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82. Tae Heon (07) por dayanstyle

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—¿Estás seguro? —pregunto Kim Min Woo , mientras miraba a la criatura que tanto lo fascinaba y asustaba en la misma medida. —La última vez que fui al Reino de los Demonios, mi sobrino fue atacado.

—Esa fue, una extraña coincidencia —,dijo Tae Heon. —Estábamos en el lugar y el momento equivocado.

Min Woo caminó por su oficina mientras consideraba la oferta de Tae Heon para aparecer por la Ciudad de Serenity. Él y el demonio habían sido amigos y salían desde hacía unas semanas. Tenía que admitir que Tae Heon era un hombre encantador, pero él no quería electrocutarlo. Cuando su sobrino, Jin Hong, había sido atacado, pensó que se volvería loco. Un demonio cualquiera, había entrado en la cafetería donde Min Woo y sus sobrinos estaban pidiendo algo, cuando el demonio exigió saber dónde estaba Useung. Él ni siquiera sabía quién era Useung. Entonces el demonio había disparado una bola de electricidad al pecho de Jin Hong.

—Y ¿qué pasa si esa extraña coincidencia ocurre otra vez? — Preguntó Min Woo. —Aunque me intriga el Reino de los Demonios, no  voy a ponerme en peligro. Además, ya es tarde, y mañana Yi Jeong tiene escuela.

Tae Heon torció sus labios. —Lo sabes perfectamente, Jin Hong lo  llevará. No hay excusa para que no vayas.

 

—Tengo trabajo y debo que ponerme en ello . —Intentó otra  excusa.

—Esos programas de ordenador no se van a escribir solos.

—Esta bien. —Tae Heon cogió sus manos. —No te voy a forzar. Veo  que te has cerrado ante la idea, y no hay nada que pueda hacer para que cambies de parecer.

 

Min Woo no  quería,  entre  ellos,  ninguna  aspereza.  No  le gustaba discutir. De hecho, era alérgico al conflicto. Le producía urticaria. —Veo que estás molesto conmigo.

—No estoy molesto —, lo corrigió. —Sólo decepcionado.

Eso era pero en opinión de Min Woo. Habían estado llevándose bien, y ahora sentía como si estuviera dejando al hombre. Diría que Tae Heon era sólo su amigo, pero Min Woo era joven e ingenuo. Hacia su mejor esfuerzo para ser honesto consigo mismo. Sus sentimientos hacia el hombre habían estado creciendo cada vez que el demonio aparecía, se sentía nervioso, su ritmo cardíaco aumentaba y las palmas de sus manos empezaban a sudar. No le gustaba ver la mirada de decepción en los ojos del hombre.

—¿Y qué vamos a hacer allí? — preguntó.

Los ojos azules de Tae Heon se iluminaron. —Planeaba mostrarte los alrededores. La ciudad nunca duerme, y hay mucho que hacer allí. —Cruzó la oficina y lo cogió del codo. —Vamos. Sabes que quieres ir.

Min Woo lo quería. Realmente lo quería. Pero su resistencia no era sólo por el Reino de los Demonios. Él estaba enamorándose un poco demasiado de Tae Heon. El hombre no había hecho ningún movimiento que demostrara que quisiera ser más que su amigo. Habían visto películas, se sentaban en la sala de estar frente al fuego mientras hablaban y salían casi todas las noches.

Pero el hombre no había hecho ningún maldito movimiento.

Y ahora quería salir en el Reino de los Demonios. Pero Min Woo no iba a arruinar su amistad porque quería más y Tae Heon no. El hombre era divertido cuando estaba alrededor. Disfrutaba mucho de su compañía.

Apuntó con un dedo a Tae Heon y ocultó su sonrisa cuando el triunfo brilló en los ojos del demonio. —Está bien, pero será mejor que no pase nada, y necesito estar de vuelta lo suficientemente pronto como para poder hacer algo de trabajo.

—Trato —, dijo Tae Heon.

Él extendió su mano, y Min Woo se movió más cerca,    entrelazando  sus dedos. El hombre era mucho más alto que él y fuerte como el   infierno.

 

El cuerpo de Tae Heon estaba construido como si pasara el día entero en un gimnasio mientras Min Woo era delgado, con un cuerpo de nadador. El contraste era notable cuando estaban parados el  uno al lado del otro.

Tae Heon dio un ligero apretón a la mano y apagó las luces de la oficina de Min Woo. La habitación se volvió oscura y él era muy consciente del demonio parado a su lado. De alguna manera estar con las luces apagadas, parecía más íntimo.

—¿Preparado? —la voz de Tae Heon era profunda y envió un escalofrió a través de Min Woo.

—Sí.

Ellos dieron dos pasos, y luego Min Woo parpadeó, intentando prepararse lo mejor posible para el cambio de escenario. Estaba un poco mareado y parado en las calles de la ciudad de Serenity para cuando él se hubo mentalizado.

La risa ronca de Tae Heon era luminosa. —¿Te sientes bien?

—No creo que me acostumbre nunca a este modo de transporte. ¿No hay algún sistema de trenes o algo así entre los reinos? —Pasó su mano sobre su estómago mientras unas suaves nauseas se calmaban y empezaba a asentarse en su entorno. Estaban de nuevo delante del edificio de apartamentos que habían visitado la última vez que Min Woo había estado aquí. Podía ver el Java Hut de Useung desde aquí, y los recuerdos de su sobrino herido volvieron a su mente.

Tae Heon soltó la mano de Min Woo y luego se separó. —¿Estás lo suficientemente estable cómo para caminar?

Min Woo quería enrollarse en el toque del hombre. —Estoy bien.

Ahora enséñame esta gran ciudad tuya.

Mientras caminaban, a Min Woo le recordó a la ciudad donde vivía Batman, Gotham. Las calles estaban oscuras, apenas iluminadas por  farolas. Había vapor elevándose de los respiraderos. Los coches pasaban, y él estaba fascinado de que los tuvieran. El aire estaba quieto y pesado, callejones se asomaba y se estremeció al ver lo realmente oscuros que eran.

—Ya basta.

Min Woo se giró hacia Tae Heon. —¿Qué?

—Estás actuando como si los problemas fueran a saltar sobre ti en cualquier momento —, dijo Tae Heon. —Sólo relájate y disfruta.

Min Woo asintió y soltó su aliento, permitiendo que la tensión saliera de él. Dejó que sus preocupaciones se desvanecieran y decidió disfrutar de la experiencia. Y si un demonio saltaba sobre él con una bola de electricidad entre sus manos, entonces él empujaría a Tae Heon frente al tipo.

