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Tu Hijo Me Ha Pateado por Ana Reiko

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Naruto Uzumaki abrió la puerta de su casa con lentitud, como si no tuviera ni ánimo ni fuerza para moverla, en realidad estaba extenuado totalmente tanto física como mentalmente, a causa del esfuerzo que tuvo que invertir en su nueva rutina en el gimnasio. 
 
—¡Ya estoy en casa!—saludó como habitualmente lo hacía, solo que con una voz tan débil y apagada, que supuso que seguro ni los muebles lo escucharon. 
Sentía el estómago dolorido como si un balón de fútbol lo hubiera golpeado con fuerza.
 
—Creo que me sobrepase con los abdominales'tteba—lamentó sobándose la barriga con cuidado, temía que si hacía movimientos muy bruscos, el músculo se resentiría más. 
 
—¡Bienvenido, cariño!—contestó una voz femenina desde el interior de la casa. Enseguida entró a escena una mujer de hermosa cabellera roja, con el propósito de recibir al recién llegado.—No te sobrepasaste en el gimnasio ¿verdad?—cuestionó con cierto tono curioso pues presenciar la manera en que el rubio masajeaba su panza indicaba que eso había pasado. 
 
Naruto, que ya se encontraba sentado en el piso del recibidor quitándose los tenis, dio un respingo ante la pregunta, estaba consciente sobre la opinión de su madre acerca de excederse en el ejercicio, ya que no traía nada bueno. 
 
—No...co—como crees mamá...—balbuceó brevemente, los nervios por ser descubierto se estaban apoderando de él. Por su salud física y mental, estipuló aparentar seguridad, así que llenándose de valor, trago saliva, y agregó:—...si así fuera vendría arrastrando los pies. 
 
—Ehh~ ya veo—comentó con voz cantarina como si hubiera creído la obvia mentira—Más tarde le llamaré a Mikoto para saber en que estado llegó Sasuke-kun a casa. Y esperaré que me diga: "Kushina, Sasuke vino a casa cansado como de costumbr"—proclamó, evaluando la reacción de su vástago. 
 
—¡Esta bien, puede que me haya extralimitado un poco!—convino de prisa, volteó a ver a su madre por fin, sobándose la nuca avergonzado mientras dibujaba una sonrisa nerviosa, en consecuencia de haber sido atrapado en el acto.—Pero, ¡Todo fue culpa de Sasuke! No le basta con ser don perfecto en la escuela y ser el Omega de la discordia entre los Alfas, también debe destacar en el gimnasio, ¡Ahh, como me molesta que esto pase dattebayo!—aseveró exaltado. 
 
—¡Lo sabía, dattebane! No puedes engañarme, jovencito—señaló con su dedo acusador y con una voz que parecía cantar victoria.—Pasemos a la sala para que me cuentes qué pasó exactamente con Sasuke-kun esta vez.—invitó amablemente, pasándole el brazo por el cuello a su hijo, en un gesto por demás maternal, indicándole con esto que había perdonado su mentira inicial. No le gustaban los embustes pero había sido uno pequeño, ella también soltó algunos en su juventud con el propósito de salir bien librada de sus padres, así que se justificaba la falta. 
 
Madre e hijo se dirigieron por el pasillo con rumbo al aposento mencionado. 
 
Estaba al corriente del espíritu competitivo de Naruto, y más si Sasuke Uchiha estaba involucrado, seguramente había ocurrido algo en el gimnasio que propició que su hijo se pusiera en modo rival. 
 
En cuanto estuvieron en el salón, cada uno ocupó asiento en la sala, en sillones distintos, ubicándose uno frente al otro, una vez acomodados, continuaron con su charla. 
 
—Sasuke decidió incrementar la intensidad de su rutina de ejercicio en el gimnasio, con la finalidad tonificar todavía más los músculos—informó Naruto— No me iba a quedar con los brazos cruzados así que le pedí a Gai—sensei que me diera una programa físico similar, pero creo que exageró. 
 
—Conociendo como se lleva tu instructor con Kakashi—sensei, te pones a solicitarle eso y ahí vas tú a ejecutar esa loca rutina sin protestar.—resaltó, exhibiendo la imprudencia y la falta de carácter de Naruto a la hora de oponerse a la voluntad de Gai—sensei. 
 
