Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Polos opuestos por Verde Lima

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +


Estoy enfadado o molesto o encabronado. No lo sé bien, la verdad.


Y no sé contra quién o contra qué.


Lo que sí sé es que he sido un capullo con Borja, porque en el fondo él no tiene la culpa.


Pero cuando nos hemos ido adentrando más y más en esa urbanización de lujo, mi mandíbula estaba cada vez más tensa.


Cuando he parado delante de su casa, palacio, lo que mierda fuera aquello, y Borja me invitó a entrar me comporté como un capullo.


Le he rechazado hasta el beso que intentó darme.


Soy imbécil, porque es que lo que pasó en el coche antes de todo esto, aunque rápido, ha sido genial. Más que genial, follarme a Borja ha sido el mejor polvo que he tenido últimamente, con diferencia.


Me ha gustado su boca, la manera de besarme, y su bendito culo, qué culo. Pero ahora, en el coche de nuevo, no puedo evitar sentirme pequeño, insignificante en este lugar.


La cara triste de Borja me apena, pero solo quiero irme de aquí.


Como siempre, cuando me siento en inferioridad reacciono atacando.


Había sido un polvazo y ahora estoy enfadado. Porque podría estar echándole otro, completamente desnudo, y no, estoy en mi coche de camino a mi barrio cutre, en mi coche cutre, con mi vida cutre.


Doy contra el volante un puñetazo y el claxon suena ganándome la mala mirada del tío del coche que llevo al lado.


Sin mucha consideración le saco el dedo corazón cuando el tipo de mierda este menta a mi madre, yo seré un imbécil, pero mi madre es una santa, cuidado.


Cuando llegó a mi casa, me meto en la cama, y me doy cuenta de una cosa. Sí, me ha gustado mucho hacerlo con Borja, pero él no es para mí, mejor así y que me vea como un cabrón, porque de esto no puede salir nada.


Antes de dormir, y a pesar de todo, acabo cascándomela. Porque por mucho que me joda me muero por volver a acostarme con él.


 


 


 


 


 


Me levanto cansadísimo y sin ganas de hacer nada. Parece como si me hubieran absorbido toda la energía.


La tensión de la semana pasada, la expectación por ver a David, se ha ido.


Una parte de mí sabía que ocurriría, no es que fuera la primera vez, pero eso no evita que duela.


Meto una cápsula de café en la Nespresso y espero a que el café salga para intentar quitarme esta sensación tristona de encima.


El café es un aliado, los recuerdos no tanto.


Estoy tentado de no volver al catering, total, estoy seguro que después de esto David no va ni a mirarme.


Intento pensar que no ha sido todo culpa mía, noté el cambio cuando entramos en la urbanización.


David no se siente bien con su nivel social, o con el mío, para el caso. Es algo que ya me ha dejado claro desde el primer día.


No olvido el “pijo” que acompañaba todas sus frases desde el principio.


Ver mi casa desde fuera seguramente le habría impactado. Pero yo no lo he elegido, igual que David no eligió la suya.


Me han rechazado por un montón de motivos, pero es la primera, vez que yo sepa, que ha sido por el dinero que tienen mis padres.


Bebo el café, está bueno, pero no se lleva esta puñetera tristeza.


Porque la realidad es que me gusta David, me gusta un montón, y acostarme con él ha sido genial. Me encantaría repetir, me gustaría hacerlo en cualquier lugar posible y que luego se quede. Que sea ese David que fue en mi cabeza durante toda una semana.


Quizás Lucas tenga razón y lo doy todo demasiado pronto; a pesar de nuestros comienzos, David me había parecido un buen tipo, uno del que no me importaría ser novio, uno que al final es dulce y justo.


Mi propio príncipe, ese que siempre imagino en cualquier capullo de turno.


Eso sí es culpa mía, suspiro en la soledad de esta enorme casa.


Quizás sea hora de irme de aquí, de alquilar un apartamento solo para mí, quizás Lucas quiera venirse a vivir conmigo.


Cuando llega el jueves me doy cuenta de que no tengo porqué volver al catering, pero aunque nadie lo crea, soy orgulloso, solo son dos semanas más y las clases comenzarán.


Quiero ver la cara de mi madre cuando vea que no soy un inútil caprichoso como ella me considera, pero no vamos a negarlo, también quiero verle a él de nuevo.


Porque son dos semanas y puede que no le vuelva a ver más en mi vida.


