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TOMANDO EL CONTROL por DANI DARKRAI

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Notas del capitulo:

Para ver las actualizaciones mas rápidas, pasa a mi cuenta en whattpad VARANTINE PEREZ

- No te preocupes - desvió su mirada hacia ambos, observando el estado de shock en el más pequeño – no recordará nada, una vez que desaparezca me llevare sus recuerdos junto con los de mi hermano, nadie sabrá la verdad.


 


- Espero eso – rasgó su ropaje, cubriendo la herida que no paraba de sangrar – esto solo fue una tregua, la próxima vez que nos veamos no dudare en eliminarte.


 


- Yo también deseo lo mismo


 


 


FIN DEL RECUERDO DE SAGE


 


 


 


Terminado el relato, Sage nervioso mantenía su atención sobre el suelo esperando alguna reacción de Manigoldo, necesitaba escuchar qué le diría su hijo al saber cómo le arrebato su más grande regalo.


 


- Manigoldo – susurró – por favor dime algo...


 


- ¿Qué quieres oír de mí? – lo enfrentó tratando de controlar sus emociones – ¿Quieres que te perdone?, ¿qué entienda?, ¿qué tus acciones fueron por mi bienestar?


 


Se retuvo, tratando de controlar el impulso en querer golpear todo a su alrededor, debía mantener la compostura si deseaba esconder a Verónica.


Desde sus inicios como santo de cáncer, jamás dudó en obedecer las órdenes de su maestro, siempre pensó que todo era en nombre de la justicia y el bienestar de la humanidad, pero todo era diferente ahora. Saber que fue usado por su maestro, era muy duro para aceptarlo.


 


- No lo haré Sage – con molestia se levantó, lanzando las medicinas que se encontraban cerca de él – ¿Qué deseas de mí? – miro con tristeza los ojos del patriarca –


 


- Quiero que entiendas mis razones – imitó su acción, levantándose de su lugar para tomar sus hombros con fuerza – Thanatos es un dios agresivo que disfruta hacer sufrir a todos los seres humanos con quienes tiene contacto, ¡temía que pudiese hacerte daño!


 


Manigoldo no pudo evitar mostrar un gesto de miedo y sorpresa al recordar su enfrentamiento, que lo tuvo al borde de la muerte.


Ante su cambio de actitud, Sage logró deducir que había logrado encontrarse con el dios de la muerte no violenta. Y que probablemente las heridas en su cuerpo se debieron a algún enfrentamiento con él.


 


- ¿Él te lastimó cierto? – a pesar de lo suave de su voz, sus palabras sonaron con firmeza dándole la razón a todo lo que había relatado – acepto que desquites tu frustración conmigo, tienes todo el derecho de odiarme por el daño que te causé... ¿Pero qué hay de Thanatos? – tomó con firmeza el rostro del canceriano, observando miedo y confusión en su expresión – no importó si sabía que eras su pareja destinada, igualmente te lastimó sin importarle tu bienestar.


 


- ¡Cállate no quiero oírlo! – tapó con fuerza sus oídos tratando de ignorar a su maestro–


 


- ¿Qué esperabas?, ¿que al ser tu Soulmate te trataría bien?, ¿qué podrían vivir juntos por toda la eternidad? ¡Él es el dios de la muerte, enemigo del santuario y asesino de nuestra diosa Athena!, alguien así jamás cambiará por una persona.


 


Sage no dudó en abrazar con fuerza su cuerpo tratando de calmarlo, sabía que estaba siendo hiriente y que esto podría afectar su bienestar mental, pero debía ser realista con su querido Manigoldo, porque no deseaba que volviese a pensar siquiera en reunirse con Thanatos.


 


- Debes entender que esa unión es demasiado peligrosa para ti, solo hice lo que era mejor para mi hijo... – ante las lágrimas que derramaba el santo de cáncer, Sage no podía evitar sentirse culpable por los nuevos errores que estaba cometiendo – por favor perdóname.


