Charles se miro al espejo una vez más, su pómulo izquierdo esta ligeramente hinchado y amoratado, sus ojos estaban rojos, la noche pasada se la había pasado llorando, sentía su cuerpo tembloroso, Sebastián había llegado enojado ayer por la tarde, y se desquitó con lo primero que encontró cuando entró a la casa y ese era el.
Estaba acostumbrado, pero eso no la hacía sentirse mejor, llevaba 3 años viviendo con el, de los cuales 2 años y medio habían sido puros golpes y malos tratos. Cerró los ojos fuertemente tratando de no llorar. Se dio un baño corto, no podía perder el tiempo, si Sebastián llegaba y no encontraba todo listo seguro le iría muy mal.
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- Gracias Sebastián – Charles miraba con atención las rosas que Sebastián le había regalado—la comida esta servida—le había dicho sonriendo.
Charles miro con miedo el plato de comida en el suelo, Sebastián lo había tirado porque la comida se había enfriado.
- ¡Contigo no se puede Charles, yo te traigo Rosas y mira lo que me das! – Sebastián agarro el jarrón donde estaban las rosas y lo estrelló contra la pared- Y recoges eso rápido! – le grito para salir furioso de ahí-
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Charles se encontraba feliz, había convencido a Sebastián de salir un rato, y ahí estaban dando una vuelta por un parque muy poco transcurrido, sin embargo se encontraron con unos juegos donde unos 4 o 5 niños se divertían, los vio con atención, y una sonrisa se dibujo en su rostro.
- No te has ilusiones Charles, porque ni siquiera sirves para eso, debería dejarte y buscarme un doncel que si pudiera darme descendencia—exclamó Sebastián con molestia y asco. Siguió con su camino dejando a Charles ahí, sin importarle lo mal que este pudiera estar.
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- Eres una puta Charles, ni siquiera porque estoy contigo puedes dejar de ver a otros hombres-- la voz de Sebastián sonaba enfadada, tomó del cabello a Charles y lo jalo.
Habían estado de nuevo en el parque, estaba casi desierto, era un sábado por la tarde, todo había estado bien hasta que Charles respondió un buena tarde de un varón que pasaba a toda prisa, Sebastián sólo espero que el varón se alejara para empezarle a gritar a Charles y jalarlo del cabello para llevarlo al auto, cuando llegarán a la casa le daría una lección-
- Sebastián por favor suéltame- trato sin mucho eficacia de hacer que lo soltara Sebastián por favor – suplico con la voz cargada de pánico.
- Será mejor que lo sueltes-- escucho la voz fuerte de un hombre.
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Erick se levantó con el ruido de sus hijos jugando, era sábado y sus niños tenían más energía de lo que comúnmente tenían, pero no los podía culpar, había prometido que saldrían ya que nunca tenía tiempo para hacerlo.
Se levantó con pereza y salió del cuarto descalzo, encontrándolos brincando en los muebles, sonrió, Prieto y Wanda eran los únicos que podían hacerlo sonreír, se acerco ellos viendo como estos le sonreían, al mismo tiempo que le gritaban un buenos días papa.
...
Salieron en la tarde al parque, se la paso sentado en una banca prestando atención a sus hijos que se divertían. Cuando dieron las 6 pm los llamo para regresar a casa, los tomó de las manos y se encaminó al coche.
- Papi olvidé mi Dobby – fue lo que le dijo Wanda una vez estando en el auto, suspiro cansado y le dijo que volvería por el, recalcándoles que se quedarán en el auto, quietos.
Fue con paso rápido a los juegos donde habían estado los niños y lo encontró tirado, Ahh desgraciado elfo doméstico, estaba todo sucio, pero no podía culpar al muñeco, para la próxima salida se encargaría de que su hija no se le ocurriera traer sus muñecos.
Camino de nuevo al auto cuando vio una escena demasiado familiar para el, sin pensarlo dos veces se acerco.
Un varón alto jalaba por el cabello a lo que supuso era un doncel que pedía que lo dejara, la ira lo invadió.
-será mejor que lo sueltes—exclamó tratando de controlarse, no permitiría que un varón tratara así a un doncel
Sebastián sentía una presión fuerte en su cuello, la cadena de metal que traía lo estaba ahorcado, se sentía furioso, soltó a Charles, y trato sin éxito romper aquella cadena que lo estaba matando.
