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Forbidden Lover por Kuroangel

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Notas del fanfic:

Éste es mi primer fic. Mi intención es que disfrutes leyéndolo, no pretendo saber todo de los personajes, ni que la información aquí expuesta sea real o absoluta. Espero que te guste y si es así, me lo hagas saber. Será un fic de tres capítulos.     

 


El encuentro de un ángel


    Era de esperarse que después de tantos miles y miles de años y vidas fingidas... uno aprendiera a controlar todas las emociones que pudieran existir. Al menos eso era lo que yo creía. Fingir alegría, enojo, sorpresa, eran cosas que mi propio cuerpo se sabía de memoria.


    Pero encontrarme con él, así de sorpresa, sin esperarlo o imaginarlo, en medio de la fiesta más aburrida a la que haya sido arrastrado nunca... fue como si el mundo de emociones que había reprimido por todo este tiempo se acumulase de pronto en un enorme bulto sobre mi pecho. Jamás había sentido tanto peso en el corazón; creí que ya no tenía corazón.



  • Hyde ¿te encuentras bien? - Escuché entre penumbras la voz preocupada de Tetsu revuelta entre un centenar de murmullos a mi alrededor - ¿Hyde?

  • Sí, perdón me distraje - Dije sin dejar de mirar a la persona que estaba al lado de Tetsu. Era bastante más alto que yo, cabellera negra, tan oscura como el negro de sus ojos. Tan negros que si los miraba por más tiempo me perdería en ellos sin remedio. No estaba seguro, pero de pronto sentí calor en mis mejillas.

  • Te decía que él es... ¿acaso estás ruborizado, te sientes bien de verdad? - Aparté la vista de inmediato consciente de la aceleración de mi pulso, ¿qué diablos pasaba conmigo? Él permanecía quieto, me observaba tan fijamente, parecía disfrutar realmente esta situación.

  • Creo que bebí de más, es todo, me siento algo mareado ¿podríamos salir un momento? - Pedí sin esperar respuesta, adelantándome sin asegurarme de si me seguían. Peleando por pasar entre tanta gente que asistía a la fiesta, gente falsa y vacía. De pronto el mundo se hizo pequeño y me apretaban el cuerpo, me quedaba chico; me estaba sofocando, nunca necesité el aire para vivir y sin embargo ahí, me estaba sofocando.

  • ¿Hideto? Nunca te vi así de pálido antes y te he visto más borracho que ahora, no me asustes.

  • Creo que es un ataque de pánico - Dijo la hermosa visión, de voz gruesa, pero suave al mismo tiempo. Lo miré sorprendido y con algo de enojo, ataque de pánico... ¿yo? Con quién creía que hablaba. Traté de respirar profundo y mi propio orgullo me mantenía altanero.

  • ¿Cuál es tu nombre? - Pregunté ahora algo molesto

  • Hyde, él es Yasunori Sakurasawa, es el baterista que te conté, quería que lo conocieras antes de Ken, después de todo será quien remplace a Pero.

  • Mucho gusto Takarai, dime Sakura. - Me extendió la mano, dudé por un momento, tal vez un momento más largo de lo debido. Pero él jamás dejó de sonreír ni bajó la mano. Yo sólo sé que tenía miedo de tocarlo. “Aahh demonios, qué más da”. Le di un apretón más fuerte de lo que esperaba, me había estado comportando como una quinceañera.


    Al tocarlo la magia ocurrió, reconocí de inmediato sus manos, como si nunca hubiera dejado de tocarlas; eran las mismas, cada centímetro que mi piel tocaba reconocía la suya de memoria. Una enorme nostalgia me invadió. Y si no lloraba en ese instante, era porque en algún punto de todo esto, la voz de Tetsu resonó en mi cabeza diciendo que iría por Ken, creo que ni siquiera le contesté. Mi concentración absoluta estaba en él. Pero tenía que responder ¿verdad?



  • Deja el Takarai, llámame Hyde o Hideto, como gustes. - Le dije en un tono engreído, como restándole importancia, tenía que aparentar, pero el rubor en mi cara volvía, podía sentirlo, mi cuerpo traidor me delataba y él no soltaba mi mano. Me negué a mirarlo a los ojos, pero en su agarre había electricidad, después de todo estaba frente a él, la persona por la que caí a la tierra, la persona por la que perdí mis alas.

  • Hide, te llamaré Hide, si me lo permites - Casi me iba de espaldas ¿me llamó Hide, acaso él sabía quién era yo? Imposible, él era un humano.


