Se miraron a los ojos. Azul contra negro. No hablaban, sólo se oían sus jadeos
El pelirrojo de ojos azules, alto y fuerte, con un carácter tan endiablado como su belleza sexy y sensual a simple vista.
El pelinegro de ojos negros, su carácter huraño y ermitaño, su belleza oculta atrás de horrorosas ropas y un descuidado cabello, que al arreglarse y quitarse la ropa se mostraba en todo su esplendor.
El pelirrojo más joven pero varios centímetros más alto y más fuerte que el esbelto pelinegro.
Ambos con una belleza peligrosa. El pelinegro con su misteriosa belleza; el pelirrojo con su salvaje belleza.
Ambos haciendo el amor en salvaje sexo, sobre el escritorio del profesor pelinegro.
Un aula insonorizada, un salón solitario, exámenes por el suelo, el escritorio de madera moviéndose con los envistes del pelirrojo en el interior del pelinegro.
- Severus...
Jadeó el nombre del pelinegro al llegar a su orgasmo, el pelirrojo en el interior de este.
- Bill...
Gimió Severus saboreando el nombre de aquel salvaje pelirrojo al derramarse a la misma vez que este.
Con mi amor y tus recesos
Mis delirios y accidentes
Tu dolor y mis tropiezos
Tus colirios, mis pendientes
Con tu túnica arremangada
Con mi angustia recurrente
Con tu espalda en tres almohadas
Y mi astucia haciendo un Puente
Trataron de hablar. Averiguar cómo habían llegado a eso. Pero era simplemente imposible.
Parecía que ambos habían perdido la facultad de hablar.
Hacían el amor como si mañana se fuera a acabar el mundo.
Entre tropiezos, besos y caricias ardientes, llegaron a la habitación del pelinegro profesor de pociones.
No miraron alrededor, fueron directo a la cama, sin dejar de besarse y acariciarse.
Tu pezón amenazando
Y mi boca haciendo fiesta
Un colchón de contrabando
Y la ropa haciendo siesta
Mi almidón y tu eficacia
Tu chantaje y mi venganza
Mi sillón y tu acrobacia
Mi equipaje y tu esperanza
Severus se cambió a su hijo de brazos mientras seguía dando su clase de pociones.
Cuando la clase terminó y los alumnos se retiraron, sólo Draco se quedó ayudándolo a cuidar al bebé, mientras Severus corregía exámenes.
Miró al rubio con el pequeño pelirrojo de ojos chocolate que era su hijo, un pequeño bebé de a penas tres meses.
¿Cómo llegó a una relación así con William Weasley? Con un muchacho que una vez lo llamó profesor y que ahora lo llamaba ‘mi esposo'.
Que locura. ¿Quién lo diría? Él, Severus Snape, el temido profesor de pociones, esposo de William Weasley y padre de un pequeño llamado como su padre, pero a diferencia de este no le decían Bill, sino Will.
Y hablando de Bill, Severus miró a la puerta del aula, ahí estaba su pelirrojo marido. Draco se despidió con una sonrisa, mientras le entregaba el bebé a Bill, quien se acercó a besarlo.
Para bien o para mal, ya se escribió
Para bien o para mal ya se archivó
Para bien o para mal se nos fugó
Con tu historia mis antojos
Con mis llaves tus cerrojos
Para bien o para mal
Se terminó
Severus se acercó corriendo a la enfermería. Lo que le había dicho Dumbledore no podía ser verdad.
Rodeando una cama de la enfermería, un montón de cabezas pelirrojas se arremolinaba.
- Bill...
Susurró con el corazón en un hilo.
Entregó su hijo de seis meses al primer pelirrojo que tuvo cerca, Percy. Se acercó a la camilla. Molly lo detuvo. Con educación pero firmeza, Severus la hizo a un lado.
Se acercó a la cama, sintiendo que le faltaba el aliento.
Retiró la sábana blanca que cubría el cuerpo muerto de alguien en esa camilla.
Un pelirrojo de salvaje belleza, cuyos ojos azules no volverían a abrirse jamás... Muerto en batalla contra Voldemort.
- Se terminó.
Fue todo lo que pudo procesar Severus antes de dejarse atrapar por la inconsciencia, siendo detenida su caída por Charlie.
Con tu amor tan disfrazado
Mis mentiras, tus inventos
Con tu odio enamorado
Y el reloj matando el tiempo
La pasión en decadencia
La emoción en bancarrota
Sufrirá la descendencia
Las infamias en tu boca.
Vestido de negro, igual que todos los que estaban allí.
Bill había pedido que lo cremaran, que no lo enterraran, y viendo el fuego arder, Severus cerró sus ojos con dolor y sólo pudo pensar que su amor, para bien o para mal... se terminó.
Para bien o para mal ya se escribió
Para bien o para mal ya se archivó
Para bien o para mal se nos fugó
Para bien o para mal ya se escribió
Para bien o para mal ya se archivó
Con tu historia, mis antojos
Con mis llaves, tus cerrojos
Para bien o para mal
Se terminó
Voldemort había sido vencido hacía muchos años. Algunas canas se empezaban a entrever en los lacios cabellos del profesor de pociones, que aplaudía orgulloso, al ver a su hijo pelirrojo de salvaje belleza como su padre, con sólo sus ojos, que tomaba su diploma de graduación. Ahora era todo un sanador.
Severus sonrió con melancolía.
- Ahora sí, todo terminó Bill, nuestro niño es un hombre y yo me hago viejo.
Pensó mirando al cielo, antes de volver su mirada oscura y cristalina hacia su hijo.
Para bien o para mal se escribió
Con tu historia, mis antojos
Con tu llave y mis cerrojos
Se terminó
Fin
(En cursiva, la canción Para bien o para mal, de Ricardo Arjona)