 

 

Tae Heon estaba muy tentado a acercarse y agarrar a Min Woo de la mano. Realmente lo quería. Estaba acostumbrado a tomar lo que quería y los hombres lo encontraban interesantes. Pero Min Woo con era diferente. Se encontró queriendo complacer al humano, queriendo impresionarlo. No quería tratarlo como trataba a otros machos. Quería tomar las cosas con calma. Quería conocer primero al tipo.

Una pequeña parte de su mente le decía que no involucrara a Min Woo en su sórdida vida. Con toda honestidad, la ciudad de Serenity no era el lugar más seguro. Pero, había estado cerca de Min Woo en el Reino de los Humanos unas cuantas semanas y ahora quería mostrarle al humano su propia vida. Antes de que el Guardián se hubiera convertido en juez y jurado, los delincuentes causaban estragos y la ciudad era un total caos. Los Demonios Guerreros nacieron en esos tiempos oscuros, debido a la necesidad para parar a los criminales.

Y había traído a Min Woo aquí. Pero en la ciudad de Serenity no era todo malo. A Tae Heon le encantaba el lugar. Había sido su hogar desde que él podía recordar, y tan disfuncional como esto sonaba, la ciudad de  Serenity era un infierno mucho mejor que la mayoría de las ciudades del Reino.

—¿Hambriento?

Min Woo le sonrió y él sintió que se enamoraba un poco más de aquellos preciosos ojos verdes. Aclaró su garganta y miró hacia otro lado. No estaba seguro de por qué quería pasar todo su tiempo libre con Min Woo. No era como si a él le gustara involucrarse con nadie. Como la mayoría de los demonios que no habían encontrado a su pareja, Tae Heon normalmente follaba en su primera cita y luego pasaba al siguiente. Sin embargo se quedo cuando conoció a Min Woo. Encontró excusa tras excusa para estar cerca del hombre. Fue absorbido por esos ojos, fascinado por su cabello rubio, con su lujurioso cuerpo delgado. Todo sobre el humano hizo que  quisiera conocerlo más.

—Podría tomar algo —dijo Min Woo.

Condujo al humano al Melting Pot de Kim Jong Gook. Era un elegante restaurante donde la mayoría debía hacer reservas, era el lugar donde se llevaban a clientes que querían impresionar. El dueño, Kim Jong Gook, estaba parado junto a la puerta cuando ellos entraron. El hombre era distinguido, extremadamente alto, con un buen corte y unos ojos oscuros que mostraban al mundo su inteligencia. Los se ensancharon ligeramente cuando vio a Tae Heon.

El dueño parecía asustado de que no solo estuviera allí, sino de que llevara a alguien con él. Era muy raro que cenara aquí. —Hola, Tae Heon.

Este movió su cabeza ligeramente en reconocimiento. —Jong Gook.

—¿Sólo serán ustedes dos? —le pregunto, mientras los guiaba dentro del oscuro restaurante.

—Sólo dos —, dijo.

—Fanfarrón —, le susurró Min Woo. —¿Tu tipo usa dinero normal?

—No, como moneda, entregamos un pedazo de nuestra alma —,le dijo Tae Heon , aunque él sólo estaba bromeando con Min Woo. Eso era otra  cosa  que  lo  dejaba   perplejo.   Se  encontraba  queriendo  que    Min Woon sonriera tan a menudo como fuera posible.

—¿En serio? —Los pasos de Min Woo vacilaron mientras miraba  con los ojos muy abiertos a Tae Heon. —Creo que ya no tengo hambre.

Tae Heon hizo su mejor esfuerzo para no reírse y luego sonrió. Min Woo entrecerró sus ojos y lo golpeo en su estómago con el dorso de su mano. — No es gracioso.

—Pensé que lo era —, dijo Tae Heon. —Cualquier moneda humana es aceptada en este reino, incluso las tarjetas de crédito.

Min Woo pestañeo —Me encantaría ver sus cuentas. ¿Qué nombre aparece en la factura?

—Bueno, esta noche, mi declaración mostrará que he cenado en el  Melting Pot — respondió mientras Kim Jong Gook les indicaba donde sentarse. —Realmente no presto atención a nada de eso.

Min Woo tomó asiento, su mirada saltaba de una cosa a otra. Tae Heon observó con satisfacción que el humano parecía disfrutarlo. Era una mejor experiencia que la de la última vez que estuvieron en este reino. —¿Tienen comida exótica aquí? —Min Woo pregunto.

Como si sus deseos se hicieran realidad solo con mencionarlos, Kim Jong Gook entrego un menú a cada uno. Min Woo lo abrió y estudió la maldita cosa por lo que pareció una eternidad. Tae Heon miró alrededor y entonces maldijo cuando vio a algunos de los viejos compinches de Lee Soo Man. Aunque Soo Man estaba muerto, asesinado por un dios escapado del  infierno, sus hombres todavía causaban estragos donde quiera que fueran. Kim Jong Gook no rechazaba a nadie, ni siquiera a criminales.

Sólo rezaba para que los compinches se comportaran bien. Le había costado demasiado convencer a Min Woo volver. Si algo sucedía mientras estaban aquí, el humano nunca regresaría.

Uno de ellos miro hacia Tae Heon, y le mostró una sonrisa lujuriosa. Él asintió y levantó su copa antes de tomar un trago. Tae Heon sintió que todo su cuerpo entraba en estado de alerta. No estaba seguro de lo que ese gesto

 

—¿Qué es un Calypso Craving? —Min Woo pregunto mientras miraba hacia Tae Heon. —La descripción me tiene perplejo.

Tae Heon dirigió su atención a Min Woo, aunque permaneció totalmente consciente de los compinches unas mesas más allá. —Si no tienes el estómago a prueba de bombas, no te lo aconsejaría.

—¿Es picante?

—Explosivo —, dijo Tae Heon. —Es un manjar de demonio.

Min Woo sonrió, y Tae Heon olvidó todo a su alrededor. —Entonces  creo que elegiré otra cosa. Incluso la pimienta es demasiado para mí.

Tae Heon señaló una sección del menú de Min Woo. —Mira estos platos. No tienen nada picante —. Su mano se quedó cerca de la del humano, antes de separarse.

Min Woo se rió entre dientes. —Parece que las hamburguesas son populares, no sólo en el reino humano, aquí también.

—Son buenas —dijo Tae Heon.

—Creo que me quedo con lo conocido. No necesito terminar con el estómago ardiendo —Min Woo apartó el menú y luego miro hacia la mesa de los compinches. —¿Algo está mal?

