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Regalo Perfecto por SebbyPhantomhive

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Ciel Phantomhive actual contratista de un demonio que se hace llamar  Sebastian Michaelis, nombre que este pequeño humano le dio cuando formaron su contrato a la luz deslumbrante del amanecer hace cuatro años. Largos años de extraña convivencia entre un demonio y un humano, era demasiado tiempo juntos para un contrato usual, era la divagación de Sebastian, quien esperaba ansioso que su presa alcanzara el punto de exquisitez para  consumir su deliciosa alma, por eso no daba mucha importancia en los años invertidos si al final saciaría su hambre con creces.

Jugar al mayordomo no era tan molesto como parecía, eso le sacó de su aburrida rutina de demonio, aprender nuevas habilidades y le permitía conocer mejor a los seres humanos, era todo un aprendizaje en su larga existencia. Una buena comida junto a una buena experiencia de vida no estaba mal, pensaba para si mismo.

Este día martes parecía ser como cualquier otro, sin ninguna novedad en las actividades comunes del mayordomo infernal.

—Joven amo, le traje el té de la tarde ¿Terminó de leer los informes de la compañía? —Era la conversación que iniciaba el demonio con charola en mano cuando entraba al despacho de su joven señor, quien apenas le dirigió una enfuruñada mirada, dando entender que era lo que hacía en ese momento con papeles en mano— Lamento interrumpir su lectura, dejaré esto aquí y me retiraré.

El atento mayordomo ya no se complicaba la existencia con los gestos malhumorados de su amo, los entendía cual si fuera un lenguaje entre los dos. Comenzó a servirle el té a un costado del escritorio, dejándolo cerca se disponía a retirarse sin decir más, sabía que no habría palabras de agradecimiento por su servicio porque simplemente ese era su trabajo.

La delgada silueta del mayordomo se encaminaba a la puerta con su paso firme de siempre pero no alcanzó a llegar porque sintió como la mirada se le nubló completamente, todo su alrededor se distorsionó también. Confundido por este repentino cambio, sentía perder fuerza en su cuerpo, sin poder evitarlo se desplomaba al suelo alfombrado del despacho de su joven amo que le llamaba, su voz era como un eco lejano, poco a poco perdió la conciencia en medio de ese llamado de preocupación.

Un par de minutos después Sebastian abría lentamente los ojos, lo primero que observó fue el rostro cercano de su amo que parecía preocupado y eso era extraño ¿Había muerto acaso? Pensaba burlonamente mientras trataba de entender que le había sucedido.

—Si esta es una broma tuya juro que te mataré... —Era la manera del conde para disimular su preocupación, no era para menos, su demonio se había desmayado de repente, pensó que no despertaría; ya estaba a punto de llamar a los demás para que le ayudaran pero este recobró la conciencia antes de hacerlo— ¿Qué fue eso? ¿Qué pasó? Se supone que tú no te enfermas.

—Se supone que no... Tampoco entiendo que me pasó, que vergonzoso desplomarme así. ¿Dónde quedó mi estética de mayordomo? —Murmuró avergonzado el demonio sentándose trataba de recoger la charola, veía como parte del agua tibia estaba mojando la alfombra a su costado.

—Deja eso... —El conde lo regañaba mientras quitaba la charola de sus manos temblorosas, no había visto en ese estado a su demonio, no al menos sin una herida aparente— ¿Estás bien? No puedes morirte antes que yo.

—No pretendo morir con hambre... Tranquilo solo iré a descansar un par de minutos, recuperaré fuerzas y volveré como si nada.

El demonio con una forzada sonrisa hablaba tratando de minimizar el asunto, levantándose se disponía a marcharse, Ciel trató de detenerlo pero tampoco quería mostrarse demasiado preocupado, era vergonzoso. Solo lo vio caminar a paso lento para salir del despacho.

El demonio se sentía enfermo, caminando por el pasillo todo parecía moverse a su paso, tambaleante llegó a su habitación, no quería que nadie lo viera en ese patético estado de vulnerabilidad. Inquieto permaneció en su cama unos minutos pensando lo que sucedía en su cuerpo. Cerrando los ojos pretendía dormir, solo quería dejar de pensar unos segundos, parecía que la cabeza le estallaría del dolor, en medio del silencio sintió como una tenue voz algo aguda parecía hablarle, como eco susurrante en su interior.

—Oye... ¿Cuándo vas a sentirme?

Sebastian abrió los ojos de nuevo, miraba a todos lados sin moverse de la cama, ¿Estaba enloqueciendo? ¿No devorar un alma en tanto tiempo le estaba afectando? ¿Alguien le estaba jugando una muy mala broma?

—Papi... no me ignores... — Esa voz en su interior de nuevo le habló, se levantó de un sobresalto al oírlo, al parecer había perdido la cordura— No estás loco...

Esa pequeña voz le advertía, parecía leer sus pensamientos, Sebastian estaba confundido y debía admitir que un poco asustado, no podía ser lo que pensaba. Un pequeño ser se estaba gestando dentro suyo ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? Preguntas que lo atormentaban mientras trataba de sentirlo al tocarse su cuerpo, suponía que por estar en forma humana estaba creciendo en su vientre.

Finalmente lo halló al palparse con un poco de presión, sentía una calidez emanar en la parte baja de su vientre.

—Me concebiste hace dos semanas, ¿Lo recuerdas? —Decía esa vocecita que perdía fuerza— La parte de mi naturaleza humana me hará perder comunicación contigo. Nos vemos pronto.

Esa voz parecía más lejana hasta que desapareció en esa despedida, Sebastian tenía cierto conocimiento sobre el apareamiento de demonios, creyó que el no era esa clase de demonio además no estaba en el infierno, era imposible que hubiera logrado concebir un hijo, sin la ayuda de otro demonio. Se pellizcó tratando de despertar de esta pesadilla pero no era un mal sueño era su realidad, porque aún podía percibir esa calidez en su interior.

—¿Dos semanas? ¿Naturaleza humana? —Murmuraba tratando de entender mientras caminaba ansioso de un lado para el otro en su habitación. Entonces una idea cruzó por su trastornada cabeza, tan descabellada idea como la que de ese niño habló desde su interior.

Un niño parte humano y demonio crecía dentro suyo de eso estaba seguro, podía sentirlo. Ahora... ¿Cómo le diría a su joven amo lo de este embarazo? Y lo peor era... ¿Cómo decirle que ese niño era suyo también?

        

 

Muchas gracias por leer el primer capítulo de esta corta historia
(´∀`)♡ no tendrá muchos capitulos espero sea de su agrado. 


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