Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pesadillas por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

Piensa que este infierno se terminará 
Y que cuando amanezca nada será igual.
 
Sueña que no has muerto,
 
Sueña que es real.
 
Duérmete pequeño,
 
Duérmeteme ya.

 

 

 Apenas detengo el auto, mi teléfono suena otra vez. Estoy de los nervios, con esta cosa en el otro asiento,  mirándome fijamente todo el camino. Tengo deseos de abrir la puerta y dejarlo caer.

eso no es amable, pero gracias por el consejo.  

Cállate— no contesto la llamada.  Debe haber alguna forma de separarme de esto.  Cierro el auto, aun me duele la cabeza, solo envió un mensaje diciendo que estoy en casa y apago el teléfono, ni siquiera enciendo la luz. Me duermo. 

Desearía que esto fuera una pesadilla, pero yo no tengo sueños. Tener sueños es dejarle la puerta abierta a cosas como esa, manipulando los sueños para hacerlos pesadillas y disfrutar del miedo. No solo del miedo, también desesperación, desesperanza. A veces se fijan tanto en una persona que terminan por hacerla infeliz. Aprender a controlar los sueños no es sencillo, pero no imposible.   

Siempre he sido bueno en esto, es muy fácil para mí controlar lo que pienso, el ejercicio físico es gratificante. Esa noche no es la excepción, despierto sin haber soñado nada. Todo está a oscuras, por primera vez desde que era niño, me pregunto si no estoy soñando.

— no,  no sueñas.

— aquí estas.

— No iba a quedarme en el auto, ¿no recuerdas que no nos podemos alejar?— cierto, esa cosa no me siguió de forma visible. Porque eso es lo que hacen, pueden desparecer y aparecer en cualquier lado.

— no en cualquier lado, cazador idiota. En serio, tus pensamientos me están volviendo loco.  Solo quiero largarme.

— nadie te detiene.

— ¿No? eres más imbécil de lo que pensé— en la  oscuridad no lo distingo, no sé dónde está y su voz parece moverse por todos lados. Enciendo la luz, y le veo, de nuevo con apariencia humana— no puedo moverme por tu culpa. Estoy atrapado contigo hasta que encontremos como librarnos o te mate y muera también. Lo primero que pase.

— Lo primero que pase— repito. Es imposible que yo le haga daño, algo me impide lastimarme a mí mismo. Le miro mejor, anoche no le había prestado mucha atención a su apariencia. Ahora le miro, y siento que la sangre se me congela.

— tu casa es muy simple ¿sabes? parece que nadie vive aquí. Al menos es tan pequeña que pude moverme un poco más— cuando duerme puedo moverme más. Esa voz… incluso en mi cabeza, su voz ya tiene tono. Le miro, todavía sin creer lo que estoy viendo. Esa persona…

Alguien llama a la puerta.

— quédate aquí y no hagas nada.

— ¿Qué? ¿En serio ahora me das órdenes? No soy uno de tus malditos subordina…— pienso en un perro y como si fuera humo, la forma humana se desvanece y queda un perro pequeño.  Me gruñe cuando paso por su lado, cierro la puerta. No he escuchado muchos pensamientos de eso, ah, genial, una criatura no pensante. Escucho un siseo, me aburre la idea de tener una discusión. 

— Iridian, abre la puerta en este mismo instante o la voy a partir a patadas.

— Chiara, eso te hará mal, estas exagerando—  abro la puerta para que entre. Ella es mi amiga desde que éramos pequeños, fuimos criados por la misma persona. Chiara no es muy alta, se que nació en algún lugar de Italia, es morena y tiene el cabello  oscuro y largo a pesar de que odia peinárselo. Es como mi hermana pequeña.

— ¿Dónde estuviste? Tonto, me tenias preocupada, no me respondías y no sabía nada de ti desde anoche— anoche… ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?— incluso le pedí a los demás que me ayudaran a buscarte. Sé que no lo hicieron como deberían— gruñe, caminando pesadamente al sofá. Eso logra sacarme del estado incrédulo en el que estaba.

