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Volverte a Ver por NinjaCaballero

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Notas del fanfic:

Un regalo de cumpleaños muy atrasado para mi gran amiga Gea de Acuario, nena perdón por el retraso.

Luego de tanto tiempo volvía a verlo, los años le habían hecho más hermoso. La genta bailando a su alrededor dejo de importar y a empujones se abrió paso hasta llegar a su lado.

―Camus…

― ¿Aioria?

Aioria Kafkis y Milo Mouskouri cursaban educación secundaria superior en un Lykeia general de Atenas, inseparables compinches de aventuras se conocían desde la primaria. Cuando conocieron al estudiante de intercambio Ángelo Astori a.k.a Death Mask cualquiera podría suponer que no sería la mejor de las influencias, Aioria sintió cierta ambivalencia respecto al carácter del italiano, tan intrigante y misterioso, en cambio Milo encontró al asesor de travesuras perfecto.

Otro estudiante de intercambio que llamo la atención de Kafkis fue Camus Pinaúd,  de presencia llamativa con su largo cabello rojo y sus elegantes facciones, a cualquier lugar que fuera atraía las miradas, cuando pasaba por su salón Aioria era incapaz de quitarle la vista de encima siendo objeto de burlas por parte de Milo y Death Mask. Un día el italiano con afán de divertirse les dijo:

―     ¿Qué les parece si hacemos una apuesta?

―     ¿De qué? –Pregunto Milo interesado.

―     Respecto a Camus ¿Qué tal si apostamos por quien logra hacerlo su novio?

―     No me convence. –Dijo Aioria.

―     Vamos Aioria, no seas moralista, podría ser divertido. ¡Gallina!–Apoyo Milo la idea picado en el orgullo Kafkis acepto la idea. Al día siguiente ambos menores comenzaron con el plan.

Citas, platicas hicieron que conforme pasaba el tiempo empezaran a caer en el hechizo de esos ojos carmesíes, descubriendo facetas increíbles en la fría personalidad del galo. Milo al ser el más insistente en la búsqueda de momentos con el extranjero pronto comenzaron a hacerse más cercanos. Por la amenaza que sentía al perder contra su amigo Aioria se apresuró a pedirle a Camus que salieran formalmente siendo correspondido para desagrado de Mouskouri.

Días después de meditarlo mucho el pelilargo cito a su amigo.

―     ¿Qué pasa? –Preguntó Kafkis apenas pararse frente al otro.

―     Ya no quiero seguir con esta apuesta.

―     ¿Por qué no? Al principio estabas muy entusiasmado.

―     Las cosas han cambiado.

―     ¿Qué es lo que ha cambiado?

―     ¡Camus no se merece lo que le estamos haciendo! –Ambos chicos se miraron, una muda determinación hizo brillar sus ojos, misma que fue opacada con el miedo. No querían perder a Camus.

A la hora del receso buscaron al pelirrojo, estaban muy nerviosos, internamente rogaban por no hallarlo pero el destino no estuvo de su lado cuando lo vieron en los jardines junto con otros 2 muchachos, los celos hicieron presa de Kafkis cuando se acerco pudo ver que eran Shaka Anjali y Saga Deliggianis, el mayor desplegaba su mejor sonrisa coqueta hacía el pelirrojo quien la respondía con una suave, tomo la mano de quien era su pareja murmurando un escueto: “hola y disculpen.” Se llevó al galo a un lugar más privado seguido de Milo ante la mirada perpleja de los acompañantes del francés.

―     ¿Qué pasa Aioria? –Pregunto molesto.

―     Saga te estaba coqueteando.

―     ¿Y eso qué?

―     ¿Cómo qué y eso qué? ¡Eres mi novio Camus!

―     Ya, ¿y qué me dicen de la apuesta? –esa pregunta congelo a ambos griegos. – ¿Enserio creyeron que no me iba a enterar?

―     Camus déjanos explicarte…

―     Bien, los escucho. –Ambos rubios se miraron entre sí, nerviosos no sabiendo por donde comenzar.

―     Es que todo fue idea de Death Mask. –Soltó el rubio de pelo más largo.

―     No todo es culpa de él, ustedes lo siguieron.

―     Lo sentimos mucho Camus. –Dijo Aioria muy acongojado, no pensó que le dolería tanto la revelación de esa información.

―     No importa, solo no se vuelvan a tomar esas libertades conmigo. –el Pelirrojo volteo para retirarse.

―     Camus ¿Podemos seguir siendo amigos? –Pregunto muy dudoso el rubio pelilargo, no quería perder su amistad casi tan valiosa como la de Aioria.

―     Mientras no me traiciones. –Contesto receloso, se cuestionaba porque quería darles otra oportunidad después de ese jueguito tan bajo, pero lo que más le extrañaba era porque la actitud de Aioria le lastimaba tanto.

Aioria decidió ya no buscar a Camus desde ese día, era educado con el cuándo se cruzaban pero ya no había más acercamientos, la culpa le carcomía y no se sentía digno de la compañía del pelirrojo. El último año los 3 chicos escogieron clases de educación superior diferentes por lo que sus encuentros se fueron espaciando.

El día de la graduación Milo se las arregló para que se sentarán juntos, cuando terminaron de entregar todos los certificados y los alumnos se retiraban a festejar con sus familias, Aioria no sabía cómo decirle a Camus todo lo que había estado ocultado.

―Chicos ya me tengo que retirar, mis papás quieren llevarme a festejar a casa. –Camus les dijo volteando a ver a sus padres.

―En ese caso será un hasta luego Camus, hay que seguir en contacto los 3. –Pidió Milo esperanzado.

―Claro que sí, un día de estos hay que quedar. –El pelirrojo ya movía el brazo hacía su amigos cuando el abrazo de Aioria le impidió continuar.

―Desearía que todo hubiera sucedido de manera diferente, realmente me arrepiento Camus. –Le susurro en el oído, el francés volteo sin creerlo casi, todo la actitud del Rubio había sido un malentendido.

― ¡Camus, ya debemos irnos! –La señora Pinaúd tomo la mano de su hijo. –Hasta luego Muchachos.

La familia Pinaúd regreso a Francia ese verano, Milo conservo más contacto con el pelirrojo, Aioria no volvió a ver a Camus hasta ese concierto de Queen, dónde se armó del valor que le falto en su juventud, acarició su mejilla atrayéndolo hacía si y besarlo con suavidad siendo correspondido.

―Valla que tardaste para darte cuenta.

―Tarde en juntar valor. ¿Me permitirías demostrarte lo arrepentido que estoy?

― ¿Esta vez sin juegos?

―Ni mentiras. –El pelirrojo miro los ojos verdes esperando encontrar duda al no hallarla sonrió de manera encantadora, le rodeo el cuello.

―De acuerdo. –Le susurro.


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