En su opinión un tipo como él no debería estar en un gimnasio, debido a su pique con Kakashi, traía desastres a sus clientes, pero si una persona presentaba su desacuerdo con firme decisión, Gai era razonable y conversaba el punto de choque. 
 
Kushina fue testigo de lo antedicho, ya que una vez cuándo lo eligió como instructor, aconteció un escenario semejante al que vivió su hijo. Más no atravesó ningún inconveniente en el instante en que conversó de manera civilizada. 
 
—Contradecirlo hubiera sido peor, recuerda que fue sargento en el ejército, seguro sacaría su lado militar—se justificó, advirtiéndole de nuevo a su madre el pasado de Maito Gai. 
 
—Que haya sido militar, no significa que sea una persona completamente autoritaria. Si te molestan las consecuencias, entonces la próxima vez, mejor pide asesoría a Iruka—sensei, así no terminaras siendo víctima del espíritu de juventud.—aconsejó con cordura, a fin de que Naruto no cometiera el mismo error en el futuro.
 
Kushina contaba con una razón poderosa que la orrillaba a preocuparse en el grado caso que su hijo exageraba en la actividad física, teniendo en cuenta que la contextura física de un Omega no estaba diseñado para soportar entrenamientos prolongados y exigentes. Adicionalmente era peligroso sobre exigirle a un músculo, pues éste sufriría una lesión considerable. 
 
Asimismo estaba el factor genético. Los Alfa y Beta eran diferentes a un Omega, fuera recesivo o dominante, en consecuencia este generaba un índice de hormonas femeninas y masculinas más altos que los otros dos géneros mencionados. Por ende les tomaba más tiempo desarrollar masa muscular. 
 
Naruto y Sasuke eran Omegas dominantes, y por ello su rivalidad se veía como un acto natural, solo que en lugar de pelear por atraer Alfas, lo hacían por orgullo propio de demostrar quien era el mejor. 
 
—Si tan solo Sasuke no fuera el centro de atención siempre, todos los que estaban en el gym se le quedaban viendo como bobos ¿Acaso verlo sudar era un especie de espectáculo de dioses o qué? ¡Por Dios hoy en día muchos Omegas se ejercitan, dattebayo!—exclamó alterado e indignado, se le notaba que esto le afectaba más eso a haber cambiado su sufrir por ello. 
 
Con esa nueva información, Kushina empezó a predecir por que su hijo estaba tan irritado, no fue tanto su espíritu de rivalidad que lo arrastró a adoptar una nueva rutina de ejercicio que lo dejó exhausto y adolorido, sino más bien que el Uchiha fuera el centro de atención de forma equivocada. 
 
—Ya veo, entonces los asistentes más que concentrarse en sus ejercicios se maravillaron ante la condición de física de Sasuke-kun.—resaltó, como si el incidente que presentó su hijo, fuera lo más natural del mundo. Y la verdad lo era, no era la primera vez que ocurría.—Bueno es que es un Omega "hermoso" tal como tú, cariño. A ti también te han dicho halagos. 
 
—He recibido uno o dos halagos por parte de chicas Betay, y uno que otro Alfa que se detenía a contemplar mi trasero—le hizo saber con soltura cómo si decirle eso a su madre no le generará ningún conflicto, gracias a la confianza que existía entre los dos, esto no generaba escándalo materno—¡Pero ese no es el problema, mamá!, me desagrada como lo veían, tan lascivamente, los hubieras visto lo desnudaban con la mirada.
 
Muchas veces el Uzumaki llegó a la conclusión de que el Uchiha había sido bendecido por los dioses, no le cabía duda que si hubiera nacido como Alfa o Beta, igual seguiría atrayendo a la gente, sin embargo eso significaba muchas veces atraer a pervertidos. 
 
—¡Me frustra bastante este tipo de situaciones, soy el novio de Sasuke, y no sabes las ganas que tengo de romperles la cara, no quiero que lo vean como un objeto sexual! ¡Y a él ni siquiera le importa, me dice que los ignore'ttebayo! —exteriorizó bastante dolido y eufórico Naruto, como si se estuviese deshogando por fin, le desesperaba que Sasuke no le diera la misma importancia que él. 
 
—Cariño, fisgones y depravados siempre existirán y estarán más cerca de los Omegas.—refirió la todavía mala cultura de los Alfas de ser mirones descarados—No quiero que creas que a Sasuke-kun no le importa ser defendido por ti, es solo que no quiere que te metas en problemas por una mirada libinidosa. 
 
