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Bad Romance por LECTERSWAN

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Notas del fanfic:

Este es un one shot inspirado en la canción Bad Romance de Lady Gaga, Dios salve a Lady Gaga, la pareja principal es ZOSAN, espero les guste y puedan dejarme sus opiniones en un hermoso review.

NOTA: como ya he dicho esta es una nueva cuenta donde resubire todos los trabajos de la anterior LECTER_SWAN no se espanten, no me estoy robando nada, yo soy el autor de estos fanfics, loq ue pasa es que me hackearon la otra cuenta y me eliminaron el correo, por eso hice esta otra para poderles resubir mi trabajo. 

 

Frio. Todo a mi alrededor es frio. Abro los ojos y me topó con una oscuridad infinita que me rodea y me comprime las costillas haciéndome jadear.
Los músculos me duelen, y los siento tirantes como si nunca antes los hubiera usado. De pronto un flashazo de realidad me llega dándome cuenta que es verdad. Jamás he usado mis músculos, de verdad son nuevos. Hoy es el día de mi nacimiento.

*          *          *

Aspiro profundamente listo para alzar mi mano, apenas la levantó un poco choca con algo. Al parecer estoy dentro de algo. Empujó un poco notando como la cosa encima mío cede dejándome una rendija por la cual se cuela un poco de luz que lástima mis ojos. Empujó más viendo que la cosa se abre mostrando un piso pulcro y limpio, como puedo me arrastró saliendo de ahí. Apenas he sacado mi torso noto que lo que me contenía era una especia de sarcófago en forma de huevo, es completamente blanco y reluciente, que descansa en el pulcro piso de azulejos blancos.

Crac.

Giro mi cabeza notando que a mi alrededor hay otros tantos sarcófagos dispuestos en filas ordenadas y separadas unas de otras. Todos se estan abriendo y de dentro de ellos salen figuras humanas que respetan y se mueven cual robots, al parecer tienen los mismos problemas que yo para mover sus nuevas articulaciones.

Bajo mi vista mirando una de mis manos, es delegada y de piel blanca, los dedos se abren y se cierran no con cierta dificultad pero supongo que con el tiempo se irá. Debo ponerme de pie.

Mentalmente ordenó a mis piernas moverse pero parecen no hacerme caso, me giro y las observo. Tengo un par de piernas delgadas y estéticas que aparecen envueltas en un traje de látex color blanco que me ciñe y marca todas y cada una de las curvas de mi cuerpo. Me muevo un poco notando que la mitad de mis piernas aún sigue dentro del sarcófago, poco a poco las saco quedando libre por fin.

Miro a mi alrededor notando que algunas de las figuras ya se han logrado poner de pie y unas cuantas ya hasta se aventuran a dar sus primeros pasos. Yo no me puedo quedar atrás así que agarrándome del borde del sarcófago me levanto notando como mis rodillas tiemblan, tardo un poco pero pronto puedo sostenerse. Miro con orgullo mis nuevas piernas que parecen fuertes y resistentes.

*      *      *

Me han traído a un cuarto bastante amplio de azulejos blancos, ellas le llaman baño.

Hace una hora he nacido, junto con otros y otras como yo. Nos llaman Pets, somos un tipo de mascota muy caro, según me han explicado las encargadas, que ha sido creado genéticamente de acuerdo a los gustos de ciertas personas con el propósito de proporcionar placer. Ese es nuestro único propósito en la vida.

Ahora me toca la " sanitización", que palabra tan difícil. Por eso me han traído aquí, apenas llegó me han quitado el traje de látex dejándome al desnudo, me siento apenado por lo que intentó cubrirme.

-Deja eso- me regaña la encargada de cabello castaño-el pudor no te sirve para dónde vas. Ambas me guían a una bañera enorme que tiene agua caliente y desprende un aroma bastante delicioso. Me dicen que es aroma a flores. Me meten ahí y empiezan a tallar mi cuerpo y mis cabellos, dicen que debo estar limpio para la subasta. No sé qué sea eso pero se oye bastante bien, tal parece que depende de que tan bien me vea un nuevo amo o ama me comprara y cuidará de mí.

Todo va bien hasta que de pronto una de las cuidadoras trae en sus manos una copa con un líquido transparente y muy oloroso que quema mis fosas nasales en cuanto olfato su aroma.

