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El latido por Sabichii

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son todos propiedad de DC. 

Se había acostado con Superman. En realidad, se había acostado con el reportero Clark Kent que era en realidad Superman. Bruce se llevó una mano a la boca y colgó el teléfono.

 

Había tenido un buen revolcón, como los que solía tener Bruce Wayne. Se había quedado dormido abrazado a Clark toda la noche, pero al despertar, recordó que debía mandarle un mensaje a Superman, cosas de la liga. Lo que nunca imaginó fue que al marcar el número del hombre de acero, que nunca había rastreado por respeto a su amistad, el teléfono de Clark comenzará a sonar. Se levantó a dar una vuelta, sin poder evitar mirar a la pantalla del teléfono de su amante. 

 

Batman. 

 

Se había congelado en su sitio y colgó, viendo que el teléfono del reportero hacía lo mismo. Volvió a llamar, viendo como se encendía. Y como que si no hubiera sido el detective más ingenioso del mundo, hizo lo mismo unas diez veces hasta que sus neuronas reaccionaron y se dieron cuenta de la situación. ¡Y por Hera! Como hubiera dicho Diana, ¿Quién registraba en su teléfono particular a Batman? Bueno, él tenía uno especial para la liga y lo llevaba encima ¡Pero ese no era el punto! Respiró profundo, sintiendo su corazón latir a toda prisa por el nuevo descubrimiento ¡Se había acostado con superman! y no solo eso, ahora sabía el mayor secreto del que era era su mejor amigo. Se vistió, se fue, desapareció. Luego, se sintió culpable. 

 

 

 

Todo había comenzado aquella noche. El foco de la cámara seguía su figura por todo el lugar. Un destello hizo saber que la foto había sido hecha y el autor de la misma miró la pequeña pantalla contento con su resultado. La masa de personas le empujaba de un lado a otro pero aún así no le importó, tenía la foto que necesitaba para su nuevo artículo sobre el multimillonario, playboy y filántropo más solicitado de Ciudad Gótica. A empujones y trompicones, Clark salió del tumulto de reporteros que exigían, al igual que él, una foto de Bruce Wayne. 

 

Suspiró. Ya había conseguido suficiente del discurso que había dado y tenía demasiadas buenas fotos, no tenía nada más que hacer en el lugar, así que lo mejor sería ir a casa para poder tirarse en su deliciosa cama y respirar tranquilidad por fin. Al menos eso planeaba, de no ser por las alarmas que se activaron anunciando al villano de turno que venía para arruinar la ‘fiesta’. La multitud aterrada dejó que se mezclara entre ellos y así, poder convertirse en Superman. 

 

Voló por encima de todos, la muchedumbre solo corría y gritaba entre emoción y terror, los flashes de las cámaras de los reporteros que estaban allí no se hicieron esperar intentando captar una buena pose del súper hombre. Él sonrió, aunque no por mucho tiempo cuando vio a ¿El Joker? La risa estruendosa no se hizo esperar, se quedó descolocado por un momento ¿Qué hacía él allí? Esta no era su ciudad. Se acercó, dispuesto a jugar su papel de superhéroe, pero Batman apareció de repente llevándose al Joker de una patada. 

 

—¿Batman? —Preguntó un poco consternado, acercándose a su compañero. Hacía algún tiempo que la liga de la justicia se había formado y habían tenido algún momento más tranquilo para intercambiar palabras, aunque la mayoría de las veces lo hacía  solo él, porque el hombre murciélago no era ningún tipo de ser sociable. 

 

— Estorbas — Debería dolerle, pero estaba acostumbrado a las palabras duras del hombre. Tan solo rodó los ojos. Estaba seguro que sus palabras solo eran malas bromas, y eso, aunque sonara extraño, le encantaba del otro, porque siendo sinceros ¿Quién no pondría sus ojos y pasiones en Batman? Seguramente solo él.

