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Frío Corazón por Lemi Neko-chan

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Notas del capitulo:

Texto en cursiva son pensamientos. Al final dejaré un link con las canciones interpretadas.

Capítulo 2: ¿Casualidad?

 

Como cada mañana se levantó para apagar el despertador poco antes que éste sonara, el reloj marcaba las 5:00 am en punto, tenía una hora para hacer algo de ejercicio, tomaría una ducha y se arreglaría para salir; a las 7:00 debía desayunar algo sustancioso antes de dirigirse a su respectiva facultad. Era un adicto al orden, deseaba que las cosas se llevaran a cabo exactamente como fueron planeadas, cualquier cambio en su rutina lo ponía de mal humor.

Se colocó una sudadera, bermudas y zapatillas; hoy es viernes, día de cardio; suele rodear el campus o entrenar en las canchas. Actualmente juega en el equipo de basketball por lo que debe asegurarse de estar en forma, el entrenador mencionó que es su primera opción para nombrar como capitán. Aceptó la beca deportiva en la carrera de Contabilidad tras graduarse del bachillerato pero a decir verdad esa carrera ¡es tan aburrida!.. Ya estaba sopesando la sugerencia de Itachi.

Estiró los músculos tras marcar el tiempo en su reloj de pulsera, para cualquiera que lo viese sería algo que definitivamente desearía guardar en su memoria, lástima que son pocos los que se levantan tan temprano, mejor para él; no le apetece dirigirse a las canchas por lo que toma el camino más rápido directo a los jardines que llevan a la salida.

No llevaba ni diez minutos de trote cuando a la distancia divisó a un grupo de personas con ropa deportiva. “Esto sí que es nuevo” – se decía por lo bajo; al menos en ese lado del campus no era común ver gente. Poco a poco frenaba sus pasos hasta detenerse por completo. – “¿por qué a mí?” – pensaba mientras se masajeaba las sienes, siempre tenía que encontrarse con algo que lo cabreara, todos los días. En aproximadamente cuarenta metros de distancia estaban reunidos algunos miembros de su grupo de fans… ¿es en serio?, eso sólo podía ser obra de Sai, su compañero de habitación y primo, era el único que “traficaba” información suya, pero eso le saldría caro.

Molesto del repentino cambio se dirigió a las canchas, ya había perdido ¡veinte preciados minutos!, definitivamente se cambiaría de carrera.

Habían alrededor de cinco personas en la pista de atletismo, mientras avanzaba vio a lo lejos a una persona corriendo como si fuera a colapsar en cualquier momento; traía un grueso calentador naranja con capucha; estaban en época de verano por lo que no era necesario estar tan abrigado a pesar de la hora – “de seguro quiere adelgazar” – dedujo rápidamente, típico error de principiante, creer que el sudor es igual a grasa; rodó los ojos dispuesto a ignorarlo y continuó con el ritmo que llevaba.

A punto de pasarle escuchó sus jadeos lastimeros, respirar erráticamente hace que duela el vientre por el mal manejo del aire, los músculos duelen más al no recibir un adecuado nivel de oxígeno, sin mencionar la sofocación a la que somete al cuerpo y la rápida deshidratación, bah… no lo ayudaría, al fin y al cabo sería su culpa por no documentarse bien antes de empezar a entrenar. A pocos metros de distancia dejó de oír el “trote” del otro para dar paso a un golpe seco en el tartán.

Regresó a ver con fastidio, ese no era su día. Por alguna razón decidió ayudarlo, tal vez si hacía una buena obra, el resto de la jornada sería más llevadera. Con poco esfuerzo volteó y recostó la parte superior del cuerpo de ese ¿doncel? en el brazo izquierdo, tenía las mejillas sonrosadas y los labios entreabiertos; lucía muy angelical; por un instante, uno muy pequeño, tuvo ganas de saber a qué sabrían esos labios rosa, pero él no era un abusivo, menos para aprovecharse de alguien en su inconsciencia, además de que prefería a las mujeres, los donceles a pesar de tener la capacidad de engendrar seguían siendo hombres; negó con la cabeza para librarse de esas ideas.

Naruto frunció el ceño, a medida que despertaba empezó a removerse, abrió los ojos lentamente, el sol ya comenzaba a salir incomodando un poco la vista y dificultando el mirar a la persona que lo sostenía en brazos.

