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Feeling. Cherik por midhiel

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Dedicado a @KiKaLoBe

 

Aclaración

 

Este fic está basado en los spoilers e imágenes que recopilé de la película próxima a estrenarse "Dark Phoenix." 

 

Esta es la imagen principal que me inspiró porque cuando la encontré me pareció que Charles tenía un embarazo incipiente.

https://hiddleloki.tumblr.com/image/184760970628

 

También me basé en otras imágenes para construir la trama y en datos que leí en los foros que no sé cuán fidedignos serán. Aclaro que este es un fic, no estoy almacenando los datos que encontré :) 

 

Bien, ahora, a continuación, el primer capítulo del fic

 

Descarrilado

 

Erik y Charles tocaban el cielo con las manos desde el momento en que el médico especialista en obstetricia mutante se los confirmó. Después de construir una relación sólida a distancia  y de aprender a comprenderse y afianzar el vínculo, los dos habían decidido ser padres, y aquí estaba ahora Charles, con cuatro meses de embarazo, ocupándose de los jóvenes mutantes en la mansión con la ayuda de Hank y de Raven, mientras que Erik permanecía en Genosha trabajando con los más excluidos para que tuvieran un lugar y peleando por sus derechos.

 

Cuando vio junto a Hank por la televisión que el despegue del transbordador Endeavour había fallado, Charles no se sorprendió al recibir el llamado personal del Presidente. Consultó a su amigo si el Jet X estaba listo para un viaje al espacio y, aunque Hank tenía sus dudas, el telépata aceptó enviar a su hermana adoptiva y a sus mejores pupilos en una misión de rescate. Él no fue por precaución por su estado y, en cambio, se conectó con la NASA por medio de Cerebro para guiar a los mutantes y tranquilizar a los humanos.

 

Pero algo falló y Jean Grey recibió la descarga de una fuerza extraterrestre con la potencia de una estrella nova. Increíblemente sobrevivió sin un rasguño. Cuando regresaron a la Tierra y fueron ovacionados, primero en Cabo Cañaveral y, luego, en Westchester, Jean parecía sana y salva pero Hank le hizo un chequeo.

 

Raven se encerró en el despacho de su hermano con él y le reprochó el haber arriesgado sus vidas de esa forma. Charles estaba ofuscado porque sintió que ni siquiera ella lo comprendía. ¿No se daba cuenta de que los humanos estaban volviendo a desconfiar de los mutantes y él, como líder, tenía que conseguir que la brecha entre ambas especies no se abriera más? ¿No se daban cuenta los demás de que la convivencia pacífica pendía de un hilo? Esa fue la primera vez que Charles intentó beber alcohol desde que supiera del embarazo. Se acercó a la licorera para servirse un trago mientras discutía con su hermana pero se contuvo.

 

La segunda fue en una situación trágica. Raven acababa de perder la vida por un impulso explosivo de Jean y Hank culpaba indirectamente a Charles. Después del funeral de Mystique, los dos coincidieron esa noche en el comedor y un destruido Charles, anímica y físicamente, quiso servirse un poco de alcohol. Hank, furioso, le quebró la botella de un manotazo al tiempo que le espetaba con furia mal contenida:

 

-¡Esto es tu culpa, Charles! Tú le mentiste a Jean o, ¿cómo llamarías a tu eufemismo “ocultar la verdad”? Tú desataste su ira, tú la transformaste en este monstruo.

 

Charles no sabía qué responderle y su mirada era una mezcla de desazón y dolor.

 

Hank se quitó los anteojos al tiempo que se frotaba la cara para tranquilizarse y no convertirse en Beast.

 

-No puedo seguir a tu lado, Charles – sollozó -. No puedo seguir en esta casa llena de recuerdos sabiendo que ella no va a volver. Perdí a la persona que lo era todo para mí.

 

-Lo siento – musitó Charles y se acarició el vientre -. Siento no haberme dado cuenta antes. Siento profundamente lo que estuve a punto de hacer ahora: si hubiera bebido tan solo una gota, jamás me habría perdonado a mí mismo. Gracias.

 

-Tus disculpas llegan tarde – contestó Hank, agotado por el dolor -. Demasiado tarde ya, Charles. Lo estuve meditando mientras la enterrábamos y creo que lo mejor para mí sería marcharme de Westchester.

 

-¿Por un tiempo? – indagó Charles sorprendido. Cuando estaba demasiado triste no leía a nadie.

 

-Para siempre – respondió su amigo -. Por eso a partir de ahora, tendrás que cuidarte solo – se puso de pie. Charles solo lo observaba con los ojos humedecidos -. Piensa en que tus actos tienen consecuencias y así como hoy estamos sufriendo las que le provocaste a Jean, mañana podrías hacerle daño a tu hijo.

 

-¿Cómo te atreves? – murmuró el telépata. Estaba tan angustiado que ni la voz le salía -. ¿Cómo puedes decirme algo así?

 

Hank bajó la cabeza. Sintió que tal vez sus palabras eran demasiado hirientes pero la furia y el dolor por la muerte de Raven se le mezclaban con la compasión que su devastado amigo le provocaba.

