Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Polos opuestos por Verde Lima

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

Iba a llamar para que me trajeran la cena llena de grasas y mezclas imposibles, mi culo va a pagar mi mal de amores, como siempre. Pero me da igual, quiero una pizza con piña, mucha piña.

 

 

Pero no marco nada porque llaman al teléfono de casa. Es de seguridad y me pongo nervioso.

 

Cuando me dicen que si he solicitado el servicio de algún catering para una fiesta, estoy a punto de decirle que para fiestas estoy yo.

 

Pero mi cerebro, que a veces me ayuda un montón aunque tenga un gusto pésimo con los hombres, hila, y miro por la ventana que da a la calle.

 

Veo el logo del catering de mi tía, quizás sea todo una coincidencia, y el fondo de esa furgoneta esté llena de ex militares rumanos que van a robarme hasta los calzoncillos, pero quizás... 

 

 

Cuando le veo bajar de la furgoneta y mirar con cara de perdonavidas al chico de seguridad me tiemblan las piernas.

 

Es David, es David. Claro que es David, y está en mi casa todo de blanco.

 

Cuando por fin nos miramos no sé qué decir, ¿a qué viene? ¿A echarme la bronca por no ir a trabajar?

 

Nos quedamos mirándonos y yo me siento idiota por no haberme cambiado, noto su sonrisa al ver mis marcianitos, pero ya está hecho.

 

 

Cuando llega hasta mí, hasta la puerta, me tiraría en sus brazos, porque soy así, un romántico de manual de película de Hollywood. Pero me contengo, porque con David nunca sé por dónde me va a salir.

 

Le dejo entrar, y él mira la casa. 

 

Noto la tensión en su mandíbula, y yo mismo me tenso, no quiero pelear con él pero lo haré si viene a mi casa a insultarme.

 

Por favor, que no sea así.

 

―No has venido a trabajar―me dice. Me armo de valor, y mis esperanzas se van a la mierda.

 

 

―No me encuentro bien―miento, no le voy a decir que no voy porque estoy sufriendo depresión post relación imaginaria.―Y no voy a ir, si a eso es a lo que has venido.

 

Él me mira, mierda, ojalá no llevara el puñetero pijama de lo marcianos, es difícil mantener la compostura así.

 

 

―Mientes fatal.

 

¿Se está burlando de mí? Vale que me haya montado mis fantasías sin contárselas a él; vale que no somos nada para que me montara esas fantasías. Pero que venga a mi casa a insultarme ya no estoy dispuesto, todo tiene un límite.

 

―No estoy de humor, márchate mejor.

 

Voy a la puerta dispuesto a abrírsela y hacer que se vaya. No soy de enfadarme, pero David está a punto de verlo.

 

―Lo siento―escucho a mi espalda.

 

Eso sí me hace girar, David pidiendo perdón, si lo veo no lo creo.

 

 

Y me vengo arriba, porque ¡ya está bien!

 

―¿Y por qué en concreto? ¿Por tratarme como una mierda desde que llegué? ¿Por creer que yo te gustaba y pasar de mí? ¿Por no poder ni siquiera esperar a que nos hubiéramos ido para follarte a otro?

 

Mierda, he hablado demasiado, pero ya no puedo desdecirme. Ahora es cuando me hunde, míralo en primera fila.

 

―Por todo eso, sí, y por ser un capullo.

 

Debo estar alucinando ya, porque aunque esto es lo que llevo una semana deseando, pocas veces mis deseos se cumplen.

 

 

―¿Cómo?

 

―Mira, el otro día me asusté, yo no quiero tener una relación ahora, bueno, no la he tenido nunca.―Se acerca mucho a mí, y casi me cuesta más trabajo concentrarme en lo que dice―No te ofendas, pero no somos los candidatos perfectos para esto.

 

―¿Por qué?

 

―Si vieras mi casa, si vieras mi barrio, si vieras todos los trabajos que tengo que coger para pagarme la universidad.

 

―Si viera todo eso seguirías gustándome.