Charles miro al hombre que había aparecido con ojos llenos de terror, volteo para ver a Sebastián el cual estaba adquiriendo un tono blanco en el rostro.
- ¡déjalo, suéltalo! Por favor suéltalo!- le grito desesperado aquel hombre tratando de ayudar a Sebastián que lo único que hacía era alejarlo.
Lensherr definitivamente no se esperaba ese tipo de reacción.
- Te estaba maltratando—
- no, no, fue una equivocación, fue mi culpa por favor suéltalo- le dijo atropelladamente mientras lloraba, Erick lo soltó y vio con repudio al varón, que sólo le dio la espalda y se subió al auto completamente furioso.
Charles le dio una última mirada de tristeza al desconocido y siguió a Sebastián, sabía que le iba a ir muy mal llegando a ella.
Erick se quedó ahí viendo el auto partir y con la impotencia de no haber hecho nada, trato de serenarse y olvidarse de ese momento. Sus hijos lo esperaban en el auto.
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Las cosas empeoraron después del episodio del parque, Charles lo sabía, pero no tenía la fuerza para hacer nada al respecto, solo quedaba aguantar.
- Es para lo único que sirves Charles – Shaw se levantaba de la cama donde Charles estaba encogido entre las sábanas.
No dijo nada, solo se quedó ahí sintiendo las lágrimas correr de nuevo, su cuerpo dolía, se había negado a tener sexo Shaw ya que este está alcoholizado lo único que ganó fue un Shaw furioso golpeándolo y forzándolo, no sintió cuando este se retiro de la habitación, ni cuando se quedó completamente dormido.
...
Despertó en el hospital, con su hermana Llorando y el marido de esta tratando de tranquilizarla, lo único que pudo decir fue prometerle que no regresaría con Shaw.
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6 meses más tarde
Erick se levantó, vio el reloj en la mesa de noche 5: 30 am, se levanto somnoliento, tenía que preparar el desayuno y lonche de sus hijos, después vestirlos, ver que desayunaran y llevarlos a la escuela, después al trabajo, el cual ahora era más pesado por el nuevo proyecto que llevaban.
Erick Lensherr era dueño de Industrias Lensherr, especializada en comercialización de metales, y recientemente constructora, ahora el trabajo lo superaba y más porque sus hijos ahora iban en primaria.
Suspiro apresurado las manos, no podía llegar tarde de nuevo a la escuela.
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- Necesitas a alguien que te ayude—Azazel era un mutante de aspecto terrorífico, piel roja, una cola de larga y puntiaguda, y para terminar una cicatriz en el ojo, pero era un experto en ventas.
- Lo sé, los niños cada vez tienen más energía y la constructora me tiene prácticamente sin tiempo-
- No has pensado en contratar una niñera—
- Nadie quiere ser niñera de dos pequeños imperativos mutantes, con Wanda teniendo incidentes al mover las cosas, y Prieto con su hiperactividad y velocidad destruyendo todo, no los puedo culpar, o dime tienes a alguien que conozcas- porque siendo sinceros aunque amaba a sus hijos necesitaba en verdad ayuda para cuidarlos.
- En realidad si- Azazel sentía que el mundo estaba a su favor, su esposa se pondría feliz cuando le contará que por fin había encontrado el trabajo ideal para su hermano- el hermano de Raven era maestro y muy bueno con los niños, además de que es mutante-
- No estoy muy convencido que los cuide un varón-
- Charles es Doncel- Erick se lo pensó unos instantes, no tenía nada que perder, lo entrevistará y vería si lo convencía.
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Charles llevaba seis meses lejos de Sebastián, seis meses tratando de seguir con su vida, pero nada estaba resultando, cuando se fue de la casa de Shaw salió sin nada, Revén lo acogió y llevaba 6 meses con ella, no había podido conseguir trabajo estable, pues en todas las escuelas donde iban se negaban, Shaw había encontrado alguna forma de hacer que no contrataran.
Solo esperaba que las cosas mejorarán. Su hermana lo cuidaba mucho, porque creía que en cualquier momento terminaría suicidándose, pero el sabía que eso no pasaría, también sabía que tampoco regresaría de nuevo con el, no podía preocuparla de nuevo. Tendría que esforzarse más si quería sacar por completo a Sebastián Shaw de su vida.