 

-Tu arrogancia, Charles, todo se reduce a tu arrogancia. Eres un mutante muy poderoso y por eso creíste que podías controlar la mente de Jean.

 

-Yo .   .   .

 

-Querías ayudarla, sí, lo sé – confirmó Hank tajante -. Pero no mediste las consecuencias o no te importó el daño que le hacías manipulando sus recuerdos. Hoy perdimos a Raven.

 

Charles lloró.

 

-¿Podrías dejar de culparme?

 

-¡No puedo dejar de hacerlo porque es tu culpa! – estalló Hank y se puso azul. Rápido se concentró para controlarse pero siguió enojado -. ¡Vas a tener un hijo, Charles! Estás llevando uno en tu vientre y mírate, estuviste a punto de beber. ¡No asumes tus consecuencias! Tu soberbia te obnubila, si algo le ocurre a ese bebé – tuvo que detenerse porque Charles había bajado la cabeza, tenía lágrimas y se frotaba el vientre, por eso suavizó el tono -. Cuídalo, Charles. Yo .  .  . yo tengo que marcharme esta misma noche.

 

-Hank – Charles lo miró a los ojos, tratando de detenerlo -. Perdí a Jean, Peter está herido, perdí a Raven, ¿y ahora te perderé a ti?

 

El joven se mordió el labio. Recién estaba recuperando su apariencia humana.

 

-No puedo seguir aquí, amigo. No puedo acompañarte más, estuve décadas a tu lado en las buenas y en las malas, pero ahora ya no puedo continuar.

 

-¿Qué haré sin ti?

 

-Ni yo sé qué haré con mi vida, Charles – replicó con dolor -. Sin Raven todo es diferente, antes cuando vivíamos solos tú y yo, sabía que ella estaba en alguna parte pero ahora .   .    . ahora no está más. Adiós.

 

Charles suspiró. Era la cuarta pérdida que sufría y aun le quedaba la más importante, pero ni siquiera él podía imaginar la angustia que les aguardaba a él y a Erik.

 

Hank se retiró y cerró la puerta del comedor. Bajó a la pista en el subsuelo de la casa y partió en el jet hacia Genosha. Erik manejaba la isla para gente como él, excluida y que lo hubiera perdido todo.

 

 

………………….

 

 

Genosha estaba destruida por culpa de Jean y de una mujer albina misteriosa que la acompañaba. Erik estaba lleno de dolor y resentimiento, habían destruido su hogar, Genosha era el resultado de su sueño de toda la vida y ahora que esperaba un hijo con Charles, le había prometido al telépata que los llevaría a él y a la criatura a esa isla para que convivieran con otros mutantes, tranquilos entre gente como ellos.

 

Pero Genosha había quedado reducida a cenizas. Además, acababa de enterarse de la muerte de Raven, una amiga de años, y de la herida de Peter, su primogénito. Cuando Hank llegó, Erik Lehnsherr clamaba por venganza y ya se había calzado el casco que lo convertía en Magneto.

 

Beast, Magneto y sus acólitos llegaron a Central Park para enfrentar a Jean Grey. A Erik la furia le aumentó a niveles impensados cuando vio que Charles estaba allí, listo para detenerla también.

 

Charles no necesitó de su telepatía para entender lo que encolerizaba a su amante.

 

-Hola, viejo amigo – lo saludó con suavidad para hacer las paces.

 

Pero la actitud de Erik no era pacífica.

 

-No me vengas con esa mierda de viejo amigo, Charles. ¿Qué estás haciendo aquí? – y le miró el vientre. Charles se lo apretó -. Todo esto – sacudió la cabeza -. Jean, Peter, Raven – suspiró -. No puedo creer que le hayas manipulado los recuerdos a esa niña.

 

-Es mi culpa – aceptó Charles, mirándolo a los ojos y con la voz trémula -. Tuve que haberla detenido antes y no me di cuenta. Lo siento.

 

-Siempre te estás disculpando, Charles – respondió Erik con bronca y dolor -. Y siempre hay un discurso, que a nadie le importa – calló, herido por sus propias palabras. Es que Magneto era demasiado impulsivo y actuaba sin pensar, pero una cosa era desatar su sed de venganza contra los homo sapiens y otra lastimar a la persona que más amaba. Se arrepintió de haberle hablado así y bajó la cabeza -. Lo siento, Charles. Ahora soy yo el que lo dice.

 

El telépata quiso replicarle algo, pero vieron desde el cielo a Jean que se acercaba volando y acompañada de la mujer misteriosa y albina. El combate comenzó de inmediato. Jean estaba fuera de sí y su compañera le murmuraba frases telepáticamente para aumentar su enojo. Charles lo notó y quiso meterse en la mente de su pupila para detenerla pero la misteriosa mujer se di cuenta y le envió una descarga mental que lo hizo retroceder.

 

Charles se tocó la cabeza y lanzó un grito de dolor. Erik estaba soltando metales sobre sus enemigas pero cuando lo oyó corrió a socorrerlo. Se arrodilló para estar a su altura y lo tomó de las manos. Charles lo miró con remordimiento.

