Definitivamente al ver la lista los estudiantes aspirantes a Jounin y los que reforzaban su entrenamiento con ésta técnica nueva, no podían creerlo, algunos tuvieron la suerte o quizá mala suerte de tener compañeras de cuarto y sólo un equipo quedó con dos de ellas juntas. El problema principal aquí, radica en los gustos cruzados por ciertas personas. Ya habían varias parejas semi formadas en las aldeas, esto definitivamente cambiaba todo, ya que los celos y los problemas de confianza comenzarían a aparecer en todos nuestros personajes.
Todos estábamos enterados de el gusto desde niños que tenía Naruto hacia Sasuke, aunque siempre decía que le gustaba Sakura, la verdad, no era así. Por su parte, desde muy niños Gaara estaba interesado en Naruto, ya que fue su primer amigo y le salvó de algunos problemas con su Bijuu, Shukaku. Pero… Volviendo al tema principal, Sasuke, era demasiado popular entre hombres y mujeres, la ventaja de ésta época es que las cosas definitivamente eran diferentes. Aunque había un chico con el que Naruto no estaba del todo familiarizado, Nagato, su compañero de cuarto, es que muchos de ellos no se habían visto en toda sus vidas, como otros ya tenían un noviazgo forjado. Como en el caso de Temari con Shikamaru, Ino y Sai, Chouji y Karui, Haku y Zabuza, Deidara y Sasori, Hidan y Kakuzu, Kizame e Itachi, Yahiko y Konan, Karin y Suigetsu y finalmente Ten Ten con Neji. Lamentablemente ninguna pareja ya formada había quedado junta, para su mala suerte aparentemente o para reafirmar esos sentimientos jóvenes y algo débiles aún.
Luego del primer corto día donde les dieron las instrucciones básicas de convivencia, unas clases teóricas sobre cosas que sólo se debían reforzar, llegó la hora del toque de queda, a las diez de la noche, donde cada quien con sus bolsos o mochilas se dirigieron bastante bulliciosos a sus respectivos cuartos, e ahí cuando comenzaría la verdadera convivencia.
El joven rubio de ojos celestes se vio frente a la puerta, del dormitorio, de los últimos, se había tardado en la cena, ya que quería comer lo máximo posible para tener energías, tomó la manilla de la puerta e iba a ingresar, pero como recordó que no conocía a su compañero de cuarto, mejor tocó antes de entrar, dando dos toques suaves a la puerta para luego halar la manilla y abrir, asomó primero un fragmento de su cara para espiar si su compañero de cuarto se encontraba despierto. Al notar una silueta que le daba la espalda, con una luz de noche en el escritorio, pudo notar una ligera cabellera rojiza.
- Permiso… Eh… Hola~– Dijo Naruto, sin mayor preocupación, pero no entendía cómo alguien ya estaba estudiando el primer día. Él, por nada del mundo estudiaría tan pronto.
- ¡Hey!, llegaste después, ¿Cómo es que no te hallaron en el toque de queda? – Preguntó girándose en sí mismo Nagato, para mirar a su compañero, no saliendo de su asombro al ver a ese joven rubio, era de alguna forma luminoso el sólo verlo, todo lo contrario de él que tenía un aire más sombrío.
- Ah, eso… Jajajaj, no pasa nada, he pasado mi vida huyendo de Jounin que me quieren atrapar por hacer grafitis en la cara de los Hokages~ - Dijo entre risas el rubio, cerrando la puerta tras de sí, para hacer ingreso al cuarto. Se sacó la mochila y la arrojó a la cama que estaba vacía, seguramente era la suya, ya que la cama de en frente ya tenía cosas sobre sí. - ¡Ah! Por cierto, aunque dice afuera… Mi nombre es Naruto Namikaze ~ Mucho gusto, de veras~ - Habló con la torpeza de costumbre y se acercó al de cabellos rojos, extendiéndole la mano, como saludo.
- Ahhh, ya veo… Con que eres un sujeto desordenado, Naruto. – Habló suave Nagato, con la pacifica forma que lo caracterizaba, sonriéndole sutil al ver la mano extendida de su compañero de cuarto. – Soy Nagato Uzumaki, es un gusto, Naruto… Espero…. Y de verdad espero, que podamos convivir. No es que sea estricto con el orden o esas cosas, pero me da la impresión de que eres algo así como un remolino. – Tomó la mano del rubio como saludo, soltándose ambos al par de movimientos hacia arriba y abajo. Lo que dijo lo murmuró en un tono suave y casi gentil aunque digamos que era casi un prejuicio de su parte, aunque lejos de la realidad, no estaba.
A Naruto le hizo ruido que se apellidara como su madre, quizá de alguna extraña manera eran algo así como parientes muy lejanos. Que raro era encontrarse con personas del apellido de su madre, en su vida había conocido a más personas con el apellido de su amada madre. El chico de cabelleras rojas, como las de su madre, tapaba completamente uno de sus ojos con el flequillo, el otro casi se alcanzaba a tapar por poco también, sólo se alcanzaba a ver un vestigio de su ojo, un tono lila. Era probable que tuviera un poder ocular, por la apariencia de su ojo y que él recordara su madre no tenía nada especial en los ojos, además de esa mirada tierna o de demonio, eso dependía de la ocasión.
