Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente.
—Quevedo.
«Positivo»
Era increíble como dos líneas sutiles dibujadas en un pequeño tubo de plástico puede arruinarte la vida. Una lágrima cayó encima de la pantalla, distorcionando las dos líneas que le indicaba que estaba embarazado. Clark entró en un estado de pánico, se deslizó contra la pared del baño y se abrazó así mismo en un estado patético y miserable. Estaba embarazado y no quería saber absolutamente de cómo llegó eso allí.
Los omegas no eran exactamente una casta bendecida en la tierra: Follar y tener hijos. Estas dos últimas eran las habilidades apreciadas en este género. Ni siquiera podía vivir solo, mantenerse, trabajar o ser ‘alguien’. Los omegas no eran nadie. Aprovechando su origen extraterrestre pudo mezclar su verdadero olor entre un beta para Clark y un Alfa para Superman, pero nunca ser lo que realmente era.
¡Ah, claro! También olvidaba el pequeño hecho de que vivía en el régimen del terror de Luthor. El dictador mundial que gobernaba con mano de hierro, él fue quien convirtió la vida en una miseria. Por eso se unió a la Liga de la Resistencia. Pensaba que podía traer algo de esperanza al mundo, pero ahora, sin saber por qué, las esperanzas suyas fueron arrebatadas.
Debía llamar a Batman, contarle la verdad. Confesar que era un omega (Además de un mentiroso) y que ahora tenía un bebé en su vientre. Un omega no podía ir por allí sin un padre para sus cachorros; Teniendo en cuenta que Clark Kent era beta no podía explicar un niño y mucho menos un embarazo, como alfa ni siquiera entraba en sus posibilidades. Iba a recibir un castigo horrible por haber mentido sobre su verdadera naturaleza.
Clark Kent, el beta, Superman, el alfa, era en realidad un omega. Un omega sin derechos. No podría mantener un bebé sin un alfa que estuviera a su cargo y si las autoridades se enteraron, lo iban a casar con alguien y quitarle al cachorro, en el mejor de los casos, podrían condenarlo a muerte. El aborto era una posibilidad, pero era ilegal y tenía miedo. Superman, el alfa de acero tenía miedo. Probablemente, en aquel mundo donde la natalidad era escasa, abortar un bebé fue un crimen peor que ser omega.
Quiso vomitar. Se agarró de la taza del baño y lo hizo. Lloró de nuevo.
Tenía que ser un error.
Su celular sonó, pero no tuvo ganas de contestar. Lo ignoró hasta que vio la pantalla. Olvidó el pequeño detalle sobre que Luthor era su jefe. Clark Kent, redactor y reportero del Daily Planet; Siempre dispuesto a dar al mundo la mejor imagen del dictador aunque fuera una mentira. Aunque su consciencia no quisiera, las amenazas contra sus padres fueron bastante persuasivas. Contestó.
—¿Puedes decirle a Luthor que no me siento bien? Y no me… Eh, gustaría contagiarle nada —Lois, vaciló al otro lado del teléfono. Sin embargo, aunque pareció extraño, consiguió su día libre.
Entonces, hizo lo cualquier persona con media neurona haría: Buscar al único que podía solucionar esto, Batman. Pero cayó en la cuenta de que tampoco sabía quién era Batman ¡Por Dios! Además, cuando Batman se enterara, ¿Quién dijo que se haría cargo de él, un omega furtivo que no hacía cosas de omega y un cachorro? Hiperventiló de nuevo, en este momento él era su única esperanza.
El celular resbaló varias veces en su mano, tecleó mal el número del murciélago y cuando empezó a sonar sintió que estaba sufriendo un infarto. Iba a tener un bebé y estaba llamando al puto Batman para que solucionara su problema.
—¿Superman? —La voz oscura del hombre resonó en sus oídos. No sabía qué decir, ni siquiera sabía para qué estaba llamando ‘Hey, sí, Batman, por favor, hazte cargo de mi hijo y de paso, de mí’ —¿Super…?
—Necesito hablar contigo urgentemente ¡Pero en privado! Y a solas —No estaba seguro de cómo obtuvo valor para decir eso —Por favor… —Sonó como una súplica tan miserable que al otro lado de línea pudo escuchar al hombre suspirar. Entonces obtuvo las coordenadas de la cueva, la misteriosa cueva que nadie conocía.
Batman lo miraba desde el centro de la cueva. Juraría que detrás de la máscara tenebrosa estaba frunciendo el ceño, sus brazos cruzados contra su pecho le dieron un aire aterrador. Superman lo miró, al menos, el ritmo del corazón del alfa pareció darle alivio.
—¿Y bien? —El aroma de Clark era de alfa, estaba a nada de inventarse una historia y no contarle nada.
—Estoy embarazado —Se supone que daría una explicación o algo así, pero fue lo que salió de su nerviosismo.
—¿Disculpa? —Los brazos de Batman bajaron a sus lados, sintió la mirada del hombre más acusadora que nunca y escuchó su corazón desbocado en su pecho.
