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Locura de Amor por kawai13

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes usados no me pertenecen, créditos respectivos a Marvel. Solo los uso para dar vida a mis historias.

 

Capítulo VI


Se encontraba recostado en ese conocido sofá, sus ojos azules suavemente cerrados, pero con una arruga en el centro por el fruncimiento de sus cejas; lo que recordaba, lo que trataba de contar no era algo que le agradara mucho, revivir esa pesadilla en su terapia, era simplemente doloroso, y cada vez que se forzaba a pensar, una punzada en su cabeza aparecía.

— No sé porque he vuelto a soñar con esto — Su índice y pulgar masajeaban el puente de su nariz — Hace tanto tiempo que no pasaba.

La doctora asintió a lo que dijo uno de sus más curiosos pacientes. Había mejorado enormemente desde la primera vez que vino a su consultorio. Aunque en ese momento no vino como Steve. El progreso era lento, pero constante y le preocupara que de la nada aparecieran este tipo de episodios. La vida de Steve ha sido tan ordenada en los últimos años, que han sido contadas las veces que sucedían esta de anomalías.

Antes era normal que tuviera pesadillas, pero eso fue hace dos años, y las pocas veces que habían vuelto, nunca eran tan detalladas, tan constantes, tan... preocupantes.

— ¿Ha pasado algo nuevo en estas semanas? — Indagó, preocupada, no podía ser el estrés por exámenes universitarios, eso ya había pasado hace unas semanas, y según lo que le había contado en el entrenamiento, todo iba bien.

Steve apretó sutilmente sus manos. No quería mencionar a su pequeño omega. Era la única anomalía existente en la actualidad, y si bien él no hacía nada malo, su interior enloquecía con solo verlo revolotear sus largas y curveadas pestañas. Ellos enloquecían.

"Nos va a prohibir verlo" Susurró una voz en su interior, "No podemos permitir que se entere"

— Solo lo que le he contado — Mintió por primera vez en años a quien se encargaba de ayudarlo — Nada fuera de lo común.

La psiquiatra asintió y volvió a escribir un par de apuntes ahora en una hoja diferente, la arrancó y se la entregó a Steve nuevamente.

— Por ahora vamos a seguir con el mismo medicamento— Dijo entregándole la hoja con el nombre del medicamento prescrito. — y vamos a ver como evolucionas a lo largo de esta semana hasta la siguiente sesión.

Steve asintió mientras agarraba la hoja con ese nombre tan conocido, mientras su mente divagaba en otro asunto, sabía que estaba haciendo mal en ocultarle información a su psiquiatra, pero no quería alejarse de su bonito omega. No cuando la fierecilla había aceptado salir con el hace tan poco. El pensar en la posibilidad de renunciar a él, de dejar de besar esos bonitos labios, o perderse en su dulce mirada cual miel, lo ponía enfermo de rabia. Su cabeza punzó nuevamente, más fuerte que cuando estaba recordando la pesadilla y contándosela a la mujer.

Ella le hablaba, pero Steve solo asentía mecánicamente, escuchando un ruido sordo de fondo, fingiendo que su cabeza no le martillaba del dolor, aparentando que no escuchaba una risa tétrica en lo más profundo de su mente o que las encías de sus colmillos picaban fuertemente.

— Muchas gracias — Susurró calmadamente, cuando vio que la agradable señora a finales de sus cuarentas se levantaba y estiraba la mano — La veo la próxima semana.

— Cuídate Steve. — Susurró con una agradable sonrisa — Si vuelve a pasar, me tienes que contar cada mínimo detalle de lo que suceda en tu entorno, ¿de acuerdo?

— Sí doctora, muchas gracias.

Asintió y se retiró del consultorio con la cabeza gacha, nadie pudo ver cuando su mirada cambió de azul profundo a un rojo intimidante.

*-*-*-*Locura de Amor*-*-*-*


Las clases habían empezado hace poco, los pasillos se encontraban casi desiertos y los jóvenes no dudaban en aprovechar este tipo de situaciones. Steve tenía acorralado a Tony contra una pared, el gran y musculoso cuerpo del rubio alfa cubría casi por completo al contrario mientras saboreaba sus labios.

