Capítulo 1
-Creo que le gustas a Kaoru! – dice la despistada Miki hablando con el pobre y solitario Coya al comenzar el penúltimo año escolar.
- Vamos Miki deja de bromear ese chico no me miraría ni siquiera para insultarme ¿O sí?- responde Coya un poco interesado en el tema.
En la secundaria “Prudence” a dos años de graduarse, hay dos amigos conocidos como “los inseparables”, pues se conocen desde los tres años y siempre se les ve juntos, una es Miki de fuerte carácter pero muy despistada al punto de que una vez casi provoca que su mejor amigo se ahogue en una piscina mientras jugaban, el otro, nuestro protagonista, Coya un chico tímido y dulce a quien secretamente le gustan los chicos, pero fue descubierto por su mejor amiga quien trata día a día de conseguirle “buenos candidatos para novios”.
La historia comienza cuando Miki pone los ojos en la última conquista para Coya y construye una plan para acercarlos hasta en el salón de clases reorganizando las sillas, en esta ocasión para su plan “cariñito para Coya” eligió nada más y nada menos que al capitán del equipo de baloncesto y representante de clase, hijo del jefe de una importante firma comercial de telecomunicaciones, Kaoru Miyashita. A pesar de que están sentados uno al lado del otro en clase, Kaoru jamás determina a Coya quien a pesar de ser muy sereno se siente un poco apenado cuando mira a su compañero (aún más después de que Miki le dijese que el capitán gustaba de él).
-Esto… Kaoru ¿podría preguntarte algo?- pregunta Coya con una voz tan débil y avergonzada que casi no se escucha en un salón de clase muy ruidoso.
–Estamos en clase Coya, si tienes una duda de la clase te ayudaré al final- Respondió fríamente.
“¿Será que Miki malinterpretó las cosas? Un chico tan simple como yo no puede gustarle al capitán, él es tan alto, apuesto, listo y atlético que no hay duda de que NO puede ser homo” pensaba Coya mientras se recostaba en su escritorio.
En horas de receso mientras Kaoru busca donde comprar un buen bocadillo, Miki lo alcanza con una velocidad súper sónica y una mirada fúnebre en su rostro
-Necesito hablar contigo, estas en un lío serio amigo- decía mientras se reía por dentro,
-Di lo que necesitas rápido no tengo tiempo para perder- respondió Kaoru sabiendo lo bromista que podía ser Miki.
– Has despertado al león dormido-
-¿A qué te refieres?- dijo el con curiosidad.
– A Coya claro está ¿No fuiste tú el que dijo “es tan indefenso, lindo y débil como una chica”? Pues ahora está furioso y dijo que te retaría a un duelo de básquet para determinar quién era la chica de la que hablabas-.
-¡Yo no dije eso!- respondió Kaoru–Sin embargo, si Coya quiere enfrentarme deportivamente acepto su reto, y lo veré en el gimnasio al terminar las clases; adiós-
“Pero en el salón se veía bastante normal… sería eso lo que iba a preguntarme; si es así hasta para enojarse es como una chica tímida, una linda chica en realidad” pensaba Kaoru mientras retomaba la búsqueda del bocadillo.
-Vas a tener una cita con Kaoru en el gimnasio!!!- le gritaba Miki a Coya con mucho entusiasmo.
- ¡¿Queeeeeeeeeeé?! ¿Cómo? Pero si ni siquiera he hablado con él más de un minuto- contestó Coya con la cara pálida como si fuera a desmayarse.
–Bueno, en realidad es una práctica de básquet en el gimnasio pero por algo podremos empezar, además solo estarán el capitán y tu; Coya tienes que ir, él dijo algo como “si no es con el dulce Coya no me gustaría practicar esta semana”, vamos di que sí -Miki nuevamente riéndose por dentro.
-Supongo que puedo hacerlo- dijo Coya esta vez más blanco que el papel pero aun así muy contento de obtener una oportunidad de acercarse al maravilloso Kaoru.
Finalizando las clases Kaoru quiso dar un vistazo a lo que estaba haciendo su futuro adversario y lo encontró regresándole una dulce (pero aún tímida) sonrisa que lo hizo sonrojar hasta las orejas.
“¿Es así como piensas ganarme? ¡Qué bajo! definitivamente este chico debe guardar un as bajo la manga, pero no me dejaré vencer” pensó Kaoru mientras se levantaba de su puesto con una mirada seria sobre Coya. Antes de retirarse y con la misma mirada solo comentó:
-Nos vemos en el gimnasio-
A lo que Coya respondió:
-Claro, pero recuerda no ser muy rudo conmigo, aún soy un novato -(con otra pequeña sonrisa)
El capitán solo pudo alejarse a toda velocidad, rojo hasta la frente, pues ya había sido víctima dos veces del arma secreta de Coya la peligrosa sonrisa de “Hola kitty”, con la cual solo podías sentir ganas de abrazarlo y protegerlo perdiendo de vista tu objetivo.