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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Wakiya, un chico rubio de ojos coloreados en un inusual azul era una persona que había conocido hace un tiempo, a los once años para ser más específico.

En la infancia comenzó a practicar un juego por mera curiosidad, entre varias prácticas que tuvo no podía mejorar mucho en el, fue debido a un encuentro casual en Alemania que conoció a Wakiya Murasaki.

Él era realmente bueno y se ofreció a enseñarle, en realidad no recordaba mucho de ese entonces pero su actitud egocéntrica aún estaba fresca en su mente, se preguntaba si aun seguía siendo así pues en realidad no le desagradó del todo.

—Shu, ha pasado tanto tiempo —saludo apartando a las demás personas que lo hostigaban, uno que otro se quejo pero Wakiya ni se inmutaba.

—Ahh... si —Wakiya sin preguntárselo se sentó sobre la mesa de su pupitre, agradeció en silencio no haber tenido nada ahí.

Los demás chicos vieron molestos a Murasaki y este al percatarse que aún seguían ahí los ahuyentó con una simple mirada prepotente.

—Vaya gente mas patética —dijo el rubio viendo a los últimos chicos que permanecían cerca de ellos, refunfuñaron para después irse.

Shu agradeció el acto en silencio, al parecer Wakiya era un buen repelente de insectos y parásitos.

—Noto que eres callado como siempre —comento Wakiya a lo que se limitó a alzarse de hombros y desviar su mirada hacia su reloj en la muñeca. Murasaki rió ante su silencio y golpeó con ánimo su espalda— Veo que como siempre tendré que ayudarte, tranquilo, tú viejo amigo Wakiya está aquí para...

Se quedó a media frase pues el timbre que anunciaba el fin del descanso sonó abruptamente, en medio del alboroto que hacían todos por sentarse de nuevo en su lugar Wakiya alcanzó a decirle que hablarían pronto.

El resto de las clases transcurrieron de forma habitual, al finalizar únicamente Wakiya se acercó nuevamente y lo acompañó hasta la salida de la escuela, era incomodo pero nadie más lo molesto así que no se quejaba el todo. Al parecer Wakiya tenía algunos asuntos pendientes en la escuela y debía quedarse a atenderlos.

Una despedida rápida y se dirigía a casa, sano y salvo de hacer amigos innecesarios, su primer y último día de preparatoria sin amigos.

En el camino tomó una ruta diferente a la que uso en la mañana, tenía tiempo de sobra así que rodeó las calles que lo llevarían a su hogar en lugar de pasar a través de ellas. Una gran variedad de tiendas y casas que no pudo ver el día anterior iluminaban el ambiente, visualizo un cuerpo de agua a lo lejos, quería verlo pero ese lugar estaba bastante retirado, aún no conocía bien el sitio así que temió perderse y verse obligado a preguntarle a alguien dónde estaba.

Honestamente prefiere evitarse toda esa molestia, otro día será.

Regreso sobre sus pasos y de nuevo tomó el mismo camino de siempre, no se dio cuenta que arruinó su plan de tomar otra ruta hasta que llego a casa.

A la hora de cenar sus padres se veían contentos con el nuevo cambio que resultó de mudarse, al parecer ambos extrañaban vivir en Japón y se ponían al día con los cambios en la ciudad desde su ausencia, poco a poco se acercaban al tema que Shu ansiaba evitar.

—Por cierto Shu —Aquí venía esa pregunta tan molesta que odiaba con toda el alma— Cuéntanos ¿Como te fue? ¿Hiciste nuevos amigos?

No sabia porque después de tanto tiempo seguían tomándose la molestia de preguntarle aquello, no importaba el tiempo que pasará, no importaba el lugar donde estuvieran, la respuesta siempre era la misma.

—No.

El tono seco y cortante mato la conversación en un instante.

Lo único que agradecia de ese día es que finalmente tendría una cama donde dormir a gusto.

Al día siguiente su viaje hacia la escuela fue igual que ayer, una nueva rutina nacía como el brote que encontró en la entrada de su jardín.

Llego temprano como el día anterior, había poca gente llegando pero entre ellos había alguien específico.

—Veo que no escapaste después de tu primer día —De nuevo Wakiya Murasaki llegaba con una sonrisa amplia y ególatra a saludarlo, aunque lo hiciera a su manera— Felicidades, sobreviviste.

Comenzó a aplaudir con ligereza, Shu no estaba interesado en Wakiya así que no contestó y se dedicó a caminar al salón sin hacerle mucho caso.

—Oye no tan rápido —Wakiya lo tomó del brazo cuando comenzó a subir las escaleras— Ven conmigo, debo presentarte a algunas personas antes de las clases.

Sin su consentimiento el rubio lo jalo subiéndolo por las escaleras, intentó zafarse en más de una ocasión pero el agarre de Murasaki era inusualmente fuerte además de que era lo bastante ágil como para llevarlo con rapidez hasta la azotea de la escuela.

Cuando llegaron por fin lo soltó, se sentía algo sofocado, no había estado preparado para subir cuatro pisos corriendo. Tomó algo de aire y cuando por fin puso atención a su alrededor se encontró con varias personas.

