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La promesa de las margaritas por Elricet

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Notas del fanfic:

Una historia cortita de la época victoriana

Sherlock miraba por la ventana sin ver realmente estaba perdido en sus propios pensamientos como era habitual sin embargo esta vez era completamente diferente, no era un caso lo que afligia al detective ni siquiera consistía en misterio, decho era algo tan claro como el agua pero más frío que un témpano de hielo o como la propia noche que se presentaba.

Era algo mucho más peligroso y asfixiante.

Frente a las personas podía ser conciderado un enfermo,frente a la ley un desviado pero la única opinión que quería era la de John Watson.

Sacó la pipa de su boca cuando escucho la puerta del departamento ser abierta y su corazón dio un ligero sobresalto a pesar de saber de quien se trataba.

-... Watson... Bienvenido a casa- saludo de manera cordial-podría tomar asiento por favor? Tengo algo de que hablarle de... Suma importancia -

-Todo suele ser de suma importancia para usted mi querido amigo-

Mencionó el doctor mientras se retiraba el sombrero y el saco para poner ambos en el perchero que se encontraba a la entrada de la sala.

Ciertamente todo lo que su compañero de cuarto le suele decir es importante ya sea para el o ambos, pero había un aire distinto en esta ocasión.
Así que en silencio se sentó en el sillón que estaba al frente de su compañero mirándolo atentamente

-De que se trata Holmes? -

Por primera vez en años Sherlock sentía un nudo en la garganta el frío impedía que sus manos sudarán sin embargo estaba dispuesto a hablar a pesar de la oprecion en el pecho que le impedía respirar como si tratara de detener sus palabras.

-en el último tiempo que emos compartido el mismo techo usted se a visto en el lujo de describirme en sus innumerables escritos como "un hombre sin sentimientos" "el cerebro sin corazón" sin embargo ambos sabemos que no es del todo cierto, acepto que he llegado a estimarlo y apreciar su singular forma de tratar con mi persona...le tengo especial cariño-

Hablaba de manera propia como era común en el sin embargo sus dos manos entrelazadas al hablar delataban cierto temor.

-Por eso mismo tengo que confesar que... Mis emociones han sobrepasado la línea de una relación de compañerismo y más de lo que debería ser correcto o sano de un hombre hacia a otro, son emociones impropias que llegan al estado romántico de una relación íntimamente amorosa y me atrevería a decir que usted tiene sentimientos si es que no iguales probablemente similares, sin el afán de causar alguna ofensa-

Al inició de aquella extraña e inusual confección a John le llegó a la mente la idea de que su compañero se había enamorado de alguna dama, sin embargo en el transcurso de la confesión un pequeño sentimiento de pánico y negación atacó al doctor haciendo que comenzará a frotar las yemas de sus dedos contra sus párpados pues no quería creer aquello que le decían.

-Señor Holmes... Se está dando cuenta usted de lo que me está diciendo?...lo... Absurdo que usted suena? -

Preguntó con un tono firme y algo serio mientras se ponía de pie para poder caminar unos pasos al rededor de la sala

-... No puedo hablar por usted pero... Conmigo se equivoca... Simplemente... No... Lo siento-

Se notaba la duda en sus palabras y el temor de hacer daño a su buen amigo, pero en ese momento hablaba el miedo.

Sherlock se quedó en silencio escuchando, como un niño que se le regaña por aver echo alguna travesura, no sentía realmente arrepentimiento, solo cierta desilusión.

-... Comprendo su postura, a pesar de esto... Mis palabras son sinceras y me niego a aceptar que me equivoco con usted, pero acepto que rechaze cualquier sentimiento indecente... Así que... Soy yo quien pide perdón -

No penso que realmente pueda doler tanto, un dolor al corazón que en realidad entendía el por que ahora de los crímenes a pasionales, si sentían una parte de ese asficciante dolor en el pecho tenía sentido pero a la vez afirnava su idea de que los sentimientos humanos eran un error y los suyos quizás los más blasfemo.

Al escuchar aquello solo soltó un suspiro no era su intención ser tan duro con su compañero pero no podía ceder a la idea de tener sentimientos más haya de simple compañerismo con el...la sociedad los tacharía por completo y ambos tenían una reputación que deberían mantener intacta.