-¿Qué es eso?-pregunto curioso antes de que una mano de hierro se cierre fuertemente alrededor de mi mandíbula obligándome a abrir la boca. El líquido de la copa es vaciado haciendo que la boca y la garganta me quemen. No puedo aguantarlo así que escupir eso directo en la cara de la cuidadora que ladea la cabeza presa del asco

-! Maldito Pet!-levanta la mano lista para abofetearme pero su compañera le detiene.

-Alto! Recuerda que son valiosos, una simple marca en su cuerpo y despídete del trabajo y de la vida. Si lo lastimas nadie lo va a comprar.

Eso parece calmar a la cuidadora que sólo me mira con desprecio antes de tomarme de los cabellos y jalarme fuera de la tina, me quejo y gruño pero la tipa tiene bastante fuerza. Termino desnudo en un piso frio mientras la cuidadora me mira de arriba a abajo.

-Tiene lindas piernas-habla una de las chicas- tal vez unas botas con tacón.

-Necesitamos algo más...algo que le de misterio y que haga querer a todo hombre que le vea descubrir que oculta...

-¿Algo muy cubierto?

-No...algo que deje ver suficiente piel pero que cubra lo necesario...

-¿Qué tal esto?-en una pared que está detrás de ellas hay un hueco que dentro contiene varias perchas ordenadas con varía ropa colgando de estas. La chica ha sacado un pequeño, casi diminuto short de tela transparente que tiene adornos de pedrería en él.

Yo veo la pieza de tela y hago una mueca de asco, esa cosa no va a tapar mis partes más privadas, pero parece ser que mi opinión no cuenta ahí.
-Perfecto, pero necesita algo más, algo que diga: mirarme soy muy caro pero valgo cada yen.

-Tal vez un cinturón con diamantes incrustados.

-Y esto-sonríe sacando algo de un perchero. Contengo la respiración, tal parece ser que eso de encontrarse un amo que te cuide no es tan buena idea como sonaba al principio.

*            *              *

Me han vuelto a llevar a un cuarto de color blanco, no hay nada ahí salvo un montón de sillas formando un círculo en el centro de toda la habitación. Camino con algo de torpeza debido a los enormes tacones que me han puesto.

Veo a mi alrededor notando que en el círculo de sillas hay una pequeña plataforma a la cual me empujan y hacen que me suba en ella. Estoy por preguntar que rayos se supone que haga ahí cuando de pronto un campo de fuerza surje de debajo de mis pies y me deja imposibilitado para moverme. Quiero gritar, salir corriendo de ahi pero el campo de fuerza no me deja, asombrado veo como de debajo del piso empiezan a surgir pequeños y grandes diamantes que flotan a mi alrededor lanzando destellos por toda mi piel.

-Perfecto, Fiona, diles que entren.-otra chica pelirroja, que jamás había visto va hacia una pared y toca un panel que hasta ahora no había notado que estaba ahí. Al accionarlo una puerta se abre en la misma pared dejándome ver a un grupo de hombres con ropas extrañas. Les miro atento mientras entran uno por uno y se sientan en las sillas sin apartar la vista de mí.

Todos, sin excepción traen la ropa de color negro, todos son fuertes y musculosos. Veo que algunos ni siquiera traen camisa dejándome ver sus fuertes torsos, también traen distintos tipos de joyería que lucen tratando de resaltar alguna parte de su cuerpo. Veo desde piercings en la nariz y cejas hasta unaS extrañas prótesis de mandíbulas hechas de oro puro.

-Bienvenidos sean, espero disfruten el espectáculo-una voz mecánica llena el cuarto seguido de un suave chasquido que proviene de debajo de mis pies, asombrado veo como la plataforma comienza a girar de forma lenta haciendo que los hombres puedan verme desde distintos ángulos.

No me puedo mover, pero si puedo oírles. Todos hablan acerca de mis piernas y mis caderas, otros tantos deslizan sus ojos por mi cara. Algunos comentan, como si fuera cualquier cosa, el precio aproximado que pedirán por mí. Mientras hacen esto varias chicas llegan con botellas y vasos empezando a servir tragos a todos.

No puedo creerlo, me han creado en un tanque con los genes perfectos, me han bañado y me han vestido con el único fin de exhibirme. Miró con reproche a todos hasta que mi vista se centra en un hombre de piel morena con el torso desnudo, que deja ver una enorme cicatriz en forma de cruz en su pecho. Me pregunto cómo rayos se hizo eso cuando al alzar la mirada me topó con la suya. Está atento a mí, pero no mira mi cuerpo ni a las joyas que lo adornan. Me está mirando a mi ¡A mí!

