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Monocromo por chibibeast

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Notas del fanfic:

Fanfic participante de la actividad "DIA INTERNACIONAL DE KAI -DIK-" del grupo de facebook "POR EL HAREM DE KAI"

 

WATTPAD

Notas del capitulo:

Mi segunda aportación para el DIK 2019.

En este caso, imaginé a Kai, pero el otro personaje nunca tuvo un rostro fijo (fue sin querer xd). Así que el lector decidirá a quién imginar como la pareja del líder.

MONOCROMO


 


El mundo es a tonos grises hasta el momento que ves por primera vez a tu soulmate. El color resplandece a tu alrededor tan repentinamente que el cerebro tarda en procesar lo ocurrido. El suelo desaparece bajo tus pies, el aire huye de tus pulmones y se apodera de tu cuerpo el peor malestar que hayas sentido; además, de una sensación tirante que te indica la dirección en la que se encuentra tu soulmate.


Ver el paisaje claramente, no significa que has ganado, pues, es sólo el inicio. Este "regalo" —como lo consideran algunos— trae condiciones al recibirlo:



  • Saber quién es tu otra mitad, no quiere decir que esa persona sepa quién eres. La persona lo sabrá hasta que te vea, también.



  • Que esa persona sea tu alma gemela, no significa que tú seas la suya.



  • Si tu alma gemela no te acepta, no puedes forzarle y debes superar ese episodio. El color permanecerá, tú decides si amargarte por ello o disfrutar de lo que tu visión te ofrece.



  • El color desaparece cuando uno de los dos abandona este mundo.


 


 


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Desde niño, por medio de la observación y la experiencia, Yutaka Tanabe, aprendió que con respecto a las almas gemelas pierdes más de lo que ganas; esta es sólo su opinión, el punto de vista de otra persona podría diferir.


Yutaka, recuerda cuándo y cómo su entorno dejó de ser gris. Aquella fecha fue gravada a fuego en su memoria y la sensación agonizante era un permanente cosquilleo en su pecho.


Los colores brillantes de la estación de trenes le cegaron el suficiente tiempo para perder de vista a la persona que le otorgó el tan aclamado privilegio, había algo que tiraba de él en dirección al vagón del tren, cuyas puertas se cerraron antes de que pensara en acercarse y este diera marcha, llevándose consigo a quien toda su vida había anhelado.


Siendo arrastrado por el mar de gente que iba y venía, no pudo concentrarse en atravesar el lugar para, mínimo, ver a través del vidrio de las ventanas, aunque fuese un indicio de quién podría ser aquella persona. Podría ser cualquiera, un joven o un adulto, un delincuente o una persona trabajadora. No lo sabría, a menos que volviesen a topar miradas; algo casi imposible de cumplir, debido al encuentro en un lugar tan concurrido.


Ya no había nada qué hacer, el tren partió y él quedó varado en medio de la muchedumbre como un idiota viendo al espacio vacío.


Retomó la postura, haciendo a un lado lo ocurrido, emprendió marcha hacia la salida. Una vez en la calle, se propuso la meta de buscarle hasta dar con quién fuese el destino eligió para él.


Con renovadas energías y el ánimo en su punto máximo, hizo una parada en el supermercado para comprar los ingredientes de su platillo favorito. Esa noche, no habría nada que le arruinara el humor, gracias a ese hallazgo de tal magnitud.


El destino obra de manera extraña, muchos lo maldicen. Yutaka es paciente, puede esperar, incluso hasta su siguiente reencarnación.


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Este pensamiento no le duró mucho, ya que, a las horas, no sólo su mundo, sino su universo entero perdió gradualmente el color; la monocromía regresó a su visión y, Yutaka, no podía hacer nada recuperarla. Las lágrimas descendieron inadvertidas, mientras su descolorida mirada estaba fija en el televisor, que emitía el noticiero de la tarde-noche. Mostraban imágenes en vivo del accidente que acababa de acontecer. Un tren se descarriló, justo cuando el otro tren del que él se bajó iba pasando en el carril de al lado, lo que se convirtió en un doble choque y descarrilamiento.


El reportero anunció la muerte de 150 personas, un total de 400 pasajeros, sumandos entre las dos máquinas. Eran aproximados que los distintos noticieros presentaban, cuando, aun escéptico, repasó varios canales televisivos.


Se negaba a aceptar que su soulmate había muerto, ¡apenas tenía menos de tres horas de haber descubierto su existencia!, y a pesar de volver a distinguir sólo tres tonalidades en las cosas: blanco, gris y negro. Todo sucedió tan rápido, no tuvo el tiempo de conocer su apariencia, ni siquiera verle de lejos o saber su nombre, un nombre le bastaba; debido a las circunstancias, era lo único que podría darle un poco de consuelo. Pero, ¿de qué le serviría ese dato? Aquella persona jamás tendría el conocimiento de quién era él, ambos estaban en la misma página hasta que, por un maldito error, una parte de esa hoja fue arrancada sin piedad.


Aun así, sólo con el nombre podría saber una parte de la vida de esa persona, si tenía una familia a la cual pudiera ir a dar el pésame, aunque de una manera anónima. Si tuvo una vida feliz.


 O, simplemente, podía quedarse en la incertidumbre y olvidar lo ocurrido; hacer de cuenta que… su otra mitad nunca le dio un regalo y, sin desearlo, se lo llevó de nuevo consigo.


 

Notas finales:

¿Por qué? No hay un por qué.jpg

No tenía planeado que sucederia esto, pero... así es como salió.

Dependiendo de cómo me vaya el fin de semana en un viaje que haré, vendré el lunes a publicar una segunda parte. Aunque no prometo que lo cumpla.

 


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