—No, ¿por qué lo preguntas?

—Sigues mirando hacia esa mesa —, Min Woo señaló. —¿Debería preocuparme o es que ves algún viejo amor?

Min Woo sonaba celoso. Tae Heon no estaba seguro de porque eso le gustaba. Él golpeo su rodilla contra la pierna de Min Woo. —Ningún viejo amor y no hay nada por lo que debas preocuparte —. Odiaba mentir al hombre, pero esto era parte de verdad. Hasta ahora esos hombres no habían hecho nada malo.

Y Tae Heon planeaba mantenerlo así.

 

Tae Heon señalo con la cabeza hacia la parte trasera del restaurante y Min Woo se excusó. Tan pronto como el humano estuvo fuera de la vista, el tipo que le había saludado con su bebida se acercó.

Se sentó en el asiento de Min Woo y se relajó como si fuera el dueño del lugar.  —Un tipo atractivo.

Tae Heon cerró sus manos formando puños y las puso sobre la mesa. Mantuvo su voz baja y constante. —No estoy seguro de lo que piensas,  pero acércate a él y te descuartizaré.

El tipo se rió entre dientes como si la amenaza no significara nada para él. —No soñaría con lastimar a tu pequeño amigo. Pero era mi hermano al que mandaste al infierno.

Frunciendo el ceño, Tae Heon movió su cabeza. Había enviado a muchos hombres al inframundo. —Tendrás que ser un poco más específico.

—Seol Jun. Era uno de  los hombres de Useung.

—Entonces él no debió haber atacado al humano —, Tae Heon contesto.

Así que era el hermano de este tipo el que había atacado a Jin Hong.

—Tenía una cuenta que saldar con Useung. El humano se interpuso en su camino. O liberas a mi hermano del inframundo o tu pequeño amigo…

Tae Heon se movió a través de la mesa tan rápido que el tipo no tuvo tiempo ni de parpadear. Envolvió su mano alrededor de la garganta del demonio. —Acércate a él y voy a arrancarte la piel a tiras muy lentamente  y dolorosamente.

Lanzó al demonio, que se quedó quieto. Miró a Tae Heon antes de salir del restaurante.

Min Woo volvió y sonrió ampliamente mientras tomaba asiento. — Ese baño es increíble. Parece un palacio.

Tae Heon tuvo que calmar sus nervios. Asintió hacia Min Woo, pero sus ojos estaban en la puerta.

—¿Te estoy aburriendo? —Min Woo pregunto.

 

Tae Heon movió su  cabeza  y frunció  el ceño  a  Min Woo.  —No, ¿por qué?

 

—Tu atención, esta noche, parece estar en otro lugar.

La actitud de Min Woo pareció retroceder, y Tae Heon quería patear   su propio culo por hacer que se sintiera así. Se movió a través de la mesa sin pensar y puso su mano encima de Min Woo. El toque envió una corriente de emoción a través de Tae Heon, pero se negó a apartar su mano.

—Lo siento. Esperaba pasar un buen rato. Puedo ver lo nervioso que estas, y creo que eso me tiene un poco nervioso a también mí —. Chico, desde cuando Tae Heon se ponía así, él hacia esto duro como el infierno. No estaba nervioso. No había estado nervioso desde que vivía en el infierno llamado Zakerym.

Ese también era el lugar de nacimiento de Jin Ho. La ciudad era de lo peor de lo peor y Tae Heon había matado a tres hombres antes de llegar a la pubertad. Era la peor ciudad en todo el Reino de los Demonios.

Estuvo cubierto con ropas sangrientas y había roto sus dientes en peleas. Había sido abandonado por sus padres cuando era un niño y criado por un tío que pensó que a los diez años ya era lo suficientemente maduro para ejecutar una operación de contrabando de drogas mientras, al mismo tiempo, mantenía un burdel. Tae Heon no sabía que lo ponía nervioso. Su piel era dura como el titanio y el latido de su corazón apenas tenían humanidad.

Pero había algo sobre Min Woo que llamó su atención y no podía impedir la necesidad de mantener al tipo cerca.

—Estás tan lleno de mierda —. Min Woo se rió. —Pero eres genial. No es como que nosotros tuviéramos una cita o algo así. Sólo dos amigos saliendo por ahí. Soy lo suficientemente inteligente para ver las cosas como son.

Tae Heon se sentó hacia atrás y se rió. —Está bien, tienes razón. Tengo demasiadas cosas en mi cabeza. Pero quise venir aquí. He estado dando vueltas alrededor tuyo, y quería que vieras mi vida.

Min Woo movió la cabeza arriba y abajo. —Me gusta cuando dices la verdad. Puedo entender eso.

 

Tae Heon pregunto, —¿Exactamente cuándo años tienes?

—Veintiocho. Mis padres eran mayores cuando me tuvieron. Mi hermano Gong Yoo, era doce años mayor que yo.

—¿Gong Yoo?

—El padre de Jin Hong y Yi Jeong —Min Woo sonrió y se encogió de hombros. —Falleció hace cinco años. Así es como conseguí la custodia de los chicos.

—Yi Jeong es un demonio de chico —, Tae Heon admitió. —Me encanta su ilimitada imaginación.

La tensión entre ellos empezó a desvanecerse, y Tae Heon se encontró sonriendo durante la cena mientras, él y Min Woo hablaban y se reían. Generalmente nunca sonreía, pero Tae Heon lo hacía mucho alrededor de Min Woo tanto que sus mejillas estaban doloridas.

La cena casi estuvo a la altura de la compañía.

 

Min Woo finalmente estaba en casa, sentado detrás de su escritorio. Necesitaba trabajar un poco. Se estaba quedando atrasado. Sin embargo, parecía que no podía concentrarse. Todos su pensamientos se centraban en Tae Heon.

Pensó en el sedoso cabello castaño claro del demonio, sus ojos azul claro y su hermosa risa. Pero había algo sobre Tae Heon. A Min Woo le dio la impresión de que el demonio no había tenido siempre una buena vida y estaba incómodo sonriendo. Había hecho mejoras en eso, pero la sonrisa nunca alcanzaba los ojos del hombre. Tenía una mirada embrujada que lo cautivaba.

 

Miro hacia arriba cuando alguien aclaró su garganta. Jin Hong estaba de pie en la puerta de su oficina, su hombro apoyado en el marco de la  puerta.

—¿Horas extras?

Min Woo miró el reloj de la pared para ver que eran más de las tres de la mañana.  —¿Qué estás haciendo levantado?

