[Anna]
En un pequeño pueblo no muy alejado de la ciudad, existe un café "mágico"... o al menos eso suelen decir.
El BiT café, un lugar donde la gente sonríe tan solo al llegar, donde el aroma a café se puede distingir desde la entrada. Un lugar donde, sin importar si estas solo o acompañado, se puede ser uno mismo, libre de cualquier problema o preocupacion, y solo se necesita una pequeña taza de café.
Vuelvo a recalcar que esto es lo que la gente dice. Mis tíos, que son los dueños y con los cuales llevo viviendo desde que tengo 11 años, están más que encantados al escuchar tales comentarios sobre su local.
Nunca me quejé del trabajo que tengo ahí, es solo un tanto... repetitivo. Las mismas personas, el mismo aroma, incluso me atrevo a decir, los mismos pedidos de siempre. Todo tan monótono, pero no me quejo... demasiado. No se puede pedir mucho en un pueblo de no más de 300 personas. En realidad, 298, pero eso lo vamos a ignorar.
Pensé que aquel día sería otro día normal, común y corriente como todos los demás, pero estaba equivocada.
-Disculpe la demora, aquí tiene- me encontraba trabajando y en ese momento, entregando dos vasos con café y manteniendo una sonrisa que hacía que mi cara me empiece a doler.-agradecemos su compra- despedí con una mano a la mujer- por favor no vuelva.
Aflojé los musculos de mi rostro, masajeandolo un poco, volviendo a tener una expresión seria. No es que la mujer no me agrade, ni siquiera la conozco, pero aquel día había sido agotador y ya no daba para atender a otro cliente más. Al menos, la hora de cierre estaba cerca y no me tendría que preocupar de si llegaba alguien más, puesto que eran casi las 8 de la noche y no había ningún alma por las calles.
-¡Que día más aburrido!- terminé soltando en un suspiro y me dejé caer sobre la mesa del mostrador. En este momento no veo nada mal el llegar a casa y solamente tirarme sobre la cama y dormir por el resto de mi vida. Sería como un regalo bien merecido. Pero como nada dura para siempre....
Mientras me concentraba en imaginar mi cama y mi super descanso merecido, escucho la puerta abrirse y viendo la hora que era, no podía echar a quien quiera que haya entrado.
-Em... ¿Disculpe?-escuché una voz suave y sentí el toque leve de una mano sobre mi hombro.
-¿Qué quieres?- dije ya de mala gana, levantando la cabeza pero con mis ojos aún cerrados.
La mujer que tenía enfrente solamente rió por lo bajo; fue entonces cuando abrí los ojos y me encontré con su mirada puesta en mi y una sonrisa tan brillante en su rostro. Parecía un angelito, o eso me pareció a mi que estaba medio dormida y la estaba viendo desde abajo, mientras uno de los focos se encontraba detrás de ella.
-No creo que esa sea una buena técnica para atraer clientes ¿o si?
Sin darme cuenta, me puse levemente roja. No por el hecho de tener a una belleza, como ella, frente a mi, sino por haberle contestado de tal manera.
-L-Lo siento, fue un día un tanto... cansado- traté de excusarme y al ver que seguía sonriendo, suspiré- ¿Desea ordenar algo?
-Bueno...- miró por unos segundos el mostrador y lo recorrió con la mirada. Repitió esto 3 veces, solamente para terminar mirándome a mi otra vez-En realidad quiero llevarte a ti, si no es mucho pedir.
Esa no era la respuesta que estaba esperando y creo que ella lo notó.
-¿Perdona?- fue lo único que salió de mi boca.
-Si, quiero que vengas conmigo-volvió a repetir. Me froté los ojos y, disimuladamente, me di un pellizco.
"A lo mejor tengo tanto sueño que empiezo a imaginarme cosas"
Fue lo que pasó por mi cabeza, pero al ver que seguía ahí, suspiré.
"Genial, una rarita"
-Señorita, no creo que pueda hacer eso, le recomiendo pida otra cosa ¿si?-la miré y parecía estar pensando en que decir... o pedir.
-Dame un capuchino, por favor- asentí y fui a hacerlo lo más rápido posible, así se lo tomaba y se iba.
-Aquí tiene, disfrute-y me retiré de la mesa, tenía que limpiar el lugar antes de cerrarlo, y lo hice, pero todo con un ojo puesto sobre la rarita. Parecía tan tranquila mientras bebía su capuchino, pero tenía el presentimiento de que esa fachada de niña bonita y tierna era solo para esconder los posibles oscuros secretos que tiene dentro.
Mientras me hacía más de 10 ideas diferentes de como terminaría todo eso, entre ellas terminar debajo de un puente dentro de una bolsa; vi como la chica se levantaba sin más y se iba, despidiéndose de mi con una mano y la misma sonrisa que tenía cuando llegó, abrió la puerta y se fue.
Solté un gran suspiro de alivio y fui a cerrar la puerta con llave, pero justo en ese momento, me di cuenta de algo.
Ella no pagó antes de irse...
Salí corriendo detrás de ella, pero una vez abrí la puerta, ella no estaba, se había ido en menos de 5 minutos.
-¡Demonios!-volví a entrar, cerrando la puerta y agarrando mis cosas para largarme e irme a dormir... vaya día jodido.