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Solo Tú por Shizuka31

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Solo bastó un par de miradas entre Sasuke y Naruto para dar por sentado lo mal que podrían llegar a llevarse, pero eso no lo descubrió hasta que un frio día de otoño visitaba un nuevo centro comercial que se había inaugurado en la exclusiva zona de Ginza. Desde que arribó de Inglaterra para cursar su segunda carrera no había tenido el tiempo suficiente para salir y comprar lo que podría necesitar en su nueva residencia, y el centro comercial ubicado en Ginza le quedaba relativamente cerca desde el Parque Ueno, donde se encontraba la residencia y el campus de su universidad.

Para Naruto estudiar una nueva carrera le suponía un reto y se encontraba por demás emocionado, a pesar que solo había pasado un año desde que se graduó de la universidad de St Andrews, de la facultad de Artes. Estudiar administración nunca fue su sueño, sino el de sus padres, y aunque ellos nunca le impusieron que carrera optar, él solo quería retribuirles ayudando en la empresa de su padre cuando este se encontraba convaleciente por una enfermedad cardiovascular. Un año que había dedicado íntegramente a Namikaze Corp. mientras su padre se recuperaba y podría volver asumir la gerencia de la empresa.

Si miraba en retrospectiva había trascurrido un mes desde que su padre mejor de salud y su madre Kushina, se habían enterado que no iba a continuar contribuyendo directamente en la empresa de publicidad de la familia. Difícilmente Minato estaba contento, pero entendía que Naruto era imprevisible e independiente, a sus veintitrés años se había graduado con un Master  en su carrera, y había sacado a flote en un momento de dificultad a la empresa, no podía recriminarle algo; no cuando parecía tan seguro y feliz con la decisión que había tomado, y por sobre todo siempre iba a querer la felicidad de su retoño, así estuviera en otro continente estudiando.

Postular e ingresar a la universidad nacional de bellas artes o música de Tokio o también conocida como Geidai no fue difícil, como tampoco optar por quedarse en la residencia de la universidad. A Naruto nunca le gustó aparentar opulencia, a pesar que tuviera los medios necesarios, la extravagancia no era para él; por el contrario, la comodidad en su vestimenta era lo que mejor le sentaba, por ejemplo, prefería la comodidad de los jeans y zapatillas en su vida cotidiana que los incomodos trajes hechos a medida, a menos que una ocasión especial lo ameritara. Las grandes marcas de renombre no le impresionaban y no las usaba para sentirse superior a otras personas como sus antiguos compañeros en la universidad. Un trabajo artesano tenía el mismo esplendor y podía cautivarlo al igual que una prenda de renombre, aunque a veces por usar algo sin opulencia se ganara la mirada de indiferencia de sus compañeros, él no se limitaba a una sola perspectiva, la vida era tan amplia para limitarse en cada aspecto de su vida, meditaba mientras iba llegando al distrito de Ginza, al cual había ido por recomendación de su compañero de cuarto Gaara. Gaara en el poco tiempo que se llevaban conociendo, le había caído mejor que muchas personas con las cuales se había topado anteriormente, su carácter y humor acido no era lo que le hacía singular, sino la forma tan frontal y directa que tenía para decir las cosas, y aunque aún no podía decir que eran amigos, tenían una convivencia armoniosa y una complicidad raramente vista en personas que recién se estaban conociendo.

Hubiera deseado que Gaara lo acompañara, pero se encontraba ocupado con asuntos familiares, de los cuales no indagó. Aún tenían tiempo de sobra para conocerse más afondo.

Caminando por los alrededores, se percató lo concurrida que podía llegar a ser esa zona a pesar de la hora, el cielo ya empezaba a oscurecer, pero las calles estaban tan llenas de vida que raramente importaba la hora, mientras curioseaba los escaparates de la tienda miró su aspecto por el reflejo de los pulidos vidrios. Su cabello rubio, cortado le lada un aspecto de fragilidad a su rostro. Tenía unos preciosos ojos color azul cielo, de pestañas largas que no se apreciaban por las gafas redondas que solía llevar y una boca de labios llenos. Debajo de su suéter plomo llevaba un polo blanco, el cual era un poco más largo que el suéter, jeans claros y zapatillas deportivas blancas.

