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Mi parte favorita de ti por chibibeast

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Notas del fanfic:

Fanfic participante de la actividad «DIA INTERNACIONAL DE KAI -DIK-»del grupo de facebook «EL HAREM DE KAI»


 


WATTPAD

Notas del capitulo:

Un año más del DIK, quisiera que no acabara ;;

MI PARTE FAVORITA DE TI

 

Cuando Yutaka Tanabe conoció a Yuu Shiroyama, no tenía idea que sus manos serían lo que le llevaría a su fin. No sabía que se convertiría en una adicción sentirlas entre sus mechones, acariciando su piel, agarrando su muñeca o entrelazando sus dedos con los propios. No sabía que una de las caricias más comunes tendría un efecto poco esperado en él.

Llevaban unos cuántos meses cuando Yutaka descubrió esta interesante información. Todo sucedió por casualidad, el hallazgo de su afición por que le frotaran la cabeza. Podría escribir sonetos acerca del regalo de dios que son las manos y dedos de Yuu, porque nada o nadie le había hecho sentir tan bien como ellos lo hacían, nunca.

La guitarra no era a lo único que, Yuu, hacía producir sonidos agradables al oído. Igual, que la batería no era a lo único que, Yutaka, sacaba ritmo. Siendo Aoi y Kai, integrantes de la banda The GazettE, había muchas cosas que compartían con sus fans, la mayoría eran anécdotas divertidas, preocupaciones por los conciertos o el clima y, en menor porcentaje, pequeños trozos de sus vidas privadas. Las redes sociales eran la principal fuente de material para los fans, debían tener cuidado meticuloso para no revelar demasiado. Aoi no dudaba en sacar a la luz su egocentrismo, aunque también un lado inseguro que enternece o conmueve a sus seguidores en Twitter. Kai, por su lado, solía ser activo en Instagram, actualizando sus historias e imágenes con mensajes que parecieran rebosar de alegría.

En ciertos momentos, Yutaka había sentido aquellos celos tontos e infundados hacia objetos inanimados, que le robaban la atención de su pareja. El teléfono celular era su enemigo número uno, en ocasiones. Las suaves y cuidadas manos que tendrían que estar acariciando sus cabellos, solían ser ocupadas para sostener ese objeto que sólo servía para alejarle de su amado.

Lanzaron el anuncio de una gira mundial hace un par de meses, eso los había mantenido ocupados y con un tiempo corto para gastarlo en sí mismos; a pesar de ello, la actividad en las redes sociales no moría, siempre encontraban unos minutos para tomar fotos o vídeos y publicarlos. He ahí el asunto, Aoi y Ruki siempre han sido los más activos. No es que a Yutaka le molestara, era sólo que eso le roba la atención que deseaba. A veces, le era imposible evitar cumplir el capricho de acurrucarse con el guitarrista y que este le hiciera mimos en la cabeza.

Durante el descanso de una sesión de fotos, Yutaka solicitó tiempo de calidad como pareja al final del día, lo cual fue aceptado con gran emoción.

Una vez terminado el trabajo y de haber regresado al apartamento del Shiroyama, Yutaka no desperdició ni un segundo. Él mismo quitó el abrigo del dueño de la casa y lo colgó en el perchero cercano a la puerta principal, sentó al desconcertado hombre en el sofá de tres plazas, fue a la cocina a servir dos vasos de jugo de frambuesa que había en el refrigerador, volvió a la sala de estar, donde le recibió una mirada interrogante que pedía explicación. Sin pronunciar palabra, dejó ambos vasos sobre la mesita de centro, sonrió de modo que le dolieron las mejillas y se acostó en el sofá, sin previo aviso, posó su cabeza en el muslo izquierdo de Yuu y le tomó una mano para llevarla al tope de su cabeza, como indicación de su antojo.

Habiendo entendido la acción, Yuu, procedió a realizar la solicitud o, mejor dicho, la tarea impuesta.

A partir de ahí, Yutaka sintió morir e ir al cielo. Los dedos de Yuu se deslizaron a través de sus hebras con facilidad, las puntas de estos ejercían una ligera presión a su cuero cabelludo y las uñas cortas rascaban a este, haciendo que los párpados de Yutaka se cerraran. ¡Se sentía tan bien! Quería que nunca se detuviera, quería que esas manos estuviesen tocándole a cada momento, especialmente, si estaban enterradas dentro de la maraña que eran sus cabellos. Enviaba toda clase de sensaciones, cruzando su cuerpo: cosquilleos en el cuello, su estómago se contraía y los dedos de sus pies se encogían; estos eran sólo ejemplos de lo que le sucedía. Ni mencionar cómo su parte baja se semi endurecía, lo cual al principio fue vergonzoso, ya luego, fue algo normal.

Yuu jaló las mechas con una mano y arrastró las uñas hacia las mejillas, esto se sintió como si pequeñas chispas de electricidad le recorrieron las extremidades y el torso. Había tenido parejas que alguna vez le jalaron el cabello, pero apenas le afectaba. Suponía que eso era antes de Yuu Shiroyama y sus hermosas manos con dedos implacables.

Las caricias pasaban al siguiente nivel y de un cuerpo al otro. Él no podía tener suficiente, ninguno de los dos podía, porque tanto como Yutaka adoraba las manos de Yuu encima suyo, Yuu adoraba tenerlas encima de Yutaka. Ambos querían trazar un mapa en la piel del otro, además, porque a Yutaka le gustaba tanto, Yuu estaba más que feliz de cumplirle. Los dos se consentían los gustos.

El momento favorito para dar y recibir tales caricias, era al amanecer. A pesar de tener mucho que hacer y ser perezosos por las mañanas, alguno despertaba antes, normalmente, Yutaka, lo que le deba tiempo de sobra para estudiar y admirar las facciones serenas, sin reclamos o preguntas de por qué la observación insistente.

El sol siempre atravesaba las cortinas de la ventana y la luz fluía en la habitación, dependiendo de la posición en que durmieran, la luz iluminaba gradualmente el rostro de uno; quien despertaba primera, veía a la persona más bella que haya visto. El rostro de Yutaka, era tranquilo y sin expresión, mientras dormía. El rostro de Yuu, mantenía la nariz un poco arrugada, cuando soñaba. Pasaban quince minutos o más, antes de que Yutaka buscara recibir las caricias o que Yuu estirara los brazos para hundir las manos en la melena alborotada. Peinaba hacia atrás los mechones que cubrían la frente, tocaba la línea del inicio del cabello como si se tratara del toque de una pluma, después deslizaba la mano para ocupar la parte trasera de la cabeza. Juntaban sus mejillas y rozaban sus narices, en un gesto tierno, cariñoso.

—Pareces estar muy despierto, ahora. —Comentó Yuu, arqueó la espalda, empujando sus caderas, rozando sus miembros.

—Es porque sabes cómo usar mi debilidad en contra mía. —Yutaka, pegó sus cuerpos, besó la clavícula expuesta, mientras amaba al hombre que le sacudía el mundo entero.

La conclusión aquí es que no había una mejor parte de Yuu, porque él era todo lo que podría pedir. Sin embargo, sus manos estaban ahí, como el rasgo más sobresaliente, por si tuviese que admitir ante alguien qué era lo que más le gustaba.


 


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