Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pesadillas por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

Espero disfruten el capítulo.

Antes de perseguir tus sueños, reflexiona sobre tus pesadillas

 

El ruido de algo golpeando me despierta.  Las cortinas no dejan pasar la luz, doy una mirada al reloj, ya pasa de medio día.   El golpe se repite, parece que viene del techo.  Todo en este lugar parece normal, si tuviera más imaginación pensaría que lo que paso ayer solo fue un invento. Pero yo no tengo mucha imaginación.

— Estúpida cosa, deja de hacer ruido— sé que no vive nadie en el piso de arriba, tampoco hay algo más que pueda hacer ese ruido. Del techo, como si se hubiera abierto un hueco, veo que cae esa cosa negra, unos segundos después, le tengo de pie en el borde de la cama.

— estoy aburrido. Apenas puedo llegar allá arriba, y no hay nada que hacer. Duermes como una roca, llevo casi dos horas intentando moverte— no sentí nada. No he dormido bien los últimos días. Al verle, mirándome como si esperara algo más, recuerdo la plática de anoche.  Los asesinatos. 

Desde hace unos meses, casi un año, hemos encontrado  este tipo de muertes, personas jóvenes, todas abandonadas en lugares desolados, desgarradas, como si un animal salvaje hubiera hecho esas heridas, salvo que no hay animal tan grande como para hacer esas heridas.  Al inicio fue solo un cuerpo cada varias semanas. La última semana fueron tres. Nos costó adivinar que esas muertes y los monstruos que  cazamos estaban relacionados. Nos costó tiempo y la vida de un amigo.

— no pienso salir.

— Vamos…— es una queja que no tiene el mínimo efecto en mí— maldición, esto no es nada justo.

— ¿Justo?— me burlo. ¿Cómo puedes hablar de justicia cuando hablas con un monstruo? Eso sonríe. Ah, olvido que puede saber lo que pienso.

— creo  que no vamos a entendernos pronto ¿eh? En serio estoy intentando ser… amable. Escuchar lo que piensas no ayuda mucho a veces, como ahora.

— No quiero entenderme con una cosa como tú— él suspira, poniendo una expresión de exasperación. O al menos lo intenta, a eso me refería cuando decía que no pueden imitar por completo la realidad, pequeños detalles que ellos no conocen de los humanos o los animales. Si buscara en sus manos, por ejemplo, notaria que sus dedos son completamente lisos, sin huellas dactilares. No pueden imitarlas porque nunca son iguales. Y eso es lo único que me tranquiliza al verle, saber que no estoy con esa persona, que él ya no está más aquí.

 — Iridian, te voy a decir un par de cosas que quizá te hagan cambiar de opinión— le entrecierro los ojos— primero, haz esto soportable, maldición. Te lo pido de buena manera, o no querrás que busque la  forma mala.

— inténtalo.

— segundo, para tu información, sigo siendo una pesadilla. No porque creas que me mangoneas significa que soy bueno— una pesadilla… la molestia que siento me hace mirarle mejor. Las pesadillas no suelen estar activas durante el día. La mayoría actúa por la noche y es raro, y fácil  de matarlas.  Nunca había visto que una tuviera tanta presencia en el día— eso es sin duda porque estoy unido a ti— por eso quiero salir.  Ah, ese es el maldito problema.

—  no pienso salir con un monstruo— le vuelvo a decir. Más importante, debería hablar con Chiara de nuevo, contarle lo que he averiguado y que me diga si es verdad, si hay forma de saber que paso con el cadáver, y si llegue a ir allá.

— claro que fuiste allá. ¿Por qué no llamas a esa mujer y le dices que te vea fuera? seguro que le hace bien tomar aire en su estado— le ignoro mientras voy por el teléfono. No veo lo que hace, hasta que dejo de moverme. Le miro, molesto.

— ¿Qué estás haciendo?— él sonríe antes de convertirse de nuevo en una copia mía. Le dejo de ver y luego le oigo al otro lado de la sala— estúpida cosa, detente. Voy a matarte.

