequeño gato se acurrucó en esta no sin antes dar un gran bostezo.
-Parece que si le agradó-menciona con una gran sonrisa el niño-. Si quieren se la pueden llevar.
-Tú con tantos regalos y yo no te traje ni un pinche cacahuate partido a la mitad.
-¡Claro que sí! Su compañía es el mejor regalo-. Abraza fuertemente al mayor y éste por un momento medita si corresponder el acto o simplemente dejarlo así-. Los quiero mucho Adam-. Finalmente se decide y también lo abraza con tanta delicadeza como sí se fuese a romper.
-Gracias por todo...-sonríe dulcemente-hermanito.
Un deso de venganza, una mala vida, odio a su pasado y un torbellino de malos sentimientos murieron aquella tarde con la sincera sonrisa de un niño, su amado hermano Daniel.
《¡Ni madres! Si se me bajó un poco. Pero tanto así como no odiarlos... pus no soy un santo》
Mientras tanto Daniel pensaba que el cuerpo de Adam era frío, sin embargo no le molestaba en lo absoluto y este contacto era por mucho, el abrazo más cálido que había recibido en años.
Notas finales: nos leemos el proximo año

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