—Pero ¡¿Qué hay de mí'ttebayo?! A veces siento que mi presencia no manda el mensaje de intimidación que tiene un Alfa, que claramente espantaría a otros, simplemente para ellos soy invisible por eso se sienten libres de ver a mi novio con deseo...—insistió en el tema con cierta impotencia. Esas palabras era más un desahogo que otra cosa. 
 
La madre lo miró con ternura y benevolencia, entendía a la perfección a lo que se refería su retoño, después de todo ella era una Beta, que en sus años de juventud tuvo que espantar a varios Omegas que pretendían a Minato, su novio en ese entonces, el cual era Alfa. 
 
Con el tiempo, aprendió que no tenía caso añorar algo que nunca cambiaría, y esto era el género de nacimiento, solo tocaba aliviar un poco ese sentimiento de incapacidad de dominio. 
 
—Comprendo como te sientes, cariño. Pero piensa en lo que puedes hacer desde tu posición como Omega, también no puedes andar por la vida metiéndote en problemas e intimidando a los demás, aún si fueras un Alfa te meterían a la cárcel por posesivo y violento. 
 
—Entonces ¿sugieres que los ignore y me trague mi orgullo? 
 
—Recomiendo que seas más astuto y cauteloso, cada vez que vayas al gym uses tu perfume de Alfa, y si notas algo así notifiques a los encargados betas sobre los mirones. 
 
—Pero ellos no podrán estar al pendiente siempre. 
 
—Ahí es cuando te involucras, acercándote a Sasuke-kun así muestras dominio y territorio ante otros. Ya si esos pervertidos intentarán ponerles una mano encima, ahí...¡Los aplastas como tomates sin misericordia dattebane!.—planteó Kushina, levantando el puño en alto apretándolo con fuerza, respaldando su idea. 
 
Fue entonces que la Uzumaki fue testigo de cómo la sensatez y serenidad volvían a la faz de su hijo adorado. 
 
—Dejemos el incidente del gym por la paz.—instó Kushina, colocando sus manos en los hombros de Naruto—Más tarde te daré un masaje para aliviar tus dolores musculares, por lo pronto toma una ducha y prepárate, hoy es tu cita ¿no?—aludió pícaramente, dándole un pequeño codazo amistoso, y guiñandole un ojo. 
 
El pequeño Uzumaki se sonrojó violentamente, por todo el enfado por el percance del gimnasio, olvidó completamente la salida con su novio. 
 
—¡Mi niño se ve adorable ruborizado'ttebane! Por algo traes a Sasuke-kun muerto por ti—clamó emocionada, abrazándolo con fuerza, parecía una fan girl festejando los momentos de su Ship. 
 
Naruto estaba que se moría de la pena, su mamá no ayudaba con sus comentarios. Parecía la presidencia de algún club de fans de alguna pareja famosa. 
 
Unas horas después, Naruto ingresó a la ducha con una toalla amarrada a la cadera, preparado para enfrentar a su peor enemigo: el vello corporal. 
 
Podría ser un Omega que se veía espléndido ruborizado, pero este detalle lo perseguiría durante toda su vida. 
Naturalmente los Omegas eran lampiños, era una de las tantas características que los hacían ser atractivos y hermosos.
Sin embargo, Naruto Uzumaki pertenecía al pequeño porcentaje de Omegas que sufrían de un desorden hormonal no tratable, en que sus hormonas masculinas eran predominantes y le salía vello abundante en una o varias áreas del cuerpo. En su caso, la zona afectada fue las piernas. Y como su piel poseía un tono bronceado, el vello rubio destacaba más. 
 
El Uzumaki sujetó una lata de crema de afeitar de un gabinete en el cuarto de baño, luego se sentó en un pequeño taburete y prosiguió a eliminar el vello no deseado. 
 
—Si no fuera por que me rasuro las piernas cada cierto tiempo, tendría piernas de chimpancé dorado, ¡¿Qué pecado habré cometido en mi otra vida para merecer esto?!—se lamentó en su desgracia personal, al mismo tiempo que deslizaba una cantidad generosa de espuma para afeitar en su pierna derecha, y pasar el rastrillo una y otra vez. 
 