-siento mucho mi tono de voz....pero no puedo aceptar lo que usted me dice... Así que por nuestra amistad...el aprecio que le tengo y el tiempo que llevamos trabajando juntos le pido que desista de esa idea conmigo-

Dijo intentando suavizar su tono mientras le dirigía la mirada a su compañero distinguiendo aquel dolor en sus ojos, se negaba a seguir viendo

-... Nuevamente lo siento.... No puedo corresponder le-

Dicho eso salió de la habitación subiendo al segundo piso para ir a su propio cuarto

Había quedado en silencio y devio su mirada hacia la chimenea para evitar la mirada de Watson, cada palabra dolía y cortaba más profundo que un puñal.

Agradeció que su compañero se hubiera marchado ya que no era propio de él mostrarse tan débil ante las carencias amorosas.
Aún asi respiro profundo y se sentó en su sofá sabiendo que nada sería como antes pero no tenía de otra más que abstenerse a las consecuencias.

Se acomodo bien en su propio sillón y tomó su violin para comenzar a tocar, cerró los ojos para ayudarse a evitar alguna reacción indeseada... Cerró los ojos permitiéndose misericordiosmente que una lagrima solitaria mojarra su rostro como única prueva de su roto corazón.

########

Watson era distante, entre ellos no intercambiaban más que Vocablos simples, aún era su compañero ya que le seguía en las escenas del crimen pero no había nada más.

Holmes no tenía de otra más que abstenerse a las consecuencias y aceptar que al menos su amado compañero no se había marchado de su hogar al querer evitar compartir un lugar con un desviando como el o que siquiera lo hubiera excivido ante su fiel grupo de lectores.

John Watson era un buen hombre.

Pero aún así ese buen hombre había logrado lastimarlo más que cualquier criminal peligroso, lo había lastimado como nadie había podido antes.

Asi fue por al menos dos semanas, incluso la señora Hodson estaba intimidada ante tanto silencio

Sin embargo esto no duró para siempre ya que una noche esto cambió.

A Sherlock se le había asignado un caso importante, quizás el más importante de la década ya que todos hablaban de el destripador de Whiterchapel, Sherlock acababa de ser llamado tras la muerte de la señorita Mari Jane Kelly, uno de los casos más mórbidos que hubiera visto jamás.

Habían hido a altas horas de la noche a Whiterchapel con la intención de encontrar al asesino sin embargo todo había salido muy diferente de lo planeado por el detective.

-es completamente insólito! - Sherlock se sacó el abrigo y lo lanzó contra el sofá en completa furia.

-ya le dije que lo siento, pero que quería que hiciera que lo dejara caer del puente de Whiterchapel?! - John se defendió mientras colocaba su sobre en el perchero de la sala.

-sabe que quería?! Que atrapara a nuestro asesino! Todo el esfuerzo tirado por que a la hora de medir prioridades prefirió evitarme un resfriado! - Sherlock había alcanzado al asesino sin embargo este lo golpeó y lo hizo caer del puente pero el detective se sujeto del borde, John se quedó a ayudarlo a subir para que no callese al agua.

-estaba preocupado! No lo pensé en realidad! Pudo salir herido-

-sabe quién más saldrá herido? Las próximas víctimas del destripador de Whiterchapel, si piensa en las vidas de las personas podría empezar con medir prioridades!-

-Pero sus vidas no son las que más me importan!- ambos discutían en la sala.

-entonces a eso se debe su ineptitud?! -

-No!... Tu vida fue la que me importo, me asuste pensé que podría caer y undirse en el agua pensé que Jack el destripador le había herido-Sherlock respiro profundo tratando de relajarse, sabía que su compañero no era tan calculador y se dejaba llevar por las emociones más que el.

-hmm... Muy bien entiendo su preocupación, soy uno de sus más cercanos amigos pero- Sherlock fue interrumpido de manera abrupta por el doctor.