—Hui ronca lo suficientemente alto como para despertar a los muertos —, dijo Jin Hong y luego sonrió. —Vine aquí por un poco de tranquilidad y algo para beber.

Min Woo estaba realmente feliz de que su sobrino hubiera  encontrado a alguien que lo amara. Jin Hong merecía una buena vida. Su madre había muerto de cáncer de ovario y su padre – el hermano de Min Woo, Gong Yoo – no había sido capaz de lidiar con la pérdida. El hombre había tomado su propia vida, dejando atrás una nota y dos hijos devastados.

Min Woo estaba enfadado con Gong Yoo por un acto tan egoísta. Hizo su mejor esfuerzo para entender por qué su hermano había hecho algo  como eso, pero cuando miraba a Jin Hong y a Yi Jeong, la ira crecía de nuevo. — Puedes entrar si quieres. No puedo concentrarme de todos modos.

Jin Hong entró y tomo asiento. —¿Tu falta de concentración tiene algo que ver con tu amigo Tae Heon?

—Se supone que yo sería quien te diera consejos sobre las  relaciones, no al revés —, dijo Min Woo. —Hablando de eso, ¿Cómo lo estáis haciendo tú y Hui?

Los dos parecían felices juntos, pero Min Woo sabía que todo podía ser una fachada.

—Estamos bien—, dijo Jin Hong quitándole importancia a la preocupación de Min Woo. —Él es obstinado y a veces me pone de los nervios, pero no me arrepiento de lo que tenemos juntos.

—Bien —dijo Min Woo. —Porque si alguna vez te trata con algo  que no sea adoración y respeto, lo castraré.

Jin Hong se rió entre dientes. —Estamos acoplados. 

 

Min Woo frunció el ceño. —Te oí mencionar antes lo del apareamiento. ¿Qué significa exactamente?

—Creo que ya lo tengo claro —, dijo Jin Hong mientras se sentaba más recto. —Dice Hui, que el destino me escogió para él. Dijo que sentía una especie de atracción hacia mí, y él sólo lo supo. Pone mi felicidad y salud por encima de todo, y los compañeros no se engañan. Al menos, eso fue lo que me dijo —. Jin Hong asintió. —Siento una profunda conexión con él, casi como si nuestros corazones latieran como uno sólo. Es difícil de explicar.

Min Woo se preguntaba cómo sería estar acoplado con Tae Heon. ¿Haría lo mismo, poner la felicidad de Min Woo por encima de todo lo demás? ¿El hombre sentía algún tipo de atracción? Reconócelo, Min Woo estás profundamente atraído por el hombre, pero no estaba seguro de que fuera la misma conexión de la que Jin Hong estaba hablando.

—Tú no… eh… sientes alguna conexión con Tae Heon, ¿verdad? — Pregunto Jin Hong.

—No lo que tu describiste —, admitió Min Woo. —Pero él, de todos modos sólo es un amigo.

Min Woo interiormente se estremeció cuando oyó la decepción en su propia voz.

Jin Hong le dio una cálida sonrisa. —Nunca se sabe. Las cosas podrían cambiar entre los dos.

No estaba seguro de eso. Había estado rondado a Tae Heon desde hacía semanas y el tipo no había intentado hacer ningún movimiento. —No te preocupes por mí y vete a la cama —, dijo. —Tengo que hacer algo de trabajo.

Jin Hong se levantó de su silla. —Si necesitas a alguien con quien hablar. No estoy diciendo que lo hagas, pero si lo haces, te escucho.

—Sé que lo harás —respondió Min Woo.  —Ahora ve a la cama.

No le gustaba que nadie supiera cómo se sentía sobre el demonio, cuando Tae Heon no sentía lo mismo. Lo hacía sentirse patético. Dirigió su atención al trabajo, y Jin Hong se fue. Tan pronto como su puerta se cerró, pasó una mano sobre su cara y miró al techo, preguntándose qué estaría haciendo Tae Heon en este momento.

 

 

 

Him Chan metió las manos en los bolsillos de sus pantalones, mientras él estaba parado en el límite de los árboles de la casa de los Kim. Podía ver a Min Woo trabajando hasta tarde en su oficina, y sabía que el humano había pasado unas horas en el Reino de los Demonios con Tae Heon.

—Parece que J.Y. Park se enteró del talento de Yi Jeong —, dijo Irene parándose a su lado. —Me pregunto cuánto tiempo les tomará, antes de venir con un plan para explotar el talento del joven.

Him Chan  se giró hacia su sobrina. —Tú tienes una conexión con J.Y. Park. ¿Por qué no averiguas cuáles son sus planes?

Ella se burló mientras cruzaba los brazos sobre sus pechos. —No me lo dirá. Me odia tanto como me necesita.

—De alguna manera tengo la sensación de que puedes persuadirlo para que te lo diga.

Su mandíbula cayó y volvió a cerrarse mientras ella lo miraba. —No estoy durmiendo con el patético humano.

—No dije nada sobre sexo —, Him Chan le corrigió. Todavía estaba aturdido por el hecho de que este raro fae fuera hija de la Muerte. Por lo que sabía, ella no había perdonado a Wheesung por dejar a su madre. Irene era tan terca como largo el día. —Sé lo persuasiva que puedes ser.

—¿Y si los rumores no son ciertos? —preguntó. —¿Y sí J.Y. Park no sabe nada sobre Yi Jeong? Nosotros le avisaremos y le enviaremos detrás del  niño.

¿Es un riesgo que estás dispuesto a tomar?

 

Him Chan se frotó la mandíbula, sabía que no podía poner la vida   del niño en peligro. —Voy a hacer que uno de mis demonios mantengan un ojo sobre el lugar. Sí J.Y. Park se acerca a él, lo sabré.

Desde que Tae Heon estaba interesado en el tío, Him Chan podía usarlo para su beneficio. Solo un puñado de gente sabía que el tío poseía el talento de ver más allá de la fachada de una persona, veía su verdadera identidad. Min Woo era demasiado valioso. Tanto Yi Jeong como Min Woo eran enlaces natos con el mundo sobrenatural y podían ser explotados.

J.Y. Park, el líder de los cazadores de vampiros, no tenía problemas usando a cualquier persona para averiguar quién era humano y quién no. Him Chan no podía permitirlo. —Pondré las cosas en movimiento.

Irene asintió. —Y si J.Y. Park va tras ellos, nos haré un favor a todos y lo eliminaré.

Una leve sonrisa curvó un lado del labio de Him Chan. Él sabía que ella lo haría. Después de todo era la hija de la Muerte.

 

Continuara...