 


- No...no puedo hacerlo – con lentitud, deshizo el contacto de su maestro limpiando el rastro de sus lágrimas – aún si era alguien peligroso, no tenías derecho a robarme mis recuerdos, pude haber comprendido la situación si me la hubieses contado – caminó con lentitud en dirección a su armadura dorada, ignorando la presencia de su maestro – ¿qué sentido tiene seguir siendo un santo de Athena?, estoy seguro que si llegase a renunciar al manto de cáncer no existiría alguna diferencia en el santuario.


 


- ¿Qué dices? – preguntó asustado, desviando su atención hacia la armadura de cáncer la cual se encontraba increíblemente dañada – ¿Quieres convertirte en un desertor?


 


- ¿Acaso eso no es lo correcto? – tocó con sumo cuidado las fisuras que presentaba su armadura en un gesto de disculpa, por todo el daño que recibió al intentar protegerlo de los ataques de su pareja destinada – después de todo, he cometido un crimen –


 


Sonrió levemente para después encarar a su maestro, quien mostraba un gesto de terror ante su confesión, estaba cansado de ser un peón en el juego del patriarca y los dioses gemelos.


 


- Me infiltré al mismísimo Yomotsu, desobedecí el tratado de paz que existe con Hades. Entablé una relación con Thanatos, el dios responsable de la derrota del santuario en la guerra santa del siglo XVI. Y también, tengo pensamientos de venganza en contra tuya – su semblante cambió totalmente a una mueca de burla, reflejando el colapso de su propia mente – ¿qué clase de guerrero seré para el santuario?


 


Sage solo pudo guardar silencio, le era difícil aceptar que la persona que tanto protegió desde pequeño ahora estaba delante de él mostrándose quebrado y atormentado.


En ese momento, recordó las palabras de su hermano: "Manigoldo no dudaría en traicionar al santuario al saber que su pareja destinada es nuestro enemigo, probablemente iniciaría una batalla en contra de los santos dorados y terminaría lastimando de gravedad a nuestros compañeros de armas", era excesivamente doloroso asimilar que su ser más querido terminaría traicionando al santuario.


 


- ¡Basta! – en un rápido movimiento, Sage abofeteo el rostro del santo dorado tratando de hacerlo reaccionar – ¡ni siquiera lo pienses!, ¡tú eres el caballero de cáncer!, ¡fiel sirviente del patriarca y la diosa Athena! – colocó su cabeza sobre el pecho de Manigoldo, tratando de calmar su ira – no te permitiré abandonar el santuario por esas razones, nadie tiene porque enterarse de esto.


 


El golpe recibido sorpresivamente, que le dejó una marca inmediata, fue suficiente para calmar sus pensamientos, "había olvidado su fuerza física".


 


- ¿Entonces planearás otra mentira? – preguntó con diversión, palpando el golpe recibido– creo que es típico de ti – con desagrado alejo el cuerpo de su maestro, tomando asiento sobre su cama – déjame solo, no deseo verte.


 


Respondió con irritación descansando su rostro contra su mano. Quien se suponía seria su pareja destinada, era un maldito mujeriego y su padre, que siempre lo había amado, resultaba ser el responsable de todo su sufrimiento.


 


- Está bien, necesitas tiempo a solas – con angustia, Sage acepto el rechazo de su estudiante– solo recuerda que siempre serás amado por mí.


 


En silencio, el patriarca abandonó la casa de cáncer dispuesto a regresar al templo de Athena cuanto antes, precisaba hablar con urgencia con Hakurei.


 


- Lo siento mucho Manigoldo – susurró entre las sombras, mostrando su presencia nuevamente – has sufrido demasiado desde que eras un niño inocente – sin pudor alguno, Verónica se posicionó a sus espaldas abrazándolo protectoramente, para demostrarle que estaba dispuesto a compartir su dolor – todo cambiará, solo necesitas darte la oportunidad de perdonar las acciones de mi señor.