 

-Perdona, yo.   .   .

 

-Sabes que no deberías estar aquí, Charles – contestó Erik y aunque su tono era de reproche, ya no sonaba tan rabioso -. ¿Por qué viniste?

 

-Jean es una hija para mí – sollozó el telépata con sinceridad.

 

Erik le apoyó una mano sobre el vientre.

 

-¿Y qué hay de nuestro bebé? También es tuyo y tienes que cuidarlo.

 

-Todos me reprochan que soy culpable – soltó Charles, arrepentido y triste -. Lo soy, Erik. Quería enmendar las cosas por Jean, por ti y especialmente por nuestro bebé. No puedo traerlo a este mundo casi destruido por mi culpa.

 

Erik sacudió la cabeza. Quería abrazarlo para consolarlo y estaba tan concentrado pensando en eso, que no advirtió la descarga de Jean. El rayó que le envió le pegó de costado y cayó al piso inconsciente.

 

Charles se volvió hacia la joven.

 

-¡Jean, por favor, detente! – le suplicó.

 

Jean estaba enojada especialmente con él por haberla engañado. Las intenciones de Charles habían sido buenas, había tratado de ahorrarle el sufrimiento del rechazo de su padre por ser una mutante, pero la joven no lo entendía así. Al contrario, sentía que el telépata, su mentor y la persona por la que hubiera dado la vida, la había subestimado ya de niña y la había obligado a crecer con una mentira para manipularla.

 

-Esto es tu culpa – gruñó Jean, mirándolo con los ojos enrojecidos por el fuego. Apuntó los dedos hacia la cabeza de Charles pero después los bajó directo hacia su vientre -. Vas a pagar donde más te duela.

 

-Jean, por favor – rogó Charles. Quería entrar en su mente para la desconocida seguía protegiéndola y era demasiado poderosa -. Por favor, hazme lo que quieras pero no toques a mi hijo.

 

La joven soltó la descarga directo hacia su barriga abultada. Erik recuperó la conciencia y se lanzó encima de su amante. La silla de ruedas cayó y ambos rodaron. El fuego impactó en un árbol y lo partió en dos.

 

Erik quedó encima de Charles y los dos miraron el árbol destruido. Scott se acercó a Jean para tratar de hacerla razonar. Magneto aprovechó para alzar a su amante y sacarlo de allí.

 

En ese momento, el escuadrón de MCU llegó con sus agentes armados. Jean y su acompañante se retiraron y aunque los mutantes pelearon, los soldados soltaron un campo de fuerza que anuló sus poderes, y los inmovilizaron con los collares inhibidores. Magneto sintió que perdía la habilidad de percibir metales y Charles las mentes.

 

-Vamos – le ordenó Erik y lo cargó por la cintura para arrastrarlo lo más rápido que podía.

 

Charles quería gemir por el dolor en sus músculos por el esfuerzo pero sabía que si lo hacía su amante se preocuparía y se detendría. Tenían que seguir a como diera lugar. Sin embargo, los agentes eran demasiados y los acorralaron a todos. La pareja fue la última en caer. Erik había conseguido refugiarse con Charles en el hueco de una canaleta vacía hasta que los soldados llegaron con linternas y apuntándolos con los armas. No les quedó más que aceptar que los esposaran y les colocaran el collar inhibidor. En todo momento, Erik observaba a Charles para ver si lo trataban con indulgencia. Los hombres no le hicieron daño.

 

Los agentes transportaron a los mutantes capturados en un tren hacia un destino incierto. Lo más probable era que los llevaran a interrogarlos. Hank reconoció la carretera y tuvo que advertirles a los demás.

 

-Nos están llevando a un aeropuerto militar – miró a Erik y luego a Charles porque eran los líderes -. Lo más probable es que nos obliguen a volar hacia.  .  .

 

-Alkali Lake – contestó Charles, preocupado -. La base secreta que tiene el ejército para los mutantes.

 

Erik miró a Charles con una mezcla de preocupación y bronca. El telépata lo observó con remordimiento y no necesitaba leerlo para entender que su consternación y rabia no se debían al destino que le pudiera aguardar a él sino a Charles y al hijo que esperaban. Quiso murmurarle otro “lo siento” pero de nada valía ya. Ahora solo les quedaba buscar la manera de proteger a la criatura cuando algún monstruo como Stryker descubriera su estado.

 

Un estrepitoso ruido hizo temblar el compartimento. Las luces parpadearon y todos miraron hacia el techo y las paredes confundidos. Todos, menos Erik que sentenció.

 

-Ella está viniendo.

 

Los mutantes se pusieron en alerta mientras veían cómo sus captores se ponían en posición de ataque sabiendo perfectamente que Jean acabaría con esos hombres de un plumazo.

 

 

……………………

 

Hola. Aquí llego con otro fic porque ya no me resisto más la espera de esta película. ¿Qué les pareció? Ya tengo escrito el segundo capítulo.

 

Saludos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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