— Lamentablemente, no puedes hacer eso— mi voz. Solo porque está sonriendo. Levanta el teléfono— te dije que no me hicieras usar las malas formas— marca rápido, mientras intento moverme. De algún modo, está usando lo que nos impide alejarnos para que ahora no me le acerque. Me mira sonriendo mientras espera— Chiara, encontré nueva información, necesito que me ayudes…— no puedo hablar. Intento gritar o hacer algún sonido— entonces será mejor que nos veamos ¿Dónde?... está bien— y cuelga. Todas las fuerzas que me detenían desparecen y me abalanzo sobre él, tirándole al piso, golpeando la mesa de noche en la caída. Siento el dolor en mi espalda, pero lo ignoro.

— tú, maldita cosa. ¿Cómo te has atrevido?

— Pudo ser peor—  los cabellos rubios se vuelven  caoba, su piel más morena— ya ves que no eres el único que tiene trucos. Por cierto, deberías estar en una hora en el café donde siempre se ven fuera del trabajo.

— Tsk— le suelto cuando siento yo mismo la presión en mi cuello— te vas arrepentir de esto. Lo juro— Y no hablo solo de la llamada. Me levanto. Ese lugar está lejos de aquí, debo llamar a Chiara de nuevo para cancelar y pedirle que venga a casa. No me responde,  ni siquiera al móvil. Escucho decenas de pensamientos alegres sobre salir que no hacen más que ponerme de mal humor. Me dan ganas de matarme, en serio.

— no es para tanto, exageras. Si estuvieras en mi lugar, en serio querrías morir— como se supone que estoy descansando, dejo las ropas que uso para cazar y que llaman la atención por un atuendo casual. Eso ya está en la puerta, como un perro esperando un paseo. Le miro, y ahora si sonrió.

— bien, quieres salir, entonces lo harás como un perro.

— hey, eso no…

— Muy tarde— le digo al animal que está en la entrada, un perro delgaducho y color blanco— si quieres salir no tienes más opción— comienzo a caminar a la salida. Le oigo gruñir. Yo no soy de reír mucho, pero no puedo dejar de sonreír. Esa fuerza me detiene unos segundos, espero, intentando dar otro paso. No volteo en ningún momento, no voy a ceder. Eso parece notarlo porque de pronto puedo andar de nuevo.

No me molesto en ver si me sigue o no, aunque a veces le veo correr delante de mí. Me siento demasiado avergonzado de todo esto. Es un pésimo chiste.

— Ni me lo digas. ¿Crees que estar con un cazador idiota me deja bien parado?

— cállate, estúpido animal— trato de no pensar mucho en lo que me queda de camino.  No sé qué es lo que esperaba con esto, y no puedo evitar sentirme manipulado, lo cual me pone de pésimo humor. Nada me costaba quedarme en casa, esperar a            que Chiara me llamara y decirle que yo no la llame. Pero en cambio, estoy caminado hasta allá, y no lo hago por esa cosa, pienso que Chiara debería tener más cuidado porque no falta mucho para nazca el bebé.

— Umm… creo que tu plan tiene una falla— me dice, y ya no puedo caminar. Me giro para verle. El café esta en frente, y puedo ver a Chiara sentada en una de las mesas— dudo mucho que me dejen entrar ahí en esa forma… y no, no voy a quedarme afuera esperando.

— ah, no tengo tiempo para esto— con toda la voluntad que soy capaz, logro caminar, paso a paso hasta llegar a la cafetería.  Ignoro a las personas que me miran y logro llegar hasta Chiara, que me mira arqueando las cejas. Puedo ver las preguntas en su rostro.

— ¿Estás bien? luces…mal.

— dímelo tu. No tienes que soportar a esa cosa.

— ¿disculpa? No creo haber hecho nada como para decir que me tienes que soportar— esa cosa ya es de nuevo un humano. Se sienta en una de las dos sillas vacías que quedan libres— ah, mujer, quita esa cara, él no puede moverse sin mí— le detesto. En serio…

— eh… y bien Iridian ¿Qué me querías decir?

— sobre lo que estaba haciendo esa noche. ¿Ya lo sabes?

— Solo estabas haciendo un recorrido, no tenías guardia esa noche, así que no registraste nada en los libros— miro alrededor. Esta cafetería nos gusta por lo discreta que es la ubicación de las cosas. Nadie puede escucharnos.

— Encontré otro cuerpo— digo, apenas alzando la voz. Ella se queda callada. Si supiera que es alguien más, jamás le diría a una mujer embarazada lo que voy a decirle. Pero ella ha visto cosas peores— fui hasta allí, me pareció que había alguien cerca todavía, pero cuando llegue no había nadie más.  Luego no recuerdo nada. Esta cosa también estaba allí, aun no sé si fue el que lo hizo y solo quiere engañarme o me dice la verdad.