    Durante miles de años he usado una variación del nombre que me fue dado originalmente. Pero él siempre, en todas estas vidas, me ha llamado Hide; siempre me he encargado de recordárselo. ¿Cómo es que lo recordaba? Un humano no puede recordar sus vidas pasadas. Son afortunados, es difícil vivir soportando el peso de tantos recuerdos. Y, sin embargo, él estaba igual a la última vida en que lo conocí, eso es imposible, entonces ¿era el mismo de aquella vida? Ese tiempo en el que lo maté.


    El permanecía quieto, expectante a mis movimientos, a mi cara o a lo que dijera. Parecía leerme bien. No sabía en ese momento si él me odiaba o no, pero se notaba que de alguna manera disfrutaba de mi tortura mental. Al fin me soltó la mano sin dejar de mirarme a os ojos. 



  • Como gustes. – Recogí mi mano, aun con la sensación de electricidad en ella. - Sabes realmente me siento mal, me voy, por favor despídeme de Tetsu y Ken.

  • Pero no puedes irte solo si te sientes mal. Deja que te acompañe.

  • No te preocupes - Afortunadamente había un taxi libre a dos pasos, lo tomé sin pensarlo mucho, me subí. Sentí que él trató de seguirme, pero se detuvo como recapacitando. Le di las instrucciones al taxista y me acomodé en el asiento de adelante. Por el espejo retrovisor de mi lado pude verlo, parado en el borde de la calle, con mucha gente a su alrededor; que sólo servían de marco para su belleza. Sólo atiné a mirarlo una vez que el taxi avanzó varios metros; él sonreía.


La memoria de un ángel


    Como me sentía tan mal, me metí a dormir sin preocuparme de los preparativos previos, apenas toqué la almohada me quedé dormido y comencé a tener sueños casi de inmediato. Lo soñé a él de pie a un lado de la cama, mientras yo dormía desnudo, él me observaba, tranquilo y calmado como si disfrutara de la visión.


    De pronto de su espalda brotaron unas alas enormes, eran mis alas en su espalda. Una sonrisa se dibujó en su rostro y con la misma espada con la que lo maté aquella vez, él detuvo mi corazón, rápido, certero y sin remordimientos. Pero éste era sólo un sueño, los ángeles caídos no podemos morir.


    Después la sangre comenzó a salir por todo mi cuerpo y toda la habitación se inundó de ella, yo flotando inmóvil en medio de ese cuarto, fui arrastrado hasta el mundo de mis recuerdos.


    Aquellos tiempos en los que fui creado, junto con mis hermanos, como un arcángel; en esos tiempos no teníamos la libertad de amar, pero algunos cometimos el error de enamoramos de los humanos. Sabíamos perfectamente que estaba prohibido, pero lo hicimos.


    Personalmente me enamoré de un humano. Al principio sólo disfrutaba viéndolo, poco a poco se volvió mi obsesión.


    Fue por eso que me uní en una rebelión con el más hermoso de todos nosotros; queríamos tener la libertad de poder amar como amaban los humanos, queríamos tener ese albedrio. También queríamos dar a los humanos el conocimiento y sabiduría que nosotros teníamos. Pero al parecer ese era un gran pecado.


    Fuimos derrotados y desterrados a la tierra, perdimos nuestras alas y fuimos sentenciados a vagar en ella eternamente. Destinados a ver morir a quienes amábamos. Alguna vez escuché que si ayudábamos a salvar a cierto número de almas seríamos perdonados y nos serian devueltas nuestras alas. La verdad jamás me interesó.


    En todo ese tiempo, las pocas veces que logré estar con esa persona lo disfruté mucho, a pesar de que siempre fueron menos los momentos buenos y más los malos. No los habría cambiado nunca, salvo aquella última vez.


    Verlo lleno de sangre, suplicante por su vida me llenó de pesadillas la existencia; pero esa vez la pesadilla se volvió tan dolorosa, esa vez yo sentía el dolor como si la herida hubiese sido para mí.


    La acumulación de sangre volvía y de nuevo estaba inundado por esa sangre en toda la habitación, había una espada en mi pecho y él, él estaba sobre mí, desnudo. Tan bella postal, junto con el dolor, lograban en mi un placer que hacía años no tenía. Mi nombre comenzó a salir de sus labios. Hide, Hide, Hide, decía con una voz extasiada cada vez más fuerte.


    Entonces comprendí que esa voz no venía de su boca, venía de otro lado, de fuera... tenía que despertar. 



