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Senseless por OldBear

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Capítulo 2. Parte I: El gusto.

 

Cuando Hermione y Ron llegaron a la enfermería luego de que Severus saliera, la chica lo abrazó con tanta fuerza que casi le saca todo el aire del cuerpo.

—Con cuidado señorita Granger—dijo Pomfrey viéndola con reproche—el joven Potter necesita descansar.

Dumbledore sonrió y disculpó a Hermione diciendo que era obvio que ellos habían estado asustados por Harry, y salió de la enfermería para darle un momento a los amigos. Pomfrey se dirigió a su propia oficina diciendo que podían quedarse unos minutos, pero que nada de abrazos monstruosos y Hermione se sonrojó por lo que había hecho.

—Nos diste un buen susto—dijo Ron mientras le ponía una mano en el hombro a Harry.

Hermione no pudo evitar abrazarle de nuevo y él tuvo que convencerla de que estaba realmente bien, la chica se había asustado bastante cuando lo vio caer luego de que el hechizo le impactó.

Le contó luego acerca de cómo Voldemort había huido y que el maestro de pociones cargó al chico hasta llevarlo a un lugar seguro. Harry no pudo evitar sentirse feliz al saber eso y solo deseó haber estado consiente. Se imaginó lo que sería ser levantado por el mayor, aferrarse a su pecho mientras el otro le sujetaba con fuerza para no dejarle caer. Ron hizo una broma acerca de que probablemente había lucido como una princesa en apuros, pero a Harry no le importó.

Pomfrey volvió a aparecer luego de un rato diciendo que Harry tenía que comer y que lo haría en la enfermería y los otros dos tuvieron que obedecer y dirigirse al gran comedor.

Harry había estado tantas veces en la enfermería que solia estar acostumbrado a las “comidas nutritivas y adecuadas” que le daba Pomfrey, pero no pudo evitar hacer una mueca cuando Madam Pomfrey le puso en frente una bandeja con un plato de sopa y le advirtió que si no se la terminaba, no podía salir de ahí. Ella lo dejó solo para dirigirse a su despacho. 

—Y recuerde Potter—dijo antes de cerrar la puerta—tengo toda la enfermería hechizada para estar al tanto de mis pacientes, si no se la come, la tira o la desaparece con un hechizo, yo lo sabré. 

Harry suspiró cuando se quedó solo resignado a que tendría que comer esa sopa. De entre todas las comidas la que menos le gustaba era la sopa, sentía que era como beber un jugo salado usando cuchara, pero no le quedaba de otra. 

Hundió la cuchara en el líquido turbio. Sintió un ligero cosquilleo en su pecho y se rascó ligeramente. Levantó la cuchara y la llevó hasta su boca.

—Esta desabrida—dijo. —aunque quizás Madam Pomfrey mandó a hacerla así apropósito. 

Volvió a sentir el cosquilleo en su pecho, esta vez un poco más fuerte, y se rascó intentando aplacarlo. “Seguramente es un hilo suelto de esta bata de enfermería”

Terminó de comer la sopa con bastante desgana, y más por que casi no le encontraba sabor, así que fue bastante feliz cuando terminó. No le hizo ningún comentario sobre el sabor de la comida a Madam Pomfrey, seguramente ella diría algo como “la comida aquí debe ser nutritiva, no deliciosa”, así que solo esperó que le dejaran salir una hora después.

Antes de salir de la enfermería recibió la visita de Lupin, el mago no había podido verlo antes porque había estado haciendo unos encargos fuera del colegio por petición de Dumbledore, pero le mandaba todos los buenos deseos que Sirius no podía darle en persona por tener que seguir oculto. Remus se quedó con él hasta que le dieron el alta pues a esa hora no tenía clases que dar. 

A Harry le dieron un permiso para faltar a clases —pociones incluida— que no desaprovechó y se recostó en su cama a leer un poco. Había encontrado gran fascinación año y medio antes por las novelas: de romance, policiacas, de terror, de lo que fuera. De niño—cuando podía claro está— le gustaban mucho los cuentos infantiles, pero en cuanto entró a Hogwarts, entre magia, clases y Voldemort, no le quedaba mucho tiempo para leer de ocio. Hasta que había recuperado ese habito con las novelas.

 Se encontraba leyendo La Dama de las Camelias, si Hermione le veía seguramente le diría que se pusiera a leer algún libro de clases, pero él no tenía ganas de estudiar en ese momento. 

Durante su lectura el pecho volvió a molestarle un poco, pero intentó concentrarse en el libro y dejarlo pasar. 

Cuando finalizaron las clases Ron subió a buscarlo a las habitaciones acompañado de Hermione. 

 — ¿Hay alguien más contigo en la habitación? —preguntó ella desde la puerta sin animarse a entrar y encontrar a algún compañero de los chicos semidesnudos.

 —Todo limpio—contestó Harry cerrando el libro y enderezándose en la cama.

 Lo habían buscado para ir a cenar juntos al Gran Comedor. Harry lo pensó, a decir verdad no tenía demasiada hambre aunque solo había comido sopa al mediodía. 