— ¿Ah, sí? estoy bien.

— ya se, tendrás que invitarme a comer— ah, no me queda de otra— ¿Y dónde estabas?

— pues…— mientras pienso en que escusa inventar para mi ausencia, veo de reojo algo andando por el piso, algo pequeño y oscuro…

— oh, tienes un…— su ceño se frunce. Mierda.  Le alcanzo a sujetar y estrellarle en la pared, apretando mi mano alrededor. Sé que le estoy ahogando cuando yo comienzo a quedarme sin aire.

— Te dije que te quedaras dentro— gruño, aflojando mi agarre muy a mi pesar. Sería más fácil si solo pudiera ahorcarlo. Me da la impresión de sujetar petróleo cuando esa masa oscura parece derretirse y forma un cuerpo humano.

— una puerta no me va a detener, Iridian. Así que… ella es Chiara, piensas mucho en ella… ah, vaya— se suelta. Alcanzo a ver los cabellos rojizos. Chiara nos mira sin decir nada, pero se ha levantado.

— detente.

— pero si estas enorme.

— Iridian...

— Lo tengo— le digo, sujetándolo del cuello de la chaqueta, igual a la mía. Él se gira a verme,  sonriendo— ¿Qué demonios estás haciendo?  Si intentas algo contra ella, te juro que voy  a matarte— aunque sea igual que esa persona. No oculto la repulsión que me causa verle imitándole.

— ¿hacer algo contra ella?  ¿Por qué?  Adoro a los pequeños—  Chiara lleva las manos a su vientre. Esta enorme por el bebé que está esperando— así que no tengo porque hacerle daño, pero ella parece muy pálida, no sería bueno si se desmayara estando tan grande— tsk, tiene razón. Le hago a un lado, empujándolo lejos de nosotros. Chiara nos sigue mirado, en shock.

— Chiara, ¿me escuchas? Hey, oye, mírame.

— eso… eso es…

— Sí, eso es una maldita pesadilla— literal y metafóricamente hablando— tranquila, creo que puedo explicarlo— Chiara también cazaba estas cosas, antes de decirnos que estaba embarazada. Ella me mira, casi puedo leer las preguntas que quiere hacerme. Suspiro. No sé qué tengo que explicar si ni yo entiendo que paso.  Hago que se siente, aunque sé que es una mujer dura, algo como esto en su estado…

— ¿Por qué tienes una de esas cosas en tu casa?

— no lo sé. Lo juro, no tengo idea de que paso— añado al ver que no me cree— mira… no sé cómo, pero termine inconsciente. No recuerdo nada de lo que paso desde ayer por la tarde hasta esta noche, desperté y esa cosa estaba ahí también. No puedo matarla, si intento hacerlo yo mismo me estoy hiriendo— resumo lo mejor que puedo. No tengo tiempo para darle vueltas al asunto.

— ¿en serio? ¿No puedes matarle?— niego con la cabeza— ¿seguro? ¿Lo has intentado todo?

— todo no sé, pero si intento hacerle daño me causa el mismo dolor. Eso dijo que alguien había enlazado mi alma con él, y al parecer también es a la inversa, no puede hacerme nada. Esperaba que alguien supiera  como carajo deshacer esto y poder matarle.

— oh, que pensamientos tan agradables. Pero ya te dije, no tengo interés en ti por ahora, a menos que me hagas molestar mucho, créeme, no quieres verme molesto— eso está detrás de nosotros, sentando en el sofá, con los ojos, casi naranjas, fijos el florero que está en la mesa, regalo de Chiara— yo quiero matar al que hizo esto. Es un pésimo chiste, ni siquiera es gracioso.  Y ya te dije, no me llames cosa. Tengo un nombre, Tchess.

— cállate. Chiara, todo está bien… ¿tienes idea de que es lo que paso? Nunca había escuchado algo como esto, y como supondrás, quiero librarme de esto.

— yo… yo no…

— quizá sea bueno que la dejes descansar un momento, no se tu, pero…

— cállate.