-No es así Sherlock! - elevó la voz un poco sebresaktanso al detective lo cual le hizo sentir un poco de culpa-... Yo... Después de lo que me confeso no e dejado de pensarlo y... Creo que sin su compañía mi vida no seria como ahora, nunca había sentido tanto entuciasmo y alegría cuando estoy contigo Holmes... Es... Es diferente de alguna manera, diferente a lo que e sentido por un amigo, cuando vi que estaba usted en peligro me asuste, no me importo nada más que asegurarme de que estuvieras bien aun si mi vida peligraba aun si la vida del resto de Londres peligraba

-...Watson, no es necesario que-

-Le quiero - John Watson sonrió al ver por primera vez un leve tono rosa en las mejillas de Sherlock- no es sólo... Como un amigo, ni siquiera como una fraternidad de hermanos... Mi vida no seria la misma sin usted.

Sherlock se quedo callado, sabía cual era el siguiente paso pero estaba inseguro de darlo, jamas había tenido algún acercamiento emocional con otra persona así que era un lugar desconocido para el.

-no se engalle por favor,no será algo fácil, la sociedad nos verá como depravados, la ley como pecadores, no soy un hombre amoroso, romántico o detallista, aveces seré frío o indiferente pero eso no significa que no le aprecie, puede que no valga la pena--Sherlock hablaba casi como si fuera una especie de condena, John le tomó las mejillas para que le viera a los ojos.

-por qué lo dudas tanto? -

-... Que pasará si... Un día deja de quererme de esta forma? No puedo vivir con la Insertidumbre de pensar que e echo algo inapropiado o que le moleste querido Watson- el detective aparto la mirada mientras John se quedo en silencio un momento.

El doctor miro el cuarto por un segundo hasta que su vista se detuvo umen uno de los floreros de la señora Hodson con una mezcla variada de flores, sin dudarlo mucho le soltó de las mejillas y se acerco a este.

Sherlock no presto atención hasta que sintió los pétalos de una flor rozar su mejilla, en específico una margarita.

-en ese caso le haré una promesa Holmes, cada día que yo le siga queriendo y amando de esta forma yo le regalare una margarita, si sus sentimientos siguen siendo los mismo por mi deberas aceptarla... Ninguno de los dos está obligado-

Sherlock se quedo en completo silencio mirando la pequeña flor blanca con suma fascinación, el detective tomó la flor y la coloco en su oreja derecha.

-je je eso no es necesario - John se reía al ver como su pareja se veía.

-lo se -

Ambos se rieron juntos antes de mirarse un momento en silencio.

-podría besarlo? -

-sería un placer -

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Ante los ojos de las personas John Watson y Sherlock Holmes no eran más que un par de amigos, colegas que compartían el mismo hogar y la fascinación por lo escabroso o más bien inusual de los casos criminales.

Sin embargo detrás de las puertas del 221b de Baker streed era algo diferente, compartían besos, muestras afectivas dignas de los amantes incluso se habían tomado el lujo de apodarse de manera cariñosa.
Lo más impactante de todo para John Watson fue la insistencia de su pareja en compartir su habitación con el... Para alguien tan reservado y alejado de las muestras cariñosas el echo de compartir su privacidad era un verdadero honor honor para el ex militar.

Tal como John había prometido justamente después de despertar uno alado del otro Sherlock Holmes resivia una margarita que aceptaba con gusto colocándola en su oreja por gran parte de la mañana como si fuera un real orgullo que gustase de presumir a quien le visitará durante ese periodo de tiempo.

Podría decirse que todo hiba como una relación de lo más común, con sus peleas sus citas y sus momentos privados de cariño,esto cambió de manera abrupta.

-buenos días amor - saludo el doctor a su pareja mientras este salía del dormitorio que compartían.

-buenos días cariño- contestó el detective mientras daba un pequeño bostezo y pasaba una mano por su alborotado cabello- puedo saber por qué no se me despertó?

-Por qué es simplemente adorable la forma en la que duermes- contestó Watson mientras tomaba lugar en su sillón frente a la chimenea y extendía la taza de café a su pareja esté la agarro y tomo su propio lugar en su sillón-no cabe duda que tiene un lindo cabello rizo.

Sherlock sonrió de manera algo tímida mientras John le ofrecía una modesta pero hermosa margarita, el detective no lo dudo dos veces y la tomo colocándola en su oreja.
Ambos tomaron su café para comenzar la mañana como les había echo costumbre.