  • Haaaiiiidooooooooooo!!! - Era Ken gritando desde la puerta. Me levante a duras penas, jamás me había sido tan difícil despertar. Me puse un pantalón y una camisa suelta ¿en verdad había dormido desnudo? Fui hasta la puerta y abrí. - Woow lo que te hayas metido anoche, no lo vuelvas a hacer; tu cara es espantosa. - Dijo sin más y entró sin pedir permiso, tras de él venían Tetsu y Sakura.

  • Lo siento Hyde, anoche nos dejaste muy preocupados, no contestaste el teléfono y como también es importante que hablemos sobre Sakura, nos pusimos de acuerdo para venir. - Me recriminó Tetsu mientras se sentaba con toda la confianza en mi sala, mientras Ken asaltaba las cervezas de mi refrigerador, estaba acostumbrado a que se sintieran como en casa, pero por alguna razón, el que Sakura estuviera con ese mismo aire de familiaridad me desconcertaba un poco. Traté de ignorarlo lo más que pude, ni siquiera lo miré, sólo me senté con aire apesadumbrado; no iba a permitirme ser débil esta vez.

  • Tranquilos, algo me hizo daño anoche y dormí hasta ahora. Estoy bien Ken, gracias por tu preocupación. - Dije con sarcasmo mientras éste asaltaba también mi despensa.

  • No me culpes, no he comido nada debido a la preocupación por ti. - No pude más que reír. - Ese es mi enano risueño - Dijo mientras me mandaba un beso tronado.

  • Es bueno saber que sabes sonreír, te queda muy bien. - Sakura dijo en un tono que no pude descifrar y opté por seguir la broma, no quería que pensaran que me caía mal; porque en realidad no me caía mal para nada, era mi persona favorita en todo el mundo y en todos los tiempos. Sólo estaba sorprendido y asustado, debo agregar; no sabía cuáles eran sus intenciones con este encuentro, o tal vez ni el mismo sabía que yo estaría en el grupo. El punto es que por el momento era mejor llevar la fiesta en paz, después de todo íbamos a ser compañeros de banda.

  • Conozcámonos más y sabrás que no es lo único que me queda bien. - Remarqué con un guiño y una visible sonrisa seductora. Estaba seguro de que eso le sacaría de su estado de seguridad, pero para mí decepción, se inclinó delante, justo a la altura de los ojos incrédulos de Tetsu, sonrió de la manera más seductora posible, con un brillo mágico pero maquiavélico en sus ojos, que me miraban fijamente y me dijo:

  • Cuento con ello - Mi corazón se aceleró y tragué saliva de la manera más audible que mi pisoteado ego pudo soportar...


El conflicto de un ángel



  • Es bueno saber que se entienden bien, ya no me preocuparé entonces. - Dijo Tetsu con su tono intelectual. Me recargué en el sillón tratando de ocultar el rubor de mi cara y resoplando por lo alto.

  • Creo que ya encontraste a quien te hará ver tu suerte enano. – Agregó Ken en un tono bastante divertido mientras cargaba una charola con las cervezas y comida. Sakura le ayudó a poner las cosas en la mesa, mientras todos se reían de mí.

  • Lo siento, pero si de coqueteos se trata, no puedo resistirme a contestarlos siempre. Es parte de mi naturaleza. – Dijo Sakura encogiendo los hombros, me reí con agrado, la verdad es que él era así, siempre lo fue. Un Don Juan y me agradaba saber que seguía siendo el mismo.


    Comenzamos a hablar sobre el futuro de la banda, ya no me sentía tan desesperado como al principio de conocerlo, incluso hasta me relajé. Sonreíamos y bromeábamos; de tanto en tanto yo lo miraba y él siempre me estaba mirando, a veces con ojos tristes, otras con diferentes variantes de sonrisas, otras serio como si analizara. En general la tarde pasó entre charla tranquila y preguntas a Sakura que él respondía con mucha paciencia. Yo moría de ganas por hablar con él más a fondo, pero mi instinto me indicó que lo mejor era esperar.



  • Bueno ahora ya es tiempo de ir a descansar. Ya tendremos más tiempo para conocernos. Recuerden que se viene bastante trabajo, así que nos tocará convivir mucho las próximas semanas. - Nos recordó Tetsu con algo de cansancio en la voz. Aún no era tarde, pero era verdad que se nos venía una carga de trabajo importante. Pensé en ofrecer mi casa para que durmieran aquí, no sería la primera vez; pero estaba seguro de que Tetsu se molestaría, aún era muy temprano y eso daría pie a que Ken quisiera seguir bebiendo.


    Cuando se fueron decidí salir a dar una vuelta, me sentía cansado, pero no quería volver a tener otro sueño como el que tuve. Caminar por las calles me relajaría, tal vez me daría material para escribir, debía pensar en las próximas canciones antes de que se llegara el tiempo.