- Bien, Nagato, también espero que nos llevemos bien, de veras~ Pero creo que no te equivocas tanto en lo que pensaste de mí. – Risueño habló el de los ojos celestes mientras retrocedía y se sentaba en su cama, hurgueteando en su mochila, su amada pijama, con tanta comida, ya le había dado sueño.- Bien, creo que me acostaré, fue un largo viaje de Konoha hasta aquí, de veras~ - Hablaba mientras se movía por la habitación, entrando al único baño que había en ésta, no por pudor, más bien se comenzó a lavar los dientes, con la puerta abierta, en caso de que Nagato igual necesitara aquello.
- Lo mismo digo… Iluminado… -Lo último lo dijo más para sí mismo, de verdad que la energía de ese muchacho era extraña, quizá era la representación viva del sol, ya que en la Aldea Oculta entre la Lluvia casi nunca había sol, era muy extraño para él. Cómo notó al de ojos celestes moverse buscando pijama, ordenó los cuadernos en el escritorio y los guardó en su repisa, imitando los pasos de Naruto, buscó su pijama y cepillo de dientes.
La conversación murió, ya que ambos se preparaban para acostarse, Nagato esperó que Naruto desocupara el baño para entrar y cambiarse de ropa, él por su lado sí tenía pudor, a pesar de ser un ninja entrenado, era bastante flaco, se le notaban poco los músculos, quizá tenía algún tipo de problema alimenticio. En el baño también lavó sus dientes y evacuó su vejiga antes de dormir o se levantaría en la noche. Lavó también sus manos y rostro, así, fresco como lechuga, se fue a la cama.
Donde encontró a Naruto ya acostado, con un extraño gorro en la cabeza, como un oso o un animal que le comía la cabeza, le robó aquello, una sutil sonrisa. Naruto era raro, y algo en él llamaba su atención. No había oído muchas cosas alentadoras de su compañero, básicamente le habían dicho que era un perdedor, pero que tenía bastante Chakra.
A la hora correspondiente al toque de queda Sasuke ya estaba dentro de su habitación, su compañero, Kankurou, de la Aldea oculta entre la Arena, lo conocía de los exámenes Chunin, hermano mayor de Gaara y menor que Temari, usaba marionetas con hilos de Chakra, también hacía uso de veneno en sus marionetas. Y por alguna extraña razón se pintaba la cara con esas marcas con tonos púrpuras. Seguro tenían algún significado, pero era algo que no le importaba. En esos momentos a Sasuke sólo le importaba mantener su cordura, ya que odiaba tener que compartir cuarto con personas, si bien no era un total extraño, seguía siendo un peligro para su espacio personal y para la racionalidad de su juicio.
Su compañero de cuarto llegó en el horario indicado del toque de queda, sólo se saludaron con la mano, Sasuke yacía en pijama, leyendo un libro, sobre la cama, la verdad, sólo le gustaba taparse cuando ya estaba seguro de que dormiría. Aunque se mantenía sumergido en el libro de técnicas ninja, su cabeza analizaba todo lo vivido ese día, como que en la academia estaba su hermano mayor, que a pesar de ser AMBU estaba metido, seguramente su novio había insistido con aquel capricho. Que había visto a sus compañeros de la Aldea oculta entre las Hojas, algunos con personas conocidas, otros con personas totalmente extrañas, y dentro de esas personas extrañas estaba el compañero de cuarto de Naruto.
Sí, el compañero de cuarto de Naruto, ni siquiera sabía cuál de todas las caras nuevas en el aula, era esa persona. ¿Le causaría problemas al torpe Naruto?. Se preguntaba eso, aunque realmente lo que a Sasuke le importaba era si esa persona, hombre o mujer, iba a interferir en sus sentimientos por el rubio. Y es que aunque nadie lo sabía, y con lo seductor que era, él se estaba sintiendo extraño respecto a Naruto, no sabía con exactitud lo que era, pero algún jutsu de atracción, o brujería, no sabía, sólo que no podía sacarlo por mucho tiempo de sus pensamientos. Aunque obvio, eso jamás se lo diría y mucho menos se lo haría notar, había sabido ocultar sus emociones desde pequeño, y el trato ligeramente despectivo de un tire y afloje con el rubio de ojos celestes era la mejor manera de llevar la convivencia. Pero… ¿Será que Naruto se haría popular estando con tantas personas nuevas? Es decir, hace muchos años que no veían a Haku y Zabuza, y se notaba el interés de Haku por Naruto, aún cuando fue de niños, por otro lado estaba el pelirrojo de la Aldea oculta entre la Arena, Gaara y el estúpido de Sai que a pesar de ser el novio de Ino, parecía más interesado en Naruto que en ella.
Mientras a Sasuke le preocupaba si Naruto se volvería popular, no era capaz de notar que Naruto vivió toda su vida viendo cómo Sasuke era popular con todos, hombre y mujeres, siempre era admirado, mirado, alabado, deseado por muchos seres, por sus peculiares características, por ser Uchiha o principalmente por esa actitud despectiva con el mundo, creyéndose superior por tener un poder ocular deseado por todos. Naruto a diferencia de Sasuke no había nacido con privilegios, pero al ser hijo del cuarto Hokage siempre fue juzgado por ser un mal alumno, por ser torpe, bobo y poco hábil con todo, básicamente. A Naruto que vivía bajo la grandeza de su padre y bajo la grandeza de Sasuke y varios de sus compañeros, se le había hecho difícil todo, con un peso emocional abrumador y todo se había vuelto solitario por no ser un prodigioso hijo del cuarto.