Bajo la mirada intimidado escuchando una risilla ronca y profunda, vuelvo a verle, él sigue sin apartar sus ojos de mí. Pronto hace una seña y una de las chicas va apresurada a su lado inclinándose para escuchar lo que le tiene que decir.

-¿Cuál es su nombre?

Espera ¿Se refiere a mí? ¡¿Tengo nombre?!

-Se llama Sanji señor, es nuevo, nadie lo ha usado.

-Conque Sanji ¿Eh?- el hombre se lleva una de las manos hasta la prótesis de oro que tiene en la barbilla haciéndole verse aún más autoritario de lo que ya es.

Me estremezco al ver como saca la lengua y se relame los labios.

*         *        *

Ha terminado, todos los hombres se han ido y me han dejado libre del campo de fuerza. Espero que todo eso haya terminado pero para mí desgracia sólo me llevan de vuelta a la habitación llena de ropa para empezar a probarme más y más prendas cada una más atrevida y transparente que las otras. Incluso hasta me han puesto un tipo de tinta soluble en las manos para simular complicados tatuajes que van desde el dorso hasta la mitad de mi brazo.

Intentaron varios estilos de ropa desde los más inocentes hasta los más horrendos que tenían cierto toque de masoquista. Cuando por fin creí que me dejarían otra chica llegó con una caja color plateado que puso frente a mí. La mire extrañado preguntándome que habría ahí cuando la abrieron y dejaron al descubierto varias brochas de maquillaje, labiales, brillos, perfumes y otras tantas cosas que no supe identificar.

-Esperen...¿Que van a hacer?-como siempre hicieron oídos sordos a mis preguntas y empezaron a embarrarme esas cosas en la cara. No sé cuánto tardó pero debió de haber sido bastante pues apenas acababan de ponerme una cosa cuando decidían que no se veía bien y debía lavarme la cara para volver a iniciar.

Por fin me dejaron "libre" y eso entre comillas pues me enfundaron en el traje de látex blanco y me metieron al cuarto de los sarcófagos de huevo. Ahí ya estaban los demás, todos nos mirábamos extrañados sin ánimos de iniciar una plática, así que después de unos tensos minutos todos nos metimos a nuestros respectivos sarcófago-huevo para descansar.

*          *          *

He despertado demasiado temprano, contempló la oscuridad tratando de imaginarme que me deparará el día de hoy cuando un horroroso pitido casi me perfora los oídos.

Todos salimos de nuestras "camas" notando que el sonido era una especie de alarma. Apenas se hubo callado un tropel de cuidadoras nos rodearon antes de que, en parejas, nos llevarán hasta los closets para alistarnos, ese día han decidido vestirme todo de blanco, desde el pequeño short de tela transparente con un cinturón de diamantes, las botas que me llegan hasta las rodillas con un enorme tacón de aguja hasta el peto hecho de cadenas entretejidas con cuentas de cristal Swarovski (según escuche de una de las encargadas de vestirme) que apenas y alcanza a tapar mi pecho, además me han puesto una especie de corona de plata que también trae entretejidas varias cadenas del mismo material con cuentas de cristal que tintinean en cuanto me muevo un poco. Me siento incomodo con todo eso puesto, pero he de decir que al verme reflejado en el espejo me quede sin aliento, no podía creer que esa persona ahí parada con tanta gracia correspondiera a mi persona, incluso toque el espejo para ver si no era alucinación mía.

-Míralo, hasta él se ha quedado sin habla-murmuro una de las chicas antes de que me tomaran por el hombro y me guiaran hasta una puerta anexa a la habitación. Ahí están esperando unas seis mujeres, todas usando unas enormes botas blancas iguales a las mías junto con unos trajes ajustados que les cubren los brazos y el pecho pero que dejan sus caderas y sus piernas bien torneadas expuestas a las miradas. También traen una especie de antifaz blanco que me impide ver sus caras, me estoy asustando cuando una de ellas se acerca a mí y me pone una especie de saco color café con letras grafiteadas en color negro sobre los hombros.

-Una última orden-dijo una de las cuidadores que había estado detrás de mí- una vez entres ahí, has lo que sea necesario para satisfacer a los clientes

Abro la boca bastante asustado siendo arrastrado por las chicas que me llevan hasta otro cuarto que es el doble de grande con unas enormes luces blancas en el techo, frente a mí se disponen unas 15 sillas pulcramente ordenadas y separadas donde están los hombres de la otra vez, todos beben y charlan hasta que me ven entrar, siento sus sucias miradas sobre mí, me dan miedo así que doy unos pasos hacia atrás pero las chicas que me acompañaban me empujan poniéndome en el centro de la pista.