    Caminé un largo rato, ya empezaba a hacerse tarde y sin notarlo llegué a una zona de no tan buena reputación. 



  • Oye cariño, no deberías andar sola a estas horas, podría ser peligroso. - Olvidaba tan seguido que para los humanos yo parecía una chiquilla, tal vez de 19 o 20 años. Los caídos no tenemos identidad sexual, lo mismo podemos ser vistos como hombres que como mujeres; eso es lo que nos ayuda a pasar desapercibidos por tantas vidas.


    Nuestro alimento es la energía espiritual, que generan las personas, creada principalmente por medio del acto sexual, pero no cualquier acto sexual, sino el que se hace con el amor implícito. Ese es el mejor alimento que podemos adquirir. También está la energía que generan las personas cuando están exaltadas por algo que las emociona o divierte. Un grupo de personas en un concierto, en un partido de futbol, por ejemplo, generan un gran volumen de energía espiritual. No es la mejor energía, pero es suficiente para mantenernos saludables. Es por eso que muchos ángeles caídos se dedican hoy en día a cosas que represente juntar una gran cantidad de personas felices.


    Nosotros cambiamos nuestro tamaño, según nuestro alimento y entorno; es como irnos adaptando a donde viviremos. Yo debido a que tenía realmente mucho tiempo sin alimentarme adecuadamente, había adelgazado bastante y mi tamaño se había reducido considerablemente. Eso era conveniente para mí, se suponía que estaba comenzando una nueva vida y ser visto como alguien muy joven me ayudaba... aunque a veces eso significaba ser visto como una presa tierna e inocente.


    Miré a mi cazador en turno, era guapo, pero no de mi gusto. Aunque tal vez estaba empezando a tardarme en conseguir alimento. Le sonreí; un brazo me rodeó el cuello y otro la cintura. Un pecho masculino realmente grande me cubría la espalda y este olor. Mi corazón reaccionaba de inmediato ante este olor, era Sakura.



  • Viene conmigo... largo - Le dijo al cazador en un tono que no supe descifrar, amenazador pero amable al mismo tiempo. El tipo se fue chistando la boca. - De verdad no deberías exponerte así.

  • Oye, no soy una princesa que necesite ser rescatada, tal vez yo quería irme con él. - Añadí con todas las ganas de que esas palabras hirieran ¿porqué, qué ganaba yo? Él seguía abrazándome y por ningún momento aflojó su abrazo. Mi corazón latía a mil y sin duda él lo notaba, tomó mi barbilla desde la misma posición en la que estaba, sus labios estaban tan cerca de los míos. No supe si fui yo o él, pero nos besamos. He dado millones de besos en miles de vidas; nunca como los que le he dado a él, siempre lograba superarse. Me hacía elevarme del suelo aún sin alas, me aceleraba el pulso y lograba mil orgasmos internos en mi ser, con tan sólo un beso. No fue un beso sexual, no hubo juego de lenguas, no hubo mordidas, sólo un beso inocente y duradero cargado de cariño ¿cuántos pueden presumir de eso?


    Nos separamos, muy a su pesar, se notaba que quería seguir, pero fue él quien se apartó. Suspiró un poco y sonrió, yo estaba algo embrutecido por ese beso y no sabía cómo reaccionar, me mordí los labios y atendí mi corazón que estaba por salirse de mi pecho.



  • Como en los viejos tiempos ¿no? - aunque lo dijo con una sonrisa coqueta, su tono dejó ver un algo de tristeza que me partió el corazón.

  • Quiero hablar contigo al respecto, necesito saber cómo es que sabes… - me tapó los labios con el dedo y volvió a besarme, esta vez más corto que el anterior.

  • Aún es muy pronto, conozcámonos de nuevo en esta vida, ya te lo diré después. Por lo pronto disfrutemos de ésta como si fuera la primera vez que nos conocemos. - Por alguna razón eso me pareció triste de su parte, como si le causara dolor, pero no quise insistir, algo me dijo que lo mejor era esperar, confiaría en él, se lo debía después de todo.

  • Ya es tarde y debo irme o Tetsu nos matará mañana si llegamos tarde. ¿Estás viviendo por aquí? - Reaccioné entonces dándome cuenta de la zona en la que estábamos y que no era un buen lugar para vivir.

  • Vine buscando un hotel para pasar la noche, Ken me ofreció su casa, pero sus padres empezaron a discutir y preferí huir. - Lo comprendí, sabía bien que los padres de Ken estaban muy molestos con él debido a su decisión de entrar en la banda. Aunque descubrí hoy que Sakura no vivía aquí, jamás me pasó por la mente su situación de vivienda.