 

 

―Yo no estoy a tu altura.―Por primera vez veo a David vulnerable, y de todas sus caras esta quiero protegerla, como nada antes.

 

―¿Con qué regla nos estás midiendo, David?―Ahora soy yo el que me acerco y le acaricio la mejilla. 

 

―Con una regla de mierda, obvio.―Su mano acaricia mi mejilla en un movimiento gemelo―Me gustas.

 

Sonrío, porque él me gusta, porque está aquí cuando no he dejado de pensar en él desde que le conocí. Porque es un capullo, sí, pero también sabe ser justo.

 

―Tú también me gustas.

 

Las palabras están bien, pero los besos son mejores para estas situaciones.

 

Y nos besamos, mucho, muchísimo pero no lo suficiente, creo que no me cansaría de besarle nunca. Pero a veces hay que separarse para hacer otro tipo de cosas, respirar, mirar que aquello es real, reírme nervioso.

 

 

―Llévame a tu habitación―me pide. 

 

Me siento nervioso, ambos de la mano recorriendo más metros de los que me gustaría. No quiero que al llevarlo hasta mi habitación y viendo la casa le haga huir de nuevo. Pero es algo a lo que vamos a tener que enfrentarnos.

 

De vez en cuando nos miramos, David me besa como queriendo decirme que todo está bien.

 

Subimos varios tramos de escaleras, y siento sus manos en mi trasero, eso me gusta, ¿y si lo hacemos en la escalera?

 

Pero cuando me mueve para que siga andando, sé que vamos a llegar hasta mi habitación. 

 

Más que una habitación es una planta, siempre ha sido toda para mí, lejos de la de mis padres desde que tengo memoria.

 

Y aunque cuando ellos están me da intimidad, cuando era un niño solo sentía que me habían mandado lo más lejos posible para no tener que verme.

 

Me giro para mirar a David un poco intimidado, él lo está mirando todo, y siento que esto va a irse a la mierda. No tendría que haberlo subido.

 

―¿Esta es tu habitación?

 

 

―Sí.

 

Estoy mirando el suelo, porque me había hecho ilusiones y no quiero ver como se rompen. Esta habitación ha tenido que aguantar demasiadas cosas, si lo piensas no es lo suficientemente grande.

 

―Es muy bonita.

 

Le miro, eso no lo esperaba, quizás algún tipo de broma sarcástica, algún tipo de comparación. 

 

 

―Gracias.

 

Si se ha creado un ambiente tenso es David el que lo rompe besándome de nuevo, y se me olvida todo. 

 

Porque la realidad es que el día que me acompañó a casa, era esto justo lo que quería que pasara, que subiera conmigo, que me besara en mi habitación, que me llevara a la cama como hacía ahora.

 

 

Mis marcianitos me dicen adiós rápidamente, la misma velocidad con la que David me desnuda.

 

Desnudo sobre mi cama, deseándole fuertemente, David me mira y me muero por saber qué piensa.

 

 

o0o

 

 

No puedo mentir al decir que la casa me ha abrumado, pero he sido un buen chico y me he comportado.

 

Ni un comentario, ni un sarcasmo, por eso como premio tengo a Borja desnudo sobre su cama. 

 

La noche en el coche casi no pude mirarle bien, y no puede gustarme más. Rectifico, los pijos con tupé a lo Justin Biber, me encantan, si son Borja.

 

Se ve tan bien allí tumbado, tan desnudo y con su polla endureciéndose para mí.

 

Me quito el traje blanco con calma, lo siento Vicky, no me esperes porque hoy pienso tomármelo con calma. Con toda la calma del mundo.

 

Los ojos de Borja me recorren mientras me desnudo y me gusta ver como cada vez está más excitado. Yo corro la misma suerte que él, se lo enseño cuando me bajo los pantalones, ropa interior incluida, sintiendo como mi propia polla choca contra mi abdomen.

 

Él sobre la cama y yo sobre él, me gusta mirarle, pero más probarle.