John Watson tomó el periódico de la mesa y comenzó a leer su rostro fue de completo asombro y terror

-Sherlock... - lo llamó de inmediato por su nombre mientras se levantaba para darle el periodico

-nuevo dato sobre el destripador? - preguntó Sherlock a lo que John negó y le mostró el periódico, en el había una foto un tanto obscura donde se veía a Sherlock besando a John quien estaba de espaldas a la cámara y lucia su sombrero de copa, la sangre de Sherlock se congeló mientras veía aquella foto, había sido hace dos días aproximadamente cuando salió al teatro con John y habían podido besarse en un lugar apartado.
La noticia llevaba el título de "El pecado de célebre Sherlock Holmes"

-que haremos?! Si Lestrad o Gregson lo ven... Que digo claro que lo verán!- Watson estaba alterado ya que sabía que había hido contra la ley tanto moral como oficial.

-no es tan grave como parece en un principio- hablo Sherlock mientras dobablaba el periódico.

-está bromeando cierto?! Se ve claramente! -

-en lo absoluto Watson... Se ve como estoy besando a otro hombre sin embargo la identidad de mi anante se mantiene anónima en esta foto - aclaro mientras se levantaba

-que? No estará sugiriendo que... -

-necesito enviar un telegrama al capitán, le recomiendo que valla a trabajar a su clínica - le corto de golpe Sherlock mientras se levantaba

-a donde va?! -

-Ya se lo e dicho... Una confecion será más misericordiosa -

-Sherlock!! -

Watson no pudo detenerle era evidente que nadie podía después de todo era la seguridad de John Watson la que estaba protegiendo y una nueva noticia salió en los periódicos "Sherlock Holmes arrestado por sodomia y conductas repulsivas"

La mayoría de la gente esperaba el juicio con ancias sin embargo John Watson no era capaz de confesar pues su pareja luchaba para mantener en secreto su identidad.
Cómo se esperaba Sherlock Holmes se declaró culpable de los crímenes.

La sentencia

Una hora de humillación pública a juntada a 30 latigazos.

Cuando el juez pidió que el acusado diera sus palabras Sherlock sólo contestó con la frase de un poeta que quizás John escucho en algún lado o quizás salió del corazón del detective

"-Se me a premiado por sentenciar a miles de hombres pero hoy se me sentencia por amar a uno, dicen tener noción del bien y el mal... Pero no notan que castigan un sentimiento bello, e cometido miles de crímenes que a ojo de quien lo vea pueden ser condenados pero este... Es el único que no -"

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John Watson no tuvo el valor de ir a la sentencia, no se creía capaz de ver como torturaban y humillaban a Sherlock, no quería estar ahí pero ahora se sentía un cobarde por huir de aquello sabiendo que era el mayor culpable de esa situación pero a la culpa era opacada por la preocupación que sentía por su pareja, solo había quedado sentado en su sillón esperando con anciedad.

Escucho la puerta de abajo ser abierta  lentamente después  un buen golpe, Watson se acerco rápidamente

-Sherlock! Ho dios mio mirad como le han dejado! - la señora Hodson fue la primera en acercarse mientras John bajaba de dos en dos las escaleras.

Sherlock había caído al suelo ya que caminar desde el centro de la ciudad gasta Beajer stred había sido un verdadero calvario en su estado, la camisa blanca estaba echa tiras sobre su cuerpo y su obscuro cabello ahora era una mezcla entre harina y el color de la sangre, holia a sudor e incluso la piel blanca de los brazos y pecho de Sherlock estaba llena de moretones.

-Sherlock!... Señora Hodson el botiquín por favor - el doctor sujeto a su pareja para ayudarle a subir las escaleras.

-agua... -

John lo escucho jadear de manera ronca dejando notar lo seca de su garganta junto lo débil de su voz.
Apenas estar arriba lo deposito en el sofá de tres piezas y le sirvió algo de agua la cual el detective bebió con desesperación mojando sus secos labios, el sillón se mancho con sangre debido a la maltrecha espalda de Sherlock, cuando tomó el agua solo se acostó dándole la espalda a John y echo un ovillo sobre el sofá osea evitar que las heridas le doliera más, estas eran largas, los bordes se habían echo morados e un hados y sangraban de manera un poco abundante.

John le miro con tristeza sin decir nada ya que supuso que Sherlock no quería hablarle, no había apoyado a él detective en toda esa situación.

La señora Hodson le trajo el botiquín a John y lo dejó a solas con este.