— podre ser un monstruo, pero no soy un mentiroso. ¿Por qué crees que me encadenaría a un cazador por mi propia voluntad? Eres tonto, humano. Todos lo son. Ah, quiero volver…— murmura, y luego centra su atención en un par de jóvenes que entra. Dos chicas— interesante.

— al parecer, mientras estaba inspeccionando el lugar, alguien me noqueo. Lo vi porque esa cosa me lo mostro.

— pero… ¿Dónde es eso? no hay noticias de un nuevo cuerpo, además…— le dirige una mirada al monstruo— había un monstruo allí. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué estaba haciendo junto a una chica muerta por algo no humano?

— ¿No la han encontrado?— entonces deberíamos ir. Quizá aun allá algunas pistas o algo.

— Iridian, creo que… no se… esto es muy raro. ¿Confías en él?

— ay por dios, que mi nombre es Tchess, Tchess. Tú, miserable humano, ¿no piensas ni un poco? ella no puede hacer eso que piensas, y sin duda, no te dejara, piénsalo mejor— le miro.

— ¿a qué se refiere? ¿A qué te refieres?

— ¿Qué es lo que pretendes?— le pregunto, ignorando a Chiara— ¿Por qué sigues molestando?

— ¿molestar? Estas muy equivocado si crees que eres la víctima en esto. Yo solo quiero liberarme pronto, y he entendido que no puedo hacerlo sin tu penosa existencia, así que estoy intentando, escucha, intentando ser amable. No todos los monstruos son tan pacientes. Tengo que lidiar con el hecho de que tú vayas matándonos como si nada, y tenerte tan cerca y no poder hacer nada con eso…— su mirada se vuelve peligrosa.

— eso no…

— cállate y escucha.  Necesitamos cooperar. Si sigues siendo tan tonto solo lo harás más difícil para los dos.

— eh… ¿Tchess?— los dos miramos a Chiara. Ella parece decidida— ¿es verdad? ¿Si no coopera? Tú no tuviste nada que ver con quedar así con Iridian ¿verdad?

— claro que no. Nunca he sido imbécil, mucho menos idiota. No podemos alejarnos más de un par de metros, sabemos que piensa el otro, no podemos lastimarnos y podemos hacer un poco nuestra voluntad en el otro ¿en serio crees que quiero estar así con un grandísimo zoquete como él? además, tengo cosas importantes que hacer más que hacer el tonto por acá.  

— ¿Qué sabes de esas muertes?— pregunto. Es obvio que él sabe algo, el recuerdo de esos momentos así lo parecía. 

— ah, eso es algo que no tienes que saber.

— Ahora dices eso— sonrió un poco— pero hace unos momentos ¿no decías que teníamos que cooperar?— el me devuelve la sonrisa, una sonrisa carente de emoción.

— no es momento.  

— estaba pensando, ¿podremos ir a donde encontraste a esa chica? Si no la han encontrado es importante que lo hagan pronto, no puede quedarse en la intemperie,  merece más respeto, y las pistas pueden perderse.

— No— respondemos al mismo tiempo. Le miro. No entiendo la actitud que toma esa cosa con Chiara, no creo que ella le agrade, porque ella también es una cazadora. Siento que todo en él es un engaño. Él me mira, sabe  lo que pensé. Me sonríe.

— puedo cuidarme sola.

— no lo dudo, pero quizá lo que encontremos no sea agradable.

— entonces llamare a los demás, para que vengan con nosotros y me quede en el auto. O hacemos eso o hago que vayan los demás y nos quedemos nosotros aquí— me dice, mirándome fijamente. Conozco esa mirada, está decidida.

esto no pinta bien, cazador. Yo también quiero ir allá— lo sé, quiero ir, aunque no encontremos nada, es el inicio de todo esto. Necesito verlo por mí mismo.

— ah, bien. Pero llama a Kerem y a Santiago— le digo— y tendremos que ir por el auto— ya que vine caminando. No sé muy bien donde queda ese lugar.