 

Todo terminó lo suficientemente bien para ambos, con el Joker siendo llevado de vuelta a Ciudad Gótica y con Batman frunciendo el ceño como siempre lo hacía en un techo mientras veía la escena. Los latidos de su corazón estaban alterados, casi se atrevería a decir que el hombre estaba agitado. Le hacía recordar al ritmo del corazón enamorado de Lois cuando veía a Superman. Era, en un sentido extraño, agradable, y por un momento se imaginó la errática y extraña escena del hombre murciélago alterado por su presencia. Casi un sueño. 

 

—¿Seguirás mirándome como idiota? —Sabía que debajo de esa máscara había una ceja levantada y que más allá de esos ojos juzgadores había una leve sonrisa de satisfacción, lo supo porque su corazón varió su ritmo por un segundo. 

 

—¿Eh…? No… Solo decía ¿Qué hacía el Joker aquí? — Dejó de flotar y se paró en el suelo, sintiéndose algo avergonzado por ser descubierto. 

 

—No lo sé, pero seguro que lo sabré pronto — No lo dudaba. 

 

Batman le agradaba, más de lo que debería ser posible. Tenía una forma de ser que nadie entendía pero que él se machacaba por entender. No le había costado muchas noches darse cuenta que le gustaba el otro, su mejor amigo, el murciélago de Gotham. Aunque también era consciente de que todas sus posibilidades para lograr algo más allá que una conversación cortante eran cero. 

 

—Seguro que sí — Desapareció, demasiado rápido como para decir otra cosa, pero estaba bien, así era su estilo, así le agradaba a él. 



Luego había decidido que que regresaría a casa, no creía más importante su presencia allí.Iba demasiado tranquilo cuando su teléfono sonó. Perry le gritó por el teléfono que quería verlo inmediatamente en su oficina, tenían que cubrir una entrevista muy importante y Lois no estaba para hacerla, por lo tanto la pelota le caía a él, aunque ya estuviera a tres pasos de su casa. Suspiró, pero terminó dando marcha atrás para ir a la oficina. 

 

Bruce Wayne estaba allí, junto a Perry, con aquella sonrisa socarrona e irritante que a veces daban ganas de golpear. Sabía que no debía juzgar un libro por su portada, tal como le había enseñado su madre, así que simplemente puso una sonrisa cansada. No era quien para juzgar la vida de otro por lo que se decía en las revistas. Así que, intentó poner su mejor cara, cuando supo que él sería el afortunado de entrevistar al hombre sobre los planes que tenía Waynetech con la empresa de Luthor. 

 

—Un placer conocerlo Señor Kent — Clark se vio obligado a pasarle la mano, mientras lo observaba con curiosidad ¿Cómo había sabido su nombre? —El señor White me ha hablado de usted —Resolvió el otro en un momento mientras veía como su Jefe se alejaba y los dejaba solos en aquella oficina. 

 

—El placer es mío, Señor Wayne — Respondió —Debería sentarse ¿Puedo ofrecerle algo? 

 

—Estoy bien —Dijo Bruce sentándose en el sillón de dos piezas y cruzando una pierna a su puro estilo. Clark se tomó un momento para escuchar su corazón, parecía tranquilo, se le antojó aburrido, así que puso su atención en su libreta. Por su parte el magnate fijó su vista en Clark, parecía algo serio al leer, cosa que, por alguna extraña razón, le parecía adorable viniendo de un tipo tan grandote — Espero que esto no haya molestado ninguna de sus actividades. 

 

—No se preocupe — Clark no supo si era una verdadera preocupación o solo pura cortesía, pero aquella especie de disculpa bien disimulada le dio un punto en su escala vacía de amabilidad. 

 

La entrevista fue bastante amena.  Clark pensó que en el fondo era un tipo agradable, que quizá las revistas eran algo duro con su imagen: Nunca fue grosero, como había leído en algunos artículos, contestó a sus preguntas, cosa que alguna vez Lois le había dicho que no hacía, pero se imaginaba que si también intentaran invadir su vida privada se convertiría en alguien esquivo. Por lo demás,  fue bastante tranquilo, al menos hasta la salida, donde el súper hombre no se esperaba que Wayne le diera su tarjeta o le hubiera coqueteado o le hubiera dicho que lo llamara para tomarse algo juntos fuera del trabajo. Ni siquiera supo qué responder y cuando quiso decir algo el otro ya había desaparecido. 