-AAHH! Duele!! - Sherlock se retorcio y se sentó de de golpe cuando sintió el algidon con el desinfectante en sus heridas.

-tengo que curar esto, por favor quedate quieto- le pidió mientras volvía a limpiar las heridas esta vez Sherlock solo apretó los dientes mientras seguía limpiando le, había un silencio incomodo entre ambos.

-yo... Lamento no aver hido pero -

-no hay necesidad Watson, me alegra que no estuviera ahí, es quien menos deseaba que me viera de esa forma- le interrumpió un poco sonrojado pero agradeciendo estar de espaldas a John- se supone que debía estar ahí una hora pero mi hermano la reduja a 30 minutos... No pudo hacer mucho por mi, no se si quería hacer más.

No había tenido oportunidad de hablar con Maicroft pero sabía que era responsable de su pronta liberación.

John siguió curando las heridas en silencio sin saber que sería de ellos ahora.
Era la hinsertidumbre de no saber que hacer lo que les acallaba.

-...entiendo que este asustado John, esta bien ya lo había previsto y le dije que sería difícil incluso que no valdría la pena- Sherlock comenzó a hablar mientras el doctor terminaba de curarme la espalda y se levantaba- no tiene ninguna deuda conmigo y nadie tiene por qué saber su auténtica relación con mi persona, estará más seguro sin-

Sherlock volteo a ver a John para seguir hablando sin embargo enmudeció cuando delante de él John extendía su mano.

En la palma de su mano había una margarita blanca.

-... La acepta? -

En su vida Sherlock nunca se había visto tan estupefacto como en ese momento, no esperaba que aún a pesar del temor John podría darle aquel regalo muestra del amor que le tenía.
Por su parte John temía que su pareja al ver cuáles eran las consecuencias de estar a su lado prefiriera terminar con aquello, Sherlock tomó la pequeña flor y la coloco en su oreja mientras John no podía controlar su alegría así que se acerco a él y lo abrazo de manera delicada haciendo que Sherlock correspondiera de manera más intensa al aferrarse a él.

John no está seguro y no podía verlo... Pero podría jurar que su hombro se había puesto húmedo

Apesar de aquellas palabras de apoyo, de aquel sentimiento y palabras de amor... Sherlock se fue al día siguiente, a mitad de la noche el detective había tomado casi todas cosas y se fue del 221b sin decir una sola palabra dejando a John.

El vacío que sentía el doctor al no encontrar a su pareja fue realmente agobiante, por más que preguntara a sus conocidos nadie sabía nada de él.


John. H. Watson espero que Sherlock regresará, que avisara un día sin más donde estaba sin embargo conforme pasaba el tiempo los días se hicieron semanas y las semanas meses, cuando se dio cuenta faltaban dos meses para que el año se cumpliera.
Su esperanza en volver a ver a su amado se habían comenzado a disolver.

Durante aquel año la casera, aquella dulce señora Hodson, había fallecido de una tuberculosis, a pesar de los intentos de John por cuidare su muerte fue inevitable dejando en completa soledad al doctor en aquel apartamento.

John apenas estaba regresando del funeral de la señora Hodson dejando que el silencio del departamento le rodeara.
Subió las escaleras tras colgar su abrigo sin embargo cuando se acerco a la puerta del segundo piso un aroma agradable le invadió, desconcertado abrió la puerta y lo que vio le dejó completamente estupefacto...

La sala donde solía compartir con Sherlock, justo sobre los dos sillones, estaba lleno de flores sin embargo no eran una flor común y corriente... En lo absoluto.

Eran Margaritas.

Perfectamente colocadas sobre los dos sillones, se acerco completamente estupefacto y fue cuando vio un sobre de color negro colocado sobre la mesa con una bella margarita sobre el.

Aquel sobre solo llevaba el nombre de John. H. Watson escrito en dorado.

Sin embargo dos letras llamaron su atención más que nada en aquel sobre, dos letras colocadas en una de las esquinas "SH"

Abrió el sobre con suma prisa.

Su vista se puso borrosa gracias a las cristalinas gotas de agua, que salieron de sus ojos mientras una sonrisa se dibujaba bajo su bigote.

Dentro del sobre solo había un boleto de tren con el destino a un lugar del que nunca había oído hablar y con el horario de salida para ese mismo día.


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