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Death&Rebirth por HuhanaAroha

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Notas del fanfic:

« ¿Que decir sobre esta historia en particular? O mejor aun ¿Qué tengo que decir sobre la esencia del que escribe? Me encantaría decir tantas cosas pero simplemente sería relleno, un relleno que es a la vez vacío existencial. Aquí voy…


Cuando empecé a escribir tuve miedo y aún lo tengo, porque veo las manos que ahora escriben como queriendo correr en contra del tiempo y ganarle para atraer aunque sea, por un instante, un poco de tu atención. Es un tanto difícil para mí, una persona que apenas está empezando a escribir, a embarcarse en un problema bastante serio aunque tengo a mi ángel de la guarda que me guía, anima y sostiene. Salvando la distancia es como si tuviese cerca de mí y que con su paciencia infinita me dicta lo que es bueno y malo. Sé también que de este escrito sacará algunas cosas, pondrá otras pero lo acepto, está bien porque este es nuestro prologo.

Nuestro, es una palabra que llena, que hace pertenencia a algo o alguien, que da forma a la arcilla de donde salen las vasijas. Es nuestro, no mío ni tampoco suyo. Es una historia que para algunos puede ser un tanto infantil, no tiene calabozos ni dragones, no es tampoco un libro académico o un denso artículo que solo los abogados pueden entender. Es una historia perfectamente imperfecta donde cada página aflora un sentimiento que alguna vez hemos pasado y que el tiempo quizás se ha encargado de borrar o de recordar. Se ha hecho para que tengamos en cuenta esto: No hay religión que tenga la exclusividad de la verdad. »

Notas del capitulo:

PROLOGO

El hombre comparte con los demás seres de la naturaleza todo un mundo, pero, dentro de todos se distingue de ellos porque posee una dimensión espiritual.
Desde los inicios de la humanidad, el hombre ha buscado respuesta a los hechos de la vida en un Ser o seres superiores.
El hombre ancestral, corto de razonamiento y todavía más de entendimiento, lo veía en todas partes. Le atribuía todo y también lo culpaba de todo. Para él no era uno sino varios, muchos. Y por eso los llamaban dioses. Y los tenían para todo y para todos los gustos.
La doctrina cristiana se basa en un solo Dios, que es un Dios personal, infinito y eterno, en cuya naturaleza única distinguen tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ese Dios es Amor, y el Amor es la relación dinámica entre las tres Personas. No son tres dioses, sino uno solo, y ese es el misterio de la Trinidad divina.

Dios es Creador y crea por amor. Dios crea de la nada – es decir, no a partir de algo pre-existente – un Cosmos ordenado y jerárquico. El universo, por tanto, es finito; tuvo un principio y tendrá un fin. El espíritu es superior a la materia y la materia se subordina al espíritu, pero no como dos ámbitos separados y mucho menos enfrentados, como defiende el dualismo. La materia refleja el espíritu y está penetrada por él. La Creación es espiritual y material a un tiempo, y ambos ámbitos comparten un fin único y común.
En la actualidad se puede advertir que la conciencia del hombre está mucho más disponible para ese sentido religioso con el que coincide la búsqueda del destino, disponibilidad que hace años no se notaba. Parece haber un renacimiento de la vocación humana a entrar en relación con su significado; pero, a mi juicio, son solo palabras bonitas y bien decoradas por miles de personas temerosas.
La fe en mi no esta basada en un dios o un ser omnipotente que juzgará mi aptitud en la vida pero en Elías Kennet, el hombre del que me he enamorado, vive de su ciega creencia cristiana, se puede notar un brillo especial de inocencia cuando me mira o cuando extiende su mano en mi ayuda; lo veo diario acontecer, desde que se va a trabajar cuando el reloj no da ni siquiera las siete hasta que el mismo se pone tras el poniente dejando hermosas estelas de luz de todos colores, cuando regresa con un rostro cansado pero siempre con una sonrisa. La misma que puso aquella vez que nos conocimos. Aún puedo oler la primavera, escuchar el canto de los zorzales cercanos. Cursábamos la misma cátedra. Teníamos que escribir una tesina y en el sorteo me había tocado aquel hombrecillo de complexión delgada y profundos ojos marrones. Él era el tipo de persona que al entrar en un lugar son capaces de hacer que todo brille. Me fue imposible no quedar perdidamente enamorado.
La segunda vez que vi la misma sonrisa fue, ya en avanzado tiempo de amistad, cuando les comunicó a sus padres que era Homosexual.