 


- Eres alguien molesto rarito, yo no tengo la intención de perdonarlo – colocó sus manos sobre los antebrazos que lo rodeaban, agradeciendo su particular afecto – pero a pesar de todo el daño que me ha causado, sigo sintiendo afecto por el maldito de Thanatos... supongo que soy alguien masoquista –


 


Rio ligeramente, cerrando sus ojos para pensar con claridad en su siguiente movimiento. Al parecer su maestro no dejaría que se mostrara como un traidor a los ojos de todos sus compañeros, y tampoco le permitiría abandonar el manto de cáncer antes de elegir al siguiente patriarca del santuario, ya que se exigía la presencia de los 12 santos dorados para ser testigos del nuevo líder, que tomaría el control de los 88 caballeros del zodiaco, "estoy seguro de que Sísifo entenderá mis razones"


 


- Verónica, necesitaré de tu ayuda para poder escapar del santuario – golpeó levemente la cabeza del espectro, señalando así el querer ser liberado de su abrazo.


 


- ¿Regresarás con el maestro Thanatos? – preguntó con emoción, soltando con pesar el cuerpo del canceriano.


 


- No lo haré – con dificultad se levantó para caminar hasta un armario y tomar su abrigo para colocárselo – no regresaré al inframundo, pero tampoco deseo permanecer más aquí... quiero tiempo y estar alejado de todo, para despejar mis ideas.



- Pero no tienes otro lugar a donde ir – protestó afligido – tu armadura está dañada, no soportaría otro enfrentamiento del enemigo –


 


Verónica pensó en la posibilidad de que el santo de cáncer fuese atacado por algún enemigo, ya que sin el poder de Thanatos y la protección de su armadura dorada, sería asesinado con facilidad, "al menos aquí no corre tanto peligro"


 


- Además, no puedes abandonar a tus amigos, ellos se han esforzado mucho en ayudarte...


 


- Lo entenderán, Albafica ya tomó la decisión de permanecer al lado de Minos de Grifo. Shion tendrá una vida plena, junto a su pareja destinada Dohko. Y estoy seguro de que Kardia se casará con el cerebrito. Además, como desertor del santuario no puedo llevarme la armadura dorada de Cáncer.


 


- Tengo ordenes de protegerte Manigoldo, así que hare lo que desees.


 


 


 


INFRAMUNDO – CASTILLO DE THANATOS


 


 


 


Los alrededores del castillo del dios de la muerte no violenta, ya habían sido reparados debido al enfrentamiento con su soulmate. Pero, a pesar de intentar cubrir los daños estructurales, aún se podía percibir el dolor y sufrimiento que pasó su pareja destinada en aquel lugar.


Muchas de sus ninfas visitaron su despacho con la intención de consolar a su señor, empero todas ellas fueron ahuyentadas por el gran cosmos del dios, que no permitía a nadie acercársele.


No podía soportar que, por culpa de su agresividad, había lastimado de gravedad a su destinado.


 


- ¿Por qué?... ¡¿Por qué no pude controlarme?! – sin medir peligro, Thanatos liberó una gran cantidad de poder, haciendo volar y destruyendo todos los libros a su alrededor – con frustración golpeó el escritorio que tenía delante de él, recordando cómo partió su deseo por una pareja destinada.


 


 


RECUERDO DE THANATOS


 


 


Toda su existencia observó extrañado cómo su rey Hades, caía cada vez más enamorado por la diosa de la primavera. Se amaban con locura, a pesar de ser totalmente opuestos. Y no dudaron en desobedecer los dictámenes hechos por Zeus y Deméter, quienes habían ordenado su separación y eliminación del lazo que los unía como Soulmates.


Siempre le conmovió el vínculo que compartía su señor Hades con Perséfone, desarrollando curiosidad por comprender lo poderoso que sería un lazo divino entre dioses, pero esto jamás llegó para él. No obstante, estos pensamientos constantemente se veían diluidos por la presencia de su hermano, el cual lo mantenía feliz y distraído en el reinado de los Campos Elíseos.


