# Capítulo 30: Culpa. #
Adam y Jonathan quedaron en silencio por un momento. Allí, sentados en el piso recargados en la cama, mirando a la nada. Hasta que finalmente se animó a hablar.
-Para entender mejor el problema-agrega Adam-, es necesario que cuente algunas cosas extra para darle más sentido a todo. ¿Esta bien?
-Si, claro -responde Jonathan-.
-Bien. Cuando tenía nueve años... -alza la vista y ve el techo unos segundos, para después bajarla al piso-, mamá tenía algunos meses de haber fallecido, mi... mi otra mamá. Y... como no quería que le pasara lo mismo a Vicente, me puse a hacer malabares en la calle para ganar un poco de dinero y pus como andaba de un lado a otro llegué a ver muchos carteles de niños desaparecidos con su foto y la frase de "¿lo haz visto?" Eso... de cierta forma me producía miedo, algo así como escalofrío. Yo... yo no entendía ni sabía que pasaba con ellos hasta... hasta que un día... terminé encontrándome con algunos -intenta calmar su respiración que empezaba a agitarse- eh... fue... un... un día... una señora bien vestida que olía un putero a perfume, se acercó a mí y... y me dijo que si le ayudaba a llevar... -cierra sus ojos con fuerza intentando hacer memoria- no, la verdad es que ya no... ya no recuerdo para que fue. Lo que si, es que me dijo que si aceptaba me pagaría muy bien. Y pus yo estaba emocionado porque hasta pensé que ese día íbamos a poder comer carne, desde cuando se me habían antojado unos tacos que olían por toda la calle, todo bien rico, ¿no? Así que me subí a su coche todo ilusionado y... ya cuando llegamos al lugar pus no sé, se veía bonito por fuera pero así como medio abandonado también. Estaba algo difícil el camino para llegar y así como para que cualquiera se perdiera. Y luego de un rato... me... me vino un olor re gacho para cualquiera pero muy natural para mí por el lugar en el que vivía y sé que olía mal porque muchas personas cuando pasaban me lo hacían saber. Siempre me gritaban "come ratas apestoso." Y pus si al principio me hacía incluso llorar, pero ya después de eso dejé de prestarles atención hasta que finalmente dejaron de hacerlo. Pero bueno, ya me estoy desviando del tema. El punto es que si habían alertas como para que me fuera del lugar, pero yo de niño pus no les preste mucha importancia. Ah... yo... -el hablar se le empezó a dificultar y es que con cada palabra sentía unas fuertes ganas de llorar y al contener su llanto un nudo cada vez más grande se formaba en su garganta-. Después de lo que te conté... -hace otra pausa- que... ¿cuáles piensas que fueron... mis errores?
-¡No fueron errores! -responde con gran angustia-. Tú...
-Jonathan -finalmente se gira a su dirección para tomarlo por los hombros-, por favor dilo. Necesito que lo hagas. No quiero que ni Dani ni tú tengan que pasar por eso -le pide suplicante al tiempo que comienza a derramar unas cuantas lágrimas- ¿cuáles fueron...? -toma aire y el temblor es cada vez más notorio en él, así que volvió a hacer otra pausa para finalmente preguntar-: ¿Qué indicaba que eso iba terminar mal?
-Yo... -niega con la cabeza un par de veces, pero al ver tan mal a Adam prefirió responder-. Primero... no... no debemos de hablar con extraños.
-Si, muy bien. ¿Qué más? -asiente satisfecho y un poco menos alterado-.
-Eh... no debo acompañar a nadie desconocido y aún si es conocido... tener mis reservas. Nunca se sabe.
-¡Si, sí! Eso. Muy bien. ¿Algo más?
-Eh... ah... no entrar a lugares que me causen desconfianza y más si no sé siquiera donde estoy.
-¡Perfecto! Muy bien Jonathan. Por nada -se acerca más a su rostro- y absolutamente por nada del mundo olvides todo esto que me dices, ¿sí? Exacto. Primero, nunca confíes en alguien desconocido y más si te intenta convencer que lo acompañes o que te promete dar algo que quieras. Recuerda que entre mejor suene más razones para desconfiar tienes.
-Si... lo recordaré.
-Bien, porque ese error... esa cadena de errores... me... -suelta los hombros de su hermanito y vuelve a su posición original-. Lo que vi en aquél lugar me sigue causando pesadillas, esos gritos, esas... esas imágenes... yo... yo... -rodea con sus brazos las piernas y entierra su cabeza, comenzando a llorar de forma tan desgarradora que era inevitable no ponerse a llorar también.
-Adam... -Jonathan lo toma delicadamente por la playera mientras deja caer las lágrimas al piso-. Si no quieres contarlo no tienes que hacerlo.
-Jonathan... -voltea a mirarlo con un rostro lleno de dolor- ¡Jonathan! -lo abraza con fuerza- necesito que lo sepan para que nunca ¡nunca...! Les pase... les... algo como eso...
-Adam...