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Erick se sorprendió cuando vio al Doncel enfrente de él. El mismo al cual trató de defender del aquel estúpido varón.
- Lo siento creo que me confundí—sin pensarlo mucho Charles dio la vuelta, todavía recordaba a aquel varón.
- Eres Chales Xavier, el cuñado de Azazel—
- Señor Lensherr – Charles miro de nuevo al varón enfrente de él, cuando Azazel le dijo del trabajo nunca se imagino que se encontraría de nuevo con aquel hombre.
Erick se convenció de que aquel Doncel era el mismo de aquella ocasión, y no podía estar más que sorprendido, ahora que lo tenia de frente podía verlo mejor, ojos azules claros, cabello castaño que le llegaba a los hombros y un rostro repleto de pequeñas pecas.
Adorable. Escucho en su cabeza, trato de no pensar en ello, no podía pensar en ello después que aquel episodio en el parque.
- Quero disculparme por lo de la otra vez en el parque… Entiendo que no quiera que cuide a sus hijos una persona como yo…- Charles miraba al sueño nervioso
- No tienes porque disculparte, y nada tiene que ver tu vida personal con el trabajo- Erick había insistido en que Chales pasará adentro, a pesar de que este había insistido en marcharse.
- Se lo agradezco, en verdad quiero el trabajo—Erick asintió sin hacer ningún comentario al respecto.
- PRIETO, WANDA VENGAN PORFAVOR- llamo a su hijos, inmediatamente vio a su hijo a lado de él viendo con curiosidad a Charles.
- Papi, prieto hizo trampa—la pequeña niña pelirroja venía corriendo claramente disgustada con su hermano por ganarle con sus habilidades.
- Prieto ya te he dicho que no utilices tu mutación dentro de la casa, podrías romper algo- Erick suspiro- el es Charles a partir de hoy los cuidara—
Charles se vio bajo la intensa mirada de los dos pequeños, que sonrieron después de unos segundos y se acercaron a donde estaba sentado.
- Hola Prieto, Hola Wanda- Charles le sonrió y los niños se abalanzaron sobre el.
- Charles es muy bonito, papi- dijo Wanda al separarse de un sorprendió pero sonriente Chales.
- Eso es porque es un Doncel – Erick no sabía porque había hecho ese comentario, solo vio el rostro ligeramente sonrojado de Charles, sintió la necesidad de disculparse, aunque pensaba que no había dicho nada malo- Lo siento…
- No tienes que disculparte no me avergüenza mi condición- le freno el castaño negando con la cabeza
- ¿Qué es un Doncel? – pregunto Prieto curioso.
- Es un hombre que puede tener bebes- los niños abrieron grandes los ojos mirando a Charles sorprendidos.
- ¿Puede tener bebés? - exclamó Wanda, ella pensaba que sólo las mamis podían tener bebés, pero su papi nunca le mentía, así que tenía que ser verdad.
“ ¡No sirves ni siquiera para preñarte, dime Charles entonces para que sirves!”
Erick vio por un segundo una sombra en los brillantes ojos azules de castaño, se levanto de su asiento tomando de la mano a los niños.
- Porque no van a jugar mientras esta el almuerzo- los niños a sintieron para correr de nuevo a su cuarto- no quería que te incomodaran-
- Tienes unos niños fantásticos Señor Lensherr-
- Porque no me ayudas con la comida mientras te digo lo que tendrás que hacer- Erick empezó a caminar hacia la cocina con Charles a su espalda.
Erick se la paso instruyendo a Chales de que hacer y que no hacer con los niños, resultando Charles un muy buen candidato para cuidarlos, pues no solo sabía hacer muy bien la comida, si no también sabía como tratar con sus hijos. Los niños adoraban a Charles.
...
Eran ya las 6 de la tarde cuando Erick y Charles se sentaron a descansar, los niños estaban jugando solos en su cuarto. Se quedó viendo el rostro de Charles sin decidirse aún si preguntar sobre lo que en verdad quería saber de aquel Doncel, aunque había dicho que no importaba su vida personal en verdad quería saber que pasó con aquel varón.