 

Abre las piernas para mí, acogiéndome entre ellas, y le beso colocándome sobre él. Sus piernas se anudan en mi cadera, y es imposible que no nos frotemos mientras nos besamos.

 

 

―Me gustas―le digo entre besos, y noto su sonrisa en los míos. Me gusta, me gusta haber venido, me gusta estar con él en su habitación. 

 

―Tú también me gustas.―Me separo de él, tiene los labios tan hinchados, seguro que tanto como yo, se ve tan sensual, tan entregado, y es todo para mí.

 

Desciendo por su cuello, por su pecho centrándome en sus pezones pequeños y duros, el abdomen fino, el ombligo en el que mi lengua le hace cosquillas.

 

Miro unos segundos hacia arriba, me mira expectante. Pero no le torturo más y lamo todo el largo de su polla.

 

Me gusta como su cuerpo se arquea cuando le trago, como gime y dice mi nombre.

 

Creo que voy a hacerle decirlo durante toda la noche, o quizás él a mí. Porque se ve que no soy el único en querer probar.

 

―Ponte sobre mí―me pide, pero cuando le veo girarse en la cama y engullir mi polla, entiendo perfectamente que quiere un 69 y nos damos el placer de probarnos mutuamente.

 

 

Aprovecho para prepararlo dejando caer la saliva contenida mientras le lamo. Y su boca me traga hasta la base, haciéndome perder el punto en el que estaba dilatándolo con dos dedos.

 

 

Soy incapaz de no clavarme un poco más en él, pero no quiero hacerle daño, mi pijillo se ve delicado pero compruebo que no lo es cuando tira de mis caderas para tragarme incluso un poco más.

 

Le devuelvo el favor engulléndolo y dilatándolo un poco menos delicadamente. 

 

Oigo algo por mi zona baja, y hasta un par de veces más no me doy cuenta de que me pide más con la boca llena.

 

Si no fuera por las ganas de follarle de nuevo, juro que me hubiera corrido con aquellas vibraciones de su garganta.

 

Me salgo y escucho una pequeña queja. Sobre la cama, me gusta verlo, me gusta demasiado, y me bajo a besarle.

 

―Fóllame―me pide y se abre aún más de piernas. ¿Sabe lo jodidamente erótico que se ve así? 

 

 

―Necesito un condón.

 

Se gira en la cama, trasteando en un cajón de la mesilla sacando un paquetito dorado como el que ha encontrado un premio.

 

―Pónmelo.

 

Verle hacer todo el proceso es estimulante, abrirse de nuevo las piernas y clavarse los dedos para mí me lleva al borde mientras me masturbo.

 

Pero es ahí dentro donde voy a meterme, y cuando por fin estoy dentro, Borja me mira con los ojos muy abiertos.

 

―¿Te he hecho daño?―Me asusto. El niega, pero se muerde los labios.

 

―¿Sigo?

 

Asiente calladito, y me muevo dentro de él. Se va reblandeciendo, y deja de morder sus labios para gemir.

 

―Más...

 

Sonrió, al parecer mi pequeño pijo siempre quiere más y se lo doy, porque yo también quiero más. Quiero todo y me asusto del sentimiento.

 

Le levanto las piernas sujetándoselas con mis brazos. Más profundo y más rápido.

Nuestros gemidos se unen en uno, tan cerca, mirándonos, lamiéndonos.

 

―David...―me avisa―ya, Dios...

 

Quiero hacerlo con él y me muevo lo más rápido que puedo cuando noto como sus músculos se contraen alrededor de mi polla ahogándome de placer haciendo que me corra.

 

 

Ha sido tan intenso, tan esclarecedor que me siento extraño en mi piel.

 

Este es el momento que suelo aprovechar para levantarme, hacer una visita al baño y salir corriendo como si no hubiera un mañana. Pero Borja me da un beso, uno mucho más tímido que los que nos hemos estado dando hace unos segundos.