 


 

—¿Estás seguro? —pregunto Kim Min Woo , mientras miraba a la criatura que tanto lo fascinaba y asustaba en la misma medida. —La última vez que fui al Reino de los Demonios, mi sobrino fue atacado.

—Esa fue, una extraña coincidencia —,dijo Tae Heon. —Estábamos en el lugar y el momento equivocado.

Min Woo caminó por su oficina mientras consideraba la oferta de Tae Heon para aparecer por la Ciudad de Serenity. Él y el demonio habían sido amigos y salían desde hacía unas semanas. Tenía que admitir que Tae Heon era un hombre encantador, pero él no quería electrocutarlo. Cuando su sobrino, Jin Hong, había sido atacado, pensó que se volvería loco. Un demonio cualquiera, había entrado en la cafetería donde Min Woo y sus sobrinos estaban pidiendo algo, cuando el demonio exigió saber dónde estaba Useung. Él ni siquiera sabía quién era Useung. Entonces el demonio había disparado una bola de electricidad al pecho de Jin Hong.

—Y ¿qué pasa si esa extraña coincidencia ocurre otra vez? — Preguntó Min Woo. —Aunque me intriga el Reino de los Demonios, no  voy a ponerme en peligro. Además, ya es tarde, y mañana Yi Jeong tiene escuela.

Tae Heon torció sus labios. —Lo sabes perfectamente, Jin Hong lo  llevará.

No hay excusa para que no vayas.

—Tengo trabajo y debo que ponerme en ello . —Intentó otra  excusa.

—Esos programas de ordenador no se van a escribir solos.

—Esta bien. —Tae Heon cogió sus manos. —No te voy a forzar. Veo  que te has cerrado ante la idea, y no hay nada que pueda hacer para que cambies de parecer.

 

Min Woo no  quería,  entre  ellos,  ninguna  aspereza.  No  le gustaba discutir. De hecho, era alérgico al conflicto. Le producía urticaria. —Veo que estás molesto conmigo.

—No estoy molesto —, lo corrigió. —Sólo decepcionado.

Eso era pero en opinión de Min Woo. Habían estado llevándose bien, y ahora sentía como si estuviera dejando al hombre. Diría que Tae Heon era sólo su amigo, pero Min Woo era joven e ingenuo. Hacia su mejor esfuerzo para ser honesto consigo mismo. Sus sentimientos hacia el hombre habían estado creciendo cada vez que el demonio aparecía, se sentía nervioso, su ritmo cardíaco aumentaba y las palmas de sus manos empezaban a sudar. No le gustaba ver la mirada de decepción en los ojos del hombre.

—¿Y qué vamos a hacer allí? — preguntó.

Los ojos azules de Tae Heon se iluminaron. —Planeaba mostrarte los alrededores. La ciudad nunca duerme, y hay mucho que hacer allí. —Cruzó la oficina y lo cogió del codo. —Vamos. Sabes que quieres ir.

Min Woo lo quería. Realmente lo quería. Pero su resistencia no era sólo por el Reino de los Demonios. Él estaba enamorándose un poco demasiado de Tae Heon. El hombre no había hecho ningún movimiento que demostrara que quisiera ser más que su amigo. Habían visto películas, se sentaban en la sala de estar frente al fuego mientras hablaban y salían casi todas las noches.

Pero el hombre no había hecho ningún maldito movimiento.

Y ahora quería salir en el Reino de los Demonios. Pero Min Woo no iba a arruinar su amistad porque quería más y Tae Heon no. El hombre era divertido cuando estaba alrededor. Disfrutaba mucho de su compañía.

Apuntó con un dedo a Tae Heon y ocultó su sonrisa cuando el triunfo brilló en los ojos del demonio. —Está bien, pero será mejor que no pase nada, y necesito estar de vuelta lo suficientemente pronto como para poder hacer algo de trabajo.

—Trato —, dijo Tae Heon.

Él extendió su mano, y Min Woo se movió más cerca,    entrelazando  sus dedos. El hombre era mucho más alto que él y fuerte como el   infierno.

 

El cuerpo de Tae Heon estaba construido como si pasara el día entero en un gimnasio mientras Min Woo era delgado, con un cuerpo de nadador. El contraste era notable cuando estaban parados el  uno al lado del otro.

Tae Heon dio un ligero apretón a la mano y apagó las luces de la oficina de Min Woo. La habitación se volvió oscura y él era muy consciente del demonio parado a su lado. De alguna manera estar con las luces apagadas, parecía más íntimo.

—¿Preparado? —la voz de Tae Heon era profunda y envió un escalofrió a través de Min Woo.

—Sí.

Ellos dieron dos pasos, y luego Min Woo parpadeó, intentando prepararse lo mejor posible para el cambio de escenario. Estaba un poco mareado y parado en las calles de la ciudad de Serenity para cuando él se hubo mentalizado.

La risa ronca de Tae Heon era luminosa. —¿Te sientes bien?

—No creo que me acostumbre nunca a este modo de transporte. ¿No hay algún sistema de trenes o algo así entre los reinos? —Pasó su mano sobre su estómago mientras unas suaves nauseas se calmaban y empezaba a asentarse en su entorno. Estaban de nuevo delante del edificio de apartamentos que habían visitado la última vez que Min Woo había estado aquí. Podía ver el Java Hut de Useung desde aquí, y los recuerdos de su sobrino herido volvieron a su mente.

Tae Heon soltó la mano de Min Woo y luego se separó. —¿Estás lo suficientemente estable cómo para caminar?

Min Woo quería enrollarse en el toque del hombre. —Estoy bien.

Ahora enséñame esta gran ciudad tuya.

Mientras caminaban, a Min Woo le recordó a la ciudad donde vivía Batman, Gotham. Las calles estaban oscuras, apenas iluminadas por  farolas. Había vapor elevándose de los respiraderos. Los coches pasaban, y él estaba fascinado de que los tuvieran. El aire estaba quieto y pesado, callejones se asomaba y se estremeció al ver lo realmente oscuros que eran.

—Ya basta.

Min Woo se giró hacia Tae Heon. —¿Qué?

—Estás actuando como si los problemas fueran a saltar sobre ti en cualquier momento —, dijo Tae Heon. —Sólo relájate y disfruta.

Min Woo asintió y soltó su aliento, permitiendo que la tensión saliera de él. Dejó que sus preocupaciones se desvanecieran y decidió disfrutar de la experiencia. Y si un demonio saltaba sobre él con una bola de electricidad entre sus manos, entonces él empujaría a Tae Heon frente al tipo.