-La señora me engañó -se separa nuevamente del niño y lo mira con el mismo dolor con el que le había visto antes-. Ella... me... me dijo que me pusiera cómodo y que no saliera de la habitación donde estaba que... que regresaba rápido. Pero al salir ella... yo... a mí me dio vergüenza preguntar dónde estaba el baño... Así que aproveché que salió para buscarlo y... y al ser un lugar tan grande y nuevo para mí, me perdí. Y... -comienza a golpear su frente con la palma de la mano- ¡los abandoné! ¡LOS ABANDONE!
-¡Basta! -de pronto Adam sintió como Jonathan lo tomaba de la muñeca y Daniel, quien pensaban no se encontraba allí lo abrazaba por la cintura estando el pequeño escondido todo ese tiempo debajo de la cama-.
-¡No me gusta que te lastimes! -suelta Daniel hecho un mar de lágrimas y es que aunque había logrado que no lo escucharan, lo cierto es que había llorado casi desde el inicio de la historia-.
-Yo... -Adam se había enfriado por completo. Ver así de asustados a sus hermanos lo hizo sentir mal. Así que decidió continuar un poco menos alterado con su relato-. Lo siento tanto... no quise asustarlos.
-Nada de eso -Daniel sale de su escondite y abraza a sus hermanos-. Lamento haber escuchado... a escondidas. Quería jugarles una broma, sólo que... no esperé interrumpir en algo tan personal.
-No Dani, ahora... ahora que ambos están aquí... será mejor que termine de contarles. Emm... Aún... -dejó de llorar, pronunciando con una voz ronca lo demás de la historia- aún me arrepiento de lo que hice. Yo... dejé a muchos niños en ese lugar. El auténtico infierno. Al verlos me quedé paralizado, entonces... entonces... sentí una mano que me tocaba la espalda. Era ella, la mujer que me llevó a ese horrible lugar. Me... me dijo que no me preocupara, que... que ella no me iba a hacer eso, que... que todo lo que quisiera me lo iba a dar. Ella... ella lamió mi oído y cuello y... ¿recuerdas... recuerdas lo que te dije acerca de... de que si alguien te hacía sentir incómodo?
-Si...
-Ella me hizo sentir así... y pues agregando el miedo que tenía por la situación, yo... -hace una pausa, la más larga que había hecho hasta entonces, pero ninguno de los niños lo presionó para que continuara. Luego de lo que pareció una eternidad, finalmente continúo- la mate...
Ambos niños abrieron sorprendidos los ojos, pero ninguno mencionó algo al respecto, simplemente tomaron cada uno la mano de Adam que estaba cerca de ellos.
-No puedo contarles ahora el cómo, pero... eso... eso fue lo que hice... yo... no creí que fuera capaz de hacer algo así. Uno siempre pregunta "¿Qué harías si estuvieras en tal o cual situación?" Pero uno nunca sabe cómo va a actuar hasta que llega el momento. Yo... me dejé llevar por el miedo y... los malos sentimientos... Salí de allí gracias a... un chico... un chico algunos años mayor que yo... me miró y me dijo que no me quedara ahí. Me tomó de la mano y casi arrastrándome... me sacó del lugar. El estaba bien vestido, nunca supe quien era pero... me agradeció de... de haberlo liberado. Y le dije que debíamos hacer algo por los niños de allí, pero... me dijo que no intentara nada o sería el fin para ambos. Y... tan alterado como estoy ahora, me pidió que no le contara a nadie. Que olvidara y viviera feliz, porque si se llegaban a enterar de lo que hice... el me dijo que para la justicia es más culpable el que se defiende que el mismo criminal. Por eso... por eso me dijo que regresara con mi familia y... aunque a él tampoco... y... aunque él tampoco quería dejarlos... ambos nos fuimos de allí llenos de miedo... sin mirar atrás. Yo... no sé quién era ese chico, pero siempre le estaré profundamente agradecido por lo que hizo por mí. Yo... tuve suerte. Porque... ella se descuido; porque... ellos estaban borrachos o quizá drogados o... muy ocupados -suelta esto último con desprecio-, no sé, pero distraídos. Y... porque alguien me ayudó a salir. Yo... siempre he vivido con miedo. Por eso incluso... en el trabajo, sé que muchos de mis compañeros me dicen "el paranoico" y un chingonal de cosas más. Pero... si ellos hubiesen visto o incluso vivido lo que esos niños vivieron... ¿seguirían siendo igual de descuidados? Y... cuando sean padres... ¿seguirán tan indiferentes sobre la seguridad? Si... si nosotros no cuidamos a los nuestros, ¿quién creen que lo va a hacer? ¿El vecino que quizá le tenga ganas a la hija? ¿El tío que quizá tiene malas intenciones? ¿El amigo que quizá les meta algo raro a la bebida para abusar de ellos? ¿Quién? Estas cosas no se dejan a la suerte. Porque... al final del día, ¿quién es el que nos protege...? ¿En quién podemos confiar?
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