  • ¿Y cómo fue que terminaste aquí? De verdad, ésta no es una buena zona.

  • Ken me la recomendó - me dijo con ojos inocentes, tan bellos... no, imposible que se quedara ahí.

  • Puedes quedarte en mi casa. - Dije más como orden que como sugerencia.

  • No quiero molestar, además sólo me quedaré un par de días, la empresa me dará un departamento pronto, que al paso que vamos compartiré con Ken - Rio por lo bajo, no parecía desagradarle la idea.

  • Entonces con mayor razón no hay problema. Vamos, sirve que me acompañas y no dejas que esta princesa vague por estos rumbos - Pestañeé y puse ojos de cachorrito, me miro tiernamente y con dolor de nuevo, ese dolor se estaba volviendo muy persistente en su mirada.

  • Si me invitas a tu casa, no estoy seguro de poder portarme bien contigo - Su tono fue serio, no estaba bromeando, aunque sonreía de forma traviesa. Por alguna razón que no entendía, esa afirmación me dio algo de miedo. Lo miré a los ojos y sonreí

  • Tranquilo, el sillón en la sala es muy cómodo. - Dije con el mismo tono serio, sonreí y le saqué la lengua. Lo tomé de la mano y comencé a caminar.


La compañía del Ángel 


    Efectivamente, llegamos a mi casa, él lucia muy nervioso, traía consigo una pequeña maleta, demasiado pequeña para alguien que acaba de cambiar su residencia.



  • Por favor, siéntete como en casa, ya sabes dónde está el baño y si tienes hambre podemos preparar algo. - Se sentó en el sillón con un aire más tímido. Un aire que no le había visto antes. No dijo nada, parecía que había un conflicto interno en su cabeza, realmente pensé que iba a entrar en pánico. Respiré y fui a sentarme a su lado, cuando lo hice casi dio un salto. - Sakura, no sé qué te tiene así, qué te impide hablar, o qué pasa por tu cabeza o qué tanto recuerdes realmente. - Recargué mi frente en su hombro de forma gentil - Aunque no lo hubiese parecido al principio, realmente estoy muy feliz de volver a verte. Gracias por volver a mí. - Su cuerpo rígido se relajó.

  • Sabes, yo no quería venir.

  • ¿Preferías quedarte con las prostitutas en un hotel maloliente? - hice puchero, realmente me ofendí.

  • No tonto, me refiero a que no quería venir a esta ciudad, a formar parte de este grupo. Yo sabía de ti, te encontré hace tiempo por casualidad, buscándote sí, pero por casualidad. Me había mantenido informado de lo que hacías; sabía de este grupo, de lo mucho que gustabas en los lugares a donde te presentabas. Y también supe de tu relación con Pero. - Mis ojos saltaron.

  • ¿Qué? nadie supo de eso. - Sonrió

  • Sé que él estaba enamorado, sé que no pudiste amarlo, lo intentaste, sé que por eso se salió del grupo, herido y con el corazón roto. Sé que te sientes culpable aún, realmente querías amarlo. Pero tu insistencia a torturarte por mí te lo impidió. Tengo mi manera de saber cosas, también sé que hace mucho tiempo que no te alimentas debidamente. Estás famélico. - tragué saliva ¿cómo podía saber tanto? - Cuando Tetsuya me contactó, me sorprendió. Realmente era irónico que me contactara a mí de entre todos. Me negué por supuesto, pero diablos que este chico es testarudo, después pensé que tal vez esto es lo que tenía que pasar. La verdad es que quería verte, estar contigo. - su pulso comenzó a acelerarse, yo estaba sentado junto a él, pero podía sentir ese latido acelerado; lo que llevó al mío a acelerarse. Tomó mi mano y se volteó a mirarme. - De verdad intenté mantenerme alejado, pero no pude. Lo siento. - ¿Pero por qué se disculpaba? No lograba entender por qué parecía sufrir tanto, pero no quería entenderlo no ahora.


    Tenerlo tan cerca me hacía sentir calidez en el corazón, era una sensación que hacía tiempo no tenía, la realidad era que sólo Sakura me hacá experimentar eso, sólo él me hacía olvidar tanto tiempo desgarrador en mil vidas y pensar que valía la pena vivir sólo por esos momentos junto a él. Yo quería responderle, decirle que no debía sufrir, no por mí, ni por él; que ahora estábamos juntos, pero no podía, no me salían las palabras.