 

 

Tae Heon estaba muy tentado a acercarse y agarrar a Min Woo de la mano. Realmente lo quería. Estaba acostumbrado a tomar lo que quería y los hombres lo encontraban interesantes. Pero Min Woo con era diferente. Se encontró queriendo complacer al humano, queriendo impresionarlo. No quería tratarlo como trataba a otros machos. Quería tomar las cosas con calma. Quería conocer primero al tipo.

Una pequeña parte de su mente le decía que no involucrara a Min Woo en su sórdida vida. Con toda honestidad, la ciudad de Serenity no era el lugar más seguro. Pero, había estado cerca de Min Woo en el Reino de los Humanos unas cuantas semanas y ahora quería mostrarle al humano su propia vida. Antes de que el Guardián se hubiera convertido en juez y jurado, los delincuentes causaban estragos y la ciudad era un total caos. Los Demonios Guerreros nacieron en esos tiempos oscuros, debido a la necesidad para parar a los criminales.

Y había traído a Min Woo aquí. Pero en la ciudad de Serenity no era todo malo. A Tae Heon le encantaba el lugar. Había sido su hogar desde que él podía recordar, y tan disfuncional como esto sonaba, la ciudad de  Serenity era un infierno mucho mejor que la mayoría de las ciudades del Reino.

—¿Hambriento?

Min Woo le sonrió y él sintió que se enamoraba un poco más de aquellos preciosos ojos verdes. Aclaró su garganta y miró hacia otro lado. No estaba seguro de por qué quería pasar todo su tiempo libre con Min Woo. No era como si a él le gustara involucrarse con nadie. Como la mayoría de los demonios que no habían encontrado a su pareja, Tae Heon normalmente follaba en su primera cita y luego pasaba al siguiente. Sin embargo se quedo cuando conoció a Min Woo. Encontró excusa tras excusa para estar cerca del hombre. Fue absorbido por esos ojos, fascinado por su cabello rubio, con su lujurioso cuerpo delgado. Todo sobre el humano hizo que  quisiera conocerlo más.

—Podría tomar algo —dijo Min Woo.

Condujo al humano al Melting Pot de Kim Jong Gook. Era un elegante restaurante donde la mayoría debía hacer reservas, era el lugar donde se llevaban a clientes que querían impresionar. El dueño, Kim Jong Gook, estaba parado junto a la puerta cuando ellos entraron. El hombre era distinguido, extremadamente alto, con un buen corte y unos ojos oscuros que mostraban al mundo su inteligencia. Los se ensancharon ligeramente cuando vio a Tae Heon.

El dueño parecía asustado de que no solo estuviera allí, sino de que llevara a alguien con él. Era muy raro que cenara aquí. —Hola, Tae Heon.

Este movió su cabeza ligeramente en reconocimiento. —Jong Gook.

—¿Sólo serán ustedes dos? —le pregunto, mientras los guiaba dentro del oscuro restaurante.

—Sólo dos —, dijo.

—Fanfarrón —, le susurró Min Woo. —¿Tu tipo usa dinero americano?

—No, como moneda, entregamos un pedazo de nuestra alma —,le dijo Tae Heon , aunque él sólo estaba bromeando con Min Woo. Eso era otra  cosa  que  lo  dejaba   perplejo.   Se  encontraba  queriendo  que    Min Woon sonriera tan a menudo como fuera posible.

—¿En serio? —Los pasos de Min Woo vacilaron mientras miraba  con los ojos muy abiertos a Tae Heon. —Creo que ya no tengo hambre.

Tae Heon hizo su mejor esfuerzo para no reírse y luego sonrió. Min Woo entrecerró sus ojos y lo golpeo en su estómago con el dorso de su mano. — No es gracioso.

—Pensé que lo era —, dijo Tae Heon. —Cualquier moneda humana es aceptada en este reino, incluso las tarjetas de crédito.

Min Woo pestañeo —Me encantaría ver sus cuentas. ¿Qué nombre aparece en la factura?

—Bueno, esta noche, mi declaración mostrará que he cenado en el  Melting Pot — respondió mientras Kim Jong Gook les indicaba donde sentarse. —Realmente no presto atención a nada de eso.

Min Woo tomó asiento, su mirada saltaba de una cosa a otra. Tae Heon observó con satisfacción que el humano parecía disfrutarlo. Era una mejor experiencia que la de la última vez que estuvieron en este reino. —¿Tienen comida exótica aquí? —Min Woo pregunto.

Como si sus deseos se hicieran realidad solo con mencionarlos, Kim Jong Gook entrego un menú a cada uno. Min Woo lo abrió y estudió la maldita cosa por lo que pareció una eternidad. Tae Heon miró alrededor y entonces maldijo cuando vio a algunos de los viejos compinches de Lee Soo Man. Aunque Soo Man estaba muerto, asesinado por un dios escapado del  infierno, sus hombres todavía causaban estragos donde quiera que fueran. Kim Jong Gook no rechazaba a nadie, ni siquiera a criminales.

Sólo rezaba para que los compinches se comportaran bien. Le había costado demasiado convencer a Min Woo volver. Si algo sucedía mientras estaban aquí, el humano nunca regresaría.

Uno de ellos miro hacia Tae Heon, y le mostró una sonrisa lujuriosa. Él asintió y levantó su copa antes de tomar un trago. Tae Heon sintió que todo su cuerpo entraba en estado de alerta. No estaba seguro de lo que ese gesto

 

—¿Qué es un Calypso Craving? —Min Woo pregunto mientras miraba hacia Tae Heon. —La descripción me tiene perplejo.

Tae Heon dirigió su atención a Min Woo, aunque permaneció totalmente consciente de los compinches unas mesas más allá. —Si no tienes el estómago a prueba de bombas, no te lo aconsejaría.

—¿Es picante?

—Explosivo —, dijo Tae Heon. —Es un manjar de demonio.

Min Woo sonrió, y Tae Heon olvidó todo a su alrededor. —Entonces  creo que elegiré otra cosa. Incluso la pimienta es demasiado para mí.

Tae Heon señaló una sección del menú de Min Woo. —Mira estos platos. No tienen nada picante —. Su mano se quedó cerca de la del humano, antes de separarse.

Min Woo se rió entre dientes. —Parece que las hamburguesas son populares, no sólo en el reino humano, aquí también.

—Son buenas —dijo Tae Heon.

—Creo que me quedo con lo conocido. No necesito terminar con el estómago ardiendo —Min Woo apartó el menú y luego miro hacia la mesa de los compinches. —¿Algo está mal?