 

Y yo se lo devuelvo, me gusta, me gusta de verdad, y me da un miedo que te cagas. Pero besándole se me va pasando y en vez alejarme como siempre, me acerco y está bien.

 

 

 

 

 

o0o

 

 

Cuando me despierto no puedo evitar sonreír, es de día, el sol está entrando por la ventana y yo estoy entre los brazos de David.

 

Creo que he dormido dos horas, no son suficientes, pero no puedo sentirme cansado.

 

Me estoy montando mi siguiente película y esta es en la que David no se va, se queda todo el día conmigo y quien sabe, quizás no se vaya nunca de mi lado.

 

 

 

Está abriendo los ojos, tan pegados como los míos hace solo unos minutos. Me veo reflejado en ellos, tan oscuros, que me quedo atrapado.

 

―Buenos días, pijillo.

 

 

Si no fuera porque me besa a continuación, le hubiera amonestado. Pero bueno, quizás vaya siendo hora de aceptar que soy un pijo y no pasa nada por serlo. Y menos si me lo dice él de forma cariñosa.

 

―¿Desayunamos?―le pregunto. Con la  visita sorpresa me quedé sin mi cena repleta de piña y me ruge el estómago.

 

―Recubierto de nata no me importaría nada desayunarte.―Para que engañarnos, ya estoy duro como una piedra, y el desayuno tiene que esperar unos buenos veinte minutos de caricias.

 

 

 

 

 

En el suelo está nuestra ropa, yo puedo ponerme mi pijama de marcianitos de la suerte, como lo he bautizado a partir de esta noche. Pero a David le presto otro que se queda mirando con su ceja oscura alzada.

 

―¿No te gusta Toy Story?―Por mí que vaya desnudo, no me importaría nada. Pero cuando creo que va a quejarse y llamarme de todo, se lo pone. Y Buzz Lightyear nunca ha quedado mejor en un cuerpo humano que el suyo, es un hecho.

 

―¿Seguro que eres mayor de edad?―me pregunta mientras me da una cachetada en el culo camino de la cocina.

 

―A veces.

 

 

En la cocina sus ojos la recorren de arriba a bajo, no hace falta que lo diga, se nota lo que piensa.

 

―Ya lo sé, es demasiado hasta para mí teniendo en cuenta que en esta casa no cocina nadie.

 

Me encojo de hombros mientras busco pan, zumo, leche, y cápsulas de café que ahora no encuentro por ningún lado.

 

 

―Debes sentirte muy solo en un lugar tan grande, ¿no?―Por primera vez aquello no tiene nada que ver con mi nivel social, ni con el dinero de mis padres. Sino conmigo y la soledad que arrastro como una batamanta vieja.

 

―Muchísimo, mis padres nunca están y ya la verdad que ni les echo de menos.―Me muevo por la cocina cogiendo las cosas que necesito cuando le miro―Me crié en un internado, y bueno, los veranos tampoco los pasamos juntos. 

 

 

Se queda mirándome dubitativo, siento que de nuevo he vuelto a hablar demasiado. No quiero dar la impresión de pobre niño rico abandonado, aunque en realidad es lo que soy, quizás también sea cuestión de que vaya superándolo.

 

 

―¿Te gustan las empanadillas?―me pregunta, no encuentro la relación entre una cosa y otra pero asiento.

 

 

―¿Quieres venir a cenar esta noche a mi casa?

 

 

 

Aún no lo sé, pero David acaba de abrirme una puerta más allá de a su casa, me ha abierto la puerta a aquello que atesora con tanto amor. 

 

 

Su familia y su corazón.

 

 

Entre zumos y cafés hablamos, reímos y nos besamos toda la mañana.

 

 

Quizás seamos polos opuestos, quizás nuestros mundos nunca estuvieron ideados para unirse. Pero aquí estamos, y sin duda, no nos arrepentimos.

 

 

 

FIN

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Es la primera historia por capítulos que publico y completo, y se siente bien.

 

Espero que os haya gustado.

 

Besitos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).