Me resisto pero ellas me agarran y me jalan el abrigo intentando quitármelo, me aferro a él con todas mis fuerzas pero no puedo mantenerlo conmigo, así que me lo quitan dejándome expuesto ante esas lujuriosas miradas. En seguida me cubro con las manos deseando que la tierra me trague.

-Muévete-me ordena una chica que se ha acercado lo suficiente al igual que otras que en seguida me toman entre sus brazos y en seguida me cargan acercándome más a esos hombres, son los mismos, ahí está el sujeto de piel morena con la cicatriz en el pecho.

No sé qué pasa, un chasquido en mi mente me nubla un poco la vista pero me obliga a moverme al ritmo de la estruendosa música que suena en la sala. Las chicas a mi alrededor se mueven sensuales de un lado a otro, sin embargo yo soy ahí el que más llama la atención, estoy justo en el centro de todo, ahora entiendo…todo eso está creado de tal forma que todos los ojos vayan a mi persona, me han creado dejando en mis genes la capacidad para conducirme de tal forma que atraiga a un buen postor, es mi naturaleza…es mi maldición.

De pronto, al ritmo de los acordes cambiantes las chicas me empujan haciéndome caer de rodillas, levanto la vista topándome con ese tipo de la cicatriz en el pecho, mi mente me dice que me detenga pero mi cuerpo se manda solo, así que gateo por el piso contoneando mis caderas hasta llegar a su pies. Este me mira serio tomando de la copa de vodka que le han servido hace poco, no puedo…no puedo…me levanto de golpe y me siento en sus piernas tallando mis caderas contra este.

El sujeto me mira impasible aunque claramente siento su erección comenzar a despertar, mi cuerpo se mueve solo, le está incitando. Quiero gritar por ayuda cuando las mismas chicas me jalan y me regresan al centro de la pista, el baile sigue volviéndose cada vez más sugerente.

Es en una de estas tantas vueltas y contoneos cuando noto que todos los hombres tienen en sus manos unos controles que no paran de mover, giro mi cabeza hacía un costado notando de pronto las computadoras, ordenadas en línea, sobre una mesa del fondo, en las pantallas aparecen números que no paran de aumentar.

"¡Me están comprando¡" pienso alarmado mirando la indecente cantidad de dinero que están ofreciendo por mí. Estoy asustado ¿Qué van a hacer conmigo?

*         *        *

Han pagado una cantidad exorbitante por mí, me han dicho que ha sido la suma más grande de dinero por la cual un Pet ha sido subastado. Bueno, igual no me importa, ahora que ya tengo un amo me han puesto el traje blanco de látex de nuevo, según me informaron mi amo vendrá por mí y él me dará ropa nueva de acuerdo a los gustos que él tenga.

Genial, ni siquiera si me librare de andar enseñando las carnes a los cuatro vientos. Aunque para mi sorpresa la ropa que me ha traído es bastante...recatada...supongo, no es más que un traje negro, entallado que se ajusta a mi cuerpo dejando ver sus formas sin ser nada grotesco, también me trajo una camisa azul cielo junto con una corbata amarilla. No entiendo...esto no es el tipo de ropa que esperaba. A lo mejor mi amo no es de esos que compran Pets para andar teniendo noches de sexo locas como los otros.

Esa idea me reconforta, así que cuando me suben a un lujoso auto color negro que está afuera no tengo miedo y no dudo ni un instante.

*        *       * 

Al llegar a mi nuevo hogar veo que mi amo tiene bastante dinero, he llegado a una enorme mansión hecha de una cosa llamada mármol, tiene amplios jardines donde se pasean pavorreales y tigres con collares engarzados en cristales. No puedo evitar sorprenderme y pensar que he terminado en un buen lugar.

Que equivocado estaba, apenas pongo un pie en esa mansión las ropas que me han dado me han sido retiradas y unas mucamas me han traído ropa nueva, esta es igual a la que usaba antes de que me compraran, si acaso más reveladora.

No tengo otra opción que ponérmela, ella me ayudan peinando mis cabellos y perfumarme todo el cuerpo. Cuando ya consideran que estoy listo me ponen un abata hecha de piel que me cubre todo hasta los pies.