Se encontraron por casualidad, el pequeño yendo a comprar donas, y Steve caminando a visitar al menor al laboratorio de Bruce, Tony siempre se encontraba en ese lugar cuando no tenía clases, pero apenas se vieron una picarona sonrisa apareció en los labios del menor y corrió a los brazos de su reciente novio. No tenían más de un par de semanas. Las palabras de su amiga Pepper, fueron todo lo que Tony necesitó para aceptar que ese bonachón y guapo deportista, aquel que había mostrado un interés por él desde que ingresó a la universidad, entrara a su vida y le mostrara la belleza de un amor juvenil y el que la química entre ambos fuera innegable, ayudó mucho en que Anthony aceptara salir y pasar el tiempo juntos como algo más que simplemente amigos.

Se encontraba extasiado de las mariposas que revoloteaban en su interior, las sensaciones que hacían su corazón palpitar de forma desordenada y acelerada, y no había tardado mucho en descubrir lo bien que se sentía estar rodeado de esos fuertes brazos y sus labios siendo acariciados de forma devota por la boca del contrario; pero aunque la mayoría de las veces los besos de Steve eran firmes pero delicados, desbordantes de pasión pero con una suavidad abrumadora, habían algunas ocasiones en que sentía el descontrol del rubio, justo como en ese momento.

Las grandes manos apretaban con firmeza esa estrecha cintura, sus pulgares daban sutiles masajes que hacían estremecer más y más ese pequeño cuerpo, mientras que sus besos se empezaban a sentir más rudos y ruidosos, su lengua acariciaba a la del menor sin restricción, a veces mordía esos rojizos belfos y en otras solo los succionaba, todas esas sensaciones hicieron que el joven se separara por aire, para calmar su acelerado corazón y su agitada respiración. El rubio, le dio espacio para que se calmara, pero mientras lo esperaba para volver a atacar sus deliciosos labios, le daba besos y sutiles mordidas en sus mandíbulas.

El pequeño omega así no se podía calmar.

— A veces — Susurró haciendo que el rubio detuviera sus sutiles mordías en su pómulo derecho — A veces siento como si fueras otra persona.

La primera respuesta que Anthony escuchó fue una gutural y grave risa, mientras ahora sentía la juguetona lengua del mayor en la zona antes mordida. Un pequeño gemido quiso escapar de sus labios, pero los contuvo.

— No tienes ni idea, bebé — Susurró el alfa ahora frente al bello rostro sonrojado de Anthony — de todo lo que causas en mí. — Esas palabras hicieron vibrar desde el interior el pequeño cuerpo acorralado.

Steve siente que ya le ha dado suficiente descanso al menor y vuelve a cazar esos carnosos y rojizos labios a los que se está volviendo adicto.

El pequeño omega le responde como ha ido aprendiendo gracias al rubio, puede que sea una persona inexperta en el tema, pero eso no le quita que sea un genio. A ojos de Steve, el omega aprendía sumamente rápido y aunque aún se derretía ante las caricias de Steve, ahora podía corresponder el beso como se debe.

Sus labios eran chupados y succionados, mordidos con un poco de fuerza y luego lamidos por el contrario, y como antes, su alfa ya sabía cuándo separarse de su boca para dejarlo respirar y se entretenía en otra parte de su rostro. Aunque esta vez fue un poco diferente.

Sintió esa cadenciosa lengua recorrer el encuentro entre su clavícula y su cuello. Las succiones sacaron gemidos de sus labios y tensaron su cuerpo, esa era una zona tan delicada, tan resguardada.

— Steve — Susurró suavemente, e hizo un leve amago de querer apartarlo — No... — Porque casi siempre eso era lo necesario para que el rubio dejara un delicado beso en esa zona y volviera a darle gentiles ósculos a sus rojizos labios, pero en esta ocasión, la respuesta del alfa fue un gruñido grabe y gutural.