Unos minutos después de usar el rastrillo, llegó el odioso momento en que un número considerable de pelitos blondos se atascaron entre las navajas. Naruto observó como perdía efectividad el instrumento que utilizaba, así que lo sumergió en un recipiente con agua que tenía al lado, a fin de limpiarlo. 
 
—Es injusto que Sasuke no tenga ni un solo vello en el cuerpo. Y yo tenga que aguantar este infierno, ¿por qué Dios mío?!—demandó a la deidad suprema, pasando el rastrillo, que acababa de enjuagar, con fuerza y rapidez por la superficie de su pierna.—¡Ahh ya me corte!—chilló, mientras de la pequeña herida salía sangre. 
 
Con urgencia abrió la llave del agua, y el vital líquido salió de la regadera cubriendo su pierna, limpiando la herida y al mismo tiempo disminuyendo el ardor por el corte, que para ser tan pequeño si que supuraba sangre.
 
Estaba examinando como se formaba un coágulo en la cortada, cuando un pensamiento de burla para si mismo, lo invadió:
 
—Ojalá solo me creciera vello en el área genital como a Sasuke. 
 
Naruto amaba a su novio con todo su corazon pero a veces sentía celos por lo afortunado que era, no sólo había heredado la belleza y atractivo del clan Uchiha sino también los genes que le dictaban ser casi lampiño. 
 
Pesé a que al Uzumaki le crecía el vello muy finamente en sus piernas, era tan abundante que daba la impresión de tener un campo de trigo dorado sembrado en las extremidades inferiores. 
 
Lo más irónico de toda esta situación era que el propio Sasuke no le importaba que tuviera las piernas peludas. Incluso cuando el rubio vestía pantalones cortos y no estaba depilado, su pareja se daba el lujo de acariciarle las piernas y hasta los denominaba con motes cariñosos. 
 
Muchas veces pensó que esto se trataba de un fetiche de Sasuke, ya que no conocía a nadie que le gustara el vello corporal ni mucho menos tocarlo, solo a él. 
 
Sin embargo, aunque su amado teme no tuviera problema con su condición velluda, Naruto se los quitaba para lucir sus torneadas piernas morenas, solo como medida estética y, como no, mantener la competencia entre Omegas dominantes que no paraba entre el Uchiha y él. 
 
Es que tenía que estar a la par del atractivo de ese exquisito y envidiado Omega, que tenía por novio y, por el cual mucho Alfas babeaban. Él poseía una piel tersa y sin vello, tendría que lucir igual. 
 
Luego de unos cuantos minutos de realizar el proceso de rasurado, la tarea finalizó. 
 
—¡Por fin, terminé'tteba!—festejó totalmente satisfecho con el resultado, admirando sus piernas limpias de las crema de afeitar y vello. 
 
Sin tiempo que perder, se metió a la ducha para quitarse de encima el cansancio del ejercicio, a fin de seguir con su preparación, debía llegar a tiempo a la casa de Sasuke a recogerlo. 
 
Entretanto, Kushina permanecía en la cocina preparando la cena para su esposo, que seguro llegaría en cualquier momento. 
 
Se encontraba tarareando una canción romántica, nada más la ponía de buen humor que saber que su hijo saldría en una cita con el retoño de Mikoto. Pese a que se la pasaban peleando y compitiendo por tonterías, cuando se ponían románticos se veían sumamente tiernos. 
 
—¡Mamá, ¿Cómo me veo?!—preguntó un Naruto entusiasmado y vestido con estilo y atrayente. 
 
Traía puesto una playera naranja, con una chaqueta negra y unos pantalones del mismo color que le llegaban hasta debajo de la rodilla. Un vestuario simple pero cómodo. 
 
—¡Pero que guapo te ves, cariño! Con razón te tardaste, tuviste que depilarte para ponerte ese pantalón, ¿es el que regalo que Mikoto te dio por tu cumpleaños?—preguntó al revisar de nuevo arriba a abajo a su hijo. 
 
—Así es, pensé que era un buen momento para estrenarlo—contestó risueño.—Bueno me voy, ya es un poco tarde, nos vemos después.—se despidió. 
 
—Ve con cuidado—se despidió de su hijo que ya estaba cerrando la puerta tras de sí. 
 
Naruto salió corriendo de su casa en dirección al hogar Uchiha, una sonrisa decoraba su rostro, y una nueva energía renovada lo impulsaba a mantener la velocidad en sus pasos. 
 