Mas todo cambió, cuando invadió el santuario de Athena, estaba dispuesto a deshacerse del discípulo del gran patriarca como una advertencia a todos aquellos que intentaran revelarse contra su lord Hades. Sin embargo, al mirarlo con detenimiento, pudo sentir la emoción de conocer por primera vez al ser que fue creado para él, "su pareja destinada".


Le fue difícil separarse del pequeño niño que descansaba en sus brazos. No tenía elección, aún era muy pequeño para poder unir su inmortalidad, podría morir en el proceso. Por lo que tomó la decisión de dejarlo al cuidado de los santos de Athena.


El siguiente día llegó rápido y todos sus sirvientes se mantuvieron ocupados preparando su templo principal, en los Campos Elíseos, para la llegada de su gemelo. Quien había sido llamado con urgencia, para revelarle la nueva unión que ahora portaba.


 


- Tenía la misma belleza y poder de los fuegos fatuos – desvió su atención al tablero de ajedrez que se encontraba sobre la mesa de mármol, cerró sus ojos tratando recordar la apariencia de su destinado – creo que lo llamare así.


 


- Mi señor Thanatos – habló con suavidad su ninfa más leal, Leuca – todo está listo para la llegada del dios del sueño.


 


- De acuerdo, eso sería todo por ahora – apreció el paisaje nocturno que comenzaba a bañar el cielo de los dominios más hermosos del inframundo – es extraño, normalmente Hypnos siempre llega con una hora de anticipación.


 


- Tal vez fue llamado por el señor Hades, después de todo no falta mucho para su reencarnación sobre la tierra de los vivos –


 


Leuca amablemente le entregó una copa de vino, adoraba ver en su señor gestos de tranquilidad y paz, ya que rara vez ofrecía expresiones tan hermosas.


 


- Por cierto, ¿cómo es su pareja destinada? debe ser alguien muy encantador si ya no desea la compañía de mis hermanas – comentó, observando como una sonrisa de orgullo se formaba en los labios del dios de la muerte –


 


- Es alguien que no puede ser comparado por simples... -


 


Sobresaltado, Thanatos soltó la copa de sus manos para presionar con dolor su marca, quemaba con tal intensidad, que podía sentir la desesperación y dolor que su pareja destinada estaba experimentando. Era tan insoportable que no dudó en aferrarse con fuerza, al centro de la mesa.


 


- Maldición...– sin poder evitarlo, lágrimas de sangre comenzaron a deslizarse sobre su rostro, deseaba ayudarlo desesperadamente – mi fuego fatuo...está sufriendo – musitó antes de caer por el insoportable dolor.


 


- ¡¿Señor?! ¡¿Qué le sucede?! – con prisa sostuvo su cuerpo – ¡¿le duele demasiado?! ¡Señor Thanatos!


 


En pocos segundo Hypnos hizo acto de presencia, observando displicente el sufrimiento de su hermano.


 


- Leuca déjanos solos -


 


- Señor Hypnos...- dijo temblorosa sin apartarse del lado de su señor, el comportamiento del dios del sueño le era sospechoso, jamás había presenciado en él un gesto de indiferencia hacia su amo – ¿usted podrá ayudarlo? –


 


- Lo haré, pero necesito que desaparezcas – con un ligero movimiento de su mano, obligo a la ninfa a caer en un profundo sueño – tienes sirvientes muy leales hermano.


 


Sin cuidado, dejó que la chica cayera de frente contra el suelo. Logrando que al igual que ella, todos los habitantes del templo se hundieran en el mismo hechizo, para que así no hubiese testigos.


 


- Duele mucho, ¿verdad? – se arrodilló acariciando con delicadeza el rostro de su gemelo – tranquilo, pronto todo acabará.


 


- ¿Qué has hecho? – a pesar de sentirse fatigado, Thanatos pudo divisar un rastro de sangre que bajaba por el brazo derecho de Hypnos – ¿estás herido?