Se le cortó la respiración ¡no puede ser!, los ojos negros que tanto le gustan lo miraban fijamente arrastrándolo a una vorágine que le causaba taquicardia, sentía el rostro arder y lo único que pudo hacer fue torcer una sonrisa tonta. Si hay algo de lo que estaba seguro, es que no deseaba estar en otro sitio más que en ese cálido abrazo.

– Hey ¿estás bien? – preguntó con un tono de molestia, el rubio puso una cara de idiota en tanto abrió sus precio… sus ojos, es raro ver esa tonalidad de iris allí, probablemente es hijo de extranjeros. Sólo esperaba que no se convirtiera en uno más de sus fans, aunque la idea no le incomodaba tanto ahora que lo reflexionaba.

Parpadeó varias veces al no reconocer ese exquisito tono de voz barítono que caracteriza al mayor, enfocando mejor la vista notó que no tenía esas sexys ojeras y su cabello no era largo, más bien parecía el estilo de una cacatúa.

Su rostro ya no quemaba de emoción, sino de vergüenza. Se paró tan rápido como pudo carraspeando para disimular. Ese varón era realmente parecido a su sensei. – “Ototo” – las palabras de Itachi-san acudieron a su memoria al instante, debía tratarse de su hermano.

Hizo una exagerada reverencia como disculpa aunque no sabía exactamente el por qué. – S-Sí… lo siento. Lamento lo de antes. – tendía a rascarse la mejilla en situaciones como esas, ¡malditos tics!

– ¿Siempre eres tan torpe? – Aquella pregunta hizo que una ceja le temblara y una vena se formara en la frente. Decidido a ser lo más cortés posible se limitó a apretar los puños conteniendo la ira, los que lo conocen saben de su explosivo carácter a la menor provocación. ­– No deberías hacer mal las cosas, al menos infórmate cómo se procede y así no haces perder tiempo a los demás. – Habló una vez más el contrario; para haberlo ayudado vaya que era pedante, ¿realmente es el hermano de su sensei?

– ¡Pues yo no te pedí ayuda! – Gruñó tensando la mandíbula, si no quería ayudarle no tenía que hacerlo y ya ¡nadie se lo pidió! de todos modos se habría despertado en algún momento.

– ¿Huh?... limítate a agradecer – El azabache aún permanecía en cuclillas mirándolo con un gesto de desdén.

– Sí… bueno, gracias… – ojalá hubiera podido evitar el sarcasmo; pausa para tomar aire e intentar relajarse. – Tengo que irme, disculpa las molestias – dijo en un tono áspero que demostraba su molestia, no podía darse el lujo de quedar mal (más de lo que ya lo había hecho), si se llevaba bien con el bastardo arrogante tendría un aliado.

Por su parte, Sasuke otra vez se sintió desubicado, ahora que lo recordaba, ese era el mismo chico que le mandó a la sala de profesores cuando preguntó por Itachi hace tres días. De seguro se estaba haciendo el desinteresado para llamar su atención, jah! esa técnica no funciona con él. Sin más retomó su ejercicio, ya sólo le quedaban quince minutos, alcanzaba a completar un par de vueltas y quizá hacer algo útil con la cuerda.

***

Aún enfadado por el encuentro anterior se encaminó a los lockers; había ido a ejercitarse en el área de atletismo porque si bien tiene un buen cuerpo no es como si lo hubiera trabajado, unos cuantos retoques no le caen mal a nadie y, tomando en cuenta que tiene un poco de pancita por tanto ramen que consume, no cabía duda que era la decisión más acertada;

Ino le dijo que debía asegurarse de cubrir bien el cuerpo para quemar más calorías. – “como un tamal” – pensó cuando recibió aquel consejo y así lo hizo. Si deseaba llamar la atención de Itachi-san tenía que estar por encima de sus rivales que, para su desgracia, son demasiados.

Ese día se levantó muy temprano, pretendía dedicarse exclusivamente a trabajar la musculatura y tonificar, según comentarios en una página de consejos, lo mejor era empezar por hacer cardio debido a que trabaja todo el cuerpo y lo prepara para el ejercicio intensivo. ¡No se imaginó lo difícil que sería!, acabó con la botella de agua demasiado rápido, le dolía el vientre dificultando su respiración y sudaba como cerdo, pues traía mucha ropa, encima el calor de verano terminó por derribarlo.

Los días anteriores dedicó su tiempo libre a repasar las lecciones básicas de piano, lo cierto es que sí sabía tocar, no al nivel de Itachi-san pero se defendía, sus padres le enseñaron a leer las partituras, la posición de las manos, como des coordinarlas, etc. El problema es que él es muy malo para las matemáticas y la música es eso: matemáticas, al menos si se lo ve por ese lado.