    Estábamos en silencio, nos veíamos a los ojos, diciéndonos mucho y nada al mismo tiempo, quería tantas cosas, justo en ese momento. Estar tan cerca de él, sentir prácticamente su respiración, sentir su olor inundar mis fosas nasales, todo eso hacía que terminara embriagado y junto con su intensa mirada, me nublaba la cordura y las ideas. Me sorprendía que aún podía estar respirando en ese momento.



  • Sakura... - Logré susurrar, me intimidé un poco pues mi voz sonó un poco necesitada.

  • Um? - Él susurró también, sin dejar de mirarme. Pude ver a través de sus ojos y sabía que compartiamos el mismo pensamiento, no importa nada más allá de lo que estábamos sintiendo. Si estaba sufriendo él, o si estaba sufriendo yo. Creía que eso era lo de menos.

  • Hazme el amor. - Le pedí.


 El amor de un Ángel  


    Me sorprendieron mis palabras, lo dije sin pensar, con el deseo latente, mi voz se escuchó segura, sabía que él estaba sorprendido también, su boca ligeramente entreabierta me lo dijo. Y el brillo que apareció en sus ojos me llenó de seguridad. Él también quería, aunque dudaba. 



  • Hide ¿Acabas de decir lo que creo?

  • Supongo. - Me encogí de hombros. Hemos hecho el amor cientos, miles de veces ¿por qué era tan difícil entonces?

  • Pero… - Dudas de nuevo, me estaba poniendo nervioso.

  • ¿No quieres? - Le pregunté rápido y él negó.

  • No es eso, es sólo; no sé si pueda contener lo que siento de aquí en adelante si te toco. – ¿Contenerse y quién quería que se contuviera? Ese hombre me volvía loco.

  • ¿De cuándo acá piensas en eso? - Él sonrió.

  • Desde que duele. - Suspiré y asentí un poco, tenía razón, no estábamos en el momento indicado, aún había mucho por hablar y arreglar, tal vez él aun sentía odio por mí. Pero no lo parecía, al menos no me lo había demostrado. Pero, yo no quería pensar en eso, no quería desperdiciar tiempo, tiempo valioso desde que lo perdí aquella última vez.

  • No me hagas rogarte. - dije con un poco de molestia y suplica en la voz.

  • Jamás lo haría. - Respondió con media sonrisa. Y esta vez con deseo en la mirada.


    Lo siguiente que vi, o más bien, sentí, fueron sus labios junto a los míos. Absorbí enseguida su olor y abrí mi boca para que entrara su lengua con facilidad, la suavidad de su boca me encantaba, sus besos tan dulces y llenos de entrega me hacían sentir indefenso, desde el momento en que él me pegó a su cuerpo, desde ese instante mi voluntad me dejó y él se convirtió en mi único autor, todo de mí le pertenecía.


    Se apartó de mí, pidiendo aire. Se levantó y me ofreció su mano para levantarme. Obedecí ciegamente, dejándome llevar de la mano hasta la habitación. Se sentó, me sentó sobre él, de frente, sus ojos directos en los míos. Volvió a besarme, esta vez fue un beso muy suave, como si quisiera saborear cada centímetro de mi boca; lento, lento y algo superficial. Sentirlo abrir la boca de a poco, es tan placentero y su aliento embriagante. Lo amaba, demasiado.


    Lentamente sentí que mientras me besaba, sus manos bajaban hasta llegar a cada una de mis piernas que reposaban alrededor de su cintura. Las masajeó suavemente, de arriba a abajo, alejándose y acercándose cada vez más a mi miembro. Luego volvió a subir, esta vez para meter sus manos bajo mi camisa y sacarla, dejándome desnudo el torso.


    Se levantó y me levantó con él, yo era tan pequeño y liviano que no representé un gran esfuerzo. Me colocó en la cama, como si fuera yo la cosa más delicada del mundo, se incorporó para quitarse, de la manera más sexy debo añadir, su camisa, su cabellera negra revoloteó por unos segundos mientras parte de su aroma se me venía encima.


    Era todo un placer verlo, cada músculo en él era perfecto, marcado como por los dioses. La gente se enamoraba de mí por mi belleza, pero yo siempre lo adjudiqué a mi estatus de ángel, nunca me atribuí ese mérito, pero él, era un humano, hasta donde yo recordaba y los humanos tienen imperfecciones, sin embargo, las de él lo hacían más perfecto aún.


    Ese rostro de mandíbula fuerte y esos ojos dominantes, firmes, enamorados. Y me miraban sólo a mí en ese y en todos los momentos. Como si yo fuera su luz, cuanta excitación me provocaba eso. Se inclinó sobre mí y se sostuvo con un brazo mientras que con el otro acariciaba mi rostro



  • Sabía que, si te tenía así, no podría detenerme - comenzó a besar mi cuello ahora con una necesidad implícita.