- Se llama Sebastián Shaw y es mi exesposo—Erick lo miro sorprendió.
- ¿Cómo? – Charles sonrió por la cara de desconcierto del varón, sabía que Erick había querido preguntar desde que se vieron sobre Sebastián.
- Telepatía – Erick seguía con la cara de desconcierto—mi mutación – le aclaro, Lensherr hizo asomo de hacer un gran ahhh pero se lo cayó, solo asintiendo—has estado pensando muy en alto sobre el tema, quieres saber acerca de Sebastián, y es comprensible después de todo cuidare a tus hijos.
Erick solo se quedo callado, pensando que otras cosas se había enterado el castaño, trato de hacer un recuento de todo lo que había estado pensando.
- No me entrometo en la cabeza de nadie, supe eso porque en verdad pensabas muy en alto, y justo ahora se que estas pensando en que cosas habré descubierto por la cara que pusiste—Charles rio, y Erick no le quedó de otra más que reír incomodo- pero respondiendo a tu pregunta de que paso con el, puedo decirte que me separe y no he sabido nada de él en 6 meses.
- No puedo decir que lo lamento porque en verdad no lo hago, hubiera sido mejor que me hubieras dejado matarlo aquel día—dejo salir Erick
Charles solo se encogió en su lugar y desvío la mirada, su instinto decía que debía defender al que fue su esposo, se limitó a quedar en silencio mientras se sentía analizado.
- Lo siento—Erick había perdido la cuenta de cuantas veces se había disculpado con el oji-azul, pero sentía que debía disculparse cada vez que este se incomodaba-
Se quedaron un rato en silencio, escuchado lejano el ruido que hacían los niños al jugar.
- Ya te puedes retirar Charles, espero que puedas mudarte lo más pronto posible…- Charles lo quedo viendo con los ojos asombrados.
- Mudarme… -
- Azazel no te dijo, voy a requerir que también los cuides algunas veces por las noches, así que será mejor que te mudes, ya dispuse una habitación para ti-
- Si.. Si claro… Entonces… Iré a despedirme de los niños- Erick vio al castaño ir para el cuarto de los niño, tenía una extraña sensación en el estómago, Charles era la persona perfecta para cuidar a sus hijos.
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Erick tenía una rutina, era un hombre de rutina, por supuesto que lo era, pues tenía dos hijos y un empleo muy estresante el cual tener a flote, por ese motivo cuando Charles llegó al día siguiente con una pequeña maleta supo que esa rutina ya no podía ser más.
La rutina cambio y se convirtió en una montaña rusa de cosas impredecible, tenía que aceptar que eso le gustaba, Charles resultó ser un mejor cuidador de lo que en verdad esperaba, su hijos adoraban a Charles, se preguntó si era por el hecho de que este era Doncel.
La convivencia de ellos dos en cambio era un poco rígida, si bien hablaban y disfrutaban tiempo con los dos niños, era un poco incomodo cuando se quedaban los dos solos, lo cual no era muy seguido, pues Erick pronto se vio superado por el trabajo de la constructora.
Charles era una perfecta esposa, eso es lo que solía pensar, se encargaba de levantarse temprano y preparar desayuno y lonche, dándole a el unos minutos más para dormir, después se encargaba de despertar a los niños, y extrañamente despertarlo también a él, teniéndolo su ropa planchada y lista para usarla, el se encargaba de llevar a sus hijos y Charles lo despedía siempre en la puerta de la casa.
Pero aún después de todo eso, lo que más le sorprendía era llegar en las tardes-noches y escuchar desde afuera de la casa las risas de sus hijos, los cuales sabía que estarían jugando con Charles algún tonto juego el cual desde que posara un pie dentro de la casa estaría también jugando.
Erick estaba tan acostumbrado a la soledad que se vio sorprendido la forma en que rápidamente aceptó a Chales en su vida, y siendo sincero con el mismo lo agradecía, ahora podía trabajar sin estrés pues sabía que sus hijos estarían bien, y el al llegar a casa tendría comida servida y no las preocupación de hacerla el mismo.
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Charles se sentía feliz, inmensamente feliz que se hacía preguntarse constantemente si merecía esa felicidad, y la respuesta más obvia era no.
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