Su adormilado omega interior, ese instinto reprimido tantos años por fármacos dentro de su ser, reaccionó tiritando de miedo y expectación y una de esas emociones también embargó al adolescente por completo. Miedo. Odiaba la idea de ser marcado, tan joven, con tantos sueños, su miedo le dio la fuerza necesaria para empujar al alfa.

Sabía que por la diferencia de tamaños realmente no lo hubiera movido con su fuerza, pero esa patada en su ingle y su grito, fueron suficientes para apartar al alfa adolorido.

— ALÉJATE — Palabras con ira salieron de sus labios, odiaba tanto la idea de ser marcado que se olvido de quien estaba frente suyo — ¿Por... por qué Steve? — Le preguntó con ojos acuosos, el ceño fruncido y aun protegiéndose esa parte de su cuello, donde ahora tenía una marca rojiza

El capitán se encontraba medio doblado por la patada otorgada por su bonito y fiero omega.

— Eres tan bonito, Tony — Susurró reincorporándose lentamente, intentando acercarse al menor que seguía tiritando, aunque ya no fuera de miedo — Mi alfa reacciona de forma inconsciente — Dice haciendo una mueca "apenada" él no era Steve, realmente no se siente mal por sus acciones, le encantó sentir tan fuertemente el olor del menor, tan pegado a su nariz, a su olfato y aún así no haría nada que su omega no quisiera, no lo mordería sin su consentimiento, solo quiso disfrutar un poco más de ese adictivo olor — No fue intencional, bebé.

— Bruto animal — dijo enfurruñado — Sabes que no me gusta que me toques de esa forma justo ahí — Le gustaba, las sensaciones eran placenteras, pero también lo hacia sentir tan vulnerable — Te dije que no lo hicieras más.

Tony intentaba esconder el temblor de su cuerpo, pero cada vez se hacía más difícil. Miró al alfa, ese que se intentaba acercar, que ya lo estaba por regresar a envolver en sus brazos y lo apartó de un empujón, corriendo de regreso al laboratorio que compartía con Bruce.

El alfa solo lo mira con una sonrisa en su rostro, por un momento el olor del omega fue tan intenso, que aunque le hubiera prometido a Steve no besar y lamer el cuello del omega, no se pudo contener, su aroma era tan adictivo que hasta el sintió sus sentidos nublarse, y cuando se fue, cuando se alejó, por un momento llegó a pensar que el omega estaba a punto de entrar en celo por el aumento de feromonas que sintió provenir de él.

Anthony trotaba de forma acelerada y capitán solo podía apreciara es esbelto cuerpo enfurruñado. Capitán adoraba ver ese cuerpecito en movimiento. Cerró sus ojos con fuerza por un momento y cuando los abrió, la sonrisa con prepotencia había desaparecido, las cejas rectas se suavizaron y su mirada se tornó más suave. Le tocaba a él disculparse con el menor y la caja tirada en el piso de donas no era una opción. Tal ves una tarta con moras y un rico café servirían.

Un suspiro salió de sus labios, recogió la caja tirada y fue en camino contrario al del menor, directo a la cafetería a comprar un postre para su omega amante del dulce. Más tarde tendría que hablar con Capitán sobre las acciones tomadas.

*-*-*-*Locura de Amor*-*-*-*


Anthony entra casi corriendo al laboratorio de su Brucie bear y azota la puerta con una fuerza innecesaria que hace saltar al científico en su asiento, menos mal solo estaba leyendo información reciente en la pequeña salilla del laboratorio y no experimentando con químicos delicados. Iba a replicarle nuevamente al menor de que tenga más cuidado, hacerle acordar que debe entrar con más calma para no ocasionar un accidente innecesario, pero todas sus palabras murieron cuando vio al menor tan agitado y él, siendo un beta, pudo oler las feromonas del omega.

— ¿Tones? — Los ojillos lagrimosos del menor se alzaron y un suspiro de su agitado pecho salió en respuesta — ¿Qué tienes?