  • Y quién se queja - susurré más a modo de gemido. Él se sentó sobre mí, por supuesto sin recargar todo su peso, aún llevaba el pantalón, pero podía sentir en su entrepierna un bulto creciente sobre mi ombligo, mi entrepierna también crecía y se apretaba dolorosamente dentro de mi pantalón. Tragué saliva cuando él pasó de mi cuello a mi pecho con sus labios y dejé escapar un gemido. Mi respiración se aceleraba, igual que la de él y de entre esa respiración se escapaban leves gemidos, con voz ronca, más de la que conocía. Yo acariciaba su torso también, de arriba a abajo mientras me dejaba seducir por sus labios.


    En un punto estos llegaron a mis pezones y un estremecimiento fuerte me abrazó. Era ridículo tanto placer con apenas unos toques. Me sentía inútil, tenía que tocarlo también. Lo aparté y tomé el control un poco, sabía que le gustaba que hiciera eso en el juego previo. Lo recosté, acaricié todo su pecho y me senté justo al final de su entrepierna, le besé por encima del pantalón es bulto que me volvía loco, él se estremeció tanto como lo había hecho yo segundos atrás.


    Quité sus pantalones y me detuve a mirarlo completamente desnudo esta vez, era la perfección absoluta, musculoso, alto y atlético, blanco como la nieve. Él me veía observarlo y aunque aparecía en sus mejillas un rubor, sonreía con media sonrisa cargada de entusiasmo y deseo. Él quería verme en la misma posición en la que se encontraba, lo sabía por sus ojos, no lo permitiría, no aún.



  • Ahora quítate tu pantalón - me ordenó, con voz dulce, lo pensé un poco, pero sólo un poco, no lo dejaría tomar el control, pero estaba bien que mirase, me quité el pantalón de a poco, dejándole ver todo. Quiso abalanzarse sobre mí, pero no lo dejé.

  • No no, primero yo - Iba a quejarse, pero lo interrumpí, devolviéndolo a su posición sumisa, comencé besando su ombligo, mientras mi mano se apoderaba de su erección, tenía que olvidarme de jugar mucho, ya que él me quitaría el control en cualquier momento. Yo sentía cómo se reprimía para no gemir, sabía muy bien él preferiría contenerse lo más posible. Bajé de a poco a su miembro, ya estaba algo húmedo, pero no tenía miedo de que llegara, él resistiría todo hasta que llegásemos juntos.


    Besé su miembro, primero la punta, luego los lados, él sudaba y yo moría por tenerlo en mí, pero hacía tanto tiempo que no lo hacía que quería disfrutarlo lo más que pudiera. Comencé a lamerlo por todos lados, dejando que mi lengua se llenara de ese sabor único de él. Tragaba saliva y se estremecía más y más.



  • Mmmm - se le escapó junto con un estremecimiento mayor, sabía que debía apresurar mi acto o él tomaría las riendas pronto. Con mi mano comencé a masturbarlo y metí en mi boca su pene, desde el fondo hasta la punta, todo su miembro era mío en ese momento. - aaah - Se le escapó levemente, cosa que le frustró pero que a mí me motivó para continuar con lo mío. Poco a poco su estado hiperconsciente se fue relajando para dejarse llevar y sus caderas empezaron a moverse al unísono con mi boca, su sabor iba cambiando a ese sabor que yo conocía bien; dulce y agrio, para mi paladar era el mejor sabor del mundo, sabor seminal, sabor de Sakura.

  • Hide... no abuses... no es ahí donde quiero terminar... - Me dijo con la voz cortada más hermosa que le conocía mientras yo levantaba mi mirada para verlo a los ojos. Por supuesto sin dejar de hacer lo que estaba haciendo. Yo lo miraba travieso. ¿A caso me estaba suplicando? - Después, después terminaré en todas y cada de las partes que tú quieras.. ahh – me reía por dentro, realmente estaba disfrutando esta perspectiva y no iba a dejar de hacer lo que hacía hasta que terminara de hablar, cosa que se le estaba dificultando un poco - pero ahora.. esta primera vez, después de tanto...aaaahh, déjame hacerlo dentro de ti.