 

Superman suspiró. Una reunión urgente en la Atalaya era lo que necesitaba para cerrar su ajetreado día con broche de oro. 

 

—¿Día duro? — Batman parecía burlarse un poco de él al verlo entrar. Por lo menos había sido el único en notar su cara de fastidio. 

 

—Supongo que ahora está mejorando — Dijo volviendo a pintar su brillante sonrisa. Batman bufó, pero Clark solo podía estar feliz, porque sí, por lo menos la reunión le daba una excusa para poder estar al lado del hombre, escuchando sus latidos que ahora eran calmados, tan familiares. 

 

—Ustedes dos — Interrumpió Diana asomándose desde atrás — ¿Van a cuchichear todo el día o podemos empezar? — Batman se acercó de mala manera mientras ella sonreía y mandaba una mirada pícara a Superman. Ella sabía algo, el hombre de Metrópolis lo sabía, solo sonrió porque era divertido. 

 

—Al parecer algunos villanos de Gotham y Metrópolis se han unido —El caballero de la noche se dirigió a todos, que para entonces, ya estaban sentados en sus respectivos lugares — No sabemos aún lo que planean, pero no tiene pinta de que sea nada bueno. Esta tarde el Joker a atacado en la presentación de Bruce Wayne en… 

 

—¿El chico rico? — Flash interrumpió ganándose una mirada de Batman —Digo… 

 

—Ese nunca me ha dado muy buena espina ¿Crees que tenga algo que ver? — Esta vez fue linterna quien metió la cucharada. Batman suspiró. 

 

—No parece tan malo, sin embargo… — Por un momento el murciélago se sintió halagado de que alguien lo defendiera, aunque en realidad no le importaba, al menos eso quería creer — Es muy raro sí, ha atraído a varios villanos — Batman iba a golpearlos a todos y estaba en todo su derecho. Quería conseguir algo de apoyo en aquella reunión, no que todos fijaran su vista en su alter ego. 

 

—¿Deberíamos vigilarlo? — Esta vez fue detective marciano quien hablo. 

 

—No creo que sea necesario, no… 

 

—¿Por qué no? —Preguntó linterna verde, interrumpiendo al murciélago. 

 

—Yo creo que deberíamos vigilarlo —Espetó Diana. Todos estuvieron de acuerdo con la amazonas. 

 

—Sups lo vigilará. 

 

—¿Por qué yo? —Por primera vez el hombre de acero levantaba la voz para decir algo más 

 

—Porque está de vacaciones en tu ciudad. Caso cerrado. Muy buena reunión. 

 

Todos se levantaron, por un momento Clark sintió los latidos de Batman alterarse, pero luego volvieron a su normalidad. A fin de cuentas nadie había escuchado del todo, solamente habían concluído que todo era muy peligroso, que algo grande se estaba formando, que había que estar alerta y que Bruce Wayne no le caía bien a nadie. 

 

—No te preocupes — Superman se había acercado — Si te hace sentir mejor, dejaré que me ayudes. 

 

—Ja, ja — Pero Superman empezó a reír de verdad, mientras que Batman lo miraba como una especie de bicho raro. Definitivamente esa era una respuesta fuera de lugar para el hombre de Gotham — No me hace mucha gracia. 

 

—Trabajaremos juntos. 

 

—Me gusta trabajar solo — Y se dio la vuelta. Y Superman sonrió, por un momento sus latidos habían sido irregulares, lo que significaba que sí, había sido una especie de momento gracioso o que esperaba realmente no terminar trabajando solo. 