Mientras trotaba cómo si su vida dependiera de ello recordó lo afortunado que eran Sasuke y él, pues pese a que ambos eran hombres y Omegas y empezaron una relación amorosa, no tuvieran que pasar por el rechazo familiar que muchas parejas atípicas recibían a causa de amar a una persona e ir contra los modelos de familia tradicionales (Alfa/Omega, Beta/Beta, o Beta/Omega). De hecho sus propios padres salieron a defenderlos mandando al diablo las habladurías de gente mal intensionada y metiche, recibiendo más apoyo del que pudieron desear por parte de sus familias. 
 
Naruto agradecía cada día que él y Sasuke hubieran nacido en familias con mente abierta. Ya que dicha bendición no todas las parejas atípicas contaban con ella. 
 
No deseaba enfadar a los dioses con su felicidad, pero sentía que vivía la mejor época de su vida. 
 
Entretanto, el Uchiha hacía lo propio en su casa, estaba frente al espejo peinando su sedoso y rebelde cabello azabache, los mechones de su nuca se resistían a permanecer en su sitio. 
 
Ya se lo había comentado su ruidoso enamorado que una parte de su pelo le crecía al un estilo de una cacatua, usando esto como material como motivo de broma algunas veces. 
 
Ver los resultados que le devolvía el espejo, ocasionó que el Uchiha abandonara de luchar contra esa mata de pelo rebelde, total existían otros detalles de su persona que requerían mayor atención. 
 
Como su olor de Omega, debía alterarlo. Sujetó un frasco de perfume de Alfa, colocándose un poco en el cuello y pecho. Nunca estaba de más, pues al ser Omega, necesitaba un poco ese aroma para intimidar a cualquier Alfa idiota que quisiera pasarse de listo con ellos. 
 
Ver a dos Omegas juntos siempre ocasionaba cierto pensamiento libidinoso en Alfas, como si los excitara pues muchos tenían esa fantasía sexual de observar a dos Omegas juntos. Resultaba un suplicio pero desde que consiguió esa colonia, el número de incidentes disminuyó. 
 
No le importaba ser contemplado en el gimnasio por Alfas y Betas, ya que era un espacio controlado por los dueños y nadie sería lo suficientemente estúpido para intentar algo en un lugar con Betas musculosos dispuestos a ayudar a la mínima provocación. Además también podía defenderse con sus puños. 
 
Aunque secretamente el Uchiha prefería que lo miraran a él, en lugar de su amado, Naruto Uzumaki, de ese modo no lo acosarían por sus piernas. Era fácilmente visible ese defecto hormonal, no le desagradaba en lo absoluto el vello áureo, al contrario, era su gusto culposo acariciarlo hasta lo llamaba: "Sus espigas de Oro" de cariño. 
 
No obstante durante un tiempo, el Uzumaki fue víctima de bullying por parte de Omegas y Alfas que encontraban esta característica como horrorosa, por esa razón llegó a se deprimirse, inclusive a tratar de aislarse. 
 
No obstante Sasuke no lo permitió, como mejor amigo que era en ese entonces. Les dio su merecida advertencia civilizada a todos ellos. 
 
Reflexionar tanto en las vivencias que compartió con Naruto, evocó los recuerdos acerca del inicio de su relación romántica. 
 
Apenas unos meses atrás, el Uzumaki le confesó sus sentimientos, claramente Sasuke vio que su mejor amigo estaba preparado para un resultado desastroso, puesto que se mordía sus labios levemente de modo constante, a la vez que sus ojos azules se hallaban expectantes. Por lo mismo le correspondió inmediatamente, ya que sentía lo mismo. 
 
Tiempo después, admitiría que arruinó el momento al haber reprendido al rubio por tardar tanto con su confesión, puesto que él ya sabía que le gustaba desde hacía años. Claro que esto molesto al Uzumaki reclamándole al Uchiha su indiferencia por no dar el primer paso. 
 
Sasuke sonrió con prepotencia al traer a su memoria dichos acontecimientos. 
 
Los primeros meses de su nueva relación, no cambió mucho su interacción,lo único diferente era que Naruto le robaba besos, tomarlo desprevenido era un pasatiempo que tenía, disfrutaba burlarse de las expresiones de sorpresa que ponía y luego de sus "venganzas". El rubio era muy activo a la hora de demostrar sus sentimientos y coquetear. 
 