Todo está bien –

¿Todo estaba realmente bien? ¿Por qué la respiración agitada?
Las repetidas veces que sus pulmones se llenaban de aire y lo dejaban salir, intentando controlarse para no llorar, me confirmaban que no estaba todo bien como él quería hacerse creer. Sin embargo, no dije nada, solo me quedé a su lado, firme, sin pensar en moverme ni un solo milímetro le vi esconder su rostro de aquellos que lo criaron. Caminar lejos de los corderos solo porque fue juzgado como “enfermo”. Le vi llorar desconsolado en medio de la sala con una almohada ahogando sus gritos por el dolor que nuestro amor le causaba.
Fue justo cuando lo decidí, el camino que nos lleva al hoy. La tercera y última sonrisa.



Los festejos en la universidad pueden verse en cada pasillo por donde se camine, hay alumnos que salen con rostros felices, con harina en su ropa y otros no tan animados. Es fin de año, se han dado los finales, las tesis y es el momento de respirar en profundidad sabiendo que todo lo que se hizo en años de trabajo por fin habían rendido sus frutos.
Elías Kennet, 24 años, se ha recibido como médico, con años de sacrificio y de transpiración, de caídas y de sufrimientos por fin puede alzar el título en dirección a quien está entre las personas con una agradable y orgullosa sonrisa. Después de varios saludos de rigor, de escuchar las palabras del Decano ante los nuevos profesionales de la Salud es libre para ir a sus brazos y darle un beso con sabor a naranja.
Sin dudas son épocas felices. Donde una pareja afianzada en la relación sienten en las venas que pueden contra todos y todo…

- Solo yo puedo venir de traje. No es justo – menciona Elías en un tono agraciado con su toque de humor.
- Nada es justo en esta vida Elías. Por ejemplo, no es nada justo que ese traje deje a la vista tanto del cuerpo que solo yo debería de poder apreciar -
- Es un país libre, además en la especificación menciona “… de traje”. Yo he cumplido-
- Esto sería menos irritante si pudiera marcarte y gritar que eres mi prometido, el hombre más maravilloso y hermoso del mundo–
- ¿Prometido? Ni siquiera me has propuesto casamiento. Creo que la palabra prometido no me calza.

No calza porque no hay anillo en su mano, lo que sí lo hace, es el momento en que Anaru Lecca, ilusionado por compartir la vida y la eternidad, se arrodilla frente al graduado y todo el público restante de la ceremonia para proponerle casamiento. En ese momento no existe la fuerza de atracción que mantenga los pies sobre la tierra, no hay marcapasos que ponga en funcionamiento el corazón porque con solo un beso puede hacer que todo sea posible. Un anillo simple pero significativo ahora “calza” en el dedo anular de Elías y con ello una promesa que trasciende más allá del tiempo y puede quebrarse en cualquier momento.


“Cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible. No ha sido fácil llegar a este momento porque hemos pasado por muchas pruebas, que en lugar de alejarnos nos hicieron una pareja más solida. Yo… Anaru Lecca… ante todos los presentes prometo amarte, protegerte de todo lo que te aceche y prometo serte fiel tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad amándote y respetándote durante toda la vida”





No hay casamiento por Iglesia, no hay Ave María sino una ceremonia sentida donde todos los seres queridos por ambos están allí esperando pacientes la llegada del novio. Es un sentimiento de plenitud que no puede ser expresado con palabras sino que hay que vivirlo. Entre risas, chistes y esperanza, el minutero sigue su curso. Se hace esperar y lo tiene merecido porque durante el tiempo en que tenían que organizar todo Lecca estuvo en falta.
Su reloj de pulsera, regalo de Kennet, marcaban cinco para las seis de la tarde. Después de allí darían una fiesta en uno de los salones de la Universidad ya que su prometido ha sido muy querido durante los cuatro años metidos en ese sucucho.
La espera le está haciendo estragos en su organismo, el dolor en la boca del estómago no lo deja en paz y el temblor en su pierna derecha da motivos para que un gran amigo de la pareja se acerque.


“Anaru”


Anaru agacha la mirada, esta sería la tercera vez en media hora, observa su reloj tan amado, lo mira tan fijamente que probablemente en el momento que esté se agrieto de la absoluta nada sintió que la boca de su estómago se cerró. Se ha quebrado y el tiempo detenido. Incrédulo, el índice de su mano golpea varias veces sin ganas el vidrio pero tiene que atender a su amigo. Es una tarde de fiesta ¿Por qué entonces quien es el padrino de la boda tiene un rostro triste a punto de quebrarse?

- Pablo ¿Qué sucede? Es un día de fiesta no un velorio hombre
- Anaru, escúchame con atención. Elías no llegará…

Le han arrancado el corazón, le han quitado la vida, el aire que respira. La vida se escurre ahora en lágrimas y en negar la noticia tan amarga que parece tragar orina.
No puede ser cierto, si se habían mandado mensajes de Whatsapp hacía como un poco menos de una hora. Es una broma de mal gusto que jamás tiene que hacerse en un día tan especial como lo es para Anaru. Cae por su propio peso, alguna vez fue un hombre fuerte y seguro de sí mismo, ahora en ese es un mortal que llora mencionando el nombre de su amado como si fuese una plegaria ahogada.
¿Dónde está ese Dios a quien su amado rezaba todas las noches? ¿Tanto lo odia como para arrebatarle lo más preciado en esta vida? No es un Dios de amor y de misericordia, es una abominación, un cuento para pequeños, un demonio vestido de blanco que goza con el sufrimiento ajeno para que la gente diga “Oh si, pobre chico” No hay nada de pobre, no hay Dios.
Ni la lluvia puede borrar las lágrimas de aquel hombre que ahora camina atrás del féretro donde es depositado frente al altar de la pequeña capilla donde iba todos los domingos a misa de ocho y media.
Anaru no se ha sacado el traje de boda, es su boda con la persona que ama, nadie va a poder quitárselo. La iglesia que le ha negado el Sacramento del Matrimonio por ambos ser gay ahora le brindan el santo reposo. Una burla.
Durante el trascurso de la celebración aquellas personas que estuvieron invitadas a la ceremonia de civil y los que no se reúnen para extender su mano a un hombre de negro con la mirada en el féretro. Tiene que soportar esas clásicas palabras que no le devolverán a su pequeño retoño. Cuando es el momento del final, de la parte más dolorosa, Lecca se acerca con paso firme y con el corazón roto. ¿No es hermoso? Un tono perfecto como si estuviese dormido tantas veces que le vio, una media sonrisa perfecta. Le acaricia manteniendo una mirada enamorada, rogante deseando que lo que está viviendo sea solo un mal sueño pero su voz quebrada alarga más su agonía.

- Por qué me dejaste. Cariño deja de bromear… levántate y vamos a casarnos.

No hay respuestas para la muerte y aunque uno busque un motivo, una excusa no la hay. Es como la llama que se apaga y que no vuelve a encenderse así puede ser la vida. No la hay.

Notas finales:

SI NO HAY MUESTRA DE CARIÑO NO HAY CONTI


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