Él prefería tocar de oído, así no se complicaba con la lectura, sin embargo, de seguro el mayor querría que aprendiese a leerlas con soltura, así que, o le empezaba a gustar de veras o tendría que esforzarse el doble si quería impresionar a su flamante nuevo instructor.

– Veamos, quedan exactamente dos meses de clases sin incluir la temporada de exámenes, lo que significa que voy a tener ocho lecciones de piano, dudo mucho que quiera enseñarme ese par de semanas extras, es como estarle escuchando: “Naruto-kun debes estudiar”, pff – apoyó la mejilla en el dorso de la mano.

– Bueno… tal vez pueda ayudarte después – decía la pelirosa con un dedo en la barbilla. – En ocho lecciones no haces nada, así que lo más seguro es que durante las vacaciones también deban verse – con los ojos entrecerrados y una sonrisa juguetona elaboraba un sinfín de escenarios románticos en su mente.

– ¡Hey!... Sakura- ¡reacciona! – tuvo que tronar los dedos un par de veces para sacar del trance a su amiga, agradecía su efusividad pero también le asustaba.

Naruto accedió a contarle que se trataba de un instructor de música de otra facultad, no quería decirle nada a nadie, era posible que tenga conflictos con sus compañeros o que intentaran “ayudarlo” con declaraciones directas que, de sólo pensarlo sentía morirse, además, aunque le costara aceptarlo, también existía la posibilidad de ser rechazado; no obstante, debía reconocer que la idea de poder frecuentar a Uchiha-sensei durante las vacaciones le animaba en demasía.

– ¿Y tú por qué estás tan molesto? – con los brazos cruzados cuestionó la actitud del rubio, es temperamental cuando lo provocan, algo pasajero comúnmente, pocas veces le ha visto permanecer con el entrecejo arrugado por más de media hora.

– ¡No estoy molesto!... bueno tal vez un poco. Es que en la mañana me crucé con un idiota – Imaginar estar el hogar del pelinegro mayor también le hizo recordar a su adorable hermanito.

*** ~~~ ***

Las clases transcurrían con normalidad, había quedado de recibir las llaves del vehículo en el departamento que compartía con su hermano fuera del campus cuando éste finalizara su jornada, pero él no estaba dispuesto a esperar todo ese tiempo, quizá si iba a retirarlas en economía les ahorraría la incomodidad a ambos.

En todo el día no pudo quitarse de la cabeza los ojos azules de aquel muchacho, en verdad que era difícil encontrar a alguien con el mar contenido en las pupilas, sino que imposible. Juraría que pudo verse reflejado en esos zafiros que, por unos instantes, le observaron como si fuese lo más importante del mundo. La mirada que le dedicó fue muy diferente a las que solía recibir, había visto algo parecido en los ojos verdes de Sakura pero nada tan impresionante.

“Anhelo”, eso es lo que sintió, el deseo de alguien por sentirse correspondido cuando quiere con tal profundidad, como si le hiciera una súplica muda de ser aceptado, ¿es posible que ese rubio se hubiera enamorado de él con sólo verle?

Sacudió la cabeza abofeteándose mentalmente ¿qué estupideces estaba pensando?, si iría a la facultad de economía sería exclusivamente para ver a Itachi, su visita innecesaria a dichas instalaciones nada tenía que ver con el descuidado doncel ¡claro que no!, sin contar con que aquel gesto fue provocado por el sopor del despertar.

– ¡¡Sasuke kun!!

Puso los ojos en blanco ante el grito de su amiga pelirroja, tiene una buena relación con ella pese a que es una de sus fans, es más… tolerable.

El entrenamiento de ese día resultó exhaustivo, al final decidió quedarse con sus amigos hasta el momento de reunirse con su equipo, aún quedaba una hora para el término de la labor de Itachi, ¿y si regresaban juntos?... ¡no! se iría a casa sólo y le esperaría allí, lamentablemente no pudo hacer que ampliaran el tiempo del repaso.

– Te he extrañado mucho, Sasuke-kun – Karin se sujetó de su brazo derecho restregando el rostro en el mismo, parecía un gato; con el uniforme de porrista corrió a su encuentro ante la atenta mirada de sus celosas compañeras y los envidiosos amigos del azabache, sabía bien que era la única a quien permitía hacer ese tipo de cosas. – ¿Conseguiste el coche? – Cuestionó emocionada; tenían planeado una acampada en una zona boscosa a las afueras de la ciudad.