Empero el Uchiha permanecía mostrando una actitud reservada y fría la mayor parte del tiempo y más si había amigos o extraños presentes. 
 
A causa de ese comportamiento, los amigos de Naruto se preocuparon, a veces llegó a escucharlos que dudaban que realmente fueran pareja, atribuyendo esa actitud a un Omega con complejo de Alfa. En varias ocasiones tuvo que morderse la lengua a fin de no contestarles de forma mordaz. 
 
El punto del descaro, fue cuando sorprendió a Sakura Haruno, amiga de Naruto, aconsejándole que debería hablar sobre dicho comportamiento. La joven de cabellos rosas le insistió que como pareja tenía derecho a externar su descontento y pedirle que cambiará un poco. 
 
Sin embargo la respuesta que dio ek Uzumaki a su amiga fue que así quería a su enamorado y lo aceptaba, después de todo acepto sus defectos desde que eran amigos, así que tratar de modificar su personalidad ahora sería tonto.
 
Oír dichas palabras de la que boca de Naruto le bastó a Sasuke para que detener su disgusto y ponerle un hasta aquí a la Haruno de unos modo poco amable. 
 
Además Naruto le explicó que existían ocasiones en que el corazón de Sasuke se abría, revelando su verdadero yo, externando emociones únicas que el Uzumaki disfrutaba. 
 
Sasuke estaba consciente que a primera vista eran una pareja dispareja, un Omega rebelde y cabeza hueca emparejado con un Omega con tan frío como un cuchillo, pero con las actividades propias de dos enamorados, que enriquecian la relación, tales como: cenar juntos, prácticar un deporte en común, jugar videojuegos, salir a pasear por lugares abiertos, incluso tener intimidad. 
 
Para el Uchiha lo que hacían no era de la incumbencia de nadie, solo le importaba estar con su Usuratonkachi amado y no andarlo presumiendo en pláticas o redes sociales siguiendo el canon de los típicos estándares de Omega. 
 
Y la cita de hoy, era la prueba más clara de que le agradaba más que nunca compatir tiempo de calidad con su pareja y nada más aún si eran actividades que no le agregaban mucho a Sasuke.
 
—Sasuke...—llamó una voz masculina bastante peculiar y familiar, sacándolo de sus pensamientos, y tomándolo por sorpresa. 
 
Itachi Uchiha, su hermano mayor, entró al cuarto con el objetivo de comprobar si todavía estaba en su cuarto, pues tenía algo muy importante que decirle. 
 
—Hermano me asustaste, pareces un fantasma apareciendo justo de la nada—protestó ante la mala costumbre de su familiar de presentarse justo cuando más concentrado estaba en una tarea 
 
—Si no quieres que te pesque con la guardia baja, deja de pensar tanto en Naruto-kun, tonto hermano menor.—propuso divertido Itachi, sin inmutarse por la queja que le dieron por su comportamiento. 
 
El menor de los Uchiha se hizo el desentendido, tratando de controlar su enojo, lo que más le caiga en la punta del hígado era que su hermano le recalcara que se había vuelto una persona relajada cuando pensaba en Naruto, le daba la impresión de que el rubio se convirtió en su punto débil. 
 
—¿Qué es lo que quieres, Itachi? Tú no te apareces a menos que quieras decirme algo, que sea rápido porque tengo prisa, tengo una cita.—proclamó haciéndole saber a su hermano mayor que conocía muy bien sus hábitos y que no se anduviera con rodeos. 
 
—Naruto-kun esta por llegar en cualquier momento, ehh. Bueno vengo a entregarte algo que necesitarás.—enunció, sacando dos empaques pequeños del bolsillo de sus pantalones, y poniéndolos en el acto en la mano de su hermanito. 
 
En cuanto Sasuke pudo inspeccionar aquello que Itachi depósito en su mano, se molesto por ello. Aquello era nada más ni nada menos que dos cajas de condones de Omega. 
 
—Las dos cajas contienen condones de tamaño estándar, así que no tendrán problemas en usarlos independiente de quien da y quien recibe, aunque como ambos tienen cara de ser versátiles, no habrá inconveniente alguno—detalló Itachi con un naturalidad increíble, la verdad le gustaba ser claro y franco, nunca fue de esconder estos temas como lo hacían sus padres. 
 