 


- No te preocupes – le sonrió conmovido al pensar que se inquietaba por su bienestar - esta sangre no me pertenece.


 


Sin perder tiempo, Hypnos sostuvo su cuerpo para besarlo con dulzura, compartiendo por primera vez un gesto romántico con su ser más amado. Desde su infancia añoró el sabor de sus labios y ahora que poseía la Soulmate de ese chiquillo sobre su cuerpo, podrían estar juntos para siempre.


Usó un poco de su poder para que Thanatos comenzase a caer dormido y así destruir el nombre que tenía tatuado. Sin embargo, fue detenido por la fuerza de su gemelo, quien tomó con firmeza sus manos.


 


- No te atrevas... - los ojos del dios de la muerte comenzaron a brillar con intensidad, liberando una gran cantidad de su cosmos mortal para poco después golpear el cuerpo de Hypnos, obligándolo a retroceder – ¿qué le hiciste a mi fuego fatuo? –


 


- Ja, ja, ja... aún eres poderoso – rio al ver la tenacidad de su hermano por mantenerse despierto – no está muerto si eso es lo que te preocupa – extendió su palma en su dirección, para ejercer más presión con su habilidad, precisaba dejarlo en la inconciencia si deseaba tomar sus recuerdos – duerme un poco


 


- ¡Maldito! – sujetó su cabeza tratando de resistirse, el dolor que compartía con su soulmate le afectaba en gran consideración, provocando que su cosmos permaneciera sellado – ¿Estás dispuesto en desobedecer las reglas de nuestro señor Hades? -


 


- Por su puesto, si es para mantenerte a mi lado –


 


Impotente por no proteger a su Soulmate, Thanatos dejó el poder que le quedaba sobre su marca, impidiendo de esta forma que algún ser o deidad tuviese contacto con ella. Era consciente de que Hypnos lo forzaría a olvidar la existencia de su destinado, pero le tranquilizaba saber que nadie podría arrebatarle su regalo.


 


- Ahora... no lograrás tomar lo que por derecho me pertenece – suspiró sereno antes de caer en un sueño profundo.


 


Estaba seguro de que, con la protección de su técnica, no habría tantos inconvenientes en recobrar los recuerdos de su Soulmate.


Pese a esto, Hypnos no perdería con tanta facilidad. Al caer en el sueño profundo, robó y alteró todos los recuerdos que se relacionaban con la existencia del pequeño y todo lo ocurrido en su último enfrentamiento.


 


- Si no puedo tomar tu marca, haré que la olvides – sentenció, cubriendo el tatuaje con ambas manos, para recitar en voz baja una técnica especial que mantendría oculto el grabado –


 


 


FIN DEL RECUERDO DE THANATOS


 


 


Recordar los sucesos que Hypnos provocó para separarlos, lo hacía odiarlo cada vez más.


 


- Lo mataré – enunció iracundo. Ignorando la insistencia de sus ninfas que querían ingresar nuevamente a su habitación –


 


- Espero que no desee eliminar a los santos de Athena señor Thanatos – Minos, que no había tenido problemas en engañar la guardia del castillo, hizo acto de presencia, burlándose de la desesperación de su regente – eso sería un crimen en contra del inframundo.


 


Atónito por las palabras del intruso, Thanatos alzó su vista divisando al mismo juez Minos de grifo. Su estado era deplorable, su cuerpo vendado hablaba de alguna batalla reciente, pero no mostraba molestias por sus heridas.


Aun así, le parecía indignante que un espectro tuviese la osadía de importunar su casa para ridiculizarlo.


 


- ¿Un juez del inframundo?... - libero una gran cantidad de energía advirtiéndole que debía mantenerse alejado– no deseo la presencia de nadie.


 


- Acaso se debe a su agresión en contra del santo de Athena – cuestionó serio y con desdén – golpear, al punto de casi asesinar a su pareja destinada es un crimen descomunal, las reglas de nuestra señora Perséfone prohíben toda violencia en contra de las Soulmates que se formen en el inframundo.