Bruce se levantó de su cómodo sofá céleremente y ayudó al tembloroso omega a que se sentara en otro de los confortables sillones. Tocó su frente y controló su temperatura, pero el omega de Tony rechazaba ese toque, no lo quería, quería a su alfa y se alejaba de esa mano amiga.

— Brucie... — susurró — Celo... supresores.

Ahí fue cuando el científico comprendió el aumento de feromonas desbordantes y el rostro sonrojado del menor, se levantó y fue corriendo hasta el refrigerante donde tenía varios tubos del supresor que habían creado. Preparó tan rápido como pudo la jeringa y volvió a correr donde se encontraba su pequeño amigo genio.

Se notaron los resultados rápidamente, y el acelerado corazón del omega dejó de palpitar con locura a tener un ritmo más constante, el menor agradeció con la mirada a su cience bro y cogió la toalla que también le ofrecía para secarse el sudor de su rostro y cuello.

— ¿Qué pasó? — Indagó el mayor — Se supone que te llega el celo recién en tres meses.

Según Bruce tenía entendido, el Anthony como omega tenía ciclos regulares de celo, cada cinco meses. Algo normal, un omega podía tener ciclos de celo entre cada tres y seis meses. Aquellos que tenían celos mucho más continuos o más distanciados, debían de ir al hospital para hacerse una revisión interna y evitar problemas en su futuro. Tony estaba dentro de los estándares en cuanto a la regularidad de celos, por lo que el tenía perfectamente cronometradas las fechas para amortiguar sus celos, y que esto pasara, era algo peligroso.

— Yo... creo — No quería llegar a la conclusión que estaba pensando — creo que el aroma de Steve altera mis ciclos.

Su respuesta fue baja, casi un susurro, no quería decirlo en voz alta, porque eso podía significar que debía alejarse de Steve, de su Stevie, su alfa bonachón; pero lo había sentido, sabía que en cualquier momento eso podría pasar. En las últimas semanas, donde Steve estaba más cerca a él, rondándolo, cortejándolo, dándole esas miradas tan profundas derrochantes de ternura, sentía a su omega adormilado, removerse internamente, como queriendo salir de ese letargo autoimpuesto. El que Steve activara uno de sus celos, era algo que sabía que pasaría en cualquier momento.

Lo que Anthony no quería admitir en voz alta era, que debido a lo que Steve causaba en su ser y su cuerpo, lo que el debería hacer, es alejarse del guapo alfa rubio. Un ser que lo veía como su igual a pesar de ser omega, que lo miraba con admiración cuando demostraba su inteligencia y aunque el incidente del pasillo fue mucho más fuerte que en otras ocasiones, sentía que debía elogiar a Steve por su auto control, pues en esas ocasiones también sentía que su omega quería descontrolarse. Anthony pensaba en el instinto alfa del su pareja, no reprimido con fármacos (como si estaba el suyo) y como a pesar de todo Steve siempre se detenía, hoy, la intensidad a pensamientos de Anthony debió ser por su celo a flor de piel, no se equivocaba.

Y aún así su alfa no perdió los estribos como otros alfas harían, aquellos que se convertían en seres irracionales y Steve solo lo vio con ojos de cachorro arrepentido. Su alfa era bueno controlando sus instintos; sí, su alfa era muy bueno. Y aunque en gran medida tenía razón, el joven omega muy en el fondo sabía que también estaba el hecho de que tenían que hablar del tema de la marca, algo que el joven Tony no quería en un futuro cercano en su vida, quería conocer mucho más y lograr muchas cosas antes de enlazarse a alguien. Hablarían, debían conversar de lo que había pasado. Anthony podía ser un efebo de solo 16 años, pero eso no le quitaba el fuerte carácter que tenía. Aunque adorara con locura a ese alfa, no podía permitir que le quitara su libertad marcándolo con solo 16 años.

— ¿Tones?

El llamado de su amigo lo quito de su profundo letargo, había estado tan meditabundo pensando en lo que había pasado en el pasillo, que se había quedado callado por un buen par de minutos.

— Brucie bear — Susurró formando un puchero de forma inconsciente — No quiero alejarme de Steve.