—No, ¿por qué lo preguntas?

—Sigues mirando hacia esa mesa —, Min Woo señaló. —¿Debería preocuparme o es que ves algún viejo amor?

Min Woo sonaba celoso. Tae Heon no estaba seguro de porque eso le gustaba. Él golpeo su rodilla contra la pierna de Min Woo. —Ningún viejo amor y no hay nada por lo que debas preocuparte —. Odiaba mentir al hombre, pero esto era parte de verdad. Hasta ahora esos hombres no habían hecho nada malo.

Y Tae Heon planeaba mantenerlo así.

 

Tae Heon señalo con la cabeza hacia la parte trasera del restaurante y Min Woo se excusó. Tan pronto como el humano estuvo fuera de la vista, el tipo que le había saludado con su bebida se acercó.

Se sentó en el asiento de Min Woo y se relajó como si fuera el dueño del lugar.  —Un tipo atractivo.

Tae Heon cerró sus manos formando puños y las puso sobre la mesa. Mantuvo su voz baja y constante. —No estoy seguro de lo que piensas,  pero acércate a él y te descuartizaré.

El tipo se rió entre dientes como si la amenaza no significara nada para él. —No soñaría con lastimar a tu pequeño amigo. Pero era mi hermano al que mandaste al infierno.

Frunciendo el ceño, Tae Heon movió su cabeza. Había enviado a muchos hombres al inframundo. —Tendrás que ser un poco más específico.

—Seol Jun. Era uno de  los hombres de Useung.

—Entonces él no debió haber atacado al humano —, Tae Heon contesto.

Así que era el hermano de este tipo el que había atacado a Jin Hong.

—Tenía una cuenta que saldar con Useung. El humano se interpuso en su camino. O liberas a mi hermano del inframundo o tu pequeño amigo…

Tae Heon se movió a través de la mesa tan rápido que el tipo no tuvo tiempo ni de parpadear. Envolvió su mano alrededor de la garganta del demonio. —Acércate a él y voy a arrancarte la piel a tiras muy lentamente  y dolorosamente.

Lanzó al demonio, que se quedó quieto. Miró a Tae Heon antes de salir del restaurante.

Min Woo volvió y sonrió ampliamente mientras tomaba asiento. — Ese baño es increíble. Parece un palacio.

Tae Heon tuvo que calmar sus nervios. Asintió hacia Min Woo, pero sus ojos estaban en la puerta.

—¿Te estoy aburriendo? —Min Woo pregunto.

 

Tae Heon movió su  cabeza  y frunció  el ceño  a  Min Woo.  —No, ¿por qué?

 

—Tu atención, esta noche, parece estar en otro lugar.

La actitud de Min Woo pareció retroceder, y Tae Heon quería patear   su propio culo por hacer que se sintiera así. Se movió a través de la mesa sin pensar y puso su mano encima de Min Woo. El toque envió una corriente de emoción a través de Tae Heon, pero se negó a apartar su mano.

—Lo siento. Esperaba pasar un buen rato. Puedo ver lo nervioso que estas, y creo que eso me tiene un poco nervioso a también mí —. Chico, desde cuando Tae Heon se ponía así, él hacia esto duro como el infierno. No estaba nervioso. No había estado nervioso desde que vivía en el infierno llamado Zakerym.

Ese también era el lugar de nacimiento de Jin Ho. La ciudad era de lo peor de lo peor y Tae Heon había matado a tres hombres antes de llegar a la pubertad. Era la peor ciudad en todo el Reino de los Demonios.

Estuvo cubierto con ropas sangrientas y había roto sus dientes en peleas. Había sido abandonado por sus padres cuando era un niño y criado por un tío que pensó que a los diez años ya era lo suficientemente maduro para ejecutar una operación de contrabando de drogas mientras, al mismo tiempo, mantenía un burdel. Tae Heon no sabía que lo ponía nervioso. Su piel era dura como el titanio y el latido de su corazón apenas tenían humanidad.

Pero había algo sobre Min Woo que llamó su atención y no podía impedir la necesidad de mantener al tipo cerca.

—Estás tan lleno de mierda —. Min Woo se rió. —Pero eres genial. No es como que nosotros tuviéramos una cita o algo así. Sólo dos amigos saliendo por ahí. Soy lo suficientemente inteligente para ver las cosas como son.

Tae Heon se sentó hacia atrás y se rió. —Está bien, tienes razón. Tengo demasiadas cosas en mi cabeza. Pero quise venir aquí. He estado dando vueltas alrededor tuyo, y quería que vieras mi vida.

Min Woo movió la cabeza arriba y abajo. —Me gusta cuando dices la verdad. Puedo entender eso.

 

Tae Heon pregunto, —¿Exactamente cuándo años tienes?

—Veintiocho. Mis padres eran mayores cuando me tuvieron. Mi hermano Gong Yoo, era doce años mayor que yo.

—¿Gong Yoo?

—El padre de Jin Hong y Yi Jeong —Min Woo sonrió y se encogió de hombros. —Falleció hace cinco años. Así es como conseguí la custodia de los chicos.

—Yi Jeong es un demonio de chico —, Tae Heon admitió. —Me encanta su ilimitada imaginación.

La tensión entre ellos empezó a desvanecerse, y Tae Heon se encontró sonriendo durante la cena mientras, él y Min Woo hablaban y se reían. Generalmente nunca sonreía, pero Tae Heon lo hacía mucho alrededor de Min Woo tanto que sus mejillas estaban doloridas.

La cena casi estuvo a la altura de la compañía.

 

Min Woo finalmente estaba en casa, sentado detrás de su escritorio. Necesitaba trabajar un poco. Se estaba quedando atrasado. Sin embargo, parecía que no podía concentrarse. Todos su pensamientos se centraban en Tae Heon.

Pensó en el sedoso cabello castaño claro del demonio, sus ojos azul claro y su hermosa risa. Pero había algo sobre Tae Heon. A Min Woo le dio la impresión de que el demonio no había tenido siempre una buena vida y estaba incómodo sonriendo. Había hecho mejoras en eso, pero la sonrisa nunca alcanzaba los ojos del hombre. Tenía una mirada embrujada que lo cautivaba.

 

Miro hacia arriba cuando alguien aclaró su garganta. Jin Hong estaba de pie en la puerta de su oficina, su hombro apoyado en el marco de la  puerta.

—¿Horas extras?

Min Woo miró el reloj de la pared para ver que eran más de las tres de la mañana.  —¿Qué estás haciendo levantado?