Pensó que no parecía el administrador de una de las más grandes y reconocidas empresas de publicidad de todo Europa, aunque técnicamente ya no era el administrador; y de inmediato esbozo una sonrisa. Era una suposición universal a simple vista que aparentaba menos edad de la que realmente tenía, y que no poseía más adquisición monetaria que algún trabajo de medio tiempo le pudiera dar. Las personas de la gran sociedad se dejaban llevar por la superficialidad de las apariencias, y no deseaban ver más allá de lo que una vestimenta pudiera decir.

Su caminata se detuvo cuando divisó una tienda que le llamó la atención, y Naruto se dirigió hasta la puerta de la misma. Era una tienda con algunos artículos caros, como casi todo en ese distrito u localidad, quizás Gaara solo pensaba que quería distraer su vista, más no comprar algo, pero ya que estaba ahí sería una pena no comprar algunas cosas, las más indispensables y que le pudieran servir por el resto del año como una mochila o portafolios. En aquella estancia casi no había gente, pero si contaba con bastante personal que suponía estaría encantado de ayudar a algún cliente, pero mientras más caminaba en aquel recinto, más dejaban de ser sutiles las miradas que le daban los empleados.

—¿Disculpe lo puedo ayudar en algo?  —Preguntó un vendedor, sobresaltándolo.

—Sí, se lo agradecería —respondió Naruto sorprendido, no esperaba que algún vendedor se le acercada, no cuando otros lo estaban mirando como si fuera un fisgón que solo les haría perder el tiempo. Llevándose una mano a la cabeza, volteo con un gesto tímido hacía la otra persona. ­—Sinceramente, no puedo encontrar donde están las mochilas o portafolios.

—Claro con gusto, lo llevo donde se encuentran los bolsos para hombres. Mi nombre es Chouji y seré quien le atenderá esta noche, por aquí por favor. —respondió mientras se dirigía al lado contrario de donde se encontraba.

Apenas habían dado algunos pasos cuando surgió un revuelo en la tienda, venía llegando un hombre de apariencia sobria y elegante. Ocasionando que todos los vendedores se pusieran en dos filas para brindarle sus respetos. Acto que ignoró para proseguir haciendo sus respectivas compras, cuando se dio cuenta que aquel sujeto había empezado a hablar.

—¿Quién es ese sujeto? ¿Le han preguntado si tiene los medios para pagar? —inquirió aquel desconocido, con una brusquedad apabullante.

—Lo está atendiendo Chouji, le dijimos que tuviera cuidado es la primera vez que lo vemos por aquí, señor Uchiha. —respondió una comensal pelirroja.

Naruto observó cuando el nombrado se puso pálido, quizás atemorizado porque aquel sujeto le llamara la atención. Por lo visto tenía el poder suficiente para hacer eso y más.

—¿Es así como tratan aún cliente? —alzo la voz Naruto, si había algo que no podía soportar era la prepotencia en las personas.

—¿Has dicho algo? —respondió aquel sujeto, sin una pisca de paciencia.

—Ajá, lo has oído perfectamente.

Se oyó un asombro grupal.

Naruto en sus veintitrés años de vida, nunca ni en Reino Unido ni en ningún otra parte del mundo, había estado expuesto a ese tipo de situaciones. Miradas mal intencionadas, y algunos murmullos de gente desconocida no le incomodaba o afectaba, pero recibir un trato menos que desastroso y denigrante, era la primera vez.