Porque aunque hablaran al respecto, Steve seguía siendo la causa de que sus ciclos de celo y sus feromonas se alocaran con mayor constancia, de que su omega quisiera salir de ese estado de somnolencia perpetua y tomar más importancia en su día a día, y Anthony odiaba pensar que eso podría pasar, él era un genio, y tenía muchas cosas a lo largo de todo el mundo por experimentar y aprender.

— ¿Él te hizo algo?

Anthony negó al inicio, pero luego le narró sin mucho detalle lo que había pasado en el pasillo, sacando un suspiro de los labios del científico.

— Si estabas despidiendo feromonas de celo en ese momento — Dijo Bruce pasando su diestra por sus ondeados cabellos — Es un milagro que el alfa se controlara con solo un golpe, hay que darle un poco de crédito por eso.

Anthony asintió, aún con un puchero en sus labios, pero la incógnita volvía a emerger en su cabeza. ¿De verdad tenía que alejarse de su rubio alfa?

— No quiero que termine algo que acaba de comenzar. — algo que le traía tanta felicidad.

— Habla con él sobre lo que ha pasado hoy, una relación de pareja, resuelve sus problemas en pareja. —Aconsejó acariciando la suave cabellera de su compañero de ciencias.

— ¿Y qué hago con mis feromonas? Aunque hable al respecto, de que no quiero que me marque o muerda, mis ciclos y feromonas siguen volviéndose un mar embravecido con su presencia.

El olfato de Anthony estaba lo suficientemente atrofiado para no sentir la esencia particular de su alfa, pero su cuerpo seguía respondiendo a ellas aunque no las pudiera reconocer.

— Podemos buscar la forma de mejorar el supresor, Tones. Así yo también busco elementos que puedan reemplazar los que te quitan y atrofian tu sistema olfativo y reforzamos sus efectos para que el que estés al lado de Steve, no te altere al punto de iniciar uno de tus ciclos de celo. ¿Qué te parece?

— ¿Enserio harías eso por mí, Brucie boy? — Las pestañas revolotearon en esos abiertos y emocionados ojos.

— Sabes que sí, tones. — Le volvió a revolotear el cabello al menor, y Anthony se lanzó a darle un enorme abrazo, agradeciendo que su amigo le brindara tiempo de su apretada agenda.

Bruce estaba por ingresar a un concurso internacional, por ello incluso en sus momentos libres se la pasaba leyendo y actualizándose con nueva información importante para su proyecto pensado y hasta que no pasara la fecha de entrega, ambos amigos habían acordado no volver al proyecto del supresor, pero el que Bruce se ofreciera y diera de su tiempo aún con una fecha límite tan importante, hacía que el cariño de Tony hacia el mayor creciera descomunalmente.

Anthony solo había tenido una verdadera amiga en toda su vida, la señorita Pepperoni andante, y saber que había encontrado a otra persona que se preocupara tanto por él, cercano a su edad y que no perteneciera a su familia. Era algo muy especial para el menor. Luego de estrujar al científico un par de veces y agradecerle otra decena más, por fin empezaron a coordinar sus horarios para ver cuando iniciarían nuevamente con las mejoras del supresor T- Stark.

A los pocos minutos un par de toques en la puerta hicieron que ambos genios alzaran sus miradas y se encontraran con la mirada de cachorro arrepentido de un enorme alfa. En su diestra traía una ofrenda de paz y en sus labios unas palabras de arrepentimiento sincero. Bruce dejó que ambos tuvieran un poco de privacidad mientras el iba a los servicios, pero sabía que cuando volviera ambos estarían nuevamente acaramelados en los brazos del otro.

Continuará.... 

Notas finales:

Cap 7 y será publicado en patreon el día de hoy o mañana temprano y el 8 a más tardar el miércoles. 


Mil gracias por leer a los que se dieron el tiempo, si no pueden apoyarme en patre0n, no con votos, con comentar y en especial compartiendo esta historia ya me ayudarán mucho. 


Nos leemos pronto. 


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