 


La conversación de ambos era escuchada por las ninfas y algunos sirvientes que se encontraban espiando en una de las rendijas de la puerta principal, para ellos era obligación obedecer las órdenes impuestas por los dioses gemelos y la vocera del rey del inframundo. Y ver a un juez enfrentar a un dios, sin temor alguno, era admirable.


 


- ¿Cómo puedes saber eso? – inquirió fastidiado, cubriendo su rostro tratando de ocultar y calmar su furia, al escucharlo referirse a Manigoldo– ¿acaso te habló sobre nuestra pelea?


 


- No lo hizo – ignoro la cólera del dios para caminar con lentitud - Manigoldo no es alguien que me agrade, pero al ser el hermano de mi predestinado, estoy obligado a protegerlo de todo el sufrimiento que puedan causarle – al observar su cambio de actitud, sabiendo que había logrado captar su atención – incluso si el responsable de su padecimiento es su misma pareja destinada.


 


Sin temor alguno, Minos le reveló su Soulmate, demostrando la verdad ya dicha. En un principio había sentido el mismo odio hacia el santo de cáncer, creyendo que había robado el amor de Albafica. Pensamientos, que nublaron su juicio y, que logró despejar al conocer con detenimiento su historia, pudiendo entender que él era una víctima más del cruel destino alterado por el dios del sueño y el patriarca.


 


- Ya veo... el no mintió en mencionar que tú eres la pareja del caballero de piscis – decidió permitir el acceso de Minos en su espacio personal, invitándolo a tomar asiento sobre una de las sillas que se encontraban frente su despacho – ¿Por qué estás aquí?


 


- Ambos sabemos que usted casi mata al caballero de Cáncer en un arranque de celos – habló firme, observando la culpa en Thanatos – pero puedo comprenderlo porque yo hice lo mismo en su momento, sospeché que Albafica me engañó con él y no dudé en atacarlo – confesó recordando su enfrentamiento – sin embargo, su querida pareja era más fuerte de lo que esperaba.


 


- ¿Él te lastimo? – a pesar de sentirse ansioso y culpable, Thanatos no pudo evitar mostrarse orgulloso ante el increíble poder de su fuego fatuo -


 


- No fue una batalla justa – replicó, cerrando sus ojos irritado, tratando de olvidar su derrota – señor Thanatos, yo pude ver el sufrimiento del que fue víctima Manigoldo, no estoy seguro si usted puede recordar todo lo que han hecho, pero es una transgresión que debe ser reportada cuanto antes... yo no tengo permitido ingresar a los Campos Elíseos sin ser autorizado por la señora pandora – precipitadamente se levantó de su lugar golpeando con fuerza el escritorio – pero usted puede llegar ahí e informarle al señor Hades, antes de que esto se salga de control.


 


- Lo sé, sé que Hypnos debe pagar por todo lo que ha hecho, al principio pensé que se detendría si lo enfrentaba directamente, pero ahora veo que eso no será posible – respondió con pesar ya que sabía el destino de un traidor en el inframundo – deseo el perdón de mi fuego fatuo y sé que necesito verlo nuevamente para disculparme por mis actos.


 


Thanatos pensaba en la mejor forma de arreglar sus problemas, si confesaba el crimen de Hypnos, el dios Hades no dudaría en castigar a todos los involucrados con el descanso eterno, impidiendo que volviesen a reencarnar. Y en el fondo de su ser, no deseaba la muerte del gran patriarca, ya que Manigoldo podría odiarlo para siempre.


 


- Lo haré, le diré todo, esta misma noche – levantó su mirada para ver directamente al juez del inframundo – no confíes en lo que diga Hypnos y, mucho menos en, Pandora.


 


- ¿Acaso la señorita Pandora está involucrada en todo esto?


 


- Ella es alguien débil que puede ser manipulada con facilidad, estoy seguro de que esa mujer apoya ciegamente a mi hermano, así que procura alejarte de ellos.