—Hui ronca lo suficientemente alto como para despertar a los muertos —, dijo Jin Hong y luego sonrió. —Vine aquí por un poco de tranquilidad y algo para beber.

Min Woo estaba realmente feliz de que su sobrino hubiera  encontrado a alguien que lo amara. Jin Hong merecía una buena vida. Su madre había muerto de cáncer de ovario y su padre – el hermano de Min Woo, Gong Yoo – no había sido capaz de lidiar con la pérdida. El hombre había tomado su propia vida, dejando atrás una nota y dos hijos devastados.

Min Woo estaba enfadado con Gong Yoo por un acto tan egoísta. Hizo su mejor esfuerzo para entender por qué su hermano había hecho algo  como eso, pero cuando miraba a Jin Hong y a Yi Jeong, la ira crecía de nuevo. — Puedes entrar si quieres. No puedo concentrarme de todos modos.

Jin Hong entró y tomo asiento. —¿Tu falta de concentración tiene algo que ver con tu amigo Tae Heon?

—Se supone que yo sería quien te diera consejos sobre las  relaciones, no al revés —, dijo Min Woo. —Hablando de eso, ¿Cómo lo estáis haciendo tú y Hui?

Los dos parecían felices juntos, pero Min Woo sabía que todo podía ser una fachada.

—Estamos bien—, dijo Jin Hong quitándole importancia a la preocupación de Min Woo. —Él es obstinado y a veces me pone de los nervios, pero no me arrepiento de lo que tenemos juntos.

—Bien —dijo Min Woo. —Porque si alguna vez te trata con algo  que no sea adoración y respeto, lo castraré.

Jin Hong se rió entre dientes. —Estamos acoplados. 

 

Min Woo frunció el ceño. —Te oí mencionar antes lo del apareamiento. ¿Qué significa exactamente?

—Creo que ya lo tengo claro —, dijo Jin Hong mientras se sentaba más recto. —Dice Hui, que el destino me escogió para él. Dijo que sentía una especie de atracción hacia mí, y él sólo lo supo. Pone mi felicidad y salud por encima de todo, y los compañeros no se engañan. Al menos, eso fue lo que me dijo —. Jin Hong asintió. —Siento una profunda conexión con él, casi como si nuestros corazones latieran como uno sólo. Es difícil de explicar.

Min Woo se preguntaba cómo sería estar acoplado con Tae Heon. ¿Haría lo mismo, poner la felicidad de Min Woo por encima de todo lo demás? ¿El hombre sentía algún tipo de atracción? Reconócelo, Min Woo estás profundamente atraído por el hombre, pero no estaba seguro de que fuera la misma conexión de la que Jin Hong estaba hablando.

—Tú no… eh… sientes alguna conexión con Tae Heon, ¿verdad? — Pregunto Jin Hong.

—No lo que tu describiste —, admitió Min Woo. —Pero él, de todos modos sólo es un amigo.

Min Woo interiormente se estremeció cuando oyó la decepción en su propia voz.

Jin Hong le dio una cálida sonrisa. —Nunca se sabe. Las cosas podrían cambiar entre los dos.

No estaba seguro de eso. Había estado rondado a Tae Heon desde hacía semanas y el tipo no había intentado hacer ningún movimiento. —No te preocupes por mí y vete a la cama —, dijo. —Tengo que hacer algo de trabajo.

Jin Hong se levantó de su silla. —Si necesitas a alguien con quien hablar. No estoy diciendo que lo hagas, pero si lo haces, te escucho.

—Sé que lo harás —respondió Min Woo.  —Ahora ve a la cama.

No le gustaba que nadie supiera cómo se sentía sobre el demonio, cuando Tae Heon no sentía lo mismo. Lo hacía sentirse patético. Dirigió su atención al trabajo, y Jin Hong se fue. Tan pronto como su puerta se cerró, pasó una mano sobre su cara y miró al techo, preguntándose qué estaría haciendo Tae Heon en este momento.

 

 

 

Him Chan metió las manos en los bolsillos de sus pantalones, mientras él estaba parado en el límite de los árboles de la casa de los Kim. Podía ver a Min Woo trabajando hasta tarde en su oficina, y sabía que el humano había pasado unas horas en el Reino de los Demonios con Tae Heon.

—Parece que J.Y. Park se enteró del talento de Yi Jeong —, dijo Ellin parándose a su lado. —Me pregunto cuánto tiempo les tomará, antes de venir con un plan para explotar el talento del joven.

Him Chan  se giró hacia su sobrina. —Tú tienes una conexión con J.Y. Park. ¿Por qué no averiguas cuáles son sus planes?

Ella se burló mientras cruzaba los brazos sobre sus pechos. —No me lo dirá. Me odia tanto como me necesita.

—De alguna manera tengo la sensación de que puedes persuadirlo para que te lo diga.

Su mandíbula cayó y volvió a cerrarse mientras ella lo miraba. —No estoy durmiendo con el patético humano.

—No dije nada sobre sexo —, Him Chan le corrigió. Todavía estaba aturdido por el hecho de que este raro fae fuera hija de la Muerte. Por lo que sabía, ella no había perdonado a Wheesung por dejar a su madre. Ellin era tan terca como largo el día. —Sé lo persuasiva que puedes ser.

—¿Y si los rumores no son ciertos? —preguntó. —¿Y sí J.Y. Park no sabe nada sobre Yi Jeong? Nosotros le avisaremos y le enviaremos detrás del  niño.

¿Es un riesgo que estás dispuesto a tomar?

 

Him Chan se frotó la mandíbula, sabía que no podía poner la vida   del niño en peligro. —Voy a hacer que uno de mis demonios mantengan un ojo sobre el lugar. Sí J.Y. Park se acerca a él, lo sabré.

Desde que Tae Heon estaba interesado en el tío, Him Chan podía usarlo para su beneficio. Solo un puñado de gente sabía que el tío poseía el talento de ver más allá de la fachada de una persona, veía su verdadera identidad. Min Woo era demasiado valioso. Tanto Yi Jeong como Min Woo eran enlaces natos con el mundo sobrenatural y podían ser explotados.

J.Y. Park, el líder de los cazadores de vampiros, no tenía problemas usando a cualquier persona para averiguar quién era humano y quién no. Him Chan no podía permitirlo. —Pondré las cosas en movimiento.

Ellin asintió. —Y si J.Y. Park va tras ellos, nos haré un favor a todos y lo eliminaré.

Una leve sonrisa curvó un lado del labio de Him Chan. Él sabía que ella lo haría. Después de todo era la hija de la Muerte.

 

Continuara...

 


 

CAPÍTULO 2


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