— Iridian, ¿Le has creído?

— no me estoy dejando engañar, le intente hacer daño, intente acabar con eso y no pude. Sé que no estoy soñando, y además, mira.

— otra vez no…—  de nuevo pienso en ese perro, y en segundos, eso se vuelve un perro. Me gruñe otra vez.

— Es un maldito dolor de cabeza escucharle todo el tiempo— ella sigue un poco pálida, y creo que lo mejor es que se involucre menos con este asunto— Chiara, puedes decirle a los demás, no me importa lo que vayan a hacer, si consideran que esto es peligroso, podríamos deshacernos de una cosa más— un  pequeño ladrido.

— ¡No! de ninguna manera— dice ella, levantándose con mucha dificultad— si les digo… ellos querrán matarlo. También a ti.

— ¿Me crees?

— nunca me has mentido, creo que en serio crees eso, pero… no estoy segura de que eso haya dicho la verdad. Quizá… podría ayudarte, investigar un poco. Pero quisiera hablar con… esa cosa— ah, pero si apenas hice que se callara. Cierro los ojos, suspirando. Esto se está escapando de mi control, siempre tengo en control de todo. ¿Debería dejar que Chiara hable con eso?

— Ya te he dicho que no me digas “eso” o “cosa”— ¿Cuándo volvió a ser humano?— aunque les cueste, tengo un nombre— me paro entre Chiara y el monstruo con apariencia humana.

—  ¿Qué hiciste con Iridian?

— Yo no hice nada, mujer. Si quisiera, le hubiera matado cuando estaba inconsciente, tuve mucho tiempo. Pero, te diré algo importante: No quiero morir—  me alivia un poco ver que ella está enfrentando esto como siempre. Estoy seguro de que si pudiera, ya hubiera ido a darle un par de golpes.  Esa cosa tiene razón, pudo matarme, y no lo hizo. ¿Qué es lo que planea? ¿Hizo esto el mismo?

— ¿Qué paso entonces?

— no lo sé, tengo el mismo problema que él, no lo recuerdo.  

— me mostraste un recuerdo, de una sala oscura, con jaulas y yo estaba en una mesa, inconsciente. Y había un hombre.

— yo… desperté ahí. No sé cómo llegue allí. Estaba… haciendo algo importante, y luego… estaba atado a este sujeto cabeza dura que no para de insultarme como si yo fuera cualquier cosa.

— ¿Dónde era ese lugar? ¿Quién era ese hombre?

— No lo sé, si lo supiera…— su tono se vuelve profundo, peligroso, como un gruñido de un animal a punto de atacar. Nada parecido a lo que recuerdo de él.

— ¿No pueden lastimarse?

— Inténtalo— dice él, sonriendo de nuevo y abriendo los brazos. Chiara avanza antes de que pueda detenerla, con esa mirada decidida que le he visto cientos de veces. Esa cosa no se mueve mientras ella va y se para frente a él. No veo lo que hace, pero siento un dolor en la mano, como si me hubieran pellizcado, después es más fuerte, como pinchazos de agujas.   Estoy mirando mi mano, cuando Chiara me toma la mano.

— lo siento, necesitaba verlo. Entonces esa parte es verdad.

— ah, esto es una molestia— esa cosa suspira— no eres el único que tiene problemas por estar unido a algo que no le agrada. Pero claro, yo soy un monstruo ¿no? realmente me molesta que pienses que estoy disfrutando esto. ¿Estar con alguien que solo mata a los míos?

— ¿los tuyos? No son más que monstruos— me mira fijamente unos momentos, y luego se desvanece. Chiara jadea. Sé que no se ha ido, puedo sentirle aun por aquí, murmurando cosas que no entiendo.

— ¿Qué paso?— me dejo caer en el sofá, frotándome los ojos con las manos— ¿Iridian?

— Está molesto— puedo sentirlo, y no me importaría si no fuera porque eso aún puede ser peligroso para otras personas aun si no puede tocarme a  mí— estúpida cosa… ¿lo entiendes ahora? Es un grave problema.