—Me daré una ducha primero—dijo, recordando que luego de la cena iría donde Snape y no se había duchado luego de la enfermería.

 — ¿Quieres oler a rosas para Snape? —dijo Ron adivinando los pensamientos de su amigo.

 Harry le lanzó la almohada que tenía más cerca y se lanzó de la cama para ir a ducharse rápidamente. La chica dijo de ir a buscar algo a su habitación y que se reunirían en la sala común. Harry no tardó casi nada en el baño y su amigo lo seguía esperando. 

—Oye—llamó su atención— ¿Cómo van las cosas con Mione?

 Ron no pudo evitar sonrojarse un poco y poner una sonrisa embobada. Harry rió ante eso.

—No me contestes, tu cara me lo dice todo.

La sonrisa de Ron dio paso a una mueca de confusión cuando vio a Harry.

— ¿Qué tienes en el pecho? —preguntó

Harry bajo la mirada intentando ver donde Ron decía, tenía unas marcas largas en el pecho, pero le pareció que debían ser las marcas de sus uñas por estarse rascando.

—Deben ser mis uñas, he estado teniendo picazón.

— ¿Tienes sarna o algo?

—Idiota. No sé cómo Hermione te aguanta.

Harry se colocó una camiseta y se puso la túnica encima. Solía utilizar camisetas cuando entrenaba con Snape por ser más cómoda, y con la túnica encima nadie las notaba.

Bajaron al comedor mientras Ron le contaba lo que había sucedido en las clases a las que había faltado, solo le contó las cosas divertidas, de las tareas que habían dejado Hermione se encargaría de contarle más tarde. Consiguieron un puesto en el medio de la mesa, vieron a Ginny unos asientos más allá sentada muy cerca de Neville, a lo que Ron solo pudo hacer una mueca de molestia. 

La comida esa noche no le llamaba demasiado la atención a Harry y supuso que eran los estragos de haber pasado el día en la enfermería. Pero de todas formas debía comer. Se sirvió un vaso de jugo y una pequeña porción de puré de papas. 

—Oye Harry—dijo Hermione acercándose bastante a su oído para que nadie más escuchara—creo que el código S te está mirando.

 Aunque siempre eran muy cuidadosos cuando hablaban de Snape para que nadie los escuchara, no era muy prudente estar diciendo el nombre del maestro cuando querían hablar acerca de él. Ron había propuesto que utilizaran una frase en clave, habían propuesto muchas cosas, Weasly inclusive mencionó que dijeran “misión bastardo”, a lo que obviamente los otros dos se negaron. Hermione propuso que simplemente dijeran “Código S”, era algo sencillo y que nadie iría asociando con Snape puesto que simplemente mencionaban la S, Harry estuvo de acuerdo y aunque Ron seguía insistiendo en que “Misión Bastardo” o  “Código Murciélago” eran mejores, tuvo que ceder.

Lo utilizaban cada vez que iban a hablar del maestro de pociones, incluso cuando casi no había nadie cerca. 

Harry asintió y giró la cabeza discretamente para ver de reojo la mesa del profesorado, su movimiento no duró demasiado y en efecto, Snape le estaba mirando.

— ¿De qué hablan? —preguntó Ron frente a ellos, Harry se inclinó para decirle.

A diferencia de Harry, Ron giró la cabeza sin nada de discreción para ver a Severus. 

—Es cierto—dijo luego en voz baja por encima de la mesa—te está mirando.

—Eres un estúpido—dijo Hermione con el ceño fruncido— ¿Por qué giraste la cabeza como el exorcista? Se supone que debes disimular.

La actitud de Ron había sido muy descuidada, seguramente Snape se había dado cuenta que el trio de oro lo estaba mirando, pero Harry no pudo evitar reír ante el reclamo de Hermione, y más porque Ron no sabía que era el “exorcista”.

Tomó el vaso de jugo entre risas y le dio un trago.

—Ah, esto no sabe a nada.

— ¿A qué te refieres? —preguntó Hermione dejando en paz a Ron.

—Al jugo, casi no sabe a nada.

Harry le tendió su vaso y Hermione le dio un trago al contenido.

—A mí me sabe a jugo normal. —dijo.

Ron también tomó un trago del mismo vaso y estuvo de acuerdo con su novia: el jugo tenía el mismo sabor de siempre.

—Prueba este—le dijo Hermione tendiéndole a Harry su propio vaso.

Harry bebió, pero aun así no le sabía a casi nada.

—Es como si no pudiera sentir todo el sabor, quizás tengo la lengua adormilada por las pociones que me dieron.

Probó el puré de papas y tampoco tenía mucho sabor para él. Hermione buscó entre la mesa y consiguió pudin de chocolate.

—Prueba esto—dijo, Harry le hizo caso y pudo sentir un poco mejor el sabor a chocolate—es porque el sabor es más fuerte. Mientras se pasa lo de tu lengua come cosas que tengan sabor fuerte, y así no los sentirás tan mal.

Harry asintió dejando atrás el puré y el jugo y se dedicó a comer el pudin. De todas formas no tenía mucha hambre.


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