— Yo lo sé— Esa cosa se levanta, sonriendo—  puedo llevarte— esta asquerosamente feliz— es solo que los perros no hablan. No puedo darte las indicaciones siendo un perro— me saca la lengua y se levanta. Se inclina sobre una de las chicas y les dice algo. No alcanzo a escuchar, Chiara me dirige una mirada dudosa. Luego, regresa como si nada. Las chicas están riendo, murmurando entre ellas y dirigiéndonos miradas antes de reír otra vez.

— larguémonos de aquí. ¿Puedes caminar?

— estoy embarazada, no invalida. Mejor dime ¿Cómo vas a hacer para que los demás entiendan porque esa cosa…? Tchess está contigo.

— no lo sé…

— umm, es un problema serio ¿no? ¿Quizá pueda ir como ella?— señala a Chiara— no, mala idea. Dime, cazador ¿vas a contarles la verdad? Quizá se cumpla tu deseo y nos maten. Pero qué muerte tan patética— añade, con mucho dramatismo. Pongo los ojos en blanco.

— piérdete.

— Oye, esa es una buena idea— ante nuestros ojos, se desvanece— ¿lo ven? Oh, no, no me ven, ignoren la estúpida pregunta.  El caso es que puedo ir así.

— Monstruo— murmuro. Quiero deshacerme de esto lo más pronto posible. El auto esta donde lo deje, y ni siquiera entramos a la casa. Por primera vez me siento un poco tranquilo al no verlo, ya no sé si es mi imaginación o siento en serio su presencia ahí, observando en silencio.

— eh... Tchess ¿Qué estabas haciendo en el mismo lugar que Iridian?— Creo que Chiara se siente incómoda por no verlo y saber que está ahí. Eso tarda unos momentos en responder.

— yo llegue primero. Tenía cosas que hacer ahí, y luego llego él— eso es mentira. Él estaba allí por la chica también. ¿Por qué le interesaría a  un monstruo la muerte de una chica?  Si él no la mato, entonces al igual que nosotros, quiere saber qué paso. Interesante. ¿Por qué querría saber eso? no es curiosidad, no parecía que fuera solo curiosidad lo que lo llevo allí, al menos no en el recuerdo que me mostro.  O no me lo mostro, quizá se le escapo. No he pasado por alto que no le escucho siempre, aun cuando el parece escuchar lo que pienso cada momento.

y es aburrido, tienes una mente muy poco imaginativa y cuadrada. Me duermes.

— nadie te ha pedido opinión.

— ¿Qué?

— no hablaba contigo Chiara— yo solo le escucho cuando quiere. Es una desventaja. Chiara llama por el teléfono mientras conduzco, siguiendo con desgano las instrucciones de eso.  Está lejos, muy lejos de mi casa, en las afueras de la ciudad.  Me detengo en la calle, afuera de la casa. No reconozco nada de este lugar.

— Quizá viniste por otro lado, yo vine por aquí— mi mente se centra en la puerta lateral de la casa, un hueco entre esta y la casa de al lado, es donde él quiere que mire.

— no ha llegado nadie… ¿deberíamos entrar?

— Tú vas a quedarte aquí— le digo.  Siento una enorme desesperación por levantare e ir. No tardo mucho en darme cuenta de que esto que siento no es mío. Esa cosa quiere que vaya hacia allá, y eso me hace quedarme con obstinación esperando a que lleguen los demás. Si dejo aquí a Chiara, ella ira por su cuenta. Cada minuto que pasa deseo más y más ir. Casi veinte minutos después, vemos un auto acercarse. Reconozco el auto de Santiago. Siento como esa cosa se remueve en mis pensamientos.

— Chiara, Iridian— el primero en bajar es Kerem. Es tan serio como yo,  muchos dicen que somos muy parecidos en el carácter, porque físicamente no podemos ser más diferentes. Él es castaño y moreno, sus ojos oscuros.

— Hey, ¿Qué pasa?— Santiago llega, sonriendo. Aunque siempre sonríe, no es una sonrisa de felicidad, es más bien un gesto automático en el  latino— ¿Qué es tan urgente? Tuve que dejar mi revancha con Jayden y Kaiden. 

— Otro asesinato— los dos me miran. Veo a esa cosa sonriendo en mi mente, una fila de dientes afilados y blancos en medio de la oscuridad. Interesante, resuena la voz en mi cabeza. Me contengo para no responder— posiblemente se relacione con los otros, anoche… tuve problemas con uno de esos monstruos y no pude avisar.

