2 Misterios del cosmos
“Nunca desdeñes lo que no entiendes…”
Si te dijera que hay cosas inexplicables existentes en el universo seguramente es más que probable que me dirías que siempre hay una explicación lógica o científica que logre desenmarañar cualquier misterio, solo que aún no se ha descubierto dicha respuesta, y tal vez tengas razón o quizás no, pues la única explicación que existe es que “están ahí”, “existen”, “así de ser”.
Pues es así la existencia de muchas cosas, seres, entes que han estado ahí desde el comienzo y seguramente estarán mucho después de que todo desaparezca.
Así es la existencia de “algo” que pasaba por la vía láctea cuando decidió descender a la Tierra.
Llamarlo “algo” quizás es ofensivo a la vez que inexacto, pero no encajaría como “esencia”, “ser” o “conciencia”, es más allá de eso y tan complejo de una manera que es difícil describir.
Pero para no complicarnos mucho con pensamientos filosóficos regresemos a ese momento, casualidad o destino, en que este “algo” descendió a la Tierra de su largo viaje de miles de años, y de todos los seres existentes en ese momento uno llamo su atención.
Es curioso como la esencia de la vida misma se expresa tan potentemente en los momentos de más crisis, especialmente en nacimientos… y muertes.
Como llamas que brillan con mayor intensidad al momento de ser prendidas o en su último suspiro antes extinguirse, y es ahí donde puedes deslumbrar todo el potencial y esplendor de la vida misma.
La chispa que lo comienza y finaliza todo.
Y lo que serían segundos, nada en realidad bajo la perspectiva de ese ser, también reflejan la eternidad y toda una vida vivida y todo lo que le faltaba por vivir.
¿Qué es agregar unos segundos más a este ser que llamo su atención?
Y es así que por capricho o destino, un milagro sucedió.
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John, o quizás no-John, observaba las estrellas desde su habitación. Ya llevaba varias semanas en este lugar, tenía un trabajo aquí y ya una rutina que daba cierto sentido de normalidad a su vida.
Aun no tenía recuerdos más allá de la noche que lo encontraron pero por lo demás estaba bien.
¿Verdad?
Era un joven de ascendencia asiática con un estado de salud optimo, eso sería lo que la gente vería o concluiría después del primer vistazo a su persona, algo demasiado normal y común en el estado de California.
Después del gran terremoto de 1906 y que inmigrantes japoneses vinieran a ayudar en la reconstrucción de lo que antiguamente se conocía como la ciudad de San Francisco varios de ellos se asentaron primero en la ciudad y más adelante a lo largo del estado de California y la mayor parte de la costa Oeste, cerca de la mitad de la población en ese estado eran de ascendencia asiática (no solo japoneses, sino también coreanos, chinos y vietnamitas en general).
Sin embargo esas semanas a pesar de que no le habían traído sus recuerdos de regreso, si le había traído algunos datos sobre su persona, algunos sorprendentes para sí mismo. Era como si cada día fuera un nuevo descubrimiento.
Para empezar se había dado cuenta que tenía conocimientos médicos, no solo conocimientos básicos de primeros auxilios sino también de grado clínico y farmacéutico al punto que sabía para que servían las medicinas y sus ingredientes, lo cual le hizo preguntarse y plantearse la idea que tal vez había sido un estudiante de medicina antes del accidente o con una especialidad que requería dichos conocimientos.
Tal vez preguntar a una universidad cercana podría darle una pista, pero la universidad más cercana se encontraba a dos ciudad de donde se encontraba y entre las carreras a estudiar ninguna era de medicina, la mayoría estaba inclinada a la ingeniera agropecuaria, ganadería y otras especialidades más aplicables en el campo que es lo que era lo más solicitado en el área laboral en estos rumbos.
Aunque más temprano que tarde se dio cuenta que al parecer no solo era un experto en el área de la medicina; como parte de su acuerdo de tener techo y comida él mismo se ofreció a trabajar para el par de hombres que le acogieron en forma de pago, por lo que se dedicó a trabajar en el campo como un obrero más, la actividad le permitió conocer más personas y mantener su mente ocupada tratando de evitar la constante preocupación de no saber realmente quien era.
Cosechar era un trabajo pesado que iba desde las primeras horas de la mañana a caer hasta desmayarse sobre su cama, y aunque este trabajo era para retribuir a la generosidad de las personas que le brindaron ayuda este también tenía un sueldo, lo cual también ayudaba a ganar algo de dinero propio el cual no tenía.
Regresando al tema de “autodescubrimientos”, Rafael y Philip, el par de hombres que le acogieron y le dieron un empleo, también eran principalmente las personas con las que más convivía y por lo tanto, también las que mayoría de los días lo llevaban al campo a trabajar en su camioneta, camioneta que un día en la mañana en medio del camino comenzó a fallar y se detuvo.
Resulta que también tenía almacenado en algún lugar de su cerebro conocimientos de mecánica sobre motores, lo cual con solo un vistazo logro idéntica el problema y arreglar el averió.
Conocimientos que no solo se limitaban a motores de carros o camionetas, sus conocimientos mecánicos también ayudaron a reparar un tractor que había estado averiado desde hace años y guardando polvo en el granero, un par de motores de lancha de los amigos de Rafael y Philip, incluso electrodomésticos entre otras cosas.
Así que era listo, demasiado listo, demasiados conocimientos en su cabeza, pero nada directamente relacionado con la persona que era o fue. Bien, tenía la suficiente modestia para no considerarse un genio a pesar de los elogios que recibió después de ver que era un hombre mucho más útil de lo que parecía a simple vista.
Podía decir que estaba feliz, orgulloso pero modesto por saber tantas cosas que al final le eran útiles para pagar a sus benefactores y ganar algo de dinero extra, pero también estaba algo aterrado, ¿Cómo es que podía recordar todas esas cosas y no su verdadero nombre?
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