 


Minos asintió ante las advertencias. Además, desde que supo la verdad sobre el robo de la Soulmate del canceriano, sospechaba que Hypnos recibiría ayuda de algunos santos de Athena y espectros, pero jamás imaginó que la misma vocera del dios Hades se involucraría en algo tan peligroso.


 


- Entiendo – replicó ya tranquilo al saber que él detendría al dios del sueño. Minos decidió salir de la habitación para reunirse con su fiel sirviente Lune y, el espectro más leal a Hades, Kagaho. Ya que precisaba toda la ayuda posible -


 


- Debo recordarte algo, una vez que logre conseguir el perdón de Manigoldo y hacerlo regresar al inframundo, tendrás que asegurarte de mantener alejado a tu precioso veneno.



- Por su puesto que lo hare – volteó afirmando con socarronería – aunque dudo mucho que su preciada pareja decida obedecer su orden -


 


 


SANTUARIO DE ATHENA – TEMPLO DEL PATRIARCA


 


 


Apresurado, Sage ingresó nuevamente al templo principal para buscar a Hakurei, pero en su camino solo pudo divisar a Shion y Asmita que se encontraba conversando.


 


- ¿Maestro Sage se encuentra bien? – indagó Shion conmocionado viendo la turbación en los ojos del gran patriarca – parece un poco alterado...


 


- ¿Dónde está Hakurei? – ignoró la pregunta del carnero evitando a ambos caballeros dorados –


 


- El maestro Hakurei se encuentra en la parte superior junto a la estatua de la diosa Athena, desea permanecer aislado mientras trasformaba la espada sagrada – informó Asmita con tranquilidad, dejando que el patriarca pasara de ambos, "desde la noche anterior todos se han comportado de forma extraña".


 


- Al parecer Manigoldo decidió confrontarlo, exigiendo respuestas – pronunció Shion ensimismado, pensando en la salud del canceriano – espero que se encuentre bien...


 


- Shion, ¿acaso sabes algo de lo que está pasando en el santuario? – preguntó murmurando, vigilando con precaución sus alrededores. La noche anterior, había descubierto un enemigo desconocido que se ocultaba en las sombras, alterando anormalmente la protección de la diosa Athena.


 


- ¿A qué te refieres?... -



- Creo que existe un traidor en el santuario, esta mañana pude sentir algo diferente en el cosmos de algunos compañeros, aunque no puedo detectar con exactitud quienes son los involucrados – le dio la espalda dispuesto a abandonar el templo del patriarca para ir en busca de Deuteros, a quien le haría algunas preguntas – te pido que seas cuidadoso Shion, no confíes en nadie más que en ti mismo.


 


Una vez que el caballero de virgo desapareció, comenzó a cuestionarse. Se negaba a creer en sus palabras, no le parecía posible que algo raro estuviese ocurriendo con sus compañeros, ya que todos se mostraban como siempre. Sobre todo, cuando el mismo se mantuvo despierto toda la noche esperando el regreso de sus amigos y no pudo percibir nada fuera de lo común.


 


- Supongo que, al ser el caballero más cercano a dios, es el único que puede percibir una esencia diferente sobre el santuario.


 


Debía despejar su mente y reunirse con su maestro Hakurei para ayudarlo en los detalles de la espada sagrada.


 


- Creo que este es un buen momento para arreglar las cosas, ¿no lo crees Shion? – habló Dohko con una actitud comprensiva desde la entrada, llamando la atención de su pareja, quien aún se encontraba dándole la espalda – quiero disculparme por mi conducta del día anterior, lamento haber sido tan desconsiderado con tus sentimientos y no escuchar tus explicaciones, entiendo que sigas molesto conmigo querido, pero estoy dispuesto a enmendar mis errores.