    Se incorporó y levantó mi rostro a la altura del suyo, el cual era poesía pura, sus ojos excitados, su boca jadeante, el sudor en su cara, me mordí los labios y lo besé de nuevo; que haga conmigo lo que quiera, soy de él y de nadie más. Pensé que iba a voltearme, pero no, continuó besándome y siguió semi acostado, tomó mi cadera y con una combinación de fuerza y destreza, logro que yo me posicionará justo arriba de su miembro, listo para entrar en mí. Lo miré sorprendido y asustado.



  • ¿Qué.. ya? ¿Tienes idea hace cuánto no?.. - Me besó para interrumpirme, venganza pura. Tragué saliva ruidosamente.

  • Sólo déjate llevar amor - ¿Amor, me dijo amor? ok que me mate si quiere, moriría de puro placer.


   Él mismo con un movimiento sencillo de cadera y con la humedad y dureza de su miembro, comenzó a lubricarme y de a poco iba metiéndolo, despacio, muy lento y salía, volvía a entrar poco y salía. Así hasta que mi cavidad le permitió entrar más al fondo, no fue doloroso, por el contrario, fue la cosa más hermosa que había sentido. Con cada media embestida, mi trasero se abría y mandaba espasmos de placer a mi cuerpo. Cuando por fin pudo entrar, él mismo con sus manos en mi cadera y el compás de sus movimientos, marcó el ritmo.


    Podía ver su cara de placer, me miraba, jadeaba, se estremecía y todo era un espectáculo para mí, yo moví mis caderas a su ritmo, como un baile prohibido, donde él me llenaba de embestidas amables y placenteras, con cada ola de placer yo arqueaba mi espalda, ya sea adelante o atrás. Me incliné para besar sus pezones, lamer su pecho, su cuello y su boca.



  • Sakura.. aahh - Podía sentirlo tan adentro de mí que cada movimiento suyo era una oleada entera de placer, me estaba volviendo loco, quería más y más y más - No pares... mmmm

  • Aaahhh.. ahhh - Sus gemidos ya no eran reprimidos, su excitación estaba al máximo. - Hide... mi vida.. - En un rápido movimiento, sin salir de mi me recostó sobre mi espalda, yo enredé mis piernas a su cintura y él embistió ahora con mayor fuerza y rapidez. Al mismo tiempo tomó mi erección y comenzó a masturbarla a la misma velocidad que me llenaba. Las oleadas de placer fueron dobles.

  • Aaahh ... mmmm - los gemidos de ambos se escuchaban como una canción armoniosa de amor, la mejor de todas y en compás un hermoso sonido de choque de cuerpos mezclado con sudor y líquido seminal. - Sakura amor... no puedo más.. te amo, te amo - él mantenía su cabeza agachada, pero al escucharme me miró, sus ojos me dijeron que estaba a punto de llegar.

  • Te amo Hide... más que a nada..aaahhh ahhh - y pude sentirlo, ese alimento que me llenaba de vida, ese líquido cálido dentro de mí, ese miembro que estaba duro y ahora hacía que mi ser entero se contrajera. Mi miembro en sus manos dejó salir todo el líquido de placer que tenía para darle. Me besó, tan cándido como pudo, me besó profundamente. Yo estaba tan lleno de placer que con cada rose suyo me estremecía y me sentía morir.


   Habíamos llegado al mismo tiempo, como siempre nos prometíamos sin decir algo previo. Habíamos subido al cielo y bajado en cuestión de segundos, sin necesidad de alas o magia, la magia estaba en el acto mismo. Se dejó caer sobre mí, levantó su mano llena de mi semen y la chupo, tal y como se chupa un dulce.



  • Sakura, deja de hacer eso – Dije con cara de asco, pero en realidad me agradaba que lo hiciera.

  • ¿Qué y perderme el dulce sabor de ti? No, es más - Se levantó a duras penas y tomó mi ya no tan viril miembro, metiéndolo en su boca.

  • Sakura aaahhh - yo seguía teniendo espasmos de placer y cada toque que me hacía me explotaba por dentro. Succionó todo de mí, hasta la última gota mientras yo moría de placer, ya impedido de movimiento alguno. Él se recostó sobre mi pecho, tan cansado como yo.

  • Duerme mi pequeño ángel, descansa, nos quedan dos horas para recuperar energías. Te amo Hide, más que a nada en el mundo.

  • Te amo - Cerré los ojos, no sentía sueño y estaba tan lleno de energía como hacía tanto tiempo no estaba, pero quería quedarme ahí, quieto y pretender que dormía con él a mi lado. El futuro no importaba en este momento. Sabía que aún había mucho por saber y esperar, pero no importaba. Justo ahora yo era el ángel caído más feliz sobre la tierra.

Notas finales:

Háganme saber si les gusta este fic, para publicar los siguientes capítulos 


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