Y ahí estaba, Bruce Wayne siendo… él mismo. Superman había intentado llamar a Batman: Una guardia juntos. Pero no contestó ni siquiera el comunicador, bueno, era un hombre de la noche, seguro que por las mañanas tenía cosas más importantes que hacer que estar detrás de un rico por parecer sospechoso, punto de vista que por cierto compartía, sin embargo, trabajo era trabajo. 

 

Pero todo lo descolocó, la llamada de su teléfono le hizo despistarse. Contestó y justo Bruce estaba de la otra línea, invitándolo a comer algo por ahí ¿Estaba bien salir a tomar algo con tu propio sospechoso? Parecía moralmente incorrecto, pero a Clark le pareció una buena forma de conocer mejor su objetivo, de poder sacar más información. Sin mucho retintín, aceptó. 

 

Bruce Wayne lo había citado en una cafetería bastante ¿Refinada? Sentía que un café allí le iba a costar todo su sueldo, pero bueno, sabía a lo que se atenía cuando aceptó la invitación. 

 

—Buenos días, Señor Wayne —Cuando entró, el hombre estaba en la barra sentado, mirándolo con una brillante sonrisa. Su corazón estaba tan tranquilo como el día anterior en la entrevista ¡Aburrido! Dejó de escucharlo. 

 

—Llámame Bruce, por favor —Su mirada parecía tan suave, no parecía el tipo engreído que las cámaras presentaban. Asintió con cortesía y se sentó. 

 

—En ese caso, llámame Clark —Sonrió también. Si quería sacar alguna información que le fuera útil, entonces, tendría que acercarse todo lo que más pudiera. 

 

—Me gusta Clark, es un nombre adorable —Y no supo qué decir. 

 

Contrario a todo lo que Lois y los medios habían dicho alguna vez, Bruce Wayne no era un imbécil, al menos no respecto a los conocimientos del mundo y esas cosas. A lo mejor sus halagos eran pasados de tonos y para él, que se había criado en un ambiente medio conservador, casi parecían groseros. Tuvieron una charla amena e interesante, casi de su gusto, había aprendido muchas cosas del  hombre, y aunque al principio creyó que era muy idiota como para llevar a cabo un plan malvado con villanos, su inteligencia le había hecho pensar que probablemente sí podía ser en el fondo una mala persona, cínica y retorcida, con muchas cosas que esconder. 

 

—Entonces… —Dejó la lata en la barra, la charla los había llevado a beber un poco más de la cuenta, al menos a Clark, Bruce parecía estar acostumbrado al alcohol por sus venas porque no dejaba de estar tan fresco como cuando entró — ¿Ha sido tu culpa que los villanos Gothamitas ataquen nuestra ciudad? — Se sintió idiota por la pregunta, casi podía sentir el regaño de Batman por ser tan indiscreto, hasta podía haber puesto en riesgo su identidad secreta —Es decir… No quiero decir… 

 

—Así que allí están tus dotes de reportero-paparazzi —Miró a Bruce reír. Solo por un instante su sonrisa le pareció la octava maravilla, sin embargo, el hombre murciélago cruzó por su mente y se sintió como una especie de traidor —No lo sé, sé que todos sandan diciendo eso ¿Crees que sea un imán de villanos o algo así? —Clark suspiró y negó. 

 

—Lo siento… Realmente no quería decir eso… 

 

—Está bien, supongo que era mucha coincidencia… La gente no suele tener un buen concepto, ya sabes… — Se sintió lo suficientemente avergonzado. Pidió otra cerveza. 

 

Hacía mucho tiempo que Bruce no se divertía de esa manera. Pensó en pasar el día haciendo investigaciones como Batman, pero, dando por hecho que ahora la liga tenía los ojos en su nuca, era mejor ser Bruce Wayne y hacer cosas que haría normalmente, como invitar a cierto periodista guapo a beber, quizá, si se sentía de buen humor a algo más ¿Por qué no? Quizá si Superman estaba mirando y se encontraba con aquello, simplemente, diría que no había necesidad de observar más y dejarían de molestar su otra vida. 