– ¿Qué haces Karin? ¿Acaso no te cansas de parecer una arrastrada?

Los ligeros espasmos que daba el menudo cuerpo de la mujer eran una clara señal de lo poco que le faltaba para explotar. Suigetsu era muy valiente como para hacer enojar a esa fiera, aun cuando conocía de primera mano las consecuencias, eso o era muy tonto. – “Tal vez un poco de las dos” – pensó Sasuke algo divertido por la pelea que se suscitaba frente a él.

Decidió ignorarlos y retirarse, después de darle tantas vueltas al asunto, llegó a la conclusión de que sí estaba interesado en aquel rubio, de ser realmente así, sería la primera vez que se siente atraído hacia un hombre, tendría que confirmarlo.

Admitió que el chico le parecía lindo, no era ciego, su apariencia le hacía resaltar de entre todos, pero había más; algo en la mirada desafiante que le dedicó en la mañana le indicó que estaba frente a un reto y eso es definitivamente más entretenido que cualquier otra cosa.

[2]

El corazón galopaba frenéticamente en su pecho, los días pasaron rápido, concretaron que las lecciones serían los lunes pues era uno de los días que tenía libre en su trabajo de medio tiempo.

Frente al espejo del baño luchaba por arreglar su indomable cabello, dentro de poco debía reunirse con Uchiha-san en la sala de música y él, como el desastre que es, no tuvo tiempo para prepararse adecuadamente en la mañana.

Escudriñarse con la atención de un águila para captar la mínima falla resultaba decepcionante; encontró un sin número de defectos que podían ser desagradables en una pareja.

En realidad estaba bien, de hecho, la gran mayoría de los compañeros de su salón y de los que lo rodeaban fuera de este, notaron el cambio en la imagen del rubio, en el comportamiento e incluso en la forma de hablar y expresarse, que fue lo que más llamó la atención, al parecer estaba dejando su lado de “trailero” para comportarse como “se debe”.

– Ya te dije que estás bien, mejor vete pronto o llegarás tarde. – Notaba lo cerca que estaba su amiga de golpearlo, el agradable carácter no es una cualidad de Sakura, tiende a perder los estribos con facilidad.

– Lo sé pero mira esto. – dijo señalándose de cuerpo completo. – Debí arreglarme mejor.

– Ay ¡por favor! tú casi nunca luces mejor que un delincuente juvenil, si te hubieras esmerado demasiado te aseguro que creerá que estas desesperado.

A empujones lo sacó de ahí para llevarlo a la entrada principal de la facultad; lo dejó y se marchó feliz de allí, no sin antes desearle suerte con una amenaza implícita de si lo arruinaba.

*** ~~~ ***

– Toca algo para mí, necesito saber cuál es tu nivel, así podré darme una idea de por dónde debo empezar – A punto de llegar al área de actividades extracurriculares se topó con el pelinegro, situación que le tomó por sorpresa pero que ayudó a romper el hielo antes de la práctica.

 “Algo para mí” – las palabras se repetían en su mente nublando lo que tenía planeado. Preparó tres melodías sencillas por las que pudiese empezar a mostrarle lo que sabía, para su desgracia la frase con la que empezó aquella orden lo puso mal.

A veces le pasaba que el cerebro desconectaba del cuerpo, generalmente cuando los nervios dominaban su ser, esos “episodios” habían ocurrido pocas veces en toda su vida.

Maldecía su suerte en ese preciso momento, quería impresionar a Itachi-san y precisamente ahora se quedó en blanco. – “¡Joder, ahora no!” – una canción, algo, ¡lo que sea!, necesitaba empezar a tocar cualquier cosa ¡ya!… ¿cómo se usaba el pedal?

Escuchó la delicada risa del mayor, puso todo de sí para no demostrar el malestar general que se manifestaba desde el excesivo sudor hasta el temblor de los dedos.

– Relájate Naruto, esto no es un examen.

Contuvo la respiración y poco a poco volvió a llenar los pulmones antes de exhalar profundamente.

Al parecer, todo el esfuerzo que puso para hacer funcionar las neuronas rindió sus frutos, inconscientemente los dedos se deslizaron despacio con la primera melodía que acudió al caos de sus pensamientos.

Todo se quedó en un cómodo silencio cortado únicamente por la melodía que interpretaba, no se dio cuenta de cuando colocó el pie sobre el pedal, había llevado las partituras pero a la mitad de la pieza notó que ni siquiera las sacó de la carpeta.

