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Nessun Dorma por Camxxing

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Notas del fanfic:

ADVERTENCIAS DE CONTENIDO

  • Escenas sexuales explícitas, mención al suicidio, mención al abuso de estupefacientes y personajes con trastornos mentales.

Pueden encontrar este fic en mis cuentas de wattpad: camxxing y próximamente camzmustdie (solo cambia el fandom xD)

Notas del capitulo:

Hey, este fic lo estoy subiendo a wattpad también, pero he preferido darle más relevancia en esta página porque ya no me está yendo demasiado bien ahí XD, bueno, disfruten <3

Nocturne op.9 No.2 - Frédéric Chopin.

 

Las luces nocturnas avanzaban junto a él. Mirando de vez en cuando la calle, deseando poder poseer un vehículo al común de cualquier seulino, aunque era un lujo al que podía acceder, aún no quería dárselo, habían cosas mucho más importantes que un auto.

 

Suspiró mirando al cielo ésta vez. La luna estaba siendo cubierta por las nubes transitorias.

 

Un par de pasos más y su andar se vio interrumpido por algo que lo inquietó.

 

En la vereda yacía un cuerpo. Un cuerpo masculino que parecía estar sin vida.

 

Con rapidez se puso de cuclillas, tomó uno de los brazos del hombre y sobre la muñeca de este colocó dos dedos para tomar su pulso.

 

Cuando corroboró que aún tenía pulso, lo miró analíticamente. Parecía tener su edad, quizás incluso menos, habían marcas de contusiones en su cuerpo.

 

Su rostro reflejaba una profunda serenidad. Vio a continuación la mano libre, portaba un móvil y al aparato estaban conectados unos auriculares.

 

Notó que no estaba respirando. Sus sentidos se pusieron en alerta y en lo único que pudo pensar fue en su entrenamiento de primeros auxilios.

 

Cuando lo estaba reanimando, un espasmo por parte del hombre lo relajó.

 

Él respiró agitado y abrió los ojos asustado.

 

— ¿Cómo te llamas? —Preguntó en tono calmado.

 

— Park Jung Min. —Contestó mientras trataba de relajar su respiración.

 

— ¿Cuántos años tienes?

 

— Veinticinco.

 

— ¿Dónde vives? —Volvió a formular.

 

— En la siguiente calle. —Respondió asustado.

 

— Necesito que me digas qué fue exactamente lo que te pasó, si no lo recuerdas bien, no te esfuerces.

 

Él lo miró. Se notaba algo aterrado aún.

 

— Intenté suicidarme. —Le esquivó la mirada a la vez que pronunciaba las palabras. — Gracias por... Salvarme y darle otra oportunidad a mi vida.

 

Lo ayudó a ponerse de pie lentamente. Él gimió por un agudo dolor en el tobillo.

 

Comenzó a alejarse, perdiéndose entre la escasa oscuridad. —Adiós.

 

Lo miró perplejo. Retomó su camino a casa finalmente. Nunca antes, en toda su vida había experimentado una situación así. Un repentino sentimiento de amargura le recorrió inmediatamente el cuerpo.

 

Opuesto a su dirección, Jung Min volvía a ponerse sus auriculares. Aún sonaba la ópera 9 de Chopin, su gran confidente de momentos difíciles.

 

Cojeaba aún por el dolor en el tobillo. Un llanto involuntario comenzó a caer por sus mejillas.

 

Todo estaba mal. Absurdamente mal.

 

Al menos media hora antes de aquella repentina salvación, todo estaba mal.

 

Una discusión con su padre desbocó en ello. Salió de casa molesto, gritando aún sin reparos contra su progenitor.

 

Él le gritaba para que entrara nuevamente. Min le gritaba que se fuera al diablo y que dejase de joderle la existencia.

 

Y entonces salió a la calle, con lágrimas de impotencia rondando en sus ojos y descendiendo por su rostro.

 

Sonaba Chopin en sus auriculares. Cada vez que estaba mal, la música de aquel genio de la música lo relajaba y conciliaba.

 

Pero, esta vez las cosas no podían mejorar.

 

Se lanzó a la calle, temerario, mientras movía sus manos como si él estuviese dirigiendo tan maravillosa pieza musical, con movimientos acertados.

 

Iba con un objetivo fijo; dejaría de respirar esa misma noche.

 

Y mientras se dejaba llevar por la música y el llanto desbocado, ocurrió lo que debía ocurrir.

 

Un automóvil lo golpeó fuertemente. Su cuerpo se levantó en el aire y cayó fuertemente sobre el concreto de la fría vereda.

 

Lentamente perdía el conocimiento a la par que una sonrisa se le dibujaba en los labios.

 

Podría estar en paz... Al fin. Libre del yugo de su padre. Libre del doloroso recuerdo de su madre. Libre de todo.

 

Y cuando todo parecía perdido, aquel hombre de cabello negro lo salvó. Y comprendió algo.

 

Si quería liberarse de su padre, debería confrontarlo. Y reinició su camino junto a su bien y confiable Chopin. Sonrió ampliamente.

 

Su suerte cambiaría finalmente.


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