Prólogo
Para mí la vida siempre ha sido una lucha. De lo que he podido observar, para los demás tampoco era miel sobre hojuelas.
Siempre me he aferrado a la fantasía de que un día no habré de sentirme tan solo y aislado del resto del mundo. Aquel sueño es lo que me ha mantenido en aquellas noches, cuando luché contra el deseo de solo desaparecer. Sería más fácil si no hubiese nacido. Estoy seguro de que mi madre ve las cosas de la misma manera. Sé lo que estás pensando, y no, nunca ha dicho esas palabras, pero mi entrada al mundo cambió dramáticamente el curso de su vida. Había sido una reina de belleza en el pequeño pueblo cerca a las montañas donde se había criado. Todo el mundo solía decir que ella iba a ser alguien grande algún día, de alguna manera, tal vez su belleza y encanto habrían abierto esas puertas, todo aquello quizás hubiese sucedido de no haberse relacionado con el hombre que ayudó a darme la vida. Ella había decidido escapar de casa, y marcharse a una gran ciudad para convertirse en una estrella, pero se enamoró de un hombre muy casado quien no me reconoció, ni la ayudó, por temor a empañar su posición social.
En aquella ciudad donde ella fue a buscar un mejor destino, pasamos la primera parte de mi vida, viviendo en un pequeño y lúgubre departamento de una habitación. Hasta el día en que mi madre se levantó, decidiendo que la vida sería más fácil en una ciudad cerca del océano. En la costa, podía encontrar trabajo, y la luz del sol sería buena para nosotros, o al menos eso dijo. Yo sabía que ella necesitaba un escape, o tal vez sólo un lugar para empezar de nuevo. Si una persona pudiera ser un imán para los perdedores, mi mamá se ajustaba al perfil, y, por desgracia, estaba a punto de traer un bebé a la inestable vida que fue capaz de generar, y la que, en gran medida, le confiaba a un niño —a mí— para manejar las cosas. Si me hubiera permitido tomar las decisiones por ella en el mundo de las citas, como lo hizo con el resto de su vida... Pero, por desgracia, nos estábamos dirigiendo al sur, donde el sol se supone que debe brillar más y lavar todas nuestras preocupaciones, como si eso fuese posible.
Prólogo
Para mí la vida siempre ha sido una lucha. De lo que he podido observar, para los demás tampoco era miel sobre hojuelas.
Siempre me he aferrado a la fantasía de que un día no habré de sentirme tan solo y aislado del resto del mundo. Aquel sueño es lo que me ha mantenido en aquellas noches, cuando luché contra el deseo de solo desaparecer. Sería más fácil si no hubiese nacido. Estoy seguro de que mi madre ve las cosas de la misma manera. Sé lo que estás pensando, y no, nunca ha dicho esas palabras, pero mi entrada al mundo cambió dramáticamente el curso de su vida. Había sido una reina de belleza en el pequeño pueblo cerca a las montañas donde se había criado. Todo el mundo solía decir que ella iba a ser alguien grande algún día, de alguna manera, tal vez su belleza y encanto habrían abierto esas puertas, todo aquello quizás hubiese sucedido de no haberse relacionado con el hombre que ayudó a darme la vida. Ella había decidido escapar de casa, y marcharse a una gran ciudad para convertirse en una estrella, pero se enamoró de un hombre muy casado quien no me reconoció, ni la ayudó, por temor a empañar su posición social.
En aquella ciudad donde ella fue a buscar un mejor destino, pasamos la primera parte de mi vida, viviendo en un pequeño y lúgubre departamento de una habitación. Hasta el día en que mi madre se levantó, decidiendo que la vida sería más fácil en una ciudad cerca del océano. En la costa, podía encontrar trabajo, y la luz del sol sería buena para nosotros, o al menos eso dijo. Yo sabía que ella necesitaba un escape, o tal vez sólo un lugar para empezar de nuevo. Si una persona pudiera ser un imán para los perdedores, mi mamá se ajustaba al perfil, y, por desgracia, estaba a punto de traer un bebé a la inestable vida que fue capaz de generar, y la que, en gran medida, le confiaba a un niño —a mí— para manejar las cosas. Si me hubiera permitido tomar las decisiones por ella en el mundo de las citas, como lo hizo con el resto de su vida... Pero, por desgracia, nos estábamos dirigiendo al sur, donde el sol se supone que debe brillar más y lavar todas nuestras preocupaciones, como si eso fuese posible.
(Hasta que encuentre una mejor solución al mínimo de palabras que exige, debí duplicar el prologo, siento las molestias)