 

Para ser sinceros Clark era bastante agradable, ni siquiera su pregunta ‘reporterística’ lo había molestado. Lo vio beber como un digno hijo de baco y su actitud seria, pero intentando ocultar su borrachera detrás le hizo gracia. Esperaba que Superman también se estuviera divirtiendo. 

 

Al menos él lo hacía, no pudiendo evitar la gracia que le hacía Clark intentando mantenerse en pie o la negativa cuando le dijo que se fuera en taxi a su apartamento. El hecho de que se negara casi como un niño pequeño y se ofreciera a llevarlo a su hotel le pareció lo suficientemente adorable. Así que allí estaba, en la puerta de su habitación del hotel, mirando al hombre que luchaba por acomodar la corbata, que de todas maneras, había llevado todo el camino mal puesta. 

 

—Ha sido agradable señor Wayne —Clark le sonrió y a Bruce se le antojó demasiado sexy para ser verdad. 

 

—Clark, oye.. —Bruce estiró su mano para ponerlas sobre las ajenas, que seguían luchando por poner bien la corbata. Le dedicó una sonrisa marca WayneTech cuando este lo miró algo confundido y jaló la corbata para acercar su rostro al propio — ¿Tienes otros dotes de reportero, verdad? —Y sin ninguna vergüenza, como era propio de Brucie, lo besó.

 

Clark no supo si había sido el alcohol, la confusión o el hecho de que a sus ojos Bruce Wayne era realmente un tipo guapo, pero correspondió. Sus apenas lúcidas neuronas no recordaron en que momento ya estaba dentro de la habitación del hombre, en la cama, intentando quitar con desespero la ropa ajena para poder disfrutar de su trabajado cuerpo. Y aunque en el fondo sus neuronas aún susurraban la figura del hombre murciélago, Clark sobre puso sus imágenes de regreso a Bruce, ¿Por qué no disfrutar esa oportunidad que le deba la vida? A fin de cuenta, jamás, ni en sus más locos sueños, tendría oportunidad con Batman, es decir, ni siquiera conocía su verdadera identidad. 

 

 Sus memorias, debido al alcohol, eran casi memorias inconexas, pero podía recordar los labios ajenos moverse sobre los suyos de una manera desesperada. Bruce Wayne también sabía a cerveza y le pareció delicioso. Recordaba haber acariciado su pecho, bajar lentamente por su abdomen, y tomar entre sus manos la hombría ajena, acariciando con cuidado. Estaba cien por ciento seguro que le había dejado más de un chupetón por el cuello y algunas cuantas mordidas por todos lados. Por supuesto que olvidar la manera en cómo había amasado sus redondas y duras nalgas entre sus manos era algo que nunca haría. También recuerda la primera vez que se hundió en aquella deliciosa carne, porque fue como visitar el mismísimo paraíso en la Tierra. Se lo había follado tan bien, que el solo vago recuerdo lo estaba haciendo poner duro de nuevo. 

 

Sin embargo, estaba seguro que no todo podía ser color de rosa, porque allí estaba, solo en la habitación, con su ropa amontonada a un lado y una especie de dolor de cabeza bien merecido. Bruce Wayne se había ido muy de mañana, sin tener la decencia de despedirse. No todo el polvo podría ser tan maravilloso, supuso. 

 

Agarró su teléfono mientras su cabeza de fondo le aconsejaba vestirse, recoger su poca dignidad e irse. Y para poner todo más divertido, casi le da un infarto al ver las más de diez llamadas de Batman ¡Ja! Bueno, en su defensa, el otro nunca le contestó. Fue allí cuando cayó en la cuenta ¡Batman! Si el héroes había estaba vigilando a Bruce Wayne en las sombras….¡Qué vergüenza! Luego su cabeza se detuvo un instante. A pesar de que Batman no era suyo, ni Superman de él, muy en el fondo de su corazón sintió que había traicionado al hombre murciélago. 







Notas finales:

¡Espero que les haya gustado! 


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