—Ellos son mis amigos —dijo Wakiya mirándose orgulloso de las personas que presentaba, aun así no le interesaba en absoluto— Déjame presentarte, chicos el es Shu Kurenai, es nuevo en la escuela pero lo conocí hace un tiempo.

Las personas a su alrededor le sonreían desinteresados, él no pudo regresar el gesto así que solo alzo la mano para saludar.

— Vaya ¿el es el nuevo? Todos hablaban de ti en mi grupo — dijo un chico rubio de ojos marrón, llevaba una paleta en la boca que increíblemente no le impedía hablar con naturalidad. Miraba a Shu con una sonrisa refrescante y con los ojos llenos de brillo, como si se tratara de un nuevo descubrimiento o de un ser extraterrestre.

—¡Al menos presentate como debe ser! — reprendió Wakiya al otro quien solo sonrió y llevó una mano a su nuca.

—Es cierto, lo siento —El chico rió un poco, Shu comenzaba a aburrirse— Me llamo Rantaro Kiyama, esos de ahí son Daigo Kurogami y Ken Midori —dijo señalando a los dos chicos de atrás.

—¡Oye, deja que nosotros lo hagamos! —gritó uno de los chicos azabaches detrás de Rantaro, Shu se alzó de hombros desinteresado. Wakiya noto eso pero decidió no darle tanta importancia.

—Por cierto Shu —llamo el de ojos azules la atención del nombrado quien contemplaba una pequeña discusión entre Rantaro y los dos chicos— Ya te he dicho que ellos son mis amigos, al igual que a ti los conocí debido al Beyblade.

—Ah ya veo —dijo con voz apagada.

—Te he traído porque tenemos un equipo no oficial aquí en la preparatoria ¿te gustaría unirte? —No se esperaba que le preguntara aquello, la discusión que se llevaba a cabo atrás también se detuvo para escuchar su respuesta.

—Lo lamento, no puedo hacerlo —Todos se quedaron impresionados, Shu se extraño por sus reacciones ya que no tenía razones para aceptar, ¿en verdad esperaban que se uniera?

—¡¿Que?! ¿Porque? —pregunto Wakiya incrédulo, los demás no decían nada.

—Bueno es que... yo ya no juego Beyblade desde los once años.

Un cuervo se posó en el tejado, expectante buscaba un nuevo lugar donde encontrar alimento pero no se movía, como una estatua solitaria en medio de un mundo lleno de vida.

Los chicos no hablaron, se veian incomodos por la situación, Wakiya en cambio plasmo en su rostro el gesto ya bien conocido.

—Ah qué más da, esas cosas pasan —Una sonrisa ladeada y una mirada que se plantaba con superioridad.

Los demás se relajaron por la respuesta de Wakiya, lo miraron y alzaron el pulgar en signo de aprobación con una sonrisa honesta. Shu nuevamente se incomodo, comenzó a buscar sigilosamente un lugar por donde huir.

—Pareces un pez fuera de su pecera —dijo Rantaro soltando una carcajadas al ver que Shu se movía de un lado a otro con incomodidad, el otro se sonrojo un poco.

—Es momento de que nos vayamos a nuestra clase, nos vemos en la tarde chicos —dijo Wakiya y después se fue, Shu lo siguió hacia el salon.

—Por cierto... ellos no son todos los amigos que pertenecen al equipo que te mencione, pero por ahora con que los conozcas a ellos me basta.

—Sí —respondió el de ojos rojos seco.

—Aunque si hay alguien que me gustaría que conocieras pronto — la voz de Wakiya se suavizó, no sabia que podía usar ese tono— Es alguien muy especial y también es fuerte, odio admitirlo pero es incluso mejor que yo en el beyblade.

¿Una persona que hacía que el orgulloso Wakiya admitiera que es inferior? Era algo raro para Shu, ahora tenía algo de curiosidad.

—El también asiste a la escuela y está en nuestra clase, salió del país a resolver algunos asuntos pero creo que regresará pronto, estoy seguro que se llevaran bien.

Eso era imposible, él no se llevaba bien con nadie, Wakiya apenas le conocía como para saber algo así, definitivamente el tema dejó de importarle.

Llegaron al pasillo donde estaba su salón pero vieron que muchas personas se acumulaban fuera de él. Una pregunta paso por la mente de ambos.

"¿Que pasa?"

Se acercaron para saber lo que sucedía, Wakiya le pregunto a una de las personas que estaba ahí sobre el alboroto.

—¡Ya regreso, vine a pedirle un duelo! —grito el niño con emoción, eso bastó para que el rubio entendiera la situación pero no para Shu.

Murasaki se le adelantó y tal cual hizo el día anterior, empujo por obra de codazos y pisotones a las personas alrededor del último asiento en la fila que daba hacia la ventana.

Su corazón latió un poco cuando vio un destello de luz correr en los ojos deslumbrantes de la persona que estaba sentada ahí.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Holi!!!

Se que les debia este capitulo ayer pero no pude subirlo :( Han surgido responsabilidades no deseadas y ahora tengo como 30 minutos para escribir por dia! Realmente lo odio

En fin, espero les haya gustado el capitulo, si tienen comentarios que dejarme o criticas pueden hacerlo con todo gusto :)

No leemos!

 


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