— bueno… me preocupa lo que paso, lo de estar inconsciente en una sala. ¿En serio no recuerdas nada?

— nada. También me preocupa, ¿A dónde fui anoche? ¿Te lo dije?— ella niega. No es raro, soy solitario, prefiero hacer esto por mi cuenta, aunque a veces ayudo a los demás cuando tienen algún problema con estas cosas. A veces se encuentra más de una en un mismo lugar. Son cosas escurridizas, se saben ocultar bien y atacan cuando menos lo esperas, se pueden convertir en cualquier cosa, y si no atacan, escapan.  Nosotros, que sabemos de sus existencias, sabemos cómo encontrarlos, sabemos cómo identificarlos, porque a pesar de ser tan buenos imitadores, siempre hay algo que no va con esta realidad.

— no. se suponía que debías de verte con un grupo a media noche, pero nunca llegaste, enviaste un mensaje diciendo que llegarías tarde y que no te esperaran— no recuerdo eso. Algo importante… debí encontrar a alguna de esas cosas. Un gruñido mental— no te preocupes, Iridian. Les diré que estas indispuesto por unos días.

— Nadie va a creer eso— nunca enfermo como para quedarme en casa, ni siquiera cuando he sido lastimado de gravedad he dejado de hacer esto.

vaya. Parece que ahora tú serás un mentiroso ¿no?

Cállate— no sé cómo  voy a quedarme con esta cosa indefinidamente.

— Pienso lo mismo— su voz se apaga.

— alguien tiene que saber algo como esto ¿no? si se hizo, se puede deshacer.  A lo mejor…— no dice nada más.

— dame solo unos días para pensar bien que hare, se discreta y cuídate—  no sé qué tan peligroso sea que este aquí, con este invitado indeseado. Ella parece estar pensando algo similar, me dice que si con la cabeza y sale de mi casa. Es cosa no se aparece cuando nos quedamos a solas, y yo lo agradezco, no sé todavía que pensar.

Odio esto, odio no poder matarlo y verme obligado a vivir en el mismo lugar, tan cerca de poder cumplir con mi objetivo. No me ayuda sentir el odio de esa cosa.  No puedo detener mi vida solo por esto.  Me siento en el sofá donde estaba Chiara y cierro los ojos.

— ¿En serio crees que voy a dejarte hacer eso?—  en la oscuridad de mis ojos cerrados, se forman unos ojos y una sonrisa en blanco. Pero la voz esta frente a mí. Abro los ojos. Por unos segundos, eso es un manchón negro, pero cambia tan rápido, que si yo fuera un humano normal solo lo atribuiría a la luz.

— ¿Qué dices?

— que no te dejare hacer eso que piensas, esos recuerdos interesantes en tu cabeza. Si me voy a quedar contigo hasta quien sabe cuándo, te sugiero que mejor vayas pensando en hacer otras cosas— me dice, y vuelve a desparecer. 

Esto es sencillamente estupendo…

 

 El olor es más intenso. Metálico, caliente… huele a sangre. Es muy temprano, ¿tan pronto ha pasado algo?  La calle está vacía, este parece un vecindario fantasma.  Ni si quiera hay mucho viento.

Me gusta.

Me muevo rápido, buscando el origen de ese olor. Doy vueltas y vueltas por las calles, por las casas, asomándome en las ventanas vacías. Casa vez lo siento más cerca, sé que me estoy acercando. No hay ruidos, y sigo sin hacerlos. Finalmente llego a la calle. El olor es tan intenso que no deja dudas. Me muevo despacio, quizá lo que lo causo aun ande por aquí. 

No tengo miedo, solo es precaución. Tengo que saber, yo tengo…

Llegue.  Hay algo por aquí. En el patio de la casa… rodeo la casa, y el olor me llena por completo. Una parte salvaje se remueve en mí, una que no dejo salir. Hay una chica, o lo que fue una chica… ahora no es más que un saco de carne ensangrentado en el piso, ni siquiera puedo saber cómo era su cara, sé que es una chica porque tiene zapatos con tacones, pequeños. La ropa esta rasgada, ella esta rasgada. La sangre está muy fresca aun, caliente.  Parece que unas garras enormes la han despedazado. Eso no me preocupa.