Está preocupación filial más que ayudar sólo ponía incómodo y malhumorado a Sasuke Uchiha. Lanzó con desprecio sobre la cama las dos cajas en forma de protesta, descargando en el proceso parte de su descontento. Que le entregarán estos productos lo hacían sentir que lo subestimaban. 
 
—Hermano, ni Naruto ni yo tenemos alguna enfermedad venerea, entonces ¿por qué me los das?
 
—Para qué te protejas. No por el hecho de que ambos sean Omegas, descuiden el punto de la anticoncepción. 
 
—Itachi, Naruto no puede concebir un hj mío, ni viceversa.—subrayó, ¿Acaso su hermano mayor decidió ignorar la biológica básica de los tres géneros? ¿O lo estaba trolleando? 
 
—Sasuke, te recuerdo que hay un 1% de probabilidad de una fecundación exitosa entre Omegas masculinos.—observó como si estuviera recitando un párrafo de algún libro de biología, con suma seriedad, pero luego relajó la expresión de su cara y añadió:—A menos de que tu plan sea hacer abuelos a nuestros padres, y darme un lindo sobrino, en ese caso cambia este asunto. La verdad no nos molestaria, de hecho sería un alivio.—picó, era una provocación descarada. 
 
Una vena de enojo emergió en la cabeza de Sasuke, había llegado al tope de su paciencia. 
 
Este papel ridículo de hermano mayor preocupado que hasta te compra anticonceptivos, más que ser una ayuda, más que agradecerlo producían el efecto contrario. 
 
Y después el papel de hermano mayor burlón que te hace la broma de un embarazo accidental, que traería aceptación familiar inmediata, completaba la receta perfecta del desastre.
 
No sabía cuál de los dos lados era peor, sin duda Itachi Uchiha era un digno ejemplo del signo géminis, mostrando dualidad en su personalidad que igual jodian a su hermanito. 
 
Sasuke ya sabía que debía cuidarse, por ello adquiría anticonceptivos orales, estas poseían un alto porcentaje de efectividad que anulaban el bajo porcentaje de fertilidad de un Omega, por este motivo no usaba un condón. 
 
—¡Sasuke, Naruto acaba de llegar!—avisó Mikoto al pie de escalera, en el primer piso. Cortando la creciente tensión entre los hermanos Uchiha. 
 
—Bueno, te los dejo, y sigue las indicaciones, hermanito—comentó Itachi, saliendo del aposento rápidamente, huyendo por el pasillo como vil comadreja, dejaría a Sasuke con la palabra en la boca por esta vez. 
 
Hacerlo enfadar era fácil, y aunque le gustase hacerlo, pero hoy buscaba que tuviera conciencia sobre su vida sexual, llevaba poco con Naruto, pese a que las estadísticas no favorecían un embarazo, todavía persistía la posibilidad, así que lo mejor era no tentar al destino. 
 
—¡Hijo, ¿estas bien?, Naruto esta aquí—repitió Mikoto, creyendo que su hijo lo había escuchado. 
 
—¡Dile que suba al cuarto!.—respondió el Uchiha con voz potente, seguro Naruto estaría sentado en la sala y lo habría oido también. 
 
Mandó a valor el mal rato que le hizo pasar Itachi minutos atrás, no deseaba ser cuestionado por su enamorado a causa de semejante cara de pocos amigos que traía. Asimismo escondió las dos cajas de condones debajo de un almohadón que decoraba su cama. 
 
Mientras escuchaba los pasos rápidos de Naruto subiendo las escaleras. Dio varias respiraciones a fin de calmar su furia, practicando su sonrisa, pero no emergía naturalmente. 
 
—¡Sasuke, te extrañe!—reveló Naruto, entrando como un torbellino al aposento. Abrazando de inmediato al azabache, como si hubieran estado separados por años. 
 
—Usuratonkachi, nos acabamos de ver en el gimnasio—declaró como un dulce enamorado, con una sonrisa afectiva que había retornado a sus labios y más cuando fue llamado por esa voz tan jovial 
 
A pesar de que Itachi lo había hecho enfadar hace un rato, le otorgaba el mérito al decirle que: solo Naruto podía hacerle sentir tantas emociones y ser lo suficientemente sincero para demostrarlas, abandonando la careta fría e indiferente qué mostraba a los demás. 
 