Al terminar levantó el rostro despacio hasta encontrarse con los ojos ónices que lo miraban con… ¿dulzura?, esa idea le hizo dirigirse al teclado una vez más. De pronto, sintió un suave toque sobre el hombro...

– Eres muy bueno Naruto, será un placer pulir tu habilidad.

Una enorme sonrisa afloró en su faz, fue lo suficientemente hábil como para que su amor platónico mostrara interés en su persona, por lo menos como aprendiz, ya encontraría la forma de convertir aquello en algo personal.

– ¿De veras?, gracias, Itachi-san… – Mencionó apenado, mordiéndose ligeramente los labios.

– Bien, empecemos con la postura, si no pones la espalda recta, los músculos del cuello trabajan el doble, tienes los hombros tensos y las muñecas rígidas, eso podría lastimar los tendones…

Concentrarse en las palabras que emitían esos perfectos labios le estaba resultando demasiado difícil al tenerlo tan cerca, el mayor tomó asiento a su lado para mostrarle con el ejemplo lo que decía.

Se dedicaba a asentir con cada pausa del otro. De lo que alcanzaba a escuchar, casi todo era información que ya conocía, es sólo que la olvidó por los nervios, ¿para qué iba a intentar guardar en su memoria lo que se le decía cuando podía dedicar esa parte de su cerebro a guardar lo que sus retinas trataban de grabarse a fuego?

Se consideraba ateo, sin embargo, si era cierto que se puede orar por algo, en ese instante lo único que pediría (o rogaría) a todos los dioses de los que tenía noción, sería que nadie más descubriera lo maravilloso que ese hombre era realmente, más importante aún, que no haya sido ocupado el espacio que a él le corresponde; no podría soportar que alguien más se lo quedase, ¡era su alma gemela!, eso saltaba a la vista y su corazón lo reconocía.

Alrededor de las seis de la tarde se dio por finalizada la sesión, la mayoría del tiempo le hizo recomendaciones de nimiedades que siempre se le pasan por alto pero que al final se debe tomar en cuenta.

– Terminamos por hoy Naruto, estoy seguro que conseguirás ser tan bueno como tus padres en poco tiempo. – Le aseguró el mayor con una bella sonrisa.

– Gracias Itachi-san, no sabe lo mucho que aprecio que haya aceptado hacer esto por mí. – Se quedaron en silencio unos cuantos segundos. Reparó entonces en el hecho de que el mayor cargaba con muchas cosas, sería muy tonto de su parte si no aprovechaba las oportunidades que la vida le ponía en su nariz. – Déjeme ayudarle a llevar algunas cosas.

– Claro que no, no voy a poner a mi estudiante a llevar mis cosas, descuida, estoy bien.

– No me molesta, además… es tarde.

Pareció pensárselo antes de aceptar, recogieron todo y salieron en dirección al parqueadero, la brisa veraniega le transmitía parte del aroma de su sensei, ese olor tan propio de alguien como él, se colaba por las fosas nasales volviéndole loco a su paso.

– Luces muy bien Naruto-kun, el cambio de look te sentó a la perfección. – comentó con una cálida expresión tras varios minutos de caminata.

¡Se había olvidado por completo de eso!, atónito quedó en completo estado de shock, diferentes emociones se agolpaban en el pecho amenazando con hacerle explotar; ya no importaba nada más, ni la edad, ni sus roles, ni su condición; literalmente había “perdido la cabeza”, era una sensación de paz, como si el resto del mundo se hubiera desvanecido y sólo se encontraran ellos dos.

No fue hasta que retumbó por el lugar el sonido de un claxon que pudo reaccionar. Frente a ellos se estacionó un SUV negro del que bajó el hermano menor de Itachi-san, ambos se miraron sorprendidos, el uno por las circunstancias en que se reencontraban y el otro por reconocer a quien que se hallaba junto a la persona que fue a buscar.

– Llegas tarde, Sasuke. – el menor pareció ignorarlo, como de costumbre, dedicado a estudiar al rubio con la vista. Suspiró resignado. – Naruto, él es mi hermano menor… Sasuke.

 

Continuará…

Notas finales:

Canción: Kiss the rain de Yiruma; pensé en esta puesto que es una melodía relativamente sencilla. ¡Hasta la próxima! :D

Link: https://www.youtube.com/watch?v=so6ExplQlaY


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