— ¿Eso es lo mejor que se te ocurre?

— oh. Entonces, vamos ¿Qué estamos esperando? Ah, debo llamar primero a Hackett para que traiga el equipo.

— Oh, un forense. ¿Ya podemos ir?— me contengo para no poner los ojos en blanco.

— ¿Iridian?

— ¿Qué?

— Que si vamos— por respuesta solo avanzo, delante de ellos.  No sé si es mi propio cuerpo el que me impulsa con rapidez o la ansiedad de esa cosa. De día, se ve igual de macabro que por la noche.  Las verjas  están caídas, pasamos con facilidad sobre ellas.

— ah, huele a sangre— eso me pone alerta.  El cuerpo de la chica sigue donde recuerdo. Escucho el silbido de admiración de alguno de los otros— no la mires a ella. No creo que está muerta tenga mucho que decirnos.

— Ten más respeto— murmuro. Pero tiene razón, debería poner más atención a mí alrededor. Escucho un leve siseo, no, más bien es un bisbiseo, como alguien rezando o pensando algo en voz baja. Esa cosa…

— oye, Iridian ¿estás bien?

— ¿Cómo?

— olvídalo. Es lo mismo que con los demás, parece que lo hizo la misma cosa. Tendrá aquí ya un tiempo— hace una mueca.

— No tiene más de dos noches— les dejo ahí, revisando el cuerpo. Me centro más en el lugar por donde vine, el otro jardín, igual de seco que los demás. Hay un camino que viene directo de la calle, lo recuerdo porque deje el auto allí, podía verlo desde aquí. Me detuve aquí… entonces la persona que me golpeo debió estar…

— el cerco. Yo no podía verlo tampoco, debió estar haciendo algo agachado, no pudo sentirme. Y no era alguien como yo. Anda, ven, mira esto— camino hasta el cerco, la pintura blanca se le está cayendo. Sobre la tierra reseca hay un brazalete plateado.

 ah… ¿es esto lo que buscas?

buscamos, idiota.  Esta… roto. ¿Fue un accidente?— miro los eslabones.  No parece arrancada, pero tampoco está abierta. Quizá se jalo con la cerca cuando llegue— si, eso es probable. No tiene nombre, eso sería muy útil— no creo que sea tan sencillo. Pero esto es algo. Mientras la toco,  noto que tiene un relieve. Una rosa, es una rosa atravesada por un pergamino. No recuerdo ver nada como esto antes.

oye, cosa…

— no, no sé qué es. Pero puedo decirte que eso no es plata, como piensas. Es mercurio— que locura ¿Por qué…?

— carajo…— el mercurio es toxico, la persona que lleve algo como esto debe estar loco, ¿Quién llevaría algo que puede matarte? Claro que olvido un detalle importante: El mercurio es una de las pocas cosas que pueden matar a una de estas cosas, las pesadillas.  Es como es mito de los vampiros con la plata, pasa lo mismo, o incluso peor, porque una vez disparada una bala de mercurio, por ejemplo, y si le das a una de esas cosas, el mercurio comienza a matarle. Es lento, y mortal.

sí, no ocupas darme la lección.

— esto no sirve.

— Iridian ¿Qué estás haciendo?— me giro.  Hackett ya ha llegado, con tres o cuatro personas más que están cubriendo los restos de la chica. No es Kerem ni Santiago quien me habla, es Evans. Evans no es muy hablador, normalmente es callado y silencioso, cuando menos lo esperas. Es el miembro más joven de nosotros al menos de momento, y no es extraño que incluso sea más joven que el promedio cuando llegamos a esto. Evans es muy listo, analiza todo a una velocidad que impresiona.

— Nada—  sus ojos verdes se entrecierran un poco, unos momentos— ¿ya han terminado?

— Hackett dice que no hay mucho que decir, pero hará lo mejor para encontrar algo y luego la llevara a la morgue. Chiara pregunta por ti.

— Sí, vamos…— esto es una pérdida de tiempo.

— ¿Eso crees?— una risa— al menos ahora se algo más, estúpido cazador. Esto lo hizo un humano, ningún de los míos puede tocar esa cosa ¿Quién es el monstruo ahora?

 

Notas finales:

Gracias por leer, hasta la proxíma semana.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).