No sé a quién sorprende más allí mi presencia, si a él o a mí. Creo que da por hecho que no volveré a aparecer cada sábado. Pero lo lleva claro si se cree que con su desplante me va a echar, me han tratado peor y he vuelto.


Pienso que tampoco es algo para sentirse muy orgulloso, pero estoy allí y no voy a amedrentarme.


Pero cuando pasa de mí y empieza a orquestar la noche, duele, joder, duele.


¿Por qué no puedo hacer como Lucas que se tira a cualquiera y le da igual? ¿Por qué al final siempre me gustan los capullos que me tratan mal?


A quien quiero mentir, he venido para verle y que me vea, a que por una vez en mi vida algo salga como yo quiero. A que por una vez el chico que me gusta no sea un capullo y me quiera.


Cojo mi traje blanco y me siento patético.


 


 


 


 


Joder, la verdad es que estaba esperando que no viniera, porque no he podido dejar de pensar en él, porque tengo ganas de pedirle perdón y a mí eso se me da como el culo.


Hago todo lo posible por tener a Borja lejos de mí. Pero soy incapaz de no mirarlo, se ve triste y eso hace que literalmente, con cualquier otro al menos, la sensación de rechazo me fulmine. Con él no, con él me siento cada vez peor.


Pero hago lo que tengo que hacer, apartarlo de mi mente y de mi vida, gracias.


Esta noche también hay barra libre de cócteles, esta nueva moda de pijos no me molesta tanto como esta noche, que le necesito de nuevo.


Al menos hay algo bueno, Kai ha venido y puedo distraerme con él.


Aprovecho un descanso, está todo controlado, y Kai es un buen amigo y no pide explicaciones después; no vive en un palacio, y si lo hace no me importa.


Le tengo de rodillas delante de mí cerca de la furgoneta donde guardan todos los cables, la chupa muy bien, pero joder, no me puedo quitar a Borja de la mente nuevamente.


Hasta el punto que creo que ya he empezado a alucinar cuando creo verle, pero no, es que está allí, con una botella en las manos apretada contra el pecho y mirándome con cara de cachorrito apaleado.


Quiero sacársela a Kai de la boca, quiero ir detrás de Borja y decirle que me perdone, pero no hago nada de eso. Cojo los cabellos lacios y oscuros de Kai y empujo dentro de su boca más fuerte y rápido, cerrando los ojos, aunque de nada vale. Solo le veo a él.


Cuando abro los ojos ya no está, y a mí se me ha bajado completamente la erección.


 


 


 


 


Vale que no me haga caso, vale que ya no quiera nada conmigo. ¿Pero tenía que tirarse a otro en ese sitio, donde me lo puedo encontrar sí o sí?


En realidad al no verle y necesitar repuesto de Bacardi, he dado una pequeña vuelta a ver si me hacía el encontradizo.


Y vaya que si me lo he encontrado, duele, de nuevo duele un montón.


Me digo a mí mismo que no éramos nada, de no ser no somos ni follamigos.


Quiero irme de aquí, quiero no volverlo a ver en mi vida, y sin embargo estoy esperando a que venga detrás de mí, como en una película romántica cutre.


No pasa, claro que no pasa, porque hay un tío que ahora mismo se la está chupando y no soy yo.


He vuelto a la barra, pero estoy haciendo mojitos a todo el mundo, me da igual, que se jodan, como me estoy jodiendo yo.


Cuando le veo volver de su sesión de sexo sin mí, en su mirada no hay nada.


Trago lo que supongo que son mis sentimientos no correspondidos, y cuando nos vamos de allí no le hablo, él tampoco hace por decirme nada a mí en concreto.


Se acabó, me digo a mí mismo, se acabó de capullos que se creen que no valgo nada, que pasan de mí después de un polvo. Porque una cosa es que las cosas se hablen y no pase nada más, y otra que el tío que te gusta le de igual que seas tú o cualquier otro.


Se acabó, no voy a volver al sábado que viene.


Total, a mi madre la voy a decepcionar igual.


Cuando llegamos al catering, no le miro, no me fío de mí mismo.


Me subo a mi coche, un Audi TT blanco nuevecito, seguro que le repatea como una patada en los huevos, así que paso delante de él sin mirarle.


Pensé que aquel gesto infantil me haría sentir mejor, pero no, sigo sintiéndome como una mierda.

Notas finales:

Menudo chasco se ha llevado Borja, y qué capullo nos ha salido David.

 

Hasta el próximo capítulo.

 

Ciao


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).