 


- ¿Lo dices en serio? – preguntó dándose vuelta para verlo de frente, percibiendo su arrepentimiento – ¿quieres hablar? – a pesar de sentirse aliviado por escuchar las disculpas de Dohko, aún se encontraba dolido por su rechazo el día anterior


 


Sabía que tenía una responsabilidad con su maestro, mas no dudó en acercarse ágilmente a su pareja destinada, quien lo recibió con los brazos abiertos dispuesto a consolarlo y recuperar el tiempo perdido por su discusión sobre Albafica.


 


- Lo digo muy en serio – sostuvo con cuidado su brazo derecho, depositando un casto beso sobre su marca – lamento haberme puesto celoso por algo tan insignificante, ¿puedes perdonarme?


 


- No quiero que vuelvas a hacerlo – pidió con un mohín de molestia, permitiendo que lo abrazara con más fuerza, dejando algunas lágrimas descender, se sentía aliviado en volver a estar juntos después de esa tonta pelea – lamento haberte ocultado mi discusión con Albafica y Manigoldo


 


- Descuida – permitió que descansara en su hombro, mientras acariciaba con suavidad sus largos cabellos – espero que ellos dejen de meterte en tantos problemas –


 


En cuestión de segundos, los ojos de Dohko cambiaron parcialmente a un tono blanquecino, al mismo tiempo que su semblante perdía todo el cariño antes manifestado, mostrándose frío y sin sentimientos.


 


- ¿Por qué no volvemos a mi templo?, estoy seguro de que el maestro Hakurei no se enfadará contigo solo por ausentarte unos minutos –


 


Shion asintió, teletransportando a ambos al templo de libra, dispuesto a reconciliarse con su amado, ignorando por completo el extraño poder que comenzaba a rodearlos.


Mientras tanto en la parte superior del santuario, Hakurei se encontraba a los pies de la gran estatua de la diosa Athena, mientras compartía un poco de su poder con el arma por medio de oraciones. Las cuales se vieron interrumpidas por la presencia de Sage, quien no vaciló en correr acurrucándose en su hermano en busca de consuelo por todas las dificultades que estaban surgiendo en un solo día, estaba aterrorizado por el posible desenlace que pasaría su querido hijo en manos del dios de la muerte.


 


- ¿Sage qué ocurre? – intentó averiguar, tratando de calmar el miedo del menor con un abrazo afectuoso–


 


- Manigoldo lo sabe...sabe que Thanatos es su pareja destinada – su voz rompió en llanto al recordar el odio en sus ojos – tenías razón, él quiere dejar el santuario en busca de venganza... no logré hacerlo cambiar de opinión.


 


Hakurei no pudo evitar mostrar su sorpresa cuestionándose cómo pudo descubrir la verdad si no tenía recuerdos del pasado, "si Manigoldo abandona el santuario todos mis planes se verán afectados".


 


- Adelantaremos la batalla ceremonial – sentenció serio, dejando que Sage se alejara un poco para verlo directamente a los ojos – no podemos permitir que escape nuevamente.


 


Hakurei lo alejó dejando una suave caricia sobre sus cabellos, respondiéndole por telepatía, "yo me encargaré de todo ahora"


De inmediato llamó a algunos caballeros de plata, que hicieron acto de presencia, dispuestos en obedecer al mandato de Hakurei.


 


- ¡Escúchenme bien porque solo lo diré una vez!, ¡quiero que informen a todo el santuario que la batalla ceremonial será realizada esta misma tarde!, ¡todos prepárense cuanto antes y alisten el campo de batalla! –


 


Al mirar con detenimiento la espada, Hakurei sabía que ésta no podría ser modificada a tiempo para el ascenso de Aspros como nuevo patriarca del santuario, pero al menos protegería el premio de victoria como lo había prometido desde un principio.


 


- También quiero que un pequeño grupo de caballeros de plata custodie el templo de cáncer, no permitan que Manigoldo ponga un pie fuera de su casa zodiacal hasta que termine la batalla ceremonial


 


- ¡Entendido maestro! – respondieron en conjunto, para desaparecer con rapidez -

Notas finales:

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