-El amo Zoro te espera ya-ambas me guían por un inmenso pasillo alfombrado que termina en una enorme puerta de madera que al abrirse me muestra una habitación tan blanca que hasta lastima los ojos. Y ahí está, en el fondo de esta hay una enorme cama con sabanas de seda y cojines y sobre esta está el "Amo Zoro" lleva esa camisa de color negro abierta por completo dejándome ver ese torso fuerte y bien formado adornado por una enorme cicatriz.

Quiero huir pero como siempre mis piernas no me hacen caso, vaya que nos han fabricado bien, ni aunque pudiera podría ir en contra de mi programación.

Con un gesto de la mano mi amo me indica que me acerque, lo hago algo dudoso agarrando la bata de piel con mis manos, como si así pudiera evitar que me la quitara. Pero no, él no hace nada, solo me lanza miradas que me hacen temblar y como si fuera un corderito yo mismo me despojo de la bata dejándola deslizarse por mi cuerpo hasta que termina siendo un montón en el piso dejando mi piel expuesta a su afilada mirada que me traspasa la piel.

*        *         *

Placer, es lo único que mi sistema es capaz de asimilar y procesar dejando de la do los conocimientos racionales, para eso me han fabricado, para eso nací.

Pero no me malinterpreten, yo no soy el que recibe placer, no, yo soy el que lo da, soy un simple muñeco que está bajo la disposición de su amo y al cual obedece ciegamente. No importa cuánto dolor me cause, ni que incluso esté a punto de matarme. Yo debo complacerle.

Y eso hago.

Al menos eso hice en un principio, he de decir que la primera vez que sus rudas manos recorrieron mi anatomía la lujuria me embargo e hice lo que está prohibido para un Pet: sentir placer.

Cuando mi amo se dio cuenta se tornó en un grotesco animal ansioso de sangre, mi sangre. La cual no tardó en hacer salir de mi cuerpo con ayuda de esa katana afilada que siempre tiene al lado de la cama.

Primero fueron cortes superficiales, después vinieron a ser más profundos; después los golpes y las humillaciones. Pronto me di cuenta que ya nada le satisfacía más que hacerme sangrar mientras me tomaba con fuerza cada noche.

No resistí. Uno de tantos días en que se fue a hacer sus trabajos y me dejo tirado en el piso a punto de morir desangrado, me arme de valor y fui a la cocina. Los criados no me miraban, ni siquiera se percataban de mí; así que tenía cierto dejo de libertad, claro, siempre y cuando no saliera de la propiedad porque si lo hacía me esperaban unos buenos golpes.

Como sea ese día fui a la cocina y tome una botella de vino, el más caro que encontré junto con un encendedor que oculte muy hábilmente ente mis ropas y posteriormente entre los pliegues de las sabanas.

Cuando mi amo llego yo le estaba esperando en la habitación, no espero a nada, me arranco la poca ropa que traía y saco la katana dispuesto a abrirme el vientre. Pero yo fui inteligente, alcance la botella de vino la cual le estrelle en la cabeza haciéndole caer de lado, aproveche que me había dejado y rápido saque el encendedor. Apenas se estaba levantando cuando lo encendí con el pulso tembloroso, aún recuerdo como me miro asombrado, como no creyendo que me atreviera.

Que tonto, no lo dude, solo arroje el encendedor en su dirección disfrutando de como la llamas le envolvieron en un instante, ni siquiera pudo gritar. 

Incluso las sabanas y el colchón encendieron tan rápido que a los pocos segundos la habitación estaba envuelta en llamas. 

Escuche a los criados gritar afuera de la habitación, pero no podían entrar, yo había puesto unos muebles como barricada para que no interrumpieran, así podría por fin librarme de ese estúpido mote de Pet, yo si sabía, lo sabía, no importaba si escapaba y llegaba a otro lugar, a donde fuera todos sabrían que no soy más que una mascota diseñada solo para dar placer.

Así que decidí eso, ganaría mi libertad a costa de mi vida, no era una gran pérdida Después de todo...¿Que tanto puede costar la vida de un Pet?

 

Notas finales:

Espero les haya gustado y me dejen un review, XD seguiré subiendo mis trabajos en esta cuenta, por si quieren darse una vuelta en wattpad también tengo cuenta allá, se llama IVAN_MENDOZA y ahí ya tengo varios trabajos adelantados.

GRacias por su tiempo y su comprensión¡


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