—Soy… Soy un omega y… —No sabía si su voz estaba saliendo quebrada, pero podía sentir el nudo. El olor de alfa enfadado llegó hasta él. Tuvo más miedo que antes — Y… Embarazado.
—¿Eres un jodido omega? —La voz del hombre murciélago salió más fuerte de lo normal, dio un paso hacia adelante y Clark retrocedió — Eres un jodido omega —Su voz fue escalofriante reafirmando la verdad como si fuera una acusación. —¿Cómo tienes el descaro de decir esto ahora, omega? —El sobrenombre fue casi un insulto. Los alfas llamaban así a los omegas para recordarles su posición y dónde debían permanecer.
—Yo no… Ni siquiera sé. Tienes que ayudarme —Suplicó miserablemente. Estaba ignorando el hecho de que no conocía a Batman y que este estaba dejando salir todo su enfado por alguna razón.
—¿Yo? ¿Ayudarte a ti? —Un bufido burlesco salió de los labios del alfa. Dio otro paso adelante y por orgullo, Clark se quedó en su sitio —En primer lugar yo no ayudo a omegas, en segundo, ¿Por qué no vas a decírselo a tu alfa? —Clark se quedó mirándolo. Contuvo el aire que tenía en los pulmones.
—No tengo alfa… —Confesó de manera lastimera. Batman lo miró de arriba abajo.
—¿Por qué estás sin un alfa? Los omegas no pueden andar por allí sin uno —Su mente tuvo muchas preguntas de repente — ¿Quién está a cargo de ti entonces? —A pesar de todo Clark seguía oliendo a alfa. Batman arrugó la nariz al darse cuenta—… ¿Por qué sigues oliendo como un alfa?
—Es porque soy de krypóon, ya sabes… —Clark hizo un esfuerzo para no sonar aterrorizado, poco a poco dejó cambiar su olor a omega.
—Ni siquiera estás emparejado —Batman lo juzgó con la mirada cuando se dio cuenta del olor a omega libre—Has estado usando el cambio de olor para jugar con todos —Sentía el corazón de Bruce latir furioso como el de un verdugo cuando hacía su trabajo —Justo ahora solo eres una pequeña puta con un bastardo dentro.
—Yo nos soy una… —Las palabras murieron en su boca, para la sociedad, un omega con cachorros sin emparejar era eso, un vil prostituto. Y ahora estaba allí, sin alfa, embarazado pidiendo ayuda ¡Pues claro que Bruce iba a creer eso de él!
—Ve y dile al alfa que te puso ese bastardo allí que se haga cargo —Sus palabras dolieron. ¡Maldición! Siempre le había gustado el hombre, era tan… No sé, tenía esa esencia tan diferente, enigmática. Aunque supo que nunca podría optar a nada con él (Porque un alfa y un alfa no podían estar juntos), le dolía que lo tratara así. A fin de cuentas, era su compañero de Resistencia, estaban unidos contra un mal común que era Luthor. Él hubiera hecho cualquier cosa por ayudar a Batman. Olvidó que siendo un omega no tenía derechos.
—No sé quién es el padre —Se mordió con fuerza para no llorar. Escuchó a suspirar a Batman y su olor ponerse más irritante.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Me hago cargo de tu bastardo? —Lo vio caminar hacia la gran computadora que ocupaba el centro de la cueva. Con valor, lo siguió.
—¿Abortar? — En el fondo no quería eso. No podría vivir una vida donde sabía que había ‘asesinado’ algo suyo. Siguió caminando, hasta que chocó sin querer con la espalda del otro alfa. Luego, sintió una fuerte bofetada estrellarse contra su rostro.
—Abres las piernas a quién sabe quién, te embarazas ¿y luego quieres eliminar tus errores así como así? —La mano de Batman, que no debía ser tan dura para alguien tan fuerte como Clark, se hundió con rabia en sus mejillas, mientras que el alfa prime lo obligaba a mirarlo —Eso es un delito, omega. Acepta tus errores y ocupa tu lugar como el omega que siempre debiste ser. Ni siquiera sé cómo te colaste entre nosotros.
Clark se odiaba, porque ahora sí estaba llorando. El olor irritable del alfa de alto nivel lo estaba abrumado y se sentía en peligro. Llevó una mano a su vientre. Se sentía herido y lastimado. Creyó que Batman podría ayudarlo.
—Bat… —La mano se apretó más en su mandíbula y con algo de fuerza, Clark usó su otra mano para retirarla. A pesar de que en ese momento se sentía débil, a pesar de que sabía que en cualquier momento Batman podría usar la voz con él porque era un alfa prime. Lo miró dolido y suspirando bocanadas de aire para evitar el llanto — Es que no me he acostado con nadie, estúpido.
Luthor paseaba feliz por los pasillos de la casa más poderosa del mundo. A su lado iba Mercy con la agenda, anotando una y mil cosas. Entraron al despacho presidencial. Las puertas se cerraron. El hombre que manejaba el mundo con puño de hierro se acercó al gran ventanal que le permitía ver la ciudad que gobernaba.