Esto no lo hizo un humano.  No me gusta como pinta esto. No es normal, para nada, y es justo lo que quiero saber…

Un ruido. Me oculto, fundiéndome con los arbustos a unos pasos del cadáver. Alguien camina hasta aquí, un humano, no puedo olerlo, pero los pasos son inconfundibles.  Maldición, es un estúpido cazador. Sería más estúpido yo si me muevo o algo ahora, de seguro ese idiota pensara que yo tuve que  ver con esto.

— tsk…

Se inclina sobre el cadáver, pero apenas le pongo atención a él, estoy cuidando más la pistola en su mano. Es alto, rubio.... creo haberle visto antes. No en persona, claro.  Necesito irme, ya he visto más que suficiente.

¿Ah? ¿Qué fue eso?

No fui el único que escucho, ese hombre de ojos grises alza la cabeza. Una cicatriz le atraviesa el ojo izquierdo desde la frente a la mejilla. Sonrió, sé que le hizo esa marca. Él levanta el arma, algo brilla en la oscuridad, él no lo ha visto.  Otro ruido, el cazador gira la cabeza… luego se lleva la mano al cuello…

 

Abro los ojos, no puedo respirar normalmente.

Lo recuerdo.

La misión.

Los casos de cuerpos mutilados. Eso estaba haciendo, investigando. Ese lugar era sospechoso, de pronto, todos dejaron la zona, quedo apenas habitada, en parte por la compra de las propiedades, una empresa está comprando las casas para crear un complejo de edificios. Entre solo para cerciorarme de que todo estuviera bien. Sé que eso que vi no es un sueño, son los recuerdos de esa cosa. ¿Puedo confiar en que sean reales? Sé que estuve ahí, ver lo que me paso después… solo recuerdo el cadáver.

Y como si eso supiera lo que estoy pensando, le veo entrar por la puerta, está buscándome.

— ¿lo has visto?

— sí. ¿Es todo?

— es todo lo que recuerdo y que puedo decirte. No sé quién te hizo dormir, o quien me atrapo después a mí— las pesadillas pueden controlar muy bien los sueños, hacer que algo tranquilo se vuelva aterrador, ¿Cómo sé que no puede hacer lo mismo con los recuerdos?

— ya veo.

— te crees muy serio e intransigente, pero en realidad dices muchísimo más de lo que crees— me sonríe, por unos momentos, su sonrisa me recuerda a eso que vi cuando tenía los ojos cerrados— ahora se muchas cosas interesantes.

— ¿Qué estabas haciendo en ese lugar? tu también estabas buscando algo relacionado con esa chica muerta.

— ¿con la chica? Me da lo mismo.  No tengo porque decirte nada, tú no vas a decirme nada tampoco, deja de tratarme como uno más de tus subordinados. Pero… puedo proponerte un trato.

— no hago tratos con pesadillas— murmuro. Espero que haga otra rabieta, que se marche enojado, espero sentir las punzadas en mis sienes. Eso sonríe.

— bueno, entonces sigue dando vueltas en círculos.  Esa chica muerta… esconde mucho más de lo que piensas— me dice— si quieres saber más, más te vale comenzar a ser amable, porque por mas buenos que sean ustedes, y por más astuto que yo sea, esto no se resolverá de la noche a la mañana, y si insistes en tratar de hacer esto un asco para mí, recuerda que estas tratando con un monstruo.

 Como para enfatizar su punto, se disuelve en la nada, opacando la luz. Solo veo un par de ojos naranjas mirándome fijamente antes de que se cierren y  vuelva la luz.  Cierro los ojos. No puedo sacarme esto de la cabeza, no quiero pensar en quien era esa apariencia que tiene ahora, no quiero pensar en nada.

Notas finales:

Gracias por leer, nos leemos la próxima semana!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).