—Vamos, déjame dobe.
 
—No quiero, hueles rico. 
 
—Entonces no disfrutarás de la función de cine que deseabas, en su lugar nos quedaremos en casa viendo Netflix—advirtió, susurrando en la oreja del Uzumaki con un tono de más que sensual e insinuante. Claramente no iban a ver películas al permanecer en casa. 
 
—Ya pues, te libero del abrazo. 
 
Naruto se separó del Uchiha, con el fin de divisar las ropas que traía puestas su sensual azabache, lo vislumbró de arriba a abajo. 
 
Vestía un pantalón de mezclilla azul oscuro, con unas camisa negra de manga larga a juego. 
 
—Traes la colonia de Alfa encima, ¿verdad?—preguntó, de verdad que no podía dejar de evidenciar el magnífico olor que desprendía su novio. Se sentó en la cama, exponerse mucho le provocaba sentirse algo mareado—pero te pusiste demasiado ¿no crees? 
 
—Lo estoy usando por seguridad, saldremos al exterior y quiero proyectar dominio, además era mi turno con el perfume.—argumentó el azabache. 
 
—Sí, si, entiendo, se disipa por completó tu olor Omega. La vez anterior yo utilice la fragancia, pero era la que olía a girasoles, tú estas usando el de rosas. 
 
—El de girasoles solo tú podrías ponertelo, es muy dulce. 
 
—Eso dices ahora, no te vi quejándote esa noche, teme—acusó, poniendo una cara de pillo. 
 
Sasuke guardó silencio, le habían hecho jaque mate, puesto que esa noche que mencionó el rubio, si había elogiado la fragancia y más cuando ayudó a calentar el ambiente y la pasión entre ellos. 
 
—¿A qué hora empiezan las funciones para adolescentes y adultos?—preguntó Sasuke, esquivando con éxito el tema anterior. 
 
—A partir de las 6 de la tarde.—contestó Naruto, sabiendo que el Uchiha se fue por la tangente, pero no le importaba, no deseaba ponerse a discutir sobre sus vivencias en la cama, de verdad quería ir al cine. 
 
—Bien, solo agarro mi billetera que está en el cajón de la mesa de noche y nos vamos.—comunicó. 
 
El Uchiha se dirigió al mueble citado, entretanto el Uzumaki lo seguía con la mirada, fue entonces que reparo en una repisa cerca del librero, ya que ahí encontró un viejo objeto que conocía muy bien. Se encaminó en dirección a ese lugar para tomarlo con sus propias manos. 
 
—Críticas mi colección de figuras de acción, catalogándolas como cosas de niños, y tú todavía conservas este dinosaurio de peluche.—reclamó inspeccionando el objeto que sostenía en sus manos. 
 
—Ese juguete tiene un valor de sentimental para mí por eso lo conservo cerca, los demás están empacados en cajas reposando en el ático. En cambio tú, tienes todos tus  juguetes almacenados debajo de la cama y hasta tienes ese tapate de arcoíris con el rostro de lo ositos cariñositos decorando tu habitación.
 
—¡Lo tengo cerca, por que me lo regalaste en mi quinto cumpleaños, teme! 
 
Sasuke arqueó una ceja incrédulo, no recordaba haberlo hecho. 
 
—¿No estarás confundido?. 
 
—¡Por qué supuesto que no! Itachi me lo contó que lo escogiste especialmente para mí. Iré a llamarlo para que te confirme la historia. 
 
Sasuke entró en modo alerta, no iba a permitir que su paternalista hermano mayor también le diera cátedra acerca de los condones y su importancia. 
 
—Olvidalo, Usuratonkachi. Espera aquí, no le comunique a mi padre que me dejara las llaves del auto. Vuelvo enseguida.—notificó, ausentándose del cuarto. 
 
Viéndose solo, Naruto se dejó caer sobre la cama, y con suma tranquilidad, sostuvo uno de los almohadones de la cama, con el objetivo de colocarlo debajo de la cabeza. Fue entonces que sus manos descubrieron dos pequeñas cajas encima del edredón de la cama. Las agarró con interés, pues Sasuke no era de dejar cosas sobre su cama, en cuanto las tuvo a la vista y leyó el contenido del empaque, una sonrisa pervertida comenzó a bailar en sus labios. 
 


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