Era una política muy conocida que el cliente siempre tenía la razón, y un incidente, aunque mínimo puede mancillar la imagen de alguna empresa. Naruto suponía que aquel sujeto con ese nivel de injerencia debía ser el gerente del local o del centro comercial, mirándolo con atención aquel sujeto de mirada obsidiana, con un porte prepotente que por cada poro de su piel exudaba poder.

Era alto, de cabello azabache. Llevaba un traje a la medida, y unos zapatos de diseñador, y seguía emanando una aureola   de seguridad en si mismo, tanto que podría rozar con el egocentrismo casi palpable en el aire. Era por demás guapo, aunque le costara admitirlo, pero de que le servia una belleza si su actitud era menos que decente, mientras lo observaba sus ojos hicieron contacto, y de pronto, por tan solo un breve instante, se sintió atraído por lo que podía llegar a proyectar. Incluso en una estancia llena de gente, se podía sentir su presencia. Por unos segundos se quedó mirándolo, al igual que un conejo cegado por los faros del carro, mientras aquel extraño sujeto se acercaba a él con un extraño brillo en los ojos.

—Vaya, vaya. Alguien no sabe con quien habla. ¿Estas seguro que no eres un fisgón oportunista o quizás un paparazzi? 

Aquella inesperada pregunta lo desconcertó por un breve momento. Había esperado una disculpa por tal trato, pero se había equivocado, no todas las personas eran tan inteligentes como aparentaban. Su actitud en vez de enfurecerlo, le causo indiferencia, compraría lo que necesitara y se marcharía.

—¿A qué se refiere?

—Quizás sea un duro trabajo ir de fisgón en la vida de las personas, pero supongo que vender cualquier noticia falsa le sumaran un par de ceros a tu cuenta bancaria. —explicó con todo desapasionado, lo cual intensifico aun más el insulto de su comentario. 

—¿Disculpe? —Sorprendido, dando un paso hacia adelante. Quizás aquel sujeto, de apellido Uchiha pensaba que no sabía defenderse, pero el era Naruto y no necesitaba a nadie para que lo defendiera. —Por lo visto, no por ser un país primer mundista, significa que sus habitantes fueran de ese tipo. Pero no se preocupe, su comentario me causa gracia, si busca alguna respuesta mía es sí, mi trabajo es duro y gozo de sus resultados. —aunque el señor Uchiha no lo supiera, Naruto se estaba refiriendo a la empresa de su padre y el sueldo que ganó siendo gerente de la misma, no a su respuesta en relación siendo paparazi.

—No esperaba que fueras tan sincero. —repuso fríamente el señor Uchiha.

—Oh, es una de mis mejores virtudes. —exclamó elocuente. Ya había transcurrido regular tiempo y aún no compraba nada, y francamente ya se estaba empezando a cansar de la situación, pero si el señor Uchiha quería iniciar una discusión, la tendría.

—Apuesto a que sí, sobre todo cuando lleva material de dudosa credibilidad a cualquier medio de comunicación. Como dijo usted… uno pensaría que siendo un país primer mundista, la gente no caería en esas artimañas.

Aquel hombre quería creer lo que quería, y Naruto no lo iba a sacar de su error. En todo caso tampoco le creería si le dijera que no era un paparazi.   

—¿Desea que saque la cámara?

—No se preocupe, me voy hacer el sorprendido.

—Es más de lo que esperaba, señor. ¿Qué encabezado sugiere que le ponga? Quizás, señor Uchiha hostiga a un cliente en el centro comercial. —Se permitió esbozar una sonrisa, todo aquello le parecía hilarante, pero al ver por el rabillo del ojo no era lo mismo para el personal de la tienda.

—No es una decisión muy inteligente meterte conmigo.    

—¿Por qué no? Todo esta resultando muy divertido. —le sonrió mientras retomaba el paso para buscar por fin su dichosa mochila.

Con una expresión indescifrable, el señor Uchiha le siguió el paso.

—Créeme, no te gustara el resultado. —le advirtió en tono frío.

—Eso estará por verse. —replicó en un murmullo aburrido.