—Hemos tenido que cancelar el reportaje de hoy, Sr. Luthor —La voz de la chica interrumpió el silencio de superioridad que la imagen de Luthor había creado —El Sr. Kent no se encontraba bien, y como dijo usted, no se fiaba de nadie más para hacer el reportaje.
—Ha pasado un mes, Mercy —El hombre sonrió ignorando las noticias de su secretaria. Se sentó en el sillón reclinable —Trae la champagne, querida, debemos celebrar —La asistenta lo miró sin entender, pero sin rechistar, fue por las dos copas.
—¿Se puede saber qué celebramos? —Abrió la botella con gracia y facilidad. La espuma salió sin hacer mucho escándalo y llenó a una medida considerable las copas. Luthor alcanzó el recipiente, alzó la champagne.
—Superman es un omega y está embarazado —Chocó su copa contra la de Mercy a pesar de que la cara de esta se constriñó en una mueca de desagrado.
—¿Superman? ¿Un omega? —Miró su copa con detenimiento. No quería beber por algo tan insignificante como el embarazo de un omega.
—Lo escondió a la perfección, pero nadie engaña a Lex Luthor, querida —Lo vio beber —Superman es el omega perfecto, con sus habilidades y con mi inteligencia, el mejor cachorro de alfa tiene que salir de allí.
—¿Y cómo sabe que lo está?
—Querida, tengo un sexto sentido que me lo dice todo. Ahora, para celebrar, ¿Puedes volar ese museo del centro? Quiero ver que mi omega aparezca.
Batman estaba gritando. Había usado su voz contra él a pesar de que era vulnerable. Cuando sintió la voz profunda y rasposa del alfa vibrar por dentro suyo y ordenarle que se callara, tuvo que hacerlo. Cuando le obligó a presentarse, de rodillas, con las manos sobre los muslos y la cabeza gacha en un completo estado de sumisión se sintió más que humillado. Aún seguía viendo las piedras del suelo de la cueva deformadas por sus lágrimas, se arrepintió de haber nacido con la casta que era.
—¿Pero cómo puedes crees que soy tan idiota para creerte que quedaste embarazado por que sí? —Vio las botas de Batman pasearse por su frente, parecían tan pesadas, solo quería concentrarse en lo brillante del cuero y no escucharlo —¡Tú! —Suspiró enfadado — Nos has estado engañando todo este tiempo. Siendo un omega ¡Los omegas deberían estar en casa haciendo lo que hacen los omegas! —Clark tragó duro.
Martha siempre le enseñó a ser independiente. Aún cuando supo que era un omega, siempre lo instó a valerse por sí mismo. Aún en su trabajo como beta, siempre fue respetado por hacer las cosas bien. Llegó hasta Luthor, se hizo con un puesto medianamente importante ¡Él era valioso! Batman estaba equivocado.
—No vales para nada —Eso dolió. Caló tanto dentro de su ser que estuvo por arrodillarse más y suplicarle al alfa que lo perdonara solo por haber nacido. La batcomputadora se encendió en rojo. Ambos miraron instintivamente hacia la pantalla disgregando el ambiente pesado en el que estaban.. Un atentado en medio del museo central de Metrópolis; Luthor siempre se divertía en demostrar que era el mejor. En los últimos días hubo revueltas y rumores sobre un posible levantamiento en ese sitio, era su forma de decirle al mundo que estaba por encima de todos.
—Debemos ayudar.
—¿Debemos? —Batman se giró hacia él, aún con ira recorriendo su ser. Lo vio apretar los puños —Voy a… Y tú te quedas aquí, omega.
—¡No puedes decirme qué hacer! —Siempre hizo lo que le vino en gana, el hombre murciélago no era nadie para decirle a dónde ni cómo actuar o eso pensaba.
—Puedo y lo haré. Te quedas aquí o iré a buscarte y haré que te quiten a ese bastardo —Miró el vientre de Clark con desprecio. Odiaba a los omegas que no sabían comportarse, quería arreglarlos él mismo con sus propias manos, pero ahora tenía que ayudar a que le desastre de Luthor no arruinara los planes de contingencia que tenía con la Liga.
Superman se quedó en su sitio, roto y derrotado mientras el miedo del otro alfa lo paralizaba ¿Por qué? Porque en ese momento no era más que una cosa vulnerable, tenía un cachorro dentro que necesitaba protección y si se iba del lado de Batman no tendría nada de eso, ni siquiera un ápice de esperanza. Tenía miedo de lo que pudiera o no pasar. Ahora estaba atrapado en las manos de Batman, con un alfa clasista que lo consideraba un prostituto a él y un bastardo a su hijo de origen desconocido, pero entre elegir eso o caer en las manos del estado, Batman era un edén en el cual regocijarse. Todo se fue a la mierda.
Alguna vez amó a Batman. Sin embargo ese sentimiento era solo el recuerdo de un buen sueño. Todo era ahora una pesadilla.