Venerable inmortal por angel-san

Sebastián sonrió mientras se sentaba a un lado de la cama donde reposaba Ciel.
 
Ciel miro al pequeño bulto en sus brazos con sorpresa no creyendo lo que veían sus ojos. Un pequeño bebé recién nacido de cabello negro piel blanca… Y…. Un par de pequeños cuernos sobresaliendo de la poca manta de cabello. 
 
- Tiene cuernos… - dijo Ciel sin emoción alguna, todavía un poco estupefacto por lo recién descubierto. 
 
Sebastián se carcajeo ante la cara de desconcierto de su Joven Amo, le beso la frente aún sonriendo y tomo el bebe en brazos, viendo como la mirada de Ciel seguía al pequeño cuerpo. Lo desenvolvió de las mantas blancas que cubrían el cuerpo y dejó que Ciel lo siguiera observando. Las uñas del pequeño infante eran negras, vio como Ciel tomó una manito del pequeño y las observó con mucho cuidado. 
 
Incluso para Sebastián fue una sorpresa cuando recibió al pequeño en sus brazos, estaba todavía lleno de placenta y sus gritos resonaban en la habitación, pero el no pudo  evitar quedar sorprendido cuando vio los pequeños cuernos que sobresalían de la cabeza del menor. Su sorpresa se hizo mayor cuando empezó a limpiarlo y descubrir las uñas del pequeño. Sin duda era un pequeño con rasgos de demonio. 
 
- Y eso no es todo—Sebastián rio viendo como Ciel lo miraba sorprendido, con una mano logró separar los labios del infante, sintió como Ciel dio un pequeño brinco, el bebe mostraba unos pequeños incisivos. 
 
- Ni creas que le daré pecho… - Ciel tenía las manos en sus pechos, Sebastián volvió a carcajearse, un bostezo hizo que los mayores voltearan a ver al pequeño, el bebé se removía  entre los brazos de su padre emitiendo sonidos de sueño y buscando ser amamantando. Sebastián volvió a enrollarlo en las sábanas dejándolo inmóvil, y se lo paso a su madre. 
 
 
Ciel tomó a su pequeño en brazos todavía viéndolo fijamente, Sebastián le desabrocho los botones del camisón que tenia puesto, dejando su pezón rosado expuesto, por instinto acerco la boca del bebé a su pecho, emitió un gemido cuando el pequeño empezó a succionar con fuerza, la sensación era extraña. 
 
- No te hará daño porque eres su madre—le dijo Sebastián sonriendo. 
- mmhp… Entonces… Es un demonio.. – Ciel seguía mirando con atención al su pequeño que seguía succionando  con hambre. 
- Medio demonio en realidad… Tiene un alma pero también tiene esencia de demonio—
 
Ciel miro a su bebé…. Era… - Perfecto – dejó salir en un susurro, Sebastián sonrió. 
 
- Es porque pusimos mucho esfuerzo al hacerlo—vio como Ciel se sonrojada violentamente  y lo miraba con enfado.
- No tienes ni respeto porque tu hijo está presente—le reclamo Ciel. 
- Bastián  solo tiene una hora de nacido—le recordó Sebastián. 
- No entiendo porque quieres llamarlo Bastián, pobre mi hijo que se llamara como tu- 
- Bastián es mucho mejor que Ambrose, no entiendo de donde sacaste ese nombre-
- mph como sea, ya se acordó que se llamara Bastián Ambrose-
 
Sebastián sonrió, se acerco a Ciel y le dio un suave besos en los labios, para después agacharse y darle uno en la frente al bebé.