—¿Por qué no estudias algo mejor? Oh, quizás utilizas tus atributos para mejores cosas. —respondió con tono si sañoso el señor Uchiha. —Pensándolo bien, quizás no te convendría ir por ese camino. —añadió viéndolo de reojo.    

Aquello era precisamente lo último que había esperado oír Naruto. Le disgustaba profundamente que no vieran más allá de sus rasgos faciales, y tal como parece ser el señor Uchiha es lo que sacan conclusiones apresuradamente. El dichoso señor no sabía nada de él, salvo lo que él seguramente creía a base de sus falsas suposiciones, y solo eso le bastó para haber decidido que era verdad.

—Utilizo todos los dones que Dios me dio. —respondió mientras su mirada captaba una mochila sencilla con el estampado de la marca en color beige y detalles de cuero a juego, con un compartimiento extra adelante. Era perfecto, sencillo y espacioso para llevar los útiles que necesitara llevar a la universidad.     

—Todo signo de desfachatez, pero que se podía esperar de personas sin la inteligencia necesaria. Espero que encuentre lo que busca y pueda pagarlo. —respondió el señor Uchiha mientras volteaba para retirarse.

Naruto no le prestó atención, ni volteo cuando escucho pasos revoloteando a su espalda. No hacía falta verlo directamente para saber cómo estaría por no haber logrado su cometido. En un foro más interno de sus pensamientos Naruto se quedó turbado por la primera y efímera sensación que el señor Uchiha había provocado en él, más de lo que alguna otra persona había podido lograr, no queriendo ahondar con profundidad en un tema que no estaba seguro de adonde lo llevaría, lo desechó, esperando olvidarse de todo lo acontecido.

—¿Encontró algo de su agrado? —preguntó con temor el vendedor asignado una vez que se quedaron solos.

Naruto casi se había olvidado de la presencia de este, y sintió algo de compasión cuando escuchó su tono de voz, temiendo alguna represalia por parte de señor Uchiha si sus suposiciones eran ciertas, y no podía pagar algún producto de la tienda.

—Sí, deseo la mochila color beige. ¿Me la podría empacar para realizar el pago? —inquirió condescendiente por la reacción de este. Aún no daba crédito a todo lo acontecido, pero se sentía aliviado que todo hubiera acabado y que el señor Uchiha se hubiera marchado.

—¿Está seguro que desea esa mochila? —preguntó con asombro el vendedor algo llenito. —Señor aunque parezca sencilla, esa mochila es de la última colección que se ha lanzado y ese ejemplar es el único disponible en la tienda, por ser además de una edición especial.  —Chouji exclamó, incrédulo.  

—No hay necesidad de sonar tan sorprendido, no te preocupes. Empácalo mientras voy a pagar con mi tarjeta. —Naruto le sonrió brevemente, mientras se dirigía al mostrador recibiendo miradas incrédulas del personal. Si que los había sorprendido, pensó.

Mientras efectuaba el pago se percató que la misma chica que le había respondido al susodicho era quien miraba con poco disimulo la tarjeta que le había brindado. Naruto le esbozó una mueca sarcástica mientras la miraba. Personas como ella abundaban en la sociedad, mujeres que se dejaban deslumbrar por el dinero, pero no hacían nada para conseguirlo por merito propio. Seguro era de las que preferían atrapar algún hombre con la cuenta bancaria llena. Sintió pena, porque a pesar de tener belleza para hacerse un lugar en el mundo, se conformaba o quizás no daba para más que ser la mujer de alguien importante. Naruto se había topado muy seguido con ese tipo de gente, hombres y mujeres. Todo cambiaba cuando se enteraban de su procedencia y linaje familiar, solo buscaban obtener algún beneficio.

—Tiene todo listo. —preguntó Naruto impaciente.

—Claro, señor. Aquí tiene. Muchas gracias por su compra. —respondió demasiado sonriente la pelirroja. —Vuelva pronto.

Recibiendo su mochila, Naruto ignoró la venia de la vendedora, quien parecía más coqueta que cordial o respetuosa. En pleno siglo veintiuno no creía que mostrar el escote hasta el suelo fuera un signo sensual, o mostrar el busto más de lo necesario fuera causante de alguna reacción primitiva o impulsiva, o solo quizás había hombres demasiados estúpidos para caer en tretas como aquellas.  Algunos solo pensaban con una cierta parte de su anatomía, que se podía esperar, suspirando resignado tomo la bolsa de su compra e inició la marcha hacia su hogar.

Lo único que deseaba era tomarse un baño, y platicar con Gaara; ojalá hubiera llegado, seguro todo el asunto le parecía demasiado hilarante para su propia suerte, el pelirrojo quien se parecía a una cereza por su color de cabello era el único con quien pasaba el rato desde su llegada, y podían hablar sin aburrirse.

 

 

***

 

Como había sospechado, después de haberle contado lo sucedido, la primera reacción obtenida de la otra parte fue una sonora carcajada.

—Tu si que sabes divertirte, Naruto. —respondió Gaara sin intentar ocultar su risa.

—Eres horrible, yo contándote mis penurias y que obtengo de ti, solo risas.

Naruto sin intentar ocultar su sonrisa, dramatizo su respuesta. Para él era bueno poder platicar con alguien sin problema alguno, en Londres o en cualquier parte de Europa en la que haya podido vivir nunca pudo tener alguna amistad o vinculo sincero, al menos no cuando se enteraban de su vinculo familiar. Cada vez podía sentir que ir a Japón fue una idea excelente.

 

—Pero fuera de bromas, Naruto. ¿Quién dijiste que era el estirado ese? —preguntó con genuina curiosidad el pelirrojo.

—Cierto, aún no te lo había dicho; pero no se su nombre. Aunque los comensales lo llamaron señor Uchiha, así que asumí que ese era su apellido. —pensativo Naruto, volvió a preguntar. —Tu que vives en Japón ese apellido no te suena de algo.

Ahora el curioso era él, quizás era una persona conocida en ese país, pero eso lo debía de su poner si en su pasado encuentro lo confundió con algún paparazi. En una primera instancia había pensado que era el gerente de la tienda o del centro comercial, pero quizás era alguna estrella famosa del país que solía frecuentaba esa tienda, por eso el trato del personal de la misma hacía él.

Naruto por estar en sus cavilaciones no se percató del asombro de Gaara.

—¿Uchiha? —inquirió con asombro. —¿Estas seguro que no sabes quién es?

—Bueno en Europa no se habla mucho de la prensa japonesa, aunque tampoco es que mire tan seguido la zona de espectáculos o algo parecido… por tu reacción asumo que sabes quien es y puedo deducir que es alguien famoso. Ahora lo que importa, ¿cuán famoso es?

Gaara pasó del asombro a la perplejidad y seguidamente volvió a reírse.  

—Naruto tu sí que sabes cómo sorprender a las personas. Respondiendo a tu pregunta, estas en lo cierto, sé quien es el Uchiha al que te refieres. Que tú lo desconozcas es sorprendente. —respiro profundamente antes de continuar con su respuesta —Te contaré la versión resumida.

—Gaara, no estaba esperando conocer u indagar sobre toda su vida, además tampoco es como si importara saber desde el día que nació hasta la actualidad. —Naruto en un gesto infantil inflo sus cachetes y se cruzó de brazos, acto seguido no pudo contener la risa. —¡Dios mío! Ya suponía yo que alguien tan arrogante, tan superficial, tan… teme. No tendría el ego de una persona normal, con lo que has dicho me consta que por estos lares solo hacen subir su nada decepcionante ego.

—Tranquilo Naruto… prosiguiendo con el relato. Si no me equivoco y por como lo has descrito, te has topado con Sasuke Uchiha. Es el menor hijo de Fugaku y Mikoto Uchiha, y hermano menor de Itachi Uchiha. —respondió Gaara —¿Alguno de esos nombres te suena?

Pensativo Naruto empezó a buscar en sus memorias, haber si podía relacionar algo que sabia con alguno de esos nombres, pero no se acordaba de nada. Aunque quizás el nombre de Fugaku Uchiha si le sonara de algo, sólo que en ese preciso momento no recordaba de qué. —Gaara, por más que piense solo te puedo decir que he escuchado el nombre de Fugaku, pero no me acuerdo en donde y sobre que circunstancia lo he oído. Así que empieza hablar, toda tu actitud me deja intrigado.

—Hasta parece que has vivido debajo de un puente, Naruto. —el pelirrojo seguía con su actitud hilarante, y atrapó una almohada que había volado desde la cama del rubio —Como decía, Sasuke Uchiha proviene de una familia de renombre, no solo en Japón sino en el mundo, a sus veintiocho años es gerente de su propia empresa, convirtiéndolo en una de las personas más ricas e influyentes de Japón, ha estudiado dos carreras. Aunque lo más impresionante que no sepas es que pertenece a la realeza de aquí, su padre, Fugaku Uchiha es el emperador del país, y aunque no es el sucesor al titulo de emperador; es un príncipe.

Dios, lo que le faltaba, encontrarse con un príncipe o algún miembro de la realeza japonesa. ¿Acaso estaba condenado a encontrarse con gente que ostenta algún título?  Estaba cansado de todo eso en Europa, no quería que nada de eso lo siguiera ahí.

—Sorprendente, de todo lo que hubiera pensado de él, como gerente o quizás actor estaba muy alejado a lo que realmente es. —no pudo evitar esconder la sorpresa en su voz —Pero no debería tener un comportamiento ejemplar, y actitud modesta y recta. Todo lo que he conocido del tal Sasuke esta muy alejado del trabajo social, y la ayuda humanitaria.

—Bueno que te puedo decir, Sasuke no es precisamente una persona sociable. Aunque hacer labor comunitaria de vez en cuando, se dedica principalmente a su empresa, es más, es el dueño del centro comercial al que has ido. Los paparazis lo siguen a menudo y una que otra vez han vendido noticias adulteras de él. No me sorprende su trato si te ha confundido con uno. —respondió con toda sinceridad Gaara —Ahora lo que me intriga es que tus implicaciones en su encuentro fueron lo suficientemente elocuentes, tanto que ahora Sasuke crea que eres un paparazi, y uno de los peores con lo cuales ha podido toparse.

—De acuerdo, lo admito. No pude evitarlo, aparte no me hubiera creído si intentaba defenderme, así que, que más daba si seguía creyendo lo que él ya había supuesto de mí. — Aquel comentario volvió a sacarle una sonrisa a Gaara, todo el tema le divertía más de la cuenta. —Ahora dime, ¿cómo es que sabes tanto de él? No te creía alguien tan cotilla o pendiente de la sección de magazín.

Ahora fue el turno del pelirrojo de suspirar, no estaba seguro de contarle cual era la relación que tenía con Sasuke. En el pasado ya se había topado con gente al principio indiferente por el pelinegro, pero todo cambiaba cuando lo conocían más afondo, actitud que lo exasperaba. No había nada más patético y bochornoso que encontrarse a alguna admiradora de susodicho.  Aunque meditándolo sinceramente dudaba que Naruto hiciera cualquier cosa por ganarse la simpatía de este, no con el desastroso encuentro que habían tenido.

—Bueno, tampoco es que sea un secreto que conozco a Sasuke. Mi familia y su familia son allegados, principalmente porque mi padre es el abogado de su familia y amigo desde pequeño del señor Fugaku. Solemos pasar las navidades en conjunto.

—Sorprendente, y yo esperando acertar acerca que miras en secreto la sección de magazine.  Así que tienes trato directo con el niño bonito me creo más que todos, dime ¿cómo haces para soportarlo?

Lo ultimo que hubiera pensado de Gaara es que su familia tuviera algún tipo de relación con la corona japonesa. El comportamiento y actitud de Gaara era muy diferente de las personas que había conocido con parentesco similar. El pelirrojo no podría desagradarle, era todo lo opuesto a lo pre concebido anteriormente. Ahora pensaba que, si seguían así, podría estar seguro que había conocido a su alma gemela, pero no en un sentido romántico sino de fraternidad y camaradería.   

—Naruto, prioridades. Yo te cuento que provengo de una familia con estrecho lazo a la realeza del país, y tu te preocupas si puedo o no soportar la actitud de Sasuke… —Gaara respondió mirándolo fijamente. —¿Cómo es que no estas sorprendido? ¿Qué me estas ocultado?

—Lastimas mi corazón, ¿yo? Jamás te ocultaría algo. Por cierto no quieres ver lo que compre en una tienda de ahí. Además, la próxima vez quiero ir a Akihabara, y esta vez no te escapas de ir conmigo. —respondió intentando cambiar de tema mientras se dirigía a donde dejó la bolsa con la compra. —Mira, es una mochila. No hay mucho que decir, es una mochila, sólo a mi se me pudo olvidar traerme alguna conmigo cuando llegué.

Gaara mirando con detenimiento la marca y la mochila descubrió que Naruto no era una persona promedio, ni su familia. No cualquier persona podía permitirse pagar una cantidad nada modesta en una mochila de edición limitada, seguro Naruto no sabía que precisamente ese objeto había sido inspirado en Sasuke y que solo había cinco ejemplares en todo japón.   Y no era que lo supiera precisamente por ser un amante apasionado de la moda, sino que tuvo la desgracia de escuchar algunas conocidas que morían por tener ese objeto; para ser precisos a las fanáticas del pelinegro.

—¿Sabías que precisamente esa mochila está inspirada en Sasuke?

—¡Dios! Estoy maldito, ahora contribuyo a su incremento financiero comprando sus productos. Quizás fui un asesino en masas en mi vida pasada.

Con esa respuesta Gaara acertó que Naruto no sabía nada con respecto a la mochila y sus implicancias, sería divertido estar presente cuando se enteren las admiradoras de Sasuke que ya no pueden obtener el ultimo ejemplar porque ya se agotó.

—Qué te puedo decir, Naruto. Quizás es el karma… regresando al tema principal como es que un chico promedio puede permitirse comprar algo tan caro. —preguntó Gaara con saña.

—Buenooo… lo admito. Precisamente pobre no soy, mi familia tiene una empresa de publicidad en Londres. Mi padre Minato es un príncipe de la corana inglesa, aunque no es sucesor directamente al título, sino su hermano mayor. Cuando se casó con mi madre Kushina ambos decidieron que no sería criado por todo ese estilo de vida tan apabullante y estresante. Por tal motivo yo no tengo ningún deber o hago apariciones oficiales, soy de los que paso desapercibido y me mantengo en el anonimato.    Y, ¡Me encanta!

Naruto suspiró. Una genuina revelación. Era la primera vez que él le contaba a alguien su procedencia. De pequeño siempre había soñado con tener un montón de amigos, había ansiado pertenecer y sentirse parte de un grupo, pero mientras crecía fue descubriendo lo cruel que puede llegar a ser ese medio. Había ansiado que el cambio de aire que se estaba dando, le aportara nuevas sensaciones y la compañía de Gaara era el más grande comienzo que estuviera teniendo.

—Estos si que serán unos años por demás interesantes. —la afirmación de Gaara trajo un pequeño estremecimiento en Naruto.

—Eso no suena nada bueno.

Naruto desechó cualquier obstáculo que se le pudiera presentar. Él estaba convencido que todo esto era lo mejor, solo era cuestión de evaluar